[Del capítulo final de Different Rainbows, "Reimagining
Liberation: Strategic Questions for Lesbian/Gay Movements", por Peter
Drucker]
¿Qué tipo de igualdad?
Las victorias en la lucha por los derechos de gays y lesbianas en los
países capitalistas desarrollados por lo general han estado vinculadas a otros
cambios en las culturas sexuales, sobre todo una mayor acceso a la contracepción,
al derecho al aborto y la tolerancia hacia el sexo extra y pre-marital en
terminos generales. Pero el trasfondo de esos cambios ha sido un régimen
capitalista democrático relativamente estable. En el Tercer Mundo, en cambio,
el trasfondo típico ha sido la salida de dictaduras acompañadas por algún grado
de movilización social.
Aun en los países del Tercer Mundo que tienen varios partidos
políticos, elecciones y otros aspectos de la democracia constitucional se le
hace virtualmente imposible a los movimientos sociales independientes influír
en los procesos de toma de decisiones. En México, por ejemplo, donde el mismo
partido monopolizó el poder político y controlado los movimientos sociales por
más de 70 años, según Mejía el efecto en la gente LGT ha sido el siguiente: la
corrupción, las autoridades, la ley como letra muerta y el abuso policiaco.
Mogrovejo indica que los mismos problemas existen en otros países
latinoamericanos: abusos de la policía, extorsión, asesinatos e incluso la
tortura, acusaciones de corrupción de menores y de comportamiento inmoral e
indecente, incluyendo países en que las dictaduras son cosas del pasado y
diversos partidos son electos periódicamente a los puestos de gobierno.
En muchos países del Tercer Mundo muchas de las decisiones más
importantes no son tomadas por los miembros electos de los gobiernos nacionales
sino por los oficiales no electos del Fondo Monetario Internacional y del Banco
Mundial. Esto no quiere decir que la política no sea importante para la gente.
Al contrario, sobre todo cuando el desempleo es muy alto, obtener un puesto en
el gobierno o algún favor de un oficial puede hacer una gran diferencia.
Pueblos enteros, grupos étnicos y familias extendidas pueden alinearse detrás
de partidos particulares y luchar fieramente para poner sus partidos en el
poder. Este tipo de política, aun cuando es formalmente democrática, a menudo
deja poco espacio para que los individuos determinen sus lealtades de acuerdo a
sus creencias personales, posiciones sociales o identidades sexuales. La gente
podrá cambiar un gobierno por otro pero no tiene poder para general tipo alguno
de cambio estructural o social.
Organizar LGT en el Tercer Mundo es más fácil cuando existe un mínimo
de espacio democrático para crear una organización, realizar una demostración o
distribuir una hoja suelta. Pero alcanzar victorias parece requerir una forma
de democracia más profunda: no sólo una prensa libre y elecciones, sino una
cultura política en que hay espacio para una activa ciudadanía individual y
para una vibrante sociedad civil. Incluso una diferencia de grado puede hacer
una gran diferencia en cuanto a la organización gay. Las Filipinas son un país
donde los partidos son a menudo dirigidos por familias terratenientes rivales,
pero como indica Dennis Altman, "hay un mundo político gay más activo en
Manila que en Bangkok, a pesar del gran mundo gay comercial" en la última,
debido a diferencias en historia política y cultura. Turquía es un país que tan
solo recientemente y de forma incompleta ha salido de una dictadura militar
pero, como mencioné en la introducción, ello aun así permite un espacio para la
organización gay que no existe en Egipto o en Pakistán, que también tienen
elecciones partidistas. Dondequiera que un mínimo de espacio democrático y una
sociedad civil activa surgen en el Tercer Mundo hay también razón para ser
optimistas en cuanto a las oportunidades para los movimientos de gays y
lesbianas. Esto es cierto aun cuando la pobreza y el subdesarrollo se
profundicen. Los mundos comerciales gay que estaban surgiendo hasta 1982 en
América Latina y hasta 1997 en el sureste de Asia han sido afectados por crisis
económicas. Para la gente LGT, esto a menudo ha tenido consecuencias trágicas.
Pero la organización gay-lesbiana a menudo ha renacido luego de esas crisis, y
en algunos casos ha sido estimulada por las golpes recibidos por sistemas
políticos y ordenes sociales rígidos. El país del Tercer Mundo en que se han
ganado la mayor cantidad de derechos para los gays y lesbianas, Sudáfrica, vivió
una profunda crisis económica y social en la década del 80 que todavía no se ha
superado completamente. Como resultado, atravesó por un profundo proceso de
transformación democrática con el fin del apartheid en los 90. Amplios sectores
de la sociedad sudafricana se movilizaron en el proceso, incluyendo LGTs
negros. No ha sido fácil mantener luego de la caída del apartheid las
organizaciones gay y lesbianas que se construyeron durante la lucha. La
movilización aun así produjo para los LGTs logros que son únicos en Africa, y
una de las dos constituciones nacionales en el mundo (Ecuador es la segunda)
que explícitamente prohibe la discriminación por razón de orientación sexual.
Mark Gevisser cita a una drag queen que resume la importancia de la
Constitución: "Me pueden violar, robar ¿qué voy a hacer cuando me atacan?
¿Agitar la Constitución en su cara? Yo soy una queen desconocida...pero ¿sabes
qué? Desde que supe de la Constitución me siento libre por dentro." Las
leyes discriminatorias, incluyendo la ley de sodomía, han sido eliminadas; las
relaciones entre personas del mismo sexo ahora se reconocen para efectos de
inmigración; y en 1997 el ANC adoptó una posición a favor de derechos de
pareja, incluyendo el matrimonio de personas de un mismo sexo. Este es un
record del que las lesbianas y gays de una democracia rica como los Estados
Unidos podrían estar orgullosos.
Dondequiera que los movimientos gays y lesbianos han surgido en el
Tercer Mundo, están luchando por los mismos derechos por los que los sudafricanos
han luchado. Ejemplo de esto son las luchas contra las leyes contra la sodomía
en Nicaragua y en Puerto Rico (los únicos dos países en América Latina que
todavía las tienen), en India y Sri Lanka. En algunos casos las leyes
discriminatorias probablemente pueden ser revocadas a través del cabildeo y la
organización sin grandes movilizaciones. Otras demandas serán más difíciles de
conquistar. Hasta ahora, los esfuerzos por lograr una prohibición
constitucional de la discriminación han sido derrotados en Brasil, a pesar de
los avances del movimiento gay y lesbiano después de que se desmanteló la
dictadura, y también ha sido ferozmente resistidos en Fiji. Los derechos de
pareja que se han logrado en varios países de Europa Occidental todavía no se
han alcanzado en Sudáfrica a pesar del apoyo del ANC ni en Brasil a pesar del
apoyo del PT, ni en India a pesar de la demanda del movimiento por tales
derechos desde 1991.
Más aun, los avances de la lucha por la liberación gay y lésbica
alcanzados en Sudáfrica no implican una conquista de la igualdad plena. Existen
límites a la igualdad de los gays y lesbianas que puede conquistarse en países
marcados por una profunda desigualdad social, como es el caso de la mayoría de
los países del Tercer Mundo. La transformación democrática promovida por el ANC
desde la década de los 50 hasta la de los 90 incluyó más que la eliminación
formal del apartheid: también implicó la exigencia de tierra para los negros
expropiados por el apartheid así como una más justa distribución del poder
económico concentrado en manos blancas. Transformaciones democráticas de ese
alcance todavía no han ocurrido en Sudáfrica. Ello limita la vida de la gente
LGT. Gevisser indica que en los barrios negros, donde a menudo ocho personas
duermen en el mismo cuarto,
"sencillamente no hay espacio para ser gay".
La plena igualdad para gays y lesbianas requiere la liberación del
Tercer Mundo en un sentido social más amplio: la liberación de la pobreza y de
la dependencia. La gente LGT necesita, por ejemplo, vivienda para tener espacio
físico para desarrollar sus relaciones, y empleos que permitan a la gente joven
y transgénero no depender del comercio sexual. ¿Cómo pueden los hombres gay
enfrentar el problema del SIDA en aquellos países en que el sexo entre hombres
es un factor importante en la epidemia, sin desafiar los programas de ajuste
estructural que destruyen los sistemas de salud pública? ¿Cómo puede la gente
LGT tener la posibilidad de escapar para rehacer sus familias sin la protección
de un verdadero estado de bienestar? "Al final del siglo 20, sin embargo,
el renacer del dominio del mercado una vez más amenaza con eliminar una amplia
gama de apoyos y derechos sociales", incluyendo los frágiles estados de
bienestar que se ha podido conquistar en el Tercer Mundo.
Libertad e iguladad para las lesbianas en el Tercer Mundo implica
emancipación de la mujer, para que las mujeres tengan opciones además del
matrimonio y de la dependencia económica de los hombres. Estas preocupaciones
ayudan a explicar los vínculos descritos por Mogrovejo y que muchos activistas
gays y lesbianas hicieron durante la década de los 70 entre la liberación gay y
lesbiana y el socialismo y el feminismo.
Hay muchos países en el Tercer Mundo que tiene el potencial de construir
economías desarrolladas. Brasil, Sudáfrica, e Indonesia ciertamente tienen el
territorio, la población, los recursos naturales, el conocimiento, y la base
industrial para ser poderes económicos. Pero en repetidas ocasiones han visto
sus logros económicos deshechos por el mercado mundial como está estructurado
en la actualidad. Por esa razón, la idea de romper con ese mercado mundial, de
romper con el capitalismo, sin duda alguna seguirá siendo planteada en esos
países, incluso a los movimientos de gays y lesbianas. La idea será más creíble
en la medida en que la izquierda entienda que las categorías marxistas por sí
solas no son adecuadas para tratar con el tema de la opresión de la mujer y
sexual y que deben ser enriquecidos con los análisis de los teóricos gays y
lesbianas y que los partidos socialistas deben respetar la autonomía de los
movimientos gay y lesbiana.