UNA NUEVA SITUACIÓN MUNDIAL

(Resolución del 15o Congreso Mundial)

 

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V. Las contradicciones que desestabilizan el nuevo orden imperialista

1. El ascenso de las contradicciones entre potencias imperialistas

 

(1) La nueva estructura del capitalismo globalizado lleva en germen una profundización considerable de las rivalidades ínterimperialistas entre los tres bloques económicos regionales, cada uno alrededor de uno de las tres grandes potencias económicas. Estados Unidos, única potencia "global", asegura la estabilidad y la continuidad del sistema de explotación, a la vez que abusa de esta posición de fuerza para imponer su ley a sus rivales. El resultado político de la nueva guerra podría modificar sustancialmente las relaciones de fuerzas políticas y económicas entre, por un lado, Estados Unidos y, por el otro, los países imperialistas (UE y Japón) y las grandes potencias en vías de inserción en le mercado mundial. La recesión agudizará esto.

 

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(3) Las burguesías europeas han conseguido un éxito incontestable con la adopción de la moneda única. En la etapa actual, la Unión Europea se esfuerza por explotar mejor el espacio económico común y volverse más competitiva en el mercado mundial. Se han desarrollado una serie de grandes operaciones de fusión y de concentración de los potentes grupos industriales, comerciales, financieros y bancarios. El Mercado Único avanza en particular en el terreno de la harmonización de los mercados financieros. Desde la guerra de Kosovo la UE se fija como objetivo constituir una fuerza armada, autónoma de Estados Unidos. Esto está directamente vinculado con la ampliación hacia el Este que enfrenta numerosos obstáculos en el seno de los países candidatos, que están obligados a introducir las desregulaciones, privatizaciones y cambios estructurales exigidos. Transformando la UE en fortaleza (acuerdo de Schengen) es como la UE intenta rechazar los movimientos de población provenientes del sur del Mediterráneo, África negra, Europa oriental y una parte de Asia.

La voluntad de las clases dominantes de avanzar hacia una "Europa – potencia" implica una reforma de las instituciones, hoy muy híbridas, desembocando en una verdadera dirección política supranacional. La UE ha conseguido dotarse de un primer nudo de aparato de estado verdaderamente supranacional, rodeado de una serie de coordinaciones interestatales cada vez más coherentes. Pero la construcción es transitoria y frágil. Está recorrida por fuertes contradicciones entre los (grandes) Estados miembros. Implica un retroceso con relación a la democracia parlamentaria. Su legitimidad queda muy limitada entre la población a causa de su política profundamente antisocial. Al mismo tiempo, su dinámica sigue actuando impulsada por la globalización capitalista general y las necesidades del gran capital europeo. Está obligada a afrontar los obstáculos y avanzar, ya que retroceder llevaría a una gran crisis que pondría en peligro lo que ya ha conquistado (en particular la unión monetaria).

La rivalidad con Estados Unidos es un importante estimulante para la edificación de un estado europeo. El capitalismo americano dispone de un aparato de estado poderoso con presencia en todos los continentes. Constituye un pilar indispensable para el conjunto de las burguesías imperialistas. Pero al mismo tiempo Estados Unidos utiliza su posición para favorecer a sus propias empresas multinacionales en la lucha descarnada en el plano de la competencia económica y de las esferas de influencia política. El gran capital europeo no puede retroceder en su tentativa de crear un estado europeo imperialista. Esto desemboca inevitablemente en una tentativa de reequilibrar la supremacía actual de Estados Unidos. Lo que no ocurrirá sin fricciones y conflictos.

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IV. Caída de la burocracia estalinista, restauración del capitalismo, integración en la economía mundial

1. Crisis y restauración capitalista en la URSS y en Europa del Este

 

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(5) En el conjunto de los países candidatos a ingresar en la UE, las presiones para la apertura de la economía y especialmente de los bancos al capital extranjero se han intensificado en la segunda mitad de los años 90. Más del 70% de los bancos están bajo control extranjero en varios países de Europa central, entre ellos Polonia cuya tasa de desempleo supera el 17%.

La carrera por la adhesión a la Unión Europea --que sigue siendo la coartada usada para justificar las impopulares políticas impuestas por los dirigentes en el poder en Europa Central-- ha acelerado la disociación de las regiones más ricas que se liberan de la "carga presupuestaria" de que implican las demás, para intentar integrarse más rápidamente en la UE.

Los candidatos a la adhesión han orientado de forma radical su comercio hacia la UE, sufriendo desde entonces los efectos de sus fluctuaciones en crecimiento y registrando déficits comerciales bastante sistemáticos. Los criterios impuestos por la UE a los países candidatos, al aumentar la pobreza y el desempleo, provocan de hecho que la adhesión sea cada vez más costosa, al tiempo que el presupuesto europeo queda estrechamente limitado. Sin duda, la UE cortará las ayudas a Europa del sur antes que extender los subsidios del PAC a los cultivadores de Europa oriental.

Los fracasos de la UE ante la crisis de la ex – Yugoslavia y sus guerras favorecieron la redefinición y la extensión al Este de la OTAN, permitiendo a los Estados Unidos pesar sobre los futuros Estados miembros de la UE y sobre los de su periferia, especialmente en Balcanes, ofreciendo a estos últimos un substituto a la adhesión a la UE.

(6) La alternancia sin alternativa se ha instalado tras el pluralismo político. El ascenso de la abstención, la dificultad para constituir mayorías parlamentarias para formar gobiernos y la generalización de escándalos financieros afectan a todos los partidos en el poder, cualquiera que fuere su etiqueta. El retorno rápido y general de los ex – comunistas mediante las urnas ha expresado la desilusión profunda de las poblaciones hacia las recetas liberales y la esperanza de políticas más sociales. Pero estas esperanzas han sido frustradas pronto por la transformación social liberal de estos partidos.

 

PAPEL Y TAREAS DE LA Cuarta INTERNACIONAL

(Resolución del 15º Congreso mundial, febrero 2003)

 

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2. Sostener las luchas, construir el movimiento de masas.

 

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(8) En la Unión Europea, la brutal política neoliberal, que emana de un aparato proto-estatal supranacional, afecta directamente todos los aspectos de la vida cotidiana y, por tanto, de la vida de l@s asalariad@s. Frente a esto, el movimiento sindical europeo oficial presenta un balance desastroso. Hay que activar las estructuras existentes y tomar iniciativas directas. Esto incluye: la solidaridad con luchas particulares en un país que, sin embargo, resultan significativas para toda Europa; la coordinación de huelgas sectoriales; el desarrollo de campañas y de movilizaciones alrededor de reivindicaciones parciales, y el establecimiento de un programa social de conjunto. Pero sobre todo: esos problemas sindicales plantean de inmediato la necesidad de una estrategia política del movimiento obrero y social, y una alternativa a las instituciones sociales y estatales existentes (cfr. Las resoluciones del último congreso mundial).

Reafirmamos la tarea estratégica de contribuir a un movimiento sindical activo en Europa a través de una actividad simultánea en las grandes confederaciones nacionales de la CES, en los sindicatos radicales y en todos los movimientos y redes vinculados al proletariado (por ejemplo, el movimiento de las Euromarchas). Hay que crear también lazos prácticos entre los militantes sindicales (delegados sindicales, etc.) para construir une verdadera solidaridad internacional en las grandes empresas y sus filiales. 

 

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6. Construir amplios Partidos anticapitalistas del proletariado

(1) Nuestro objetivo es construir partidos proletarios que

- sean anticapitalistas, internacionalistas, ecologistas y feministas

- sean amplios, pluralistas y representativos

- que estén profundamente vinculados a la cuestión social y defiendan consistentemente las reivindicaciones inmediatas y las aspiraciones del mundo del trabajo,

- expresen la combatividad de los trabajadores / as, la voluntad de emancipación de las mujeres, la revuelta de la juventud, la solidaridad internacional, y asuman la lucha contra todas las injusticias,

- fundamenten su estrategia en el combate extraparlamentario y la autoactividad y autoorganización del proletariado y de l@s oprimid@s y

- asuman una clara posición a favor de la expropiación del capital y por el socialismo (democrático y autogestivo).

 

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 (2) La lucha por tales partidos pasará por etapas, tácticas y formas organizativas que serán específicas en cada país. Semejante recomposición anticapitalista persigue de entrada un objetivo clave: promover una efectiva y visible polarización entre ella y todas las fuerzas adictas al neoliberalismo social (socialdemocracia, post-estalinismo, ecologistas, populistas) a fin de acelerar su crisis y darle una salida positiva.

Esto requiere:

- La presencia de fuerzas políticas significativas donde las corrientes marxistas revolucionarias colaboran con corrientes o representantes importantes o emblemáticos que rompen con los partidos reformistas sin alcanzar por ello posiciones marxistas revolucionarias.

- Una relación respetuosa pero estrecha con el movimiento social, cuya recomposición alterne las demandas y la acción

- Una representatividad reconocida en la sociedad que rompa el monopolio de los partidos adeptos al social-neoliberalismo, gracias a una presencia en las asambleas elegidas mediante el sufragio universal, a nivel local, regional e internacional (Europa).

- Un funcionamiento pluralista que, más allá de la simple democracia interna, favorezca al mismo tiempo la convergencia y el debate y que posibilite el mantenimiento y el funcionamiento de una corriente marxista como parte de un todo más amplio.

(3) La experiencia de los últimos diez años muestra que la izquierda revolucionaria no sectaria puede jugar un papel clave para mantener el rumbo impulsando una orientación a la vez radical y unitaria, que combine la acción extraparlamentaria con la representatividad electoral. Para ello, deberá atravesar un camino complejo que comprende etapas y rodeos que le permitan acumular fuerzas, clarificar paso a paso las posturas, reactivar los medios militantes y construir pacientemente los vínculos con el movimiento social.

Cuatro elementos importantes del último decenio deben incorporarse en la táctica en el inicio de una nueva fase política:

-Ninguna corriente de izquierda amplia en los partidos establecidos se ha organizado y pronunciado por una recomposición anticapitalista

-Las tendencias de izquierda socialdemócrata son timoratas, poco confiables y poco coherentes.

-Los (grandes) partidos comunistas "sobrevivientes" se acercan a su fin. Sus posiciones contra el neoliberalismo y el imperialismo no han desembocado en un proyecto político anticapitalista y un modo de funcionamiento democrático-pluralista (con la excepción de Rifondazione) y no ha surgido ninguna tendencia de izquierda no estalinista vertebrada nacionalmente;

-Los (grandes) partidos verdes no han logrado encarnar una verdadera alternativa política y social. Algunos (como los Grünen alemanes) pasan francamente al lado del estado burgués. La oposición interna en esos partidos no desemboca en la organización de una verdadera oposición de izquierda social-ecologista.

(4) Eso no significa que en esos partidos y en el movimiento social no exista interés y disponibilidad por una recomposición anticapitalista. Esta toma formas diversas. Nuestra conclusión no debe ser darle la espalda a esos partidos y sus militantes. Al contrario, una amplia recomposición en esta dirección, mediante una política sistemática de colaboración y de convergencia es indispensable para crear un polo de atracción muy amplio capaz de abatir al neoliberalismo. La conclusión fundamental que se desprende de nuestra experiencia es que la recomposición dependerá, mucho más que en el pasado, del desarrollo de un fuerte y autónomo polo de atracción y de una correlación de fuerzas externa capaz de atraer y organizar esas simpatías.

En esta etapa, solamente la izquierda revolucionaria está en posibilidad de tomar la iniciativa de la recomposición anticapitalista y mantener el rumbo hacia un proyecto radical y pluralista, socialmente enraizado, con carácter de masas. Pero esto implica una ruptura profunda, razonada y práctica con el sectarismo. Implica también que los acercamientos en el seno de la izquierda revolucionaria no pueden contemplarse más que en el marco y a través de la experiencia común de esta recomposición anticapitalista.

(5) No obstante, esos procesos ponen firmemente a la orden del día el tema del reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias, ya que la izquierda revolucionaria no puede ser un catalizador de reagrupamientos amplios si no se aplica a la resolución de sus propias divisiones.

(6) A la vez que la Cuarta Internacional  contribuye a una basta organización del movimiento obrero, social y popular a nivel internacional, con la perspectiva de crear una nueva fuerza pluralista, internacionalista, revolucionaria, militante, con un impacto sobre las masas, también debemos reforzar nuestra propia organización. No con objeto de hacer la competencia  y vencer a las otras corrientes revolucionarias internacionales, sino para contribuir tanto como sea posible a la construcción de esa nueva fuerza y a la vez clarificar las principales lecciones teóricas y sacar las experiencias de las revoluciones del siglo XX.