(Resolución del 15o
Congreso Mundial)
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6. La fuerza del capitalismo
globalizado y la debilidad de las instituciones internacionales ínter-estatales
(1) El surgimiento de un
capitalismo globalizado exigiría un gobierno global para dominar las
contradicciones que, desde el final de la "Guerra fría", son más
numerosas, más agudas, más contagiosas, menos controlables. Pero semejante
estado / gobierno queda fuera del alcance del imperialismo.
No
obstante, la tendencia dominante del último decenio ha sido el surgimiento y
afirmación de una serie de instituciones internacionales de tipo estatal. Las
clases dominantes, a pesar de sus rivalidades, defienden la idea de poner en
marcha un "nuevo orden" imperialista. La globalización económica, muy
volátil, "de forma espontánea" ha promovido y aumentado el peso de
órganos de regulación, tanto en el plano regional–continental como mundial. La
clave es el FMI (+BM) y la OMC. La OTAN ha enmendado su Carta y se impone a partir
de ahora como el brazo armado del capitalismo global. El G7 (+Rusia) intenta
asegurar una dirección política común. El proceso de globalización
institucional se extiende al plano de la Justicia (Corte de La Haya, CCI) y a
otros niveles menos visibles en los medios (OCDE, Bank of International
Settlements).
(2) El intento de legitimar y
estabilizar estas instituciones está enfrentando grandes contradicciones: las
rivalidades económicas y políticas entre las grandes potencias (comprendidos
los bloques económicos regionales); la ausencia de legitimidad democrática
electoral y su carácter abiertamente parcial ante conflictos importantes (Irak,
Ruanda, Palestina, Serbia). Desde su inicio, su legitimidad popular fue
limitada. Estas contradicciones fueron puestas en evidencia mediante las
movilizaciones "contra la globalización". Su capacidad de gobernar el
planeta enfrentará una dura prueba ante las turbulencias que se perfilan en el
horizonte debido la política de guerra de Estados Unidos y a los intentos de controlar
la recesión económica.
Por otro lado, la afirmación
de estas instituciones de carácter ejecutivo y el papel unilateral de Estados
Unidos han acentuado la marginalización de la ONU (comprendido su Consejo de
Seguridad), cuando la ONU (su asamblea y sus organismos anexos) había
suministrado un marco institucional en el que los países imperialistas podían
ser interpelados y "condicionados", y algunas políticas
"progresistas" puestas en marcha.
El factor que subyuga el
conjunto de esta arquitectura institucional es la supremacía del imperialismo
americano que juega cada vez más un papel a la vez internacional y unilateral.