K. Marx
Al director de Otiechéstvennie Zapiski[1]
[Fines de 1877]
[...]
Para poder estar autorizado a estimar el
desarrollo económico actual de Rusia, estudié el ruso y luego estudié durante
muchos años las publicaciones oficiales y otras vinculadas a este asunto.
Llegué a esta conclusión: si Rusia sigue por el camino que ha seguido desde
1861, perderá la mejor oportunidad que le haya ofrecido jamás la historia a una nación, y
sufrirá todas las fatales vicisitudes del régimen capitalista.
El capítulo sobre la acumulación primitiva no
pretende más que trazar el camino por el cual surgió el orden económico
capitalista, en Europa Occidental, del seno del régimen económico feudal. Por
ello describe el movimiento histórico que, al divorciar a los productores de
sus medios de producción, los convierte en asalariados (en proletarios, en el
sentido moderno de la palabra), al tiempo que convierte en capitalistas a
quienes poseen los medios de producción. En esa historia hacen época todas las
revoluciones que sirven de palanca al avance de la clase capitalista en
formación; y sobre todo las que, después de despojar a grandes masas de hombres
de sus medios tradicionales de producción y subsistencia, las arroja
súbitamente al mercado del trabajo. Pero la base de todo este desarrollo es la
expropiación de los cultivadores.
"Esto sólo se ha cumplido radicalmente
en Inglaterra…pero todos los países del Occidente Europeo están yendo por el
mismo camino", etc. (El Capital, edición francesa, 1879, p. 315).
Al final del capítulo se resume de esta manera la tendencia histórica de la
producción: que ella misma engendra su propia negación con la inexorabilidad
que preside las metamorfosis de la naturaleza; que ella misma ha creado los
elementos de un nuevo orden económico al darle de inmediato el mayor impulso a
las fuerzas de producción del trabajo social y al desenvolvimiento integral de
cada uno de los productores; que la propiedad capitalista, al fundarse como ya
lo hace en realidad, sobre una forma de la producción colectiva, no puede hacer
otra cosa que transformarse en propiedad social. En este punto no he aportado
ninguna prueba, por la simple razón de que esta afirmación no es más que el
breve resumen de largos desarrollos dados anteriormente en los capítulos que
tratan de la producción capitalista.
Ahora bien, ¿qué aplicación a Rusia puede
hacer mi crítico de este bosquejo histórico? Unicamente esta: si Rusia tiende a
transformarse en una nación capitalista a ejemplo de los países de la Europa
Occidental -y por cierto que en los últimos años ha estado muy agitada por
seguir esta dirección- no lo logrará sin transformar primero en proletarios a
una buena parte de sus campesinos; y en consecuencia, una vez llegada al
corazón del régimen capitalista, experimentará sus despiadadas leyes, como las
experimentaron otros pueblos profanos. Eso es todo. Pero no lo es para mi
crítico. Se siente obligado a metamorfosear mi esbozo histórico de la génesis
del capitalismo en el Occidente europeo en una teoría histórico-filosófica de
la marcha general que el destino le impone a todo pueblo, cualesquiera sean las
circunstancias históricas en que se encuentre, a fin de que pueda terminar por
llegar a la forma de la economía que le asegure, junto con la mayor expansión
de las potencias productivas del trabajo social, el desarrollo más completo del
hombre. Pero le pido a mi crítico que me dispense. (Me honra y me avergüenza a
la vez demasiado). Tomemos un ejemplo.
En diversos pasajes de El Capital
aludo al destino que les cupo a los plebeyos de la antigua Roma. En su origen
habían sido campesinos libres, cultivando cada cual su propia fracción de
tierra. En el curso de la historia romana fueron expropiados. El mismo
movimiento que los divorció de sus medios de producción y subsistencia trajo
consigo la formación, no sólo de la gran propiedad fundiaria, sino también del
gran capital financiero. Y así fue que una linda mañana se encontraron con que,
por una parte, había hombres libres despojados de todo a excepción de su fuerza
de trabajo, y por la otra, para que explotasen este trabajo, quienes poseían
toda la riqueza adquirida. ¿Qué ocurrió?. Los proletarios romanos se
transformaron, no en trabajadores asalariados, sino en una chusma de
desocupados más abyectos que los "pobres blancos" que hubo en el Sur
de los Estados Unidos, y junto con ello se desarrolló un modo de producción que
no era capitalista sino que dependía de la esclavitud. Así, pues, sucesos notablemente
análogos pero que tienen lugar en medios históricos diferentes conducen a
resultados totalmente distintos. Estudiando por separado cada una de estas
formas de evolución y comparándolas luego, se puede encontrar fácilmente la
clave de este fenómeno, pero nunca se llegará a ello mediante el pasaporte
universal de una teoría histórico-filosófica general cuya suprema virtud
consiste en ser suprahistórica.
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NOTAS
[1] Otiechéstvennie Zapiski: "El Memorial de la Patria ".