Contra
el orden moral y simbólico
Pascale Berthaut (Trad.
M. Espinosa)
A partir de los debates sobre el PACS (similar francés de la
Sociedad de Convivencia, propuesta para la Ciudad de México), nuevos limites a
los derechos que pudieran concederse a los gueis y lesbianas fueron dibujados.
Los políticos han definido la frontera de lo admisible y la han justificado con
argumentos seudocientíficos. Esta homo-lesbofobia moderna supone que los gueis
y lesbianas ya han recibido mucho, y sus derechos pendientes de obtenerse se
consideran mínimos e inaceptables por la sociedad.
Las discriminaciones bien-pensantes de izquierda!
La contradicción del argumento es instantánea: Si esos
derechos adicionales son tan poco importantes, ¿cómo es que las mentalidades no
están dispuestas a otorgarlos?
Dichos alegatos provienen de hombres ! y mujeres políticos,
que dirigen el país, que no explican nunca lo que les hace suponer que la
sociedad no pueda soportar la extensión de los derechos de los gueis y
lesbianas. Este argumento está respaldado por la colaboración (el termino es
correcto) de intelectuales que nos apantallan con verdades presuntamente
indiscutibles, que porque supuestamente estan fundamentadas en lo cientifico.
La ciencia se plantea aquí como independiente de toda
ideología y del contexto histórico en el cual son llevadas a cabo las
búsquedas, y co! mo si produjesen conclusiones independientes de las apuestas
sociales, las cuales son no obstante objeto de dichos estudios. En resumen, los
resultados científicos son únicos e indiscutibles. En otras épocas a eso se le
llamaba una religión. Un ejemplo entre otros de cientifiterrorismo: un niño
tendría necesidad de 2 padres de sexos diferentes, lo cual justifica las
facilidades jurídicas otorgadas a una madre para designar a un padre, que lo
sea para su hijo y, por el contrario, las dificultades jurídicas otorgadas a
una pareja de mujeres que conviven para hacer que se reconozca la doble
relación afectiva existente entre el niño y la madre biológica, así como entre
este y la compañera de la madre.
Sin embargo, pocas voces se oponen públicamente a dichos
científicos. La primera razón es el acceso a los medios, hoy reservados a una
elite social mientras los principales sujetos a quienes esto concierne, los
gueis y lesbianas, deberían tener la misma capacidad de voz al respecto. No
obstante, hasta ahora, la prensa rechaza todo derecho de respuesta tanto a las
asociaciones como a los individuos.
Acto seguido, habría que considerar la reserva de un cierto
numero de científicos que estiman no tener ninguna autoridad para hablar sobre
estas cuestiones. Les agradecemos su modestia pero les recriminamos a pesar de
todo autorizar, por su silencio, las voces públicamente escuchadas que
defienden una postura que parece, de esta forma, apoyada por todos los
científicos de las disciplinas en cuestión (sociología, antropología,
sicoanálisis, historia... para no citar mas que las más famosas)
En cuanto a los políticos que rechazan el estado de
aceptabilidad de nuestras reivindicaciones en la población, sabemos que dichas
personas están a años luz de la realidad sobre lo que opina un gran numero de
personas que vive en este país. Su proyecto político, a final de cuentas, no es
otro mas que una brutal aspiración a quedarse el poder y la dizque
inaceptabilidad de las reivindicaciones de gueis y lesbianas, por parte de la
sociedad, no es mas que el producto de sus miedos y fantasías de perder
electores, muy alejados de las verdaderas percepciones de la población.
Decir que nuestras reivindicaciones no son importantes, que
se encuentran al margen de los derechos ya obtenidos y que estos garantizan ya
una toma de conciencia suficiente sobre las personas a las que conciernen es
falso, al menos en dos niveles. Primero, la cuestión de la igualdad de los
derechos aparecerá en tanto existan las categorías de personas discriminadas
que no tienen el mismo derecho que los demás, lo cual es evidentemente la
situación de los gueis y lesbianas. Una pareja de homosexuales no tiene derecho
al matrimonio, ni a la adopción, debe esperar 3 años para hacer una declaración
conjunta de impuestos. Un cónyuge extranjero pacsado (es decir, que ha suscrito
un acuerdo de PACS) se topa con más dificultades que una persona casada en la
misma situación para hacer reconocer su derecho de estadía en Francia. En
numerosas empresas, un cónyuge homosexual no puede disfrutar de las ventajas
acordadas a un cónyuge heterosexual. Podemos, c! omo durante los debates sobre
el PACS en la Asamblea, insultar públicamente a los gueis y lesbianas con toda
impunidad...
El orgullo, la estrategia indisociable de la reivindicación
de los derechos
Segundo, nuestras reivindicaciones no se limitan a la
obtención de derechos. La otra gran cuestión es la lucha contra la repet! ición
de los pequeños y grandes insultos cotidianos, contra la estigmatización a
partir del momento en que uno se sale del marco heterosexista. Es difícil, si
no imposible, establecer la lista de dichas vejaciones y de dichas
discriminaciones discretas y cotidianas, simplemente porque sería demasiado
larga y porque se olvidaría de nuevo. Estos aspectos de nuestras
reivindicaciones, construidos como reacción a la homofobia permanente en
nuestras vidas cotidianas, son ciertamente tan fuertes como la exigencia de
derechos iguales. Jurídicamente ya no somos enfermos... pero a los ojos de
muchos los gueis permanecen como paidófilos en potencia, peligrosos para sus
hijos, los homosexuales son egoístas, hedonistas, oportunistas. Lo querríamos
todo, el placer y la alegría y rechazaríamos los pormenores y consecuencias de
nuestros actos.
Frente a esa letanía, las estrategias elaboradas por gueis y
lesbianas no demuestran elecciones individuales. El look, la manera de
comportarse, los lugares de encuentro y de ocio, estar o no en el closet en el
trabajo, en la escuela, en la familia, en el club de deporte, en el coro son
actos para los cuales las opciones que nos son ofrecidas son extremadamente
limitadas. Nuestras opciones se parecen mas a una resistencia a las presiones
hetero-normativas cotidianas. ¿Se imaginaria ud. vivir en un mundo en el cual
la homosexualidad fuese la norma, en el cual pasaría 90% del tiempo en espacios
homosexuales, donde tuviera que salir del closet con su novia, ! o porque su
maquillaje no fuera como se debe? Sí, sería una pesadilla...
Esta dimensión a menudo no dicha de forma individual se
expresa evidentemente en las marchas del orgullo y constituyen un fondo
indisociable de las reivindicaciones expresadas.
El orden simbólico es siempre el orden moral
No hay que equivocarse, lo que nuestros
intelectualocientíficos llaman Orden Simbólico y que habria que defender contra
los hedonistas gueis y lesbianas no es otra cosa que el buen viejo Orden Moral.
Como la LCR
(<http://www.lcr-rouge.org/>http://www.lcr-rouge.org/) ya lo expresó en
su último congreso, el principio de la igualdad de los derechos entre
homosexuales y heterosexuales debe ser el estandarte de nuestras
reivindicaciones. Esta igualdad debe ser realizada no solo entre las distintas
formas de unión sino igualmente entre los individuos: Una persona casada no
debe gozar de ventajas ligadas a su situación matrimonial. Los combates
públicos y cotidianos de los gueis y lesbianas conciernen a todas las personas
que rechazan las asignaciones naturalistas del genero! , del acto sexual
necesariamente procreativo, de la familia patriarcal, de la dominación masculina.