SEMINARIO
LESBIANO/GAY/BISEXUAL/TRANSGENERO DE ESTRATEGIA
Nadie
nace mujer (1981)
Monique Wittig
(traducido por Sérgio
Vitorino)
El enfoque feminista/materialista de la opresión
de las mujeres, acaba con la idea que las mujeres son un 'grupo natural': 'un
grupo racial de un tipo especial, un grupo concebido como natural, percebidos
como un grupo de hombres materialmente específicos en sus cuerpos'. Lo que el
análisis consigue al nivel de las ideas, la practica torna actual en el nivel
de los hechos: por su propria existencia, la sociedad lesbiana destruye el
hecho artificial (social) que apunta las mujeres como 'un grupo natural'. Una
sociedad lesbiana revela que la división en relación a los hombres, de los
quales las mujeres han sido un objeto, es política y muestra que hemos sido
ideologicamente reconstituidas como un 'grupo natural'. En el caso de las
mujeres, la ideologia llega lejos ya que nuestros cuerpos, así como nuestras
mentes, son el producto de esta manipulación. En nuestras mentes y en nuestros
cuerpos, somos llevadas a corresponder, característica a característica, a la
idea de naturaleza que ha sido establecida para nosotras; tan pervertida que
nuestro cuerpo deformado es lo que ellos llaman 'natural', lo que supuestament
existía antes de la opresión; tan distorsionada que a fin de cuentas la
opresión parece ser una consecuencia de esta 'naturaleza', dentro de nosotras
mismas (una naturaleza que es solamente una idea). Lo que un análisis
materialista hace con base en el razonamiento, una sociedad lesbiana cumple
practicamente: no sólo no hay un grupo natural llamado 'mujer' (nosotras
lesbianas somos la prueba de eso), pero, como indivíduas, también cuestionamos
'mujer' que, para nosotras—como para Simone de Beauvoir—es sólo un mito. Ella
afirmó: 'Una no nace, pero se hace una mujer. No hay ningun destino biológico, psicológico o económico que
determine el papel que las mujeres representan en la sociedad: es la
civilización como un todo la que produce esta creatura intermedia entre macho y
eunuco, que es descrita como femenina'.
Sín embargo, la mayoría de las feministas y
feministas-lesbianas en América y otras partes, aún consideran que la base de
la opresión de las mujeres es biológica e histórica. Algunas de ellas pretenden
encontrar sus raízes en Simone de Beauvoir. La creencia en el matriarcado y en una 'prehistória'
cuando las mujeres crearon la civilización (a causa de una predisposición
biológica), mientras los hombres toscos y brutales hombres cazaban, es
simétrica a la interpretación biológica de la historia hecha, hasta hoy, por la
clase de los hombres. Es aún el mismo método de buscar en los hombres y las
mujeres una explicación biológica para su división, excluyendo los hechos
sociales. Para mi, esto no podría constituir nunca un análisis lésbico de la
opresión de las mujeres porque se supone que la base de nuestra sociedad o de
su início, esta en la heterosexualidad. El matriarcado no es menos heterosexual
que el patriarcado: sólo el sexo del opresor muda. Además, no solamente esta
concepción es aún presa de las categorías del sexo (hombre/mujer), sino que se
aferra a la idea de que la capacidad de
dar a luz (o sea, la biología) es lo que define a una mujer. No obstante que
los hechos prácticos y los modos de vida contradigan esta teoría en la sociedad
lesbiana, hay lesbianas que dicen que 'las mujeres y los hombres son especies
distintas o razas: los hombres son biológicamente inferiores a las mujeres; la
violencia de los hombres es una inevitabilidad biológica'. Al hacer esto, al
admitir que hay una división 'natural' entre mujeres y hombres, naturalizamos
la história, asumimos que 'hombres' y 'mujeres' siempre han existido y siempre
existirán. No sólo naturalizamos la história sino también, en consecuencia,
naturalizamos el fenómeno social que expresa nuestra opresión, haciendo el
cambio imposible. Por ejemplo, no se considera el embarazo como una producción
forzada, sino como un proceso
'natural', 'biológico', olvidando que en nuestras sociedades la natalidad es
planeada (demografía), olvidando que nosotras mismas somos programadas para
producir progenie, mientras es la única actividad social, "con la
excepción de la guerra", que implica tanto peligro de muerte. Asi, mientras seamos
"incapaces de abandonar, por voluntad o impulso, un compromiso de toda la
vida y de siglos, de producir niñ@s como el acto creativo femenino',
ganar el control sobre esa producción significará mucho más que el simple control
de los medios materiales de ella: las mujeres tendrán que abstraerse de la
definición 'mujer' que les es impuesta.
Una visión materialista muestra que lo que
nosotras consideramos la causa y orígen de la opresión, es solamente un mito
impuesto por el opresor: el 'mito de la mujer' y sus manifestaciones y los
efectos materiales en la conciencia apropriada y el apropriado cuerpo de las
mujeres; asímismo, ese mito no antecede a la opresión: Colette Guillaumin ha
demonstrado que antes de la realidad socio-económica de la esclavitud negra, el
concepto de la raza no existía, o por lo menos, no tenía su significado moderno, pues estaba aplicado a la linaje
de las famílias. Sín embargo, hoy, la raza, tal como el sexo, es entendido como
un "hecho inmediato", "sensible" , "características físicas" que
pertecen a una orden natural. Pero, lo que nosotras creemos que es una
percepción directa y física, no es más que una construción sofisticada y
mítica, una 'formación imaginária' que reinterpreta trazos físicos (en si
mismos tan neutrales como cualesquiera
otros, pero marcados por el sistema social) por medio de la red de relaciones
en las cuales ellas son vistas. (Ellas son miradas como negras, por eso son
negras; ellas son miradas como mujeres, por eso son mujeres. Pero, antes de que
sean vistas de esa manera, ellas tuvieron que ser hechas así). Las lesbianas
deben recordar y admitir siempre cómo ser 'mujer' era tan 'innatural',
totalmente opresivo y destructivo para
nosotras en los viejos tiempos antes del movimiento de liberación de las
mujeres. Era una constricción política y aquellas que le resistÍan eran
acusadas de no ser mujeres 'verdaderas'. Pero entonces quedábamos orgullosas de
eso, porque en la acusacion estaba ya algo como una sombra de triunfo: el consentimiento, por el
opresor, de que 'mujer' no era un concepto tan simple (para ser una, era
necesario ser una 'verdadera'). Al mismo tiempo, eramos acusadas de querer ser
hombres. Hoy, esta doble acusación ha sido retomada con entusiasmo en el
contexto del movimiento de liberación de las mujeres, por algunas feministas y
también, por desgracia, por algunas
lesbianas cuyo objectivo político parece ser volverse cada vez más 'femininas'.
Pero rehusar ser una mujer, sin embargo, no significa tener que ser un hombre.
Además, si tomamos como ejemplo el perfecto 'butch' (hiper masculino)
—el ejemplo clásico que provoca más horror—a quien Proust llamó una
mujer/hombre, ¿,en qué difiere su
enajenación de alguien que quiere volverse mujer? Son gemelos siameses. Por lo
menos, para una mujer, querer ser un hombre significa que escapó a su
programación inicial. Pero, aún si ella,
con todas sus fuerzas, se esfuerza por lograrlo, no puede ser un hombre, porque eso le
exigiria tener, no sólo una apariencia externa de hombre, sino también una
conciencia de hombre, o sea, la conciencia de una que dispone, por derecho, de
dos—si no más—esclavos 'naturales' durante su tiempo de vida. Esto es
imposible, y una característica de la opresión de las lesbianas consiste,
precisamente, en colocar a las mujeres por fuera de nuestro alcance, ya que las
mujeres pertenecen a los hombres.
Así, una lesbiana tinene que ser cualquier otra
cosa, una no-mujer, un no-hombre, un producto de la sociedad y no de la
naturaleza, porque no hay naturaleza en la sociedad.
El recurso en convertirse (o mantenerse)
heterosexual siempre significó rechazar convertirse en un hombre o una mujer,
concientemente o no. Para una lesbiana esto va más lejos que el recurso del
papel 'mujer'. Es el recurso del poder económico, ideológico y político de un
hombre. Esto, nosotras lesbianas, y tambiém no-lesbianas, ya sabíamos antes del
inicio de los movimientos feministas y lésbicos. Sín embargo, como hace notar
Andrea Dworkin, muchas lesbianas recientemente 'intentaron transformar la
propia ideología que nos esclavizó en una en una celebración dinámica,
religiósa, psicologicamente coercitiva del potencial biológico femenino'. Así
mismo, algunas avenidas de los movimientos feminista y lésbico conducen de
nuevo al mito de la mujer creada por el hombre, especialmente para nosotras, y
con él nos ahondamos otra vez en un grupo natural. Despues de que hemos tomado
posición por una sociedad sin sexos, ahora nos encontramos presas en el
familiar callejón sin salida de 'ser mujer es maravilloso'. Simone de Beauvoir
subrayó particularmente la conciencia falsa que consiste en selecionar entre
las características del mito (que las mujeres son distintas de los hombres)
aquellas que se parecen bien y usando-las como definicion para mujer. Lo que el
concepto 'mujer es maravilloso' cumple es instituir, para definir mujer, las
mejores características (mejores de acuerdo con quien?) que la opresión nos
garantizó, y no cuestiona radicalmente las categorias 'hombre' y 'mujer', que
son categorias políticas y no hechos naturales. Esto nos pone en la posición de
luchar dentro de la clase 'mujeres', no como hacen las otras clases, por la
disparicion de nuestra clase, pero para defender las 'mujeres' y su
fortalecimiento. Nos conduce a desarrollar con complacencia 'nuevas' teorias
sobre nuestra especificidad: así, llamamos a nuestra pasividad 'no-violencia',
cuando nuestra lucha más importante y emergente es combatir nuestra pasividad
(nuestro miedo, justificado). La ambiguidad de la palabra 'feminista' resume
toda la situación. Que significa 'feminista'? Feminismo es formada por las
palabras 'hembra', 'mujer', y significa: alguien que lucha por las mujeres.
Para muchas de nosotras, significa una que lucha por las mujeres y su
defensa—por el mito, por tanto, y su fortalecimiento. Pero porque ha sido
escogida la palabra 'feminista' si es tan ambígua? Elegimos llamarnos
feministas hace diez años, no para apoyar o fortalecer el mito de lo que es ser
mujer, no para identificarnos con la definición del opresor de nosotras, pero
para afirmar que nuestro movimiento contaba con una história y para subrayar el
lazo político con el viejo movimiento feminista.
Así, es este movimiento que podemos poner en
cuestión por el siginificado que ha dado al feminismo. Ocurre que el feminismo
del siglo pasado no fue capaz de solucionar sus contradiciones en los temas de
naturaleza/cultura, mujer/sociedad. Las mujeres empezaron a luchar por si
mismas como un grupo y consideraron acertadamente que compartían trazos comunes
como resultado de la opresión. Pero, para ellas, estos trazos eran más
naturales y biológicos que sociales. Ellas fueron tan lejos como adoptar la
teoría darwinista de la evolución. Sín embargo, no creían, como Darwin, 'que
las mujeres eran menos desarrolladas
que los hombres, pero creían, sí, que la naturaleza tanto del macho como
de la hembra habían divergido en el curso del proceso evolutivo y que la
sociedad en general reflejaba esta polarización'. 'El fracaso de las primeras
feministas fue que solamente atacaron la idea Darwinista de la inferioridad de
la mujer, pero acceptaron los fundamentos
de esta idea- o sea, la visión de la mujer como 'única'. Y, finalmente,
fuerón las mujeres estudiantes—y no las feministas—que acabaron con esta
teoria. Pero las primeras feministas fracasaron en no mirar hacia la história
como un proceso dinámico que se desarrolla en base a conflitos de intereses.
Más, ellas aún creían, como los hombres, que la causa (orígen) de su opresión
quedaba dentro de si mismas. Y, por eso, después de algunos triunfos
increíbles, las feministas se encontrarón frente a un impasse, sin aparentes
razones para luchar. Ellas sustentaban el princípio ideológico de la 'equalidad
en la diferencia', una idea que hoy está renaciendo. Ellas cayeron en la trampa
que hoy nos amenaza otra vez: el mito de mujer.
Así, es nuestra tarea histórica, y solo nuestra,
definir en términos materialistas lo que es opresión, para hacer evidente que
las mujeres son una clase, lo que significa que las categorias 'hombre' y
'mujer' son categorias políticas y económicas y no eternas. Nuestra lucha
intenta hacer desaparecer hombres como clase, no con un genocídio, pero con la
lucha política. Cuando la clase 'hombres' desaparece, 'mujeres' como clase
desaparecerán también, porque no hay esclavos sin señores. Nuestra primera
tarea, al parecer, es siempre disasociar por completo 'mujeres' (la clase
dentro de la cual luchamos) y 'mujer', el mito. Porque 'mujer' no existe para
nosotras: es solo una formación imaginaria, mientras 'mujeres' es producto de
una relación social. Hemos sentido esto fuertemente cuando, en todas partes,
nos rechazamos ser llamadas 'movimiento de liberación de la mujer'. Más aún,
tenemos que destruir el mito dentro y fuera de nosotras. 'Mujer' no es cada una
de nosotras, sino la formación política y ideológica que niega 'mujeres' (el
producto de una relación de exploración). 'Mujer' existe para confundir-nos,
para ocultar la realidad 'mujeres'. Para que seamos concientes de sermos una
clase, y para nos convertirmos en una clase, tenemos primero que matar el mito
de 'mujer', incluyendo a sus razgos más seductores (pienso en Virginia Wolf
cuando ella dice que la primera tarea de una mujer escritora es 'matar al angel
en la casa'). Pero, para que seamos una clase, no tenemos que aniquilar nuestra
individualidad y, como ningún indivíduo puede ser reducido a su opresión, somos
también confrontadas con la necesidad histórica de constituirnos a nosotras
mismas como el sujeto individual de nuestra história también. Creo que esta es
la razón porque todas estas tentativas de dar 'nuevas' definiciones a la mujer,
están florecendo ahora. Lo que esta en juego (y, claro, no sólo para las
mujeres) es una definición individual, así como una definición de clase.
Porque, cuando una admite la opresión, necesita saber y experimentar el hecho
de que una puede ser su proprio sujeto (en contrapartida a un objeto de la opresión), que una puede
convertirse en alguien. No obstante la opresión, que una tiene una identidad
propria. No hay lucha posible para alguien privado de una identidad; carece de
una motivación interna para luchar, porque, no obstante yo solo puedo luchar
solamente con otros, lucho sobre todo por mí misma.
La cuestión del sujeto individual es
historicamente una cuestión dificil para todos. El marxismo, último avatar del
materialismo, la ciencia que nos formó politicamente, no quiere oír nada sobre
el 'sujeto'. El marxismo rechazó el sujeto transcendental, el sujeto como
constitutivo del conocimiento, la 'pura' consciencia. Todo ser que piensa por
si mismo, previa a cualquier experiencia,
acabó en la basura de la historia, porque prenendía existir por encima
de la materia, antes de la materia, y
necesitaba Dios, espírito, o alma para existir de esa manera. Esto es lo que se
llama 'idealismo'. En cuanto a los individuos, ellos son sólo el producto de
relaciones sociales y, por eso, su conciencia
solamente puede ser 'enajenada'. (Marx, en La Ideologia Alemana,
dice, precisamente, que los individuos de la clase dominante también son
enajenados, siendo ellos mismos los
productores directos de las ideas que enajenan las clases oprimidas por ellos.
Pero, como sacan óbvias ventajas de su propia enajenación, ellos pueden
soportarla sin mucho sufrimiento.) La consciencia de clase existe, pero es una
conciencia que no se refiere a un
sujeto particular, excepto mientras que
participa en condiciones generales de explotación, al mismo tiempo que los otros
sujetos de su clase, todos compartiendo la misma consciencia. En cuanto a los problemas
prácticos de clase—fuera de los problemas de clase tradicionalmente definidos—
que uno/a puede encontrar (por ejemplo, problemas sexuales), ellos fueron
considerados problemas 'burgueses' que desaparecerían al triunfo final de la
lucha de clases. 'Individualista', 'subjetivista', 'pequeño burgués', estos fueron las etiquetas aplicadas a cualquier persona que expresara problemas
que no pudieran reducrsie a la 'lucha de clases' misma.
Así, el marxismo ha negado a los integrantes de
las clases oprimidas el atributo de sujetos. Al hacer esto, el marxismo, por
causa del poder político y ideológico que esta 'ciencia revolucionária' ejercia
sin mediaciones sobre el movimiento obrero y todos los otros grupos
políticos, ha impedido todas las
categorías de personas oprimidas se constituyen históricamente como sujetos
(sujetos de su lucha, por ejemplo). Esto significa que las 'masas' no luchaban
por ellas mismas sino por el partido o sus organizaciones. Y cuando una
transformación económica ocurrió (fin de la propiedad privada, constitución del
estado socialista), ningun cambio revolucionario tuvo lugar en la nueva
sociedad, porque las personas mismas, no habian cambiado.
Para las mujeres, el marxismo tuvo dos
resultados. Les hizo imposible tener la conciencia de que eran una clase y por
lo tanto de constituírse como una clase por mucho tiempo, abandonando a
relación 'mujer/hombre' fuera del orden social, haciendo de ella una relación
natural, sin duda, para los marxistas,
la única relación vista de ésta manera, junto con la relación entre mujeres e
hijos, y finalmente ocultando el conflicto de clase entre hombre y mujer detras de una división natural del trabajo (La
Ideología Alemana). Esto concierne al nivel teórico (ideológico). En el
nivel práctico, Lenin, el partido, todos los partidos comunistas hasta hoy, incluyendo a
todos los grupos politicos más radicales, ha reaccionado siempre contra
cualquier tentativa de las mujeres para reflejar y formar grupos basados en su propio problema de clase, con acusaciones
de divisionismo. Al unirse, nosotras
las mujeres, dividimos la fuerza del
pueblo. Esto significa que, para los marxistas, las mujeres pertenecen
ya sea a la clase burguesa o a la clase obrera, o en otras palabras, a los
hombres de esas clases. Más aun, la teoría marxista no concibe a las mujeres,
como a otras clases de personas oprimidas, que se constituyan en sujetos
históricos, porque el marxismo no toma en cuenta que una clase también
consiste en indivíduos, uno por uno. La conciencia de clase no es suficiente. Tenemos que intentar entender
filosóficamente (políticamente) estos conceptos de 'sujeto' y 'conciencia de
clase' y cómo funcionan en relación con nuestra história. Cuando descubrimos
que las mujeres son objetos de opresión
y apropriación, en el momento exacto en que nos volvemos capaces de reconocer
esto, nos convertirmos en sujetos en el sentido de sujetos cognitivos, por
medio de una operación de abstracción. La conciencia de la opresión no es sólo
una reacción a (luchar contra) de la opresión. Es también toda la revaluación
conceptual del mundo social, su total reorganización con nuevos conceptos,
desde el punto de vista de la opresión. Es lo que yo llamaria la ciencia de la
opresión creada por los oprimidos. Esta operación de entender la realidad tiene
que ser emprendida por cada una de nosotras: llamemosla una práctica subjetiva
y cognitiva. El movimiento para adelante y para atrás entre los niveles de la
realidad (la realidad conceptual y la realidad material de la opresión, ambas
realidades sociales) se consigue por medio
del lenguaje.
Somos nosotras que históricamente tenemos que
realizar esa tarea de definir el subjeto individual en términos materialistas.
Seguramente esto parece una imposibilidad, porque el materialismo y la
subjetividad siempre ha sido recíprocamente excluyentes. Sín embargo, y en
lugar de perder la esperanza de llegar a entender alguna vez, tenemos que reconocer la necesidad de
alcanzar la subjetividad en el abandono por muchas de nosotras del mito de 'la mujer'
(que es sólo una trampa que nos
detiene). Esta real necesidad de cada una de existir como indvíduo, y también
como miembra de una clase, es tal vez la primera condición para que se consume
una revolución, sín la cual no hay lucha real o transformación. Pero el opuesto
también es verdad tambien; sín clase y conciencia de clase no hay verdaderos sujetos, solamente indivíduos
enajenados. Para las mujeres, responder a la cuestión del sujeto individual en
términos materialistas consiste, en primer lugar, en monstrar, como lo hicieron
las feministas y las lesbianas, que los problemas supuestamente 'subjetivos',
'individuales' y 'privados' son, de hecho, problemas sociales, problemas de
clase; que la sexualidad no es, para las mujers, una expresión individual y
subjetiva, sino una institución social de violencia. Pero una vez que hayamos
mostrado que todos nuestros problemas supuestamente personales son, de hecho,
problemas de clase, aún nos quedará
responder al asunto de toda mujer singular singular—no del mito, sino de cada
una de nosotras. En este punto, digamos que una nueva y subjetiva definición
para toda la humanidad, puede ser encontrada mas allá de las categorias de sexo
(mujer y hombre) y que el surgimiento de sujetos individuales exige arruinar primero
las categorias de sexo, eliminando su uso, y rechazando todas las ciencias que
aún las utilizan como sus fundamentos (practicamente todas las ciencias).
Destruir 'mujer' no significa que nuestro
proposito consiste, si no en la
destrucción fisica, arruinar el lesbianismo simultáneamente con las categorias de sexo, pues el lesbianismo
ofrece, de momento, la única forma social en la cual podemos vivir libremente.
Lesbiano es el unico concepto que conozco que está mas allá de las categorias
de sexo (mujer y hombre), pues el sujeto designado (lesbiano) nos es una
mujer, ni económicamente, ni politicamente, ni politicamente, ni
ideologicamente. Pues lo que que hace una mujer es una relación social
específica con un hombre, una relación que hemos llamado servidumbre, una relación que implica una obligación
personal y física y también económica ('residencia forsoza', trabajos
domésticos, deberes conyugales, producción ilimitada de hijos, etc.), una
relación a la cual las lesbianas escapan cuando rechazan volverse o seguir
siendo heterosexuales. Somos prófugas
de nuestra clase, de la misma manera en que los esclavos americanos fugitivos
lo eran cuando se escapaban de la esclavitude y se liberaban. Para nosotros
esta es una necesidad absoluta; nuestra supervivencia exige que contribuyamos
con toda nuestra fuerza para destruir
clase de las mujeres en la cual los hombres se apropran de las mujeres.
Esto puede ser alcanzado sólo por la destrucción de la heterosexualidad como un
sistema social basado en la opresión de las mujeres por los hombres y que
produce la doctrina de la diferencia entre los sexos para justificar esta
opresión.