La revolución socialista y la lucha por la liberación de
la mujer
Resolución
adoptada por el Congreso mundial. Esta resoIución obtuvo 100 votos a favor, 0,5 votos en contra, 6 abstenciones y 6,5
NPV.
Las posiciones
marxistas básicas sobre la opresión de las mujeres foiman parte de los
fundamentos programáticos de
EL CARACTER DE
EL NUEVO AUGE DE LAS
LUCHAS DE LAS MUJERES
1. Desde finales de
los años 60 se ha producido una creciente rebelión de las mujeres contra la
opresión que sufren como sexo. En todo el mundo, millones de mujeres,
especialmente mujeres jóvenes, estudiantes, trabajadoras, amas de casa,
comienzan a poner en cuestión algunos de los aspectos más fundamentales de su
opresión secular.
El primer pais en
que apareció esta radicalización de las mujeres como un fenómeno de masas
fueron los Estados Unidos. Esta radicalización se manifestó por la aparición de
miles de grupos de liberacion de 1a mujer y por las manifestaciones de decenas
de miles de mujeres el 26 de agosto de 1970, en conmemoración del 50
aniversario del triunfo de la lucha de las mujeres norteamericanas por el
derecho al voto.
Pero la nueva ola de
luchas de las mujeres en EE.UU. no fue un proceso excepcional y aislado, ya que
pronto surgió el movimiento de liberación de la mujer en todos los países capitalistas
avanzados.
EI nuevo movimiento
de liberación de la mujer apareció en la escena histórica formando parte de un
ascenso má s general de la clase obrera y de todos las capas y sectores
oprimidos y explotados de la población mundial. Este ascenso ha tomado
muchas formas, desde huelgas económicas hasta luchas contra la opresión
nacional, manifestaciones estudiantiles, reivindicaciones de protección del
medio ambiente y movimiento internacional contra la guerra imperialista
en Vietnam. Aunque el movimiento feminista surgió entre estudiantes y mujeres
profesionales, las reivindicaciones que levantó, combinadas con las contradicciones
crecientes del sistema capitalista cornenzaron a movilizar a sectores mucho má
s amplios. Comenzó a influir es la conciencia, las aspiraciones y las
acciones de sectores significativos de la clase obrera, tanto hombres como
mujeres.
En muchos países, el
nuevo ascenso de la lucha de las mujeres precedió a todos los amplios cambios
en la combatividad del movimiento obrero organizado. En otros, como en España,
se mezcló con el auge explosivo de las luchas de la clase obrera en todos los
frentes. Pero prácticamente en todos los casos, el movimiento surgió fuera e
independientemente de las organizaciones de masas del movimiento obrero, que se
vieron entonces obligadas a responder a ese nuevo fenómeno. El desarrol1o del
movimiento feminista se ha convertido de ese modo en un factor importante
dentro de la batalla política e ideológica para debilitar la influencia de la
burguesía y de sus agentes dentro de la clase obrera.
El rápido
crecimiento del movimiento feminista, y el papel que ha tenido en la
profundización de la lucha de clases, tanto a nivez internacional, como en los
distintos países, confirma que hay que considerar la lucha por la liberación de
la mujer como un componente fundamental del nuevo ascenso de la revolución
mundial.
2. Esta radicalización de las mujeres no tiene
precedentes tanto por la profundidad de la crisis económica, politica y social
que expresa, como por las implicaciones que tiene en la lucha contra la
opresión y explotación capitalista.
País tras pais, un
numero cada vez mayor de mujeres participa en campañas de masas contra las leyes
reaccionarias, contra el aborto y los anticonceptivos, contra las opresivas
legislaciones de matrimonio, por instalaciones
|
suficientes de
guarderías, contra toda restricción legal a la igualdad. Denuncian y resisten
las formas en las que se expresa el sexismo en todas las esferas, desde la política,
el empleo y la educación, hasta los aspectos más íntimos de la vida cotidiana,
incluyendo el peso de las tareas domésticas y la violencia y la intimidación a
que se ven sometidas las mujeres en su casa yen la calle.
Las mujeres levantan
reivindicaciones que ponen en cuestión las formas específicas que toma su
opresión bajo el capitalismo en la actualidad y ponen también en cuestión la
arraigada división tradicional del trabajo entre hombres y mujeres, desde la
casa hasta la fábrica. Cada vez más exigen medidas preferenciales que abran a
las mujeres las puertas que les han sido cerradas en todos los terrenos para
poder acabar con una discriminación institucionalizada desde hace siglos.
Insisten en el
derecho a participar con completa igualdad en todas las formas de actividad social,
económica y cultural: igualdad en la educación, en el acceso a trabajos, igual
salario para igual trabajo.
Para hacer posible
esta igualdad, las mujeres buscan los medios para poner fin a su servidumbre
doméstica. Exigen la socialización de las tareas domésticas y que éstas no sean
consideradas como un "trabajo de mujeres". Las más conscientes
reconocen que es la sociedad y no la unidad familiar individual quien debe
tornar la res- ponsabilidad de los jóvenes, los viejos y los enfermos.
En el mismo centro
del naciente movimiento por la liberación de la mujer ha estado la lucha porque
el aborto deje de ser considerado como un crimen, y por hacerlo accesible a
todas las mujeres. Millones de mujeres reconocen el derecho a controlar sus
propios cuerpos, a decidir si van a tener hijos, cuándo y cuántos, como una
precondición elemental para su liberación.
Estas exigencias llegan
al corazón mismo de la opresión especifica de la mujer, que se ejerce a través
de la familia y golpean los pilares de la sociedad de clases. Muestran hasta
qué punto la lucha por la liberación de la mujer es una lucha por la
transformación de todas las relaciones sociales y humanas, en la medida en que
las situa a un nivez diferente, más elevado.
3. El hecho de que
el movimiento de liberación de la mujer apareciera como un fenómeno
internacional, incluso antes de la agudización de las contradicciones
económicas mundiales del capitalismo a mediados de los años 70, demuestra las
profundas raices sociales de esta rebelión. Es uno de los síntomas más claros
de la profundidad de la crisis social del orden burgués en la actualidad.
Estas luchas
ilustran el grado en que las anacrónicas relaciones e instituciones
capitalistas generan contradicciones cada vez mayores en todos los sectores de
la sociedad y precipitan nuevas expresiones de la lucha de clases. La agonía
del capitalismo hace que nuevos sectores, entren en conflicto directo con las
necesidades y prerrogativas fundamentales de la burguesía, aportando nuevos
aliados y fortaleciendo a la clase obrera en su lucha para derribar el sistema
capitalista. EI desarrollo de la lucha de las mujeres contra su opresión ya ha comenzado
a privar a la clase dominante de una de las armas principales que durante largo
tiempo ha utilizado para dividir y debilitar a los explotados y a los
oprimidos.
4. La opresión de la
mujer ha si do una de las principales características de la sociedad de clases
a lo largo de la historia. Pero las tareas prácticas para destruir radicalmente
sus causas y para combatir sus efectos, no se pudieron plantear a escala de
masas antes de la era de la transición del capitalismo al socialismo. La lucha
por la liberación de las mujeres es inseparable de la lucha de los obreros para
abolir el capitalismo. Constituye una parte integrante de la revolución
socialista y de la perspectiva comunista de una sociedad sin clases.
La sustitución del
sistema de familia patriarcal, basado en la propiedad privada, por una
organizaci6n superior de las relaciones humanas es un objetivo fundamental de
la revolución socialista. Este proceso se acelerará y se profundizará conforme
surjan las bases materiales e ideologicas del nuevo orden comunista.
El desarrollo del
movimiento de liberación de las mujeres, en la actualidad, hace avanzar la luha
de clases, aumenta sus fuerzas y favorece las perspectivas del socialismo.
5. Las mujeres
pueden lograr su liberación solamente con el triunfo de la revolución
socialista mundial. Este objetivo sólo se puede realizar con la organización y
las movilizaciones de masas de las mujeres formando parte de la lucha de
clases. Aquí reside la dinámica anticapitalista objetiva de la lucha de las
mujeres por su liberación, así como la razón fundamental por la cual
ORIGEN
Y NATURALEZA DE
1.Contrariamente a lo
que muchos piensan la opresión de las mujeres no ha estado determinada por su
biología. Su origen tiene un carácter social y económico. A lo largo de la
evolución de la sociedad pre-clasista y de clases, la función de reproducción
de las mujeres siempre ha sido la misma. Pero su situación social no ha sido
siempre el status degradante de una esclava doméstica sometida al control y las
órdenes del hombre.
2. Antes del
desarrollo de la sociedad de clases, durante el periodo histórico al que los
marxistas tradicionalmente se han referido como comunismo primitivo {sociedades
de subsistencia) , la producción social se organizaba de forma comunitaria y su
producto se repartía equitativamente. Por tanto, no existía ningún tipo de
explotación, de opresión de un grupo o sexo por otro, porque no existía la base
material para tales relaciones. Ambos sexos participaban en la producción
social, contribuyendo a asegurar el mantenimiento y la supervivencia de todos.
La situación social de los hombres y las mujeres reflejaba los papeles
esenciales que cada uno de ellos tenía en este proceso productivo.
3. El origen de la
opresión de las mujeres está ligado a la transición de la sociedad preclasista
a la sociedad de clases. El proceso exacto a través del que tuvo lugar esta
compleja transición es todavía objeto permanente de investigación y discusión,
incluso entre quienes mantienen posiciones materialistas de la historia. Sin
embargo, las líneas fundamentales de la aparición de la opresión de la mujer
están claras. El cambio en la situación de las mujeres se desarrolló junto a la
creciente productividad del trabajo humano basado en la agricultura, la ganadería
y la constitución de stocks, desarrollo de nuevas divisiones del trabajo,
artesanía y comercio; a la apropiación privada de un excedente social cada vez
mayor y al incremento para algunos hombres de la posibilidad de prosperar a
partir de la explotación del trabajo de otros. En estas condiciones
socio-económicas específicas, al mismo tiempo que la explotación de seres
humanos se volvió provechosa para un pequeňo numero de privilegiados,
las mujeres debido a su papel biológico en la reproducción, se convierten en
una propiedad rentable. Al igual que las esclavas y el ganado eran fuente de
riqueza. Sólo ellas podían producir nuevos seres humanos cuya fuerza de trabajo
pudiera ser explotada enseguida. Así, la compra de mujeres por hombres, junto
con los derechos sobre su futura descendencia apareció como una de las
instituciones económicas y sociales del nuevo orden basado en la propiedad
privada. El papel social de las mujeres se definió cada vez más como la de una
esclava doméstica y como productora de hijos.
Junto con la
acumulación privada de la riqueza se desarrolló la familia patriarcal como la
institución a través de la cual la responsabilidad por los miembros
improductivos de la sociedad especialmente los jóvenes se transfirió de la
sociedad en su conjunto a un individuo o a un pequeňo grupo de individuos.
Esta fue la primera institución socio-económica que aseguró la perpetuidad de
una generación a otra de la división de clases, divisiones entre los que poseen
riquezas y viven del trabajo de otros, y los que, al no tener propiedades, tenían
que trabajar para otro para poder vivir. La destrucción de las tradiciones y
estructuras igualitarias y comunitarias del comunismo primitivo fue esencial
para el nacimiento de una clase explotadora y acelerará la acumulación
primitiva de riquezas.
Este fue el origen
de la familia patriarcal. En realidad, la misma palabra familia que en la
actualidad aún se utiliza en lenguas de origen latinas, viene de la palabra
latina "famulus", que significa esclavo de la casa y
"familia" que designa a la totalidad de los esclavos pertenecientes a
un hombre.
Las mujeres dejaron
de ten er un puesto independiente en la producción social. Su papel productivo
estaba de- terminado por la familia a la que pertenecían, por el hombre al que
estaban subordinadas. Esta dependencia económica determinó la situación social
de las mujeres como personas de segunda categoría de la que siempre ha dependido
la cohesión y la continuidad de la familia patriarcal. Si las mujeres pudieran
simplemente coger sus hijos e irse, sin que esto supusiera ningún problema
económico o social, la familia patriarcal no habría podido mantenerse durante
milenios.
Así la familia
patriarcal y la subyugación de las mujeres, surgieron al mismo tiempo que las
demás instituciones de la naciente sociedad de clases para reafirmar las recién
aparecidas divisiones de clase y para perpetuar la acumulación privada de la
riqueza. El estado, con su policía y sus ejércitos, sus leyes y sus tribunales,
reforzaron estas relaciones. La ideología de la clase dominante, incluyendo la
religión, surgió sobre esta base y tuvo un paper vital en la justificación de
la degradación a la que someter al sexo femenino.
4. La familia es la
institución fundamental de la sociedad de clases que determina y mantiene el
carácter específico de la opresión de la mujer como sexo. A lo largo de la
historia de la sociedad de clases, el sistema familiar ha demostrado su valor
como institución de la dominación de clase. La forma de la familia ha
evolucionado y se ha adaptado a las necesidades cambiantes de las clases
dominantes conforme los modos de producción y las formas de propiedad privada
han atravesado diferentes etapas de su desarrollo. El sistema familiar en el
esclavismo clásico era distinto del sistema familiar durante el feudalismo (no
existía en realidad la familia esclava). Ambos eran completamente distintos de lo
que a menudo se llama el "nucleo familiar" urbano de hoy en dia.
Además la
institución familiar responde al mismo tiempo a necesidades económicas y
sociales diferentes, frente a clases con diferentes papeles en la producción y
distintos derechos de propiedad, con intereses diametralmente opuestos. Por
ejemplo, la "familia del siervo" y la "familia" del seňor
feudal eran formaciones socio-económicas completamente distintas. Sin embargo,
ambas formaban pafte del sistema familiar, una institución de dominación de
clase que ha jugado un papel indispensable en todas las etapas de desarrollo de
la sociedad de clase.
En la sociedad de
clases, la familia es el único lugar al que la mayoría de las personas se puede
volver para intentar satisfacer algunas necesidades humanas básicas, como amor y
compaňa. A pesar de lo pobremente que pueda la familia llenar estas necesidades
para rnuchos, no hay ninguna alternativa real mientras exista la propiedad
privada. La desintegración de la familia bajo el capitalismo arrastra desgracia
y sufrimiento precisamente porque todavía no puede aparecer ninguna forma
superior de relaciones humanas en este sisterna.
Pero lo que define
la naturaleza del sisterna familiar no es el que proporcione amor y compaňía.
El sistema familiar es una institución económica y social, cuyas funciones se
pueden resumir de la forma siguiente:
a) La familia es el
mecanismo básico por el que las clases dominantes se eximen de la
responsabilidad social del bienestar económico de aquellos cuya fuerza de
trabajo explotan: la mayoría del género humano. La clase dominante trata, en la
medida de lo posible, de obligar a cada familia a ser responsable de sí misma,
institucionalizando de esta manera la distribución desigual de los ingresos, y
de la riqueza.
b) La institución familiar proporciona los medios para transmitir las riquezas
de una generación a otra. Es el mecanismo social fundamental para la
perpetuación de la división de la sociedad en clases.
c) El sistema
familiar le proporciona a la clase dominante el mecanismo más barato e
ideológicamente más aceptable para la reproducción de fuerza de trabajo. El hacer
a la familia responsable del cuidado de los jóvones significa que se reduce al
mínimo la parte de riqueza social acumulada -apropiada como propiedad privada-
que se utiliza para asegurar la reproducción de las clases trabajadoras.
Además, el hecho de que cada familia sea una unidad atomizada, que lucha para
asegurar su propia supervivencia, hace más difícil para los más oprimidos y
explotados unirse en la acción común.
d) La institución familiar refuerza una división social del
trabajo en que las mujeres están definidas fundamentalmente por su papel de
productores de hijos y se les en carga de tareas ligadas directamente con esta
función reproductiva: las relacionadas con el cuidado de los demás miembros de
la familia. Así, la institución familiar refuerza y descansa sobre una división
social del trabajo que implica la subyugación y la dependencia económica de la
mujer.
e) El sistema familiar es una institución conservadora y
represiva que reproduce en su interior las relaciones jerárquicas y
autoritarias necesarias para el mantenimiento de la sociedad de clases en su
conjunto. Fortalece las actitudes agresivas, posesivas y competitivas
necesarias a la perpetuación de las divisiones de clase .
Moldea la estructura
del carácter y comportamiento de los niňos desde la infancia hasta la
adolescencia. Les entrena, les disciplina y les vigila, educándoles en la sumi-
sión a la autoridad establecida. De ese modo, desvía los impulsos rebeldes e
inconformistas. Reprime y desvía toda sexualidad, la canaliza en los
comportamientos sexuales masculinos o femeninos socialmente establecidos y
aceptados que corresponden a sus objetivos en cuanto a la reproducción,
diferentes papeles socio-economicos de los hombres y las mujeres. Inculca todos
los valores sociales y normas de comportamiento que los individuos deben
adquirir para sobrevivir en la sociedad de clases y someterse a su dominación.
Distorsiona todas las relaciones humanas imponiéndoles el marco de la
obligación económica, la dependencia personal y la represión sexual.
5. Bajo el capitalismo, como en épocas históricas
anteriores, la familia ha evolucionado. Pero el sistema familiar continúa
siendo una institución indispensable para la dominación de clase, al cumplir
todas las funciones económicas y sociales que hernos descrito .
Entre la burguesía, la familia asegura la transmisión de
la propiedad privada de una generación a otra. Los matrimonios, frecuentemente,
garantizan alianzas provechosas o fusiones de amplios bloques de capital,
especialmente en las primeras etapas de la acumulación capitalista.
Entre la pequeňa burguesía clásica, como los campesinos, artesanos o
pequeňos
comerciantes, la familia es también una unidad de producción basada en el
trabajo de sus miembros.
Para la clase obrera, aunque la familia proporciona algún
grado de protección mutua para sus miembros, es una institución de clase ajena,
en el sentido más básico, que se le impone a la clase obrera y sirve a los
intereses económicos de la burguesía y no de los trabajadores. Y sin embargo, los
trabajadores se ven adoctrinados desde la infancia, a verla (igual que al
trabajo asalariado, la propiedad privada y el estado) como la más natural e
imperecedera de las relaciones humanas.
a) Con
el ascenso del capitalismo y el crecimiento de la clase obrera, la unidad
familiar entre los trabajadores deja de ser una unidad pequeňo burguesa de producción,
aunque permanece como la unidad básica a través de la que se organiza el
consumo y la reproducción de la fuerza de trabajo. Cada miembro de la familia vende
su fuerza de trabajo individualmente en el mercado. El lazo económico básico
que anteriormente mantenia unida a la familia de los explotados y los oprimidos
-por ejemplo, el hecho de que tuvieran que trabajar conjuntamente para
sobrevivir-- comienza a disolverse. Conforme las mujeres son empujadas al
mercado de trabajo consiguen por primera vez, desde la aparición de la sociedad
de clases, algún grado de independencia económica. Esto comienza a socavar la aceptación
de su subyugación doméstica por parte de la mujer. En consecuencia es la misma
institución familiar que se pone en cuestión.
b) Así, hay una contradicción entre la creciente
integración de las mujeres en el mercado de trabajo y la independencia
económica y la igualdad, la familia tenderá cada vez más a desaparecer, pero el
sistema familiar es un pilar indispensable de la dominación de clase. Su
mantenimiento es esencial para la supervivencia del capitalismo.
c) El número creciente de mujeres en el mercado de
trabajo crea una profunda contradicción para la clase capitalista,
especialmente durante los períodos de expansión acelerada. Tienen que emplear
más mujeres para sacar ganancias de su sobreexplotación. Pero el empleo de las
mujeres les quita la posibilidad de perpetuar el sistema, según el cual las
mujeres son responsables de 1o fundamental del trabajo doméstico gratuito, que
consiste en ocuparse de los niňos. Así, el estado tiene que comenzar a ayudar a la
familia contribuyendo a asegurar y pagar algunas de las funciones sociales y
económicas que esta tradicionalmente llenaba, como la educación, el cuidado de
los niňos, etc.
Pero los servicios sociales son más caros que el trabajo
doméstico no pagado de las mujeres. Absorben una parte de la plusvalía que de
otra forma se apropiarían los dueňos del capital. Disminuyen sus ganancias. Además, los
programas sociales de este tipo fortalecen la idea de que es la sociedad y no
la familia quien debe responsabilizarse del bienestar de sus miembros
improductivos. Elevan las expectativas sociales de la clase obrera .
d) El trabajo doméstico efectuado gratuitamente por las
mujeres -cocina, limpieza, lavado, cuidado de los niňos - tiene un pa pel específico
bajo el capitalismo. Este trabajo doméstico es un elemento necesario de la
reproducción de la fuerza de trabajo que se vende a los capitalistas (tanto la
propia fuerza de trabajo de la mujer, como la de su marido, la de sus hijos o
de cualquier otro miembro de la familia).
Si todo 1o demás se mantuviera igual y las mujeres no
realizaran su trabajo gratuito en el interior de las familias obreras, el nivel
general de salarios tendría que ser 1o suficientemente altos como para comprar
los bienes y servicios que en la actualidad se producen dentro de la familia.
(Desde luego, el nivel general de vida necesario para la reproducción de la fuerza
de trabajo esta históricamente determinado en cada sociedad y en cada época. No
se puede reducir drásticamente sin una derrota aplastante de la clase obrera).
Cualquier disminución generalizada del trabajo doméstico no pagado que realizan
las mujeres, reduciría las ganancias totales, alterando la proporción entre
ganancias y salarios a tavor del proletariado.
A pesar de lo útil que pueda ser, el trabajo doméstico de una mujer no
produce bienes de cambio para el mercado, y por lo tanto no produce valor ni
plusvalía. Tampoco entra en el proceso de explotación capitalista. En términos
de valor, el trabajo doméstico efectuado gratuitamente en el seno de la familia
afecta a la tasa de plusvalía. Indirectamente, aumenta la masa total de
plusvalía social. Esto es cierto, independientemente de que este trabajo sea
desempeňado por las mujeres, o compartido por los hombres.
Es la clase capitalista, no los hombres en general, y
desde luego, no los asalariados de sexo masculino, quien se beneficia del
trabajo gratuito de la mujer en casa. Esta "explotación" de la
familia de trabajadores, cuya carga cae abrumadoramente sobre los hombros de
las mujeres, solamente se puede eliminar con la destrucción del capitalismo y
la socialización de las tareas domésticas en el proceso de construcción de la
sociedad socialista.
e) El papel indispensable de la familia y el dilema que
crea el creciente empleo de la mujer para la clase capitalista se hace
completamente claro en períodos de crisis económica. La clase dominante
necesita realizar dos objetivos: tiene que secar a un número significativo de
mujeres de la fuerza de trabajo para restablecer el ejército de reserva, y para
bajar los niveles de salarios. Tiene que reducir los costos crecientes de los
servicios sociales que proporciona el estado y transferir la responsabilidad y
el peso económico de estos servicios de nuevo sobre la familia individual del
trabajador.
Para realizar estos dos
objetivos, necesita emprender una ofensiva ideológica contra el mismo concepto
de la igualdad y la independencia
de 1as mujeres, y reforzar la
responsabilidad de cada familiar individual sobre el cuidado de sus hijos, sus
ancianos, y sus enfermos. Tiene
que reforzar la imagen de la familia como la única forma “natural” de las
relaciones humanas y convencer a
las mujeres que han comenzado a rebelarse contra su situación subordinada de
que la verdadera felicidad solamen te se consigue al cumplir su papel “natural” y primario de
esposa-madre-ama de casa .Los capitalistas empiezan a descubrir que pese a sus palabras y gritos sobre la crisis y la
austeridad que se impone, muchas
mujeres están integradas en el mundo del trabajo y es más difícil empujar de nuevo a la casa a un número suficiente de ellas.
f) En las primeras etapas de la
acumulación capitalista, la explotación brutal, desatada y sin regulación alguna de las mujeres y
los niňos a menudo llega a erosionar
la estructura farniliar en el seno de la clase obrera y amenaza su utilidad como sistema de
organización, control y reproducción
de la fuerza de trabajo.
Esta era la
tendencia sobre la que Marx y Engels llamaron la atención en
g) Los políticos
capitalistas responsables de elaborar las políticas sociales para proteger y
defender los interesas de la clase dominante son extremadamente conscientes del
papel económico indispensable que tiene la familia y de la necesidad de
mantenerla como el núcleo social básico en el capitalismo. La "defensa de
la familia" no es solamente un estribillo demagógico de la ultra derecha.
El mantenimiento del sistema familiar es la política básica de todo estado
capitalista, dictada por las necesidades sociales y económicas del mismo
capitalismo.
6. Bajo el
capitalismo, la institución familiar también constituye el mecanismo para la
sobreexplotación de las mujeres como trabajadoras asalariadas.
a. Le da al
capitalismo una reserva excepcionalmente flexible de fuerza de trabajo, que
puede llevarse a trabajar, o ser devuelta a la casa con consecuencias sociales
menores que las de cualquier otro componente del ejército de reserva.
Como toda la
superestructura ideológica refuerza la ficción de que el puesto de la mujer es
en su casa, las altas tasas de desempleo en las mujeres producen relativamente
menos protesta social. Después de todo, se dice las mujeres solamen te trabajan
para aportar un suplemento a los ingresos que ya existen en la familia. Cuando
están desempleadas, se ocupan de las tareas domésticas, y no están tan
obviamente "sin trabajo" .La indignación y el resentimiento que
sufren, a menudo desaparece como amenaza social seria debido al aislamiento y
la atomización de las mujeres en casas separadas e individuales. El que en
periodos de crisis económica, las medidas de austeridad tomadas por la clase
dominante implican siempre ataques contra el derecho de las mujeres al trabajo,
se traduce en presiones.
b. Como el puesto
"natura!" de la mujer se supone que está en la casa, el capitalismo
tiene una racionalización ampliamente aceptada para perpetuar:
1. El empleo de
mujeres en trabajos no cualificados y de baja remuneración. "No merece la
pena enseňarles, porque se quedan embarazadas o se casan y dejan el trabajo".
2. La desigualdad
salarial y los bajos salarios. "De todos modos solo trabajan para comprar
tonterias y objetos de lujo".
3. Profundas
divisiones en el seno de la misma clase obrera. "Está ocupando un puesto
que debería tener un hombre".
4. El hecho de que
las mujeres trabajadoras no estén proporcionalmente integradas en los
sindicatos y otras organizaciones de la clase obrera. "Ella no debería
estar corriendo de un lado a otro y yendo a reuniones. Debería estar en su casa
cuidando a los niňos".
c. Como todo el
sistema salarial está estructurado a partir de los salarios más bajos, esta
sobreexplotación de la mujer como mano de obra de reserva juega un papel
insustituible para mantener bajos también los salarios de los hombres.
d. La subyugación de
la rnujer dentro del sistema familiar proporciona las bases económicas,
sociales e ideológicas que hacen posible su sobreexplotación. Las mujeres
trabajadoras no sólo están explotadas como trabajadoras asalariadas, sino también
como una reserva de trabajo de parias definidas por el sexo.
7. La opresión de la
mujer está históricamente entremezclada con la división de la sociedad en
clases, y con el papel de la familia como la unidad básica de la sociedad de
clases. Por eso esta opresión sólo puede ser erradicada con la abolición de la
propiedad privada de los medios de producción. Hoy, es el carácter de clase de
estas relaciones de producción, y no la capacidad productiva de la humanidad 1o
que constituye el obstáculo para que las funciones económicas y sociales
atribuidas a la familia bajo el capitalismo no sean transferidas a la sociedad
en su conjunto.
8. El análisis
materialista del origen histórico y las raices económicas de la opresión de las
mujeres es esencial para desarrollar un programa y una perspectiva capaces de
conquistar la liberación de la mujer. Rechazar esta explicación científica
conduce inevitablemente a uno de estos dos errores:
a. Un error, que cometen
muchos que dicen seguir el método marxista, es negar, o por 1o menos minimizar,
la opresión de la mujer como sexo en toda la historia de la sociedad de clases.
Ven la opresión de la mujer pura y simplemente como un aspecto de la
explotación de la clase obrera. Este punto de vista, de la importancia a las
luchas de las mujeres solamente en su calidad de trabajador as asalariadas en
sus empleos. Piensan que las mujeres serán liberadas, de paso, por la
revolución socialista, por 1o que no hay ninguna necesidad de que se organicen
como mujeres luchando por sus propias reivindicaciones. Niegan la necesidad de
que las mujeres se organicen para luchar contra su opresión, no hacen sino
reforzar las divisiones en el seno de la clase obrera y retardan el desarrollo
de la conciencia de clase entre las mujeres que empiezan a luchar contra su estatus
de inferioridad .
b. Un error
simétrico 1o cometen aquellos que argumentan que la dominación de la mujer por
el hombre existía antes de que la sociedad de clases comenzara a aparecer.
Defienden que esto se concretó por medio de una división del trabajo en base al
sexo. Así, la opresión patriarcal se debe explicar por razones diferentes del
desarrollo de la propiedad privada y la sociedad de clases . Ven el patriarcado
como un conjunto de relaciones opresivas paralelo pero independiente a las
relaciones de clase.
Quienes han
desarrollado este análisis de forma sistemática, generalmente aislan el hecho
de la reproducción y se concentran solamente en él. Pasan generalmente por alto
el predominio del trabajo cooperativo, la esencia de la sociedad humana, y dan
muy poca importancia al lugar que ocupan las mujeres en el proceso de
producción en cada etapa histórica. Algunos llegan hasta teorizar sobre un modo
patriarcal de reproducción atemporal, definido por el control del hombre sobre
los medios de reproducción (las mujeres). A menudo adelantan explicaciones
psicoanalíticas que rápidamente caen en un idealismo ahistórico, colocando las
raices de la opresión en aspectos biológicos y / o psicológicos al margen del
contexto materialista de las relaciones sociales.
Esta corriente, muchas veces organizada bajo el nombre de
"feministas radicales", agrupa tanto antimarxistas conscientes como
otros que consideran que están haciendo una "redefinición feminista del
marxismo". Pero la posición de que la opresión de la mujer es paralela, y
no tiene sus raices en la explotación de clase lleva incluso a los más
coherentes, a plantear la necesidad de un partido politico de mujeres basado en
un programa feminista que trata de ser independiente de la lucha de clases.
Rechazan y son hostiles a la necesidad de que las mujeres y los hombres se
organicen conjuntamente sobre la base de un programa revolucionario de la clase
obrera para terminar tanto con la explotación de clase como con la opresión
sexual. No ven la necesidad de aliarse en la lucha con otros que estén
oprimidos y explotados.
Estas dos aproximaciones unilaterales niegan la dinámica
revolucionaria de la lucha por la liberación de la mujer como una forma de la
lucha de clases. Ninguna de las dos reconoce que la lucha por la liberación de
las mujeres, para triunfar. tiene que ir más allá de los límites de las
relaciones de propiedad capitalista. Ambas posiciones niegan las implicaciones
que tiene este hecho para la clase obrera y su dirección marxista
revolucionaria.
RAICES DE
1. El movimiento actual de liberación de la mujer se
levanta sobre la base de las luchas anteriores de las mujeres, a finales del último
siglo.
Con la consolidación del capitalismo industrial durante
el siglo XIX, un número creciente de mujeres se integró al mercado del trabajo.
La brecha entre la situación social y legal ,je la mujer heredada del
feudalismo y su nueva situación económica como trabajadora asalariada que vende
su fuerza de trabajo en el mercado, produjo enormes contradicciones. EI
capitalismo también abrió la puerta para la independencia económica de las
mujeres de la clase dominante. A partir de estas contradicciones apareció la
primera ola de luchas de las mujeres, dirigida a conquistar la complete igualdad legal con los
hombres.
Entre las que luchaban por los derechos de las mujeres se
encontraban diferentes corrientes políticas. Muchas de las dirigentes
sufragistas eran mujeres que creian que el voto se debía conquistar mostrando
la clase dominante que eran defensores leales del sistema capitalista. Algunas
unieron la lucha sufragista a un apoyo al imperialismo en la l Guerra Mundial y
a menudo se opusieron al derecho de voto para los hombres y mujeres sin
propiedades, los inmigrantes y los negros.
Pero también existía en muchos países una fuerte
corriente de mujeres socialistas que veian la lucha por los derechos de la
mujer como parte de la lucha de la clase obrera y movilizaron el apoyo de
hombres y mujeres trabajadoras sobre esta base. Lucharon por el derecho al voto
y tuvieron un papel decisivo en la lucha sufragista en países como EE.UU.
También plantearon y lucharon por otras reivindicaciones, como igualdad de
salarios y el derecho a la contracepción.
A través de la lucha, las mujeres de los países
capitalistas más avanzados conquistaron, en diferentes grados, varios
importantes derechos democráticos: el derecho a la educación superior, el
derecho o trabajar en los negocios y las profesiones liberales, el derecho a
recibir y disponer de sus propios salarios (que se había considerado como el
derecho del morido o el padre) el derecho o ser propietorias, el derecho al
divorcio, el derecho o participar en organizociones políticas. En varios países
este primer auge de lucho culminó con luchos de masas por el derecho al voto.
2. El sufragio femenino, conseguido justo después o al mismo tiempo que el
sufragio universal por los hombres, fue una conquista objetiva importante para
la clase obrera. Reflejó y a su vez contribuyó a hacer avanzar la situación
social de la mujer en proceso de cambio. Por primera vez en la sociedad de
clases se consideraba legalmente a las mujeres como ciudadanos capaces de
participar en los asuntos públicos, con derecho a expresarse sobre los
problemas políticos principales y no simplemente sobre los problemas de orden
privado y doméstico.
Aunque la causa profunda de la situación subordinada de
la mujer se encuentra en los mismos fundamentos de la sociedad de clases y en
el papel especial de la mujer dentro de la familia, no en la negativa formal de
igualdad ante la ley, la extensión de los derechos democráticos a las mujeres
les dió mayor amplitud de acción y contribuyó a que las generaciones
posteriores comprendieran que las fuentes de la opresión de la mujer eran más
profundas.
3. Las raíces de la nueva radicalización de las mujeres se encuentran en los
cambios económicos y sociales de los aňos posteriores a
a) Los avances en la ciencia médica y la tecnologia en el campo del control
de la natalidad y el aborto han creado los medios por los que 1as mujeres
pueden tener un mayor control sobre sus funciones reproductivas. El control de
las mujeres sobre sus propios cuerpos es una precondición para la liberación de
la mujer.
A la vez que estas
técnicas médicas son más ampliamente accesibles, leyes reaccionarias, reforzadas
por las costumbres burguesas, el fanatismo religioso, y toda la superestructura
ideológica de la sociedad de clases, son rnuchas veces un obstáculo para el
control de la rnujeres sobre sus propias funciones reproductivas. Se ponen
barreras económicas, legales, sicológicas y "morales" para tratar de
impedir que las mujeres ejerzan su derecho a escoger si van a tener hijos y
cuándo. Además, los criterios capitalistas basados en la ganancia y el
desprecio sexista por las vidas de las mujeres ha producido peligros continuos
para la salud de las mujeres que utilizan los métodos anticonceptivos. Esta
contradicción entre lo que es posible y 1o que realmente existe afecta las
vidas de todas las mujeres. Ha dado lugar a poderosas luchas por el derecho al
aborto, que han estado en el centro del rnovimiento de las mujeres a escala
internacional.
b) Las prolongadas condiciones de "boom" de la expansión
económica de la postguerra han aumentado de forma significativa el porcentaje
de mujeres en el mercado de trabajo.
Tomando como ejemplo, los EE.UU. en 1959, el 33.9 por ciento de todas las mujeres de
Igualmente importante, el porcentaje de mujeres con hijos
aumentó drásticamente, así como el porcentaje de mujeres trabajadoras que eran
cabezas de familia.
En Espaňa trabajan en la actualidad el triple de mujeres que en 1930.
El Inglaterra, entre 1881 y 1951 la proporción de mujeres
empleadas era muy estable, manteniéndose alrededor del 25 ó el 27 por ciento.
En 1965 el 34 por ciento de todas las mujeres entre 16 y 64 aňos de edad estaban
empleadas a tiempo completo, 17.9 por ciento a tiempo parcial, y un total del
54.3 por ciento entraba en la categoría de "económicamente activas".
Alrededor de 2/3 de las mujeres trabajadoras estaban casadas.
Solamente algunos países que aún tenían un alto
porcentaje de trabajadores agrícolas después de
En regiones extremadamente atrasadas como el sur de
Italia y el norte de Portugal esta regresión se ha emparejado realmente con el
resurgimiento a escala significativa del trabajo a domicilio. Las mujeres se
ven presjonadas para trabajar a destajo en la casa con sus máquinas de coser,
ahorrándoles a los empresarios los costos de mantenimiento de fábricas, pagos
de servicio médico y seguri- dad social, huelgas y otros "problemas"
que produce la fuerza de trabajo organizada.
Mientras se ha producido la afluencia de las mujeres a la
fuerza de trabajo, no se ha producido ningún cambio sustancial en el grado de
discriminación salarial contra las mujeres. En muchos países, esta diferencia
entre los sexos de hecho ha aumentado.
Esto se debe fundamentalmente a que el aumento del empleo
femenino no se ha extendido igualmente en todas las categorías de trabajo. Prácticamente
en todos los países, las mujeres representan del 70 al 90 por ciento de la
fuerza de trabajo empleada en la industria textil, de calzado, ropa confeccionada,
tabaco y otras industrias ligeras; es decir, los sectores en que los salarios
son los más bajos. Las mujeres también representan el 70 por ciento o más de
los empleados en el sector de servicios, donde la gran mayoría de las mujeres
ocupan los puestos peor remunerados: secretarias, oficinistas, enfermeras,
maestras.
La discriminación en los sectores de empleo -exacerbada
por el pago desigual por el mismo trabajo en muchos casos - es la razón
fundamental de por qué incluso en los países en que el movimiento obrero ha
luchado más duramente alrededor de este problema, el salario medio de las
mujeres apenas excede el 75 por ciento del salario medio de los hombres. Esto
también explica por qué esta diferencia puede incluso ampliarse con la entrada
masiva de las mujeres en los sectores de la economía peor pagados. Este es el
caso en los EE.UU., donde el ingreso medio de todo un aňo de trabajo a tiempo completo de las mujeres trabajadoras, era el 64
por ciento del de los hombres en 1955, y
bajó hasta el 57 por ciento en 1975.
A pesar de su lugar creciente en la fuerza de trabajo,
las mujeres aún se ven obligadas a asumir la mayoría, si no la totalidad, de
las tareas domésticas además de su trabajo asalariado. En consecuencia,
frecuentemente dejan temporalmente de trabajar cuando tienen hijos, y después
les resulta difícil encontrar trabajo de nuevo. Si continúan trabajando, se ven
obligadas a quedarse en casa cuando un niňo está enfermo.
Esto ha llevado a un aumento significativo del trabajo a
tiempo parcial de las mujeres -a veces porque no pueden encontrar un trabajo de
tiempo completo, pero mucho más frecuente porque de otra manera no pueden
cumplir con sus tareas domésticas. Pero el trabajo a tiempo parcial
invariablemente implica salarios más bajos, menor seguridad en el trabajo,
pocos beneficios de seguridad social y más dificultades para sindicarse.
El mayor porcentaje de mujeres en la mano de obra ha
tenido un importante impacto en la actitud de sus compaňeros de trabajo. Es
especialmente importante allí donde las mujeres han empezado a luchar para
conseguir trabajos en los sectores industriales de base, de los que hasta ahora
estaban excluidas.
Pero las mujeres continuan soportando numerosas formas de
discriminación y agresiones sexistas provocadas, organizadas y sostenidas por
los patronos. A menudo sus compaňeros de trabajo no tienen conciencia y dan a veces prueba
de esta misma actitud reaccionaria. La burocracia sindical se opone a que el
peso de los sindicatos sirva de palanca para superar los obstáculos específicos
a los que se enfrentan las mujeres, como el rechazo a concederles guarderías
gratuitas, las condiciones de trabajo que son doblemente peligrosas para las
mujeres embarazadas o las agresiones de cuadros medios y capataces que utilizan
su puesto para intentar obligarlas a tener relaciones sexuales con ellos.
c) El aumento en el nivez educativo medio de las mujeres
ha aumentado aún más estas contradicciones. Con el crecimiento de la productividad
del trabajo y la elevación del nivel cultural general de la clase obrera, son
más numerosas las mujeres que acaban su educación secundaria y que acceden a
las instituciones de educación superior a una escala cuantitativamente más
amplia que anteriormente.
Y, sin embargo, según indican las estadísticas, el
porcentaje de mujeres empleadas no guarda relación con su nivel educativo.
En todos los sectores del mercado de trabajo, desde la
industria hasta las profesiones liberales, las mujeres con mayores cualificaciones
profesionales, en general se ven superadas por los hombres con menos nivel de
estudios. Además, en la escuela primaria y secundaria, las niňas continúan siendo
empujadas - por medio de cursos obligatorios de estudio o por medio de
presiones más indirectas - hacia los trabajos que guardan relación con el papel
de la mujer.
Conforme reciben mayor
educación y conforme las luchas sociales hacen aumentar sus expectativas
individuales, los trabajos asfixiantes y embrutecedores de las tareas domésticas
y las limitaciones de la vida familiar se vuelven cada vez más insoportables.
De este modo, el aumento del nivel educativo de las mujeres, combinado con una
intensificación de la lucha de clases, ha profundizado la contradicción entre
las capacidades demostradas y las aspiraciones más amplias de las mujeres y su
situación social y económica real.
d) Las funciones de la unidad familiar en la sociedad
capitalista avanzada se han reducido continuamente. Cada vez es menos una
unidad de producción en pequeňa escala sea agrícola o doméstica (enlatado, hilado,
costura, repostería, etc.). El núcleo familiar urbano de hoy tiene poco que ver
con la familia campesina productiva de anteriores siglos. Al mismo tiempo, en
su búsque da de ganancias, la industria capitalista de bienes de consumo y la
publicidad, tratan de llevar al máximo la atomización y la multiplicación del
trabajo doméstico para vender a cada casa su propia lavadora, secadora,
lavaplatos, aspiradoras, etc.
Conforme aumenta el nivel de vida, el número medio de niňos por familia desciende
enormemente. Las comidas industrialmente preparadas y otras comodidades son
cada vez más accesibles. Por 1o tanto, a pesar de los avances técnicos, las
encuestas en gran número de países imperialistas han mostrado que las mujeres
que tienen más de un niňo y un trabajo a tiempo completo tienen que dedicar entre 80 y 100 horas de trabajo a la
semana a sus tareas domésticas -más horas que las que resultaron en encuestas
similares realizadas en 1926 y 1952. Aunque los electrodomésticos han
facilitado algunas tareas domésticas, el tamaňo cada vez menor de la
unidad familiar promedio ha significado que las mujeres puedan recurrir cada
vez menos a los abuelos, tías y hermanas para que les ayuden.
Con todos estos cambios, la base objetiva para la
confinación de las mujeres en el hogar se vuelve cada vez menos obligatoria. Y,
sin embargo, las necesidades de la clase dominante exigen el mantenimiento del
sistema familiar. La ideología burguesa y el condicionamiento social continuan
reforzando la ficción reaccionaria de que la identidad y la plenitud de una
mujer tienen que venir de su papel de esposa-ama de casa-madre. La
contradicción entre la realidad y el mito es cada vez más obvia e intolerable
para grupos de mujeres cada vez mayores.
Este estado de cosas a la que se llama frecuentemente
"crisis de la familia" se refleja en las tasas disparadas de
divorcio, el aumento en el número de niňos que se escapan y la extensión de la violencia
doméstica .
4. La extensión de los derechos democráticos más amplios
y las mayores oportunidades sociales no han "satisfecho" a las
mujeres, ni las han inclinado a una aceptación pasiva de su situación social
inferior y su dependencia económica. Por el contrario han estimulado nuevas
luchas y reivindicaciones más avanzadas.
Generalmente fueron las mujeres jóvenes con educación
secundaria, que disfrutaban de una libertad de elección relativamente mayor, y
las más afectadas por la radicalización de la juventud de los años 60, quienes
expresaron primero los "resentimientos" de las mujeres de una forma
organizada y abierta. Esto llevó a algunas que se consideran marxistas a
concluir que el movimiento de la liberación de la mujer es un movimiento de
protesta básicamente burgués o de clase media, que no tiene ningún interés
serio para los revolucionarios, y las masas de mujeres de la clase obrera. No
podian estar más equivocados.
El desarrollo inicial del movimiento de liberación de la
mujer sirvió sobre todo para destacar la profundidad y la amplitud de la
opresión de las mujeres. Incluso las mujeres que disfrutaban de numerosas
ventajas en términos de educación y otras oportunidades se vieron y continúan
viéndose impulsadas a la acción. Los más oprimidos y explotados no son
necesariamente los primeros en expresar su descontento.
5. La tendencia de los países capitalistas más avanzados
a reducir los gastos en servicios sociales ha contribuido al crecimiento del
movimiento de las mujeres en los últimos años y ha aumentado la participación
en este movimiento de las mujeres de la clase obrera. Tras
Hoy, la clase dominante, frente a problemas económicos
cada vez más graves, recorta los gastos sociales y trata de pasar de nuevo la
carga a la familia individual, con todas las consecuencias que esto tiene para
las mujeres. Pero la resistencia a verse echadas de sus puestos recientemente
adquiridos en el terreno del trabajo, y una amplia oposición de mujeres a las
cortes en los gastos sociales, como el cierre de guarderías han creado
problemas inesperadamente dificiles para la clase dominante en muchos países. Al
tener una conciencia feminista cada vez mayor, las mujeres han estado más
combativas y menos dispuestas que nunca a soportar la mayor parte de la carga
en la actval crisis económica.
6. Aunque la radicalización de las mujeres tiene una
dinámica propia determinada por el carácter específico de la opresión de la
mujer y por los cambios objetivos que hemos descrito, no está aislada del
ascensa general de la lucha de clases. No depende directamente de otras fuerzas
sociales, no está subordinada a su dirección ni sujeta a su iniciativa. Al mismo
tiempo el movimiento de las mujeres ha estado y continúa estando profundamente
relacionada can el auge de otras luchas sociales, que igual que ella han influenciado
la conciencia del conjunto de la clase abrera.
a. Desde el comienzo, el nuevo auge de las luchas de las
mujeres se ha visto fuertemente marcado por la radicalización internacional de
la juventud y el creciente cuestionamiento de los valores burgueses y las
instituciones que los acompañan. Los jóvenes -hombres y mujeres- comenzaron a
cuestionar la religión; a rechazar el patriotismo; a rebelarse contra la
represión: a desafiar las jerarquías autoritarias; desde la familia a la
escuela, la fábrica y el ejército, a rechazar la inevitabilidad de toda una
vida de trabajo alienado. La juventud radicalizada comenzó a rebelarse contra
la represión sexual y a cuestionar la moral tradicional, que iguala el sexo con
la reproducción. Para las mujeres, esto implicaba un desafío a la educación
tradicional que trata de hacerlas pasivas sexualmente, sentimentales y tímidas.
Los jóvenes, entre ellos jóvenes mujeres, se volvieron más conscientes de su
desgracia sexual y trataron de buscar formas más satisfactorias de relaciones
afectivas y personales.
b. Uno de los factores que contribuyó la radicalización
internacional de la juventud ha sido el papel que jugaron las luchas de
liberación de las nacionalidades oprimidas y minorías oprimidas, tanto en el
mundo co1onial, como en los países capitalistas avanzados. Además, estas luchas
han tenido un impacto poderoso en la conciencia respecto de la opresión de la
mujer en general. Por ejemplo, la lucha de los negros en los EE.UU., tuvo un
papel crucial para despertar una conciencia y un rechazo generalizado de loS
esquemas racistas. Las semejanzas obvias entre las actitudes racistas y los
esquemas sexistas, que representan a las mujeres como criaturas inferiores,
emocionales, dependientes, tontas - pero felices -, produjo una sensibilidad y
un rechazo cada vez mayor hacia semejantes caricaturas.
Conforme se ha desarrollado el movimiento feminista en los
países capitalistas avanzados, las mujeres de las nacionalidades oprimidas han
comenzado a tener un papel cada vez más destacado. Como nacionalidades oprimidas, como
mujeres y frecuentemente como
trabajadoras superexplotadas, estas mujeres sufren una doble y a menudo triple
opresión. Su lugar objetivo en la
sociedad les coloca en la situación de jugar un papel estratégicamente
importante en la clase obrera y entre sus aliados.
Pero generalmente ha habido un retraso en el ritmo en que
las mujeres de las nacionalidades oprimidas han tomado conciencia de so
opresión específica como mujeres.
Existen varias razones para ello.
Para muchas, la profundidad de su opresión nacional a menudo oscurece su
opresión específica como mujeres. Muchos movimientos nacionalistas se han
negado a considerar las reivindicaciones de las mujeres, calificándolas de
divisionistas para la lucha por la liberación nacional. El movimiento organizado de las mujeres a
menudo no ha cumplido su obligación de dirigirse a las necesidades de las capas
de mujeres más oprimidas y explotadas, y no han comprendido las dificultades
especiales a que se enfrentan. Además el
peso de la familia es a menudo particularmente fuerte entre las mujeres de las
nacionalidades oprimidas, ya que a veces la familia parece dar una protección
parcial contra las presiones devastadoras del racismo y la aniquilación
cultural.
De la forma que sea, una vez que comienza la
radicalización, la experiencia ya ha demostrado que toma un carácter explosivo,
empujando a las mujeres de las nacionalidades oprimidas a la cabeza de muchas
luchas políticas y sociales, incluidas luchas en centros de trabajo, en los
sindicatos, en la universidad y en los barrios y a la cabeza de las luchas del
movimiento feminista. Rápidamente, llegan a comprender que la lucha contra su
opresión como mujeres no debilita, sino que fortalece la lucha contra su
opresión nacional.
c. La crisis de las religiones tradicionales,
especialmente de
En países donde
En Israel la lucha por el derecho al aborto ha
desestabilizado el gobierno Beguin desde sus cimientos en 1979.
En muchas nacionalidades oprimidas, como en Quebec,
Irlanda y Euskadi (País Vasco) y entre el pueblo chicano, la ideología
represiva de
d. El movimiento de lesbianas surge como un
aspecto relacionado pero específico, de la radicalización de las mujeres. Las
lesbianas se organizan como corriente del movimiento por los derechos
homosexuales, comprobando, en general, la necesidad de luchar en el seno del
movimiento homosexual para hacer valer sus reivindicaciones como mujeres
homosexuales. Muchas de ellas se han radicalizado antes, como mujeres, y han
descubierto que las discriminaciones de las que eran victimas en función de su
sexualidad sólo era un aspecto de los (obstáculos económicos y sociales a los
que se enfrentaban cuando querían decidir sobre sus cuerpos y sus vidas. De
esta forma muchas de las lesbianas se encuentran a la cabeza del movimiento de
mujeres desde su origen. Han formado parte de todas las corrientes políticas
del movimiento de liberación de la mujer, desde la corriente radical a la
marxista revolucionaria y han contribuido a que este movimiento en su conjunto
adquiera más conciencia de los aspectos específicos de la opresión de las
lesbianas.
Debido a la insistencia del
movimiento de lesbianas en el derecho de la mujer de vivir independientemente
de los hombres, a menudo son el objetivo preferido de los ataques de la
reacción. Desde la propaganda del odio hasta la violencia, los ataques contra
las lesbianas y el movimiento lesbiano se dirige en la mayoría de las veces
contra el movimiento feminista en su conjunto. Los intentos de dividir al
movimiento de las mujeres desatando la persecución contra las lesbianas se
tienen que rechazar de forma clara e incondicional para que la lucha por la
liberación de la mujer pueda avanzar.
e) En muchos países capitalistas avanzados, las mujeres
trabajadoras inmigrantes también han tenido un papel esencial. No sólo son
sobreexplotadas como parte de la fuerza de trabajo. Son víctimas de leyes
discriminatorias especiales. Como mujeres, a menudo no tienen el derecho de
acompañar a sus maridos a ningún país dado, a menos que hayan podido asegurarse
un empleo para ellas antes de emigrar. Si encuentran trabajo, a menudo se ven
obligadas a dejarlo para seguir a sus maridos a otro lugar. Las medidas tomadas
por los gobiernos en los últimos años para reducir el número de trabajadores en
muchos países capitalistas avanzados han hecho aún más discriminatorias estas
leyes.
En un país como Suiza, donde los trabajadores inmigrantes
representan cerca del 30% de la fuerza de trabajo, y en otros países europeos
donde las mujeres inmigrantes son mayoría en algunos sectores como hospitales,
han tenido un papel decisivo en elevar la conciencia politica del movimiento de
mujeres. Han contribuido a dirigir luchas en las industrias que emplean mano de
obra predominantemente femenina. Aún más importante, han contribuido a
estimular la discusión en el movimiento feminista respecto de la politica
económica y social de la clase dominante. Las leyes discriminatorias en
relación con la inmigración en general, xenofobia y racismo; las divisiones resultantes
en el seno de la clase obrera; las formas en que las mujeres inmigrantes son
particularmente afectadas por estas divisiones; la necesidad de que los
sindicatos y el movimiento feminista luchen por los intereses de los sectores
más explotados; los problemas a que se enfrentan las mujeres que están aisladas
tanto en sus casas como por el medio hostil en que viven, todos estos problemas
surgieron en el movimiento feminista, contribuyendo a plantear algunos de los
aspectos más importantes en una perspectiva de lucha de clases.
7. Al fin del “boom” económico de la postguerra, los
problemas económicos, sociales y políticos que ha vuelto a encontrar el
imperialismo a escala mundial, problemas puestos en primer plano por la
recesión internacional de 1974-75, han supuesto una intensificación de los
ataques a todos los niveles a los derechos de las mujeres. Esto no ha supuesto
una discriminación de la lucha de las mujeres, ni les ha quitado su papel
central al aparecer en escena otras fuerzas sociales; lejos de disminuir, conforme
aumentaban las luchas de la clase obrera organizada en los años recientes, la
conciencia feminista y las luchas de las mujeres continúan extendiéndose, y
cada vez están más entrelaladas con el desarrollo de la conciencia social y la
combatividad política de los hombres y mujeres de la clase trabajadora. La
resistencia de las mujeres a la ofensiva económica, politica e ideológica de la
clase dominante ha sido consolidada por el aumento de la conciencia feminista.
Estas luchas han sido una fuerza motriz de la contestación social y de la
radicalización política.
RESPUESTAS DE LA BURGUESIA
Y DE
LAS DISTINTAS CORRIENTES EN EL MOVIMIENTO OBRERO
1) Rápidamente
aparecieron las divisiones dentro de la clase capitalista sobre cómo responder
mejor al nuevo auge de las luchas de las mujeres para amortiguar su impacto y
desviarlas de su objetivo. Después de intentos iniciales de despreciar al
movimiento de las mujeres con el ridiculo y la burla, sin embargo, la posición
que prevaleció dentro de la clase dominante ha sido un reconocimiento formal de
la idea de que las mujeres tienen al menos algunos motivos justos de
descontento. Se ha producido un intento de aparecer preocupados estableciendo
algunos departamentos, comisiones o proyectos especiales del gobierno para
captar la atención de las mujeres, a la vez que trabajan asiduamente para
integrar la dirección del movimiento feminista a los patrones aceptados de la
colaboración de clases. En la mayoría de los países, la clase dominante se vio
obligada a hacer algunas concesiones, las que parecían menos perjudiciales
económica y e ideológicamente y después trató sistemáticamente de retirarlas.
En todos los casos, la finalidad era la misma, cualquiera
que fuera la táctica empleada: contener la naciente radicalización dentro del
marco de reformas minimas del sistema capitalista.
En muchos países europeos se han producido movimientos
para liberalizar los beneficios de la maternidad extendiendo las incapacidades,
aumentando el porcentaje de paga que reciben las mujeres mientras están
"incapacitadas", o para garantizar el puesto de trabajo después de
una ausencia por maternidad sin paga. En otros países, los gobiernos han
discutido ostentosarnente la justicia de las promesas de leyes de igualdad de
salarios, o han liberalizado las leyes de divorcio. En los EE.UU., los dos
partidos políticos capitalistas han dejado la constancia de una aprobación de
una enmienda a la constitución por la igualdad de derechos mientras que en la
práctica sabotean todos los intentos de movilizar suficientes votos para hacer
la ley.
Pero cuando llegamos a los programas sociales que tendrían
un impacto económico inmediato y significativo - como la expansión de las
instalaciones de guarderías - los avances han sido prácticamente inexistentes.
La conquista más seria que ha conseguido el movimiento
internacional de las mujeres en la década transcurrida desde su aparición ha
sido la expansión significativa del acceso al aborto legal. En más de 20 países
se ha producido una notable liberalización de las leyes de aborto.
En todos los países donde las mujeres han realizado un
progreso apreciable hacia el establecimiento del aborto como un derecho, se ha
hecho claro rápidamente que este derecho jamás está garantizado bajo el
capitalismo. En cualquier lugar que las mujeres han comenzado a luchar por el
derecho de controlar sus propias funciones reproductivas, los defensores más
reaccionarios del sisterna capitalista se han movilizado rápidamente para
impedir que se establezca esta precondición elemental de la liberación de la
mujer. EI derecho a elegir es un desafio demasiado grande a las bases
ideológicas de la opresión de la mujer.
Sin embargo, es políticamente importante ver claramente
que las organizaciones de extrema derecha, tales como "Laissez-les
vivre", "Sí a la vida", "Righto Life" y "Society
for the Protection of the Unborn Child" ligadas a corrientes xenófobas,
clericales, racistas o abiertamente fascistas se alimentan de la política
oficial del Gobierno. Funcionan como protectores fanáticos del status quo,
tratando de resaltar los prejuicios más atrasados que están profundamente
arraigados en la clase obrera y la pequeña burguesía y hacen un valioso
servicio a la clase dominante. Pero sin el apoyo encubierto - y a veces abierto
- de los sectores más influyentes de la clase dominante, su papel sería de una
relevancia mucho menor.
2. La aparición del movimiento de liberación de la mujer
ha planteado grandes problemas a todas las corrientes políticas que dicen
representar los intereses de la clase obrera.
Los stalinistas y los socialdemócratas, especialmente, se
vieron al margen por el rápido desarrollo de una radicalización significativa
que no se volvía hacia ellos en busca de dirección.
Las respuestas de las dos corrientes reformistas de masas
en la clase obrera han variado de un país a otro, según su fuerza numérica, la
base con que cuentan en la clase obrera y la burocracia sindical, y la
proximidad en responsabilidades del gobierno. Pero en todos los casos, las
reacciones de los estalinistas y los socialdemócratas han estado determinadas
por dos objetivos a veces contradictorios: su compromiso con las instituciones
básicas de la dominación de clase, incluyendo la familia; y su necesidad de
mantener o fortalecer su influencia en la clase trabajadora si quieren contener
las luchas obreras dentro de los límites de las relaciones de propiedad
capitalistas.
EI auge del movimiento teminista obligó a los
estalinistas y a los socialdemócratas a adaptarse a la situación politica en
proceso de cambio. En particular, en el año 1975 se produjo una ola de
apresuradas tomas de posición, en parte como respuesta a las iniciativas
tomadas por la burguesía en el contexto del Año Internacional de la Mujer.
3. Bajo la presión de su propia base, los partidos
socialdemócratas han respondido en general al auge del movimiento feminista más
rápidamente que los partidos comunistas. Incluso aunque los burócratas de los
PS oficialmente se han resistido a reconocer la existencia del movimiento
autónomo de mujeres, las mujeres militantes de los PS a menudo han participado
activamente en las nuevas organizaciones que han aparecido.
Las posiciones formales que han tomado los PS,
frecuentemente han sido más progresistas que las de los partidos estalinistas,
especialmente en relación al aborto como un derecho de la mujer. Dondequiera
que los partidos socialistas han tenido la oportunidad de mejorar su imagen
declarándose a favor de la liberación de las leyes sobre el aborto, no han
dudado en hacerlo. Kreisky en Austria y Brandt en Alemania tuvieron
inicialmente esta posición. El Partido Laborista australiano, frente a un
creciente movimiento feminista en Australia, trató de ganar apoyo político
dando financiación a numerosos pequeños proyectos iniciados por el movimiento
feminista, como centros de salud y refugios para mujeres. Estos movimientos les
suponían poco a los socialdemócratas en términos económicos, y a la vez servían
para desviar temporalmente la atención de las mujeres de la completa
insuficiencia de su política general (sobre el aborto y las guarderías por
ejemplo), y contribuyó a que el PLA (Partido Laborista Australiano) presentara
su gobierno como un gobierno favorable a las mujeres.
Pero cuando vieron los primeros signos de reacción de
parte de sectores de la burguesía, los partidos socialdemócratas han
retrocedido rápidamente.
Este ha sido el caso con el gobierno laborista en
Inglaterra. Aunque la conferencia del Partido Laborista votó por el derecho al
aborto por simple petición, el Partido Laborista se ha callado ante las
propuestas reaccionarias del parlamento dirigidas a hacer retroceder los
derechos de aborto a su situación de antes de 1967. Introducidas inicialmente
por un miembro laborista del parlamento en 1965, las nuevas propuestas restringirán
el período de tiempo en que se permite a las mujeres acceder al aborto, limitan
el acceso al aborto de las mujeres inmigrantes e impondrían fuertes multas por
las infracciones de la ley. No es hasta 1975, después de una campaña de masas
impulsada por el movimiento autónomo de mujeres a través del NAC "National
Abortion Campaign" y bajo la presión de su propia base que en Congreso del
Partido Laborista adopta una resolución en defensa de la ley de 1967.
Los socialdemócratas han demostrado ser especialmente útiles
a los patrones cuando llega el momento de imponer medidas de austeridad, para
reducir el nivel de vida de la clase trabajadora. A pesar de sus ruidosas
protestas de compromiso para aliviar las cargas de la mujer trabajadora, los
gobiernos socialdemócratas no han dudado en hacer los cortes presupuestarios en
los servicios sociales que pedía la burguesía. De un plumazo, en Dinamarca,
recientemente eliminaron de las plantillas de funcionarios del Estado a 5,000
trabajadores de guarderías.
4. A partir de los años 30, después de que la burocracia
estalinista consolidara su control en
Independientemente de 1o demagógico que puedan resultar a
veces respecto de la doble jornada de trabajo de las mujeres, la intención de las
reivindicaciones que levanta el PC es generalmente reacomodar las cosas de
forma que a las mujeres les resulta más fácil cumplir con las tareas que tienen
que realizar en la casa. Desde mejores condiciones laborales para la
maternidad, hasta mejores condiciones de trabajo para la mujer, la lucha se
justifica generalmente por la necesidad de liberar a las mujeres para sus
tareas domésticas, y no de ellas, socializando las cargas domésticas que
soportan las mujeres, La única solución distinta que a veces proponen es pedir
que los hombres compartan más equitativamente la carga del trabajo en casa.
Pero el auge del movimiento de la mujer, los intentos de
la burguesía de capitalizarlo y las respuestas de otras corrientes en el
movimiento obrero, la presión dentro de sus propias filas han obligado a los
partidos comunistas a modificar y ajustar su línea. Hasta los más limitados y rígidos
seguidores del Kremlin, como el Partido Comunista de EE.UU., se han visto
finalmente obligados a abandonar algunas de sus posiciones más reaccionarias,
como la oposición a una enmienda a la constitución por la igualdad de derechos.
Cuando más se profundizaba la radicalización más
hábilmente tenía que maniobrar el PC formando él mismo dentro del movimiento y
adoptando una palabrería más radical.
Los PC han permitido a sus militantes entrar en discusiones
públicas y desarrollar ardientes condenas
de la responsabilidad del capitalismo en la lamentable situación de la
mujer. Pero cuando llegan al programa y
la acción, la oposición de los PC a la liberación de la mujer reproduce su
oposición a toda lucha desde posiciones de clase por las reivindicaciones del
conjunto de la clase obrera. Están
dispuestos a desviar cualquier reivindicación, cualquier lucha en aras de
consolidar o preservar cualquier alianza de colaboración de clase para la que
están trabajando. Así, a pesar del giro
formal del PC italiano y su decisión de apoyar la liberalización de las leyes
respecto del aborto en 1976, los disputados del PC en el parlamento hacen
bloque con los demócratas cristianos para impedir la reforma a la ley del
aborto, porque constituía un obstáculo en el avance hacia el “compromiso histórico”.
Además existe a menudo un conflicto entre las posiciones
de los PCs a nivel local – donde han apoyado a veces luchas por la puesta en
funcionamiento de guarderías y centros de aborto y contracepción – y la
política estatal de los PCs que apoyan las medidas de austeridad tendentes a
recortar los presupuestos de los servicios sociales.
Las discrepancia entre las posiciones formales de los
partidos comunistas y sus traiciones a la lucha de clases ya han hecho aparecer
algunas fuertes tensiones en el seno de estos partidos, y en los sindicatos que
controlan. Esto es especialmente cierto
porque la ausencia de democracia interna profundiza las frustraciones de muchas
mujeres que comienzan a ver las contradicciones entre su propio compromiso
personal con la liberación de la mujer y la línea de su partido. No tienen ningún medio para influir en las
posiciones de su organización. Así
cuando el PC español firmó el pacto de colaboración de clases, de la Moncloa,
las mujeres formaron un grupo de oposición en el PC de Madrid para luchar por
la democracia interna.
En Francia, cuando se empezaron a formar núcleos de
oposición en el PC en 1978, militantes de este partido se reagruparon alrededor
del periódico “Ellas ven en rojo”. Con
esto intentaron defender sus puntos de vista y luchar contra la política
sectaria del partido que rechazaba toda unidad de acción con otras fuerzas
políticas, tanto con respecto al aborto como sobre otros objetivos de
lucha.
Organizativamente, también los estalinistas se han visto obligados a
ajustarse. En muchos países, los
estalinistas formaron sus propias organizaciones de mujeres después de la II Guerra Mundial. Frente a la nueva radicalización de las
mujeres, invariablemente han tratado de hacer pasar estas organizaciones a los
ojos de la clase trabajadora como los únicos verdaderos movimientos de la
mujer. El movimiento autónomo ha puesto
en cuestión su pretensión de ser el partido que habla en nombre de las mujeres
trabajadoras, y su reacción inicial ha sido la de profundizar su actitud
sectaria.
En España, por ejemplo, el MDM (Movimiento Democrático de
la Mujer) controlado por el PC declaró que solamente él era el movimiento de la
mujer y el PC se autoproclamaba que era el partido de la liberación de la
mujer. Pero a pesar de la fuerza del PC,
el MDM no pudo dominar en el surgimiento de grupos de mujeres a todos los
niveles en todo el estado español.
Incapaz de establecer el MDM como el único movimiento de mujeres, el PC
se vio obligado a reconocer la existencia de otros grupos y a trabajar con
ellos.
5. El compromiso
en el movimiento de la mujer ha producido también contradicciones similares en
los partidos socialdemócratas. Pero al
mismo tiempo, la capacidad tanto de los estalinistas como de los
socialdemócratas de adaptarse a algunos de los problemas planteados por las
mujeres radicalizadas ha aumentado sus posibilidades de influir al
movimiento. Cuando estos partidos
deciden apoyar las movilizaciones de masas como han hecho recientemente en
numerosos países en relación al aborto, sus posiciones reformistas han logrado
un mayor impacto en el movimiento de las mujeres. Sería un error subestimar su peso político.
6. Las
organizaciones maoístas y centristas han adoptado generalmente posiciones
sectarias y economistas sobre el movimiento de liberación de la mujer,
considerando como pequeño-burgués y en contradicción con su concepto del
movimiento obrero. Entre estas
organizaciones sin embargo, ha habido básicamente, dos tipos de respuesta. Algunas han negado a participar en las
organizaciones y actividades independientes el movimiento de liberación de la
mujer. Muchas de estas sectas han
levantado sus propios grupos de mujeres
subordinadas a ellos y que oponen al verdadero movimiento de mujeres, planteado
que esta linea es la única estrategia auténticamente revolucionaria.
Otros grupos maoístas y centristas se han orientado hacia
la participación en el movimiento de mujeres.
Pero les falta un análisis marxista claro del carácter que la opresión
de la mujer ocupa en la revolución socialista.
Rechazan toda política de frente
único y son seguidistas en relación al movimiento de mujeres. Este ha siglo un factor importante en las
crisis que han hecho estallar a muchos de estos grupos a finales de los años
70.
7. El movimiento
sindical también ha sentido el impacto de la radicalización de las mujeres y
sus burocracias se han visto obligadas a responder a las presiones de las
mujeres dentro y fuera del movimiento obrero organizado.
Como los estalinistas y los socialdemócratas, incluso en
el mejor de los casos las direcciones sindicales tratan de limitar la
responsabilidad del sindicato en las reivindicaciones de las mujeres a
problemas puramente económicos, como salario igual o permisos de maternidad, se
resisten a comprometer al movimiento obrero organizado en la lucha por
problemas como el aborto. Sin embargo,
el carácter de masas de los sindicatos, el número creciente de mujeres en los
sindicatos, muchas de las cuales son cada vez más activas en comisiones de mujeres,
dificultan esta actitud de las burocracias sindicales. Esto ha aparecido claramente en octubre de
1979 cuando el TUC (Confederación nacional de sindicatos) de Gran Bretaña, bajo
la presión creciente de su propia base, llamó a una manifestación nacional en defensa
del derecho al aborto. Participaron más
de 50,000 personas – hombres y mujeres.
Problemas como el cuidado de los niños y la socialización
del trabajo doméstico, el aborto y el derecho de la mujer a controlar su propio
cuerpo mejores condiciones para quienes trabajan a tiempo parcial, y programas de admisión preferente en el
trabajo para las mujeres plantean con mucha frecuencia hoy en el movimiento
sindical. En algunos casos las mujeres
plantean específicamente estas demandas en el contexto general de la necesidad
de romper la división tradicional del trabajo entre los hombres y las mujeres.
Al imponer la consideración de estos problemas, las
mujeres trabajadores ponen en cuestión los intentos de los reformistas para
mantener una división entre las luchas económicas y políticas, y de limitar
toda lucha susceptible de desarrollarse.
Contribuyen a que la clase obrera situe los problemas en términos
colectivos y no individuales, y movilizar a la base del sindicato volviéndose
ellas mismas hacia sus organizaciones de clase y apoyándose en ellas para
desarrollar la lucha por todas las reivindicaciones sociales.
Conforme las mujeres tratan de ganar apoyo para sus
demandas, en los sindicatos se ven obligados a plantear el problema de la
democracia sindical también. Tienen que
luchar por el derecho de expresarse libremente, de organizar sus propias
reuniones, de estar representadas en la dirección del sindicato y para que el
sindicato dé ciertas facilidades, como guarderías durante las reuniones, que
permitan a las mujeres participar plenamente en las organizaciones obreras.
Algunos sindicatos han sacado publicaciones especiales,
han reactivado las moribundas comisiones de mujeres, han organizado reuniones
intersindicales de mujeres, y han establecido cursos especiales para entrenar a
mujeres como dirigentes sindicales.
En muchos países las direcciones sindicales han
organizado comités intersindicales especiales de mujeres a nivel nacional
regional o local. Estos se han creado bajo la presión de la base. La
radicalización de las mujeres y la profundización de la crisis económica
también han traducido un aumento en la sindicalización de las mujeres
trabajadoras en algunos países capitalistas avanzados.
En la mayoría de los casos la creación de comisiones de
mujeres dentro de los sindicatos se ha producido con la bendición de las
burocracias sindicales. Esperaban contener la radicalización de las mujeres en
los sindicatos y desviar sus energías de forma que no amenacen el cómodo status
en ningún nivel del sindicato, desde el monopolio masculino de los puestos de
dirección sindical hasta el entendimiento entre la burocracia y la patronal
para dar la espalda a las necesidades especiales de las mujeres trabajadoras.
Pero esto refleja el impacto enorme que ya ha tenido el movimiento de
liberación de la mujer sobre el movimiento obrero.
Estas comisiones de mujeres en los sindicatos son
producto del movimiento de las mujeres en la misma medida en que forman parte
del movimiento obrero. Están en la inserción de ambos, y con una dirección
adecuada pueden abrir el camino a los dos.
1. La liberación de la mujer no es un problema de interés
sólo para las mujeres relativamente privilegiadas de los países capitalistas
avanzados. Por el contrario, es de vital importancia para las masas de mujeres
en todo el mundo. Los países coloniales y semicoloniales no son ninguna
excepción.
Existe una gran diversidad en las condiciones sociales y
económicas y en las tradiciones culturales en los países coloniales y
semicoloniales. Van desde condiciones extremadamente primitivas en algunas
áreas hasta una industrialización considerable en países como Puerto Rico y
Argentina. Sin embargo, todos los países coloniales y semicoloniales, se
definen por la dominación imperialista que sufren en común. Esto también tiene
efectos específicos sobre las mujeres de estos países.
La dominación imperialista ha significado que en muchos
sectores del mundo semicolonial las relaciones de producción capitalista se han
superpuesto y combinado con modos de producción y relaciones sociales de
producción arcaicos, precapitalistas. En Europa Occidental, el auge del
capitalismo estuvo señalado en los países más avanzados por las revoluciones
democráticoburguesas que rompieron el poder político y económico de las
antiguas clases dominantes feudales. Pero en los países coloniales, la
penetración imperialista reforzó en la mayor parte de los casos los
privilegios, jerarquías, y tradiciones reaccionarias de las clases dominantes
precapitalistas, que utilizaron donde les fue posible para mantener la
estabilidad y aumentar la explotación imperialista.
Por medio de la tortura, el
exterminio, la violación y otras formas de terror a escala
masiva, yen Africa a través de la esclavización abierta de los
pueblos nativos, el capitalismo europeo en expansión colonizó brutalmente América
Latina y partes de Asia y Africa, y
las empujó al mercado mundial.
Con los conquistadores también llegó el cristianismo, que
constituia frecuentemente uno de los principales medios de dominación.
Para las mujeres en el mundo colonial y semicolonial la
penetración de la economia capitalista de mercado tiene un impacto
contradictorio: por una parte introduce nuevas relaciones económicas que
comienzan a crear la base para que las mujeres superen su opresión de siglos;
pero por otra parte toma y utiliza las tradiciones arcaicas, los códigos
religiosos, y los prejuicios contra las mujeres reforzándolos inicialmente con
nuevas formas de discriminación y sobreexplotación.
En general, la situación de las mujeres está directamente
relacionada con el grado de industrialización. Pero el desarrollo desigual y
combinado en algunas sociedades puede producir notables contradicciones, como
la relativa independencia económica de las mujeres que dominan la agricultura
muy primitiva en algunas partes de Africa.
2. En los píises coloniales, el desarrollo de la
producción capitalista procede de acuerdo a las necesidades del imperialismo.
Por esta razón la industrialización, cuando se produce 1o hace lentamente, de
una forma desequilibrada y distorsionada. En la mayoría de los países
semicoloniales, la mayor parte de la población aún vive en el campo y se ocupa
en los cultivos de subsistencia con métodos extremadamente atrasados. La
familia (que generalmente incluye varios tíos y tías, sobrinos, sobrinas y
abuelos} es la unidad básica de la pequena producción agrícola.
Las mujeres cumplen un papel económico decisivo. No sólo
porque trabajan en el campo muchas horas sino también, por la producción de
ninos que más tarde compartirán la carga del trabajo y les den seguridad
económica en la vejez. Se casan en la
adolescencia y a menudo tienen tantos hijos como fisicamente les es posible. Su
valor se determina en general por el número de hijos que producen. Una mujer
estéril es considerada como una desgracia social y un desastre económico. A
menudo la esterilidad es base para el divorcio.
Debido a su papel productivo, el peso de la familia sobre
todos sus miembros, y específicamente sobre las mujeres, es muy grande.
Combinado con un nivel primitivo de desarrollo económico, esto produce una
privación y degradación extremas para las mujeres campesinas en las áreas
rurales. En la práctica no tienen ningún derecho legal ni social como
individuos y frecuentemente apenas se las considera humanas. Viven virtualmente
bajo la completa dominación y control de parte de los hombres de su familia. En
muchos casos, los escasos recursos de la unidad familiar se distribuyen primero
entre los miembros hombres; no es extraño que las niñas reciban menos comida y
cuidado, 1o que produce desarrollo limitado, o la muerte prematura por
desnutrición. El infanticidio de las mujeres, ya sea deliberado o por ne-
gligencia aún se practica en muchos lugares. Frecuentemente el analfabetismo de
las mujeres se acerca a1 100 por ciento.
3. La incorporación al mercado mundial capitalista
inevitablemente tiene un impacto sobre las áreas rurales. La inflación y la
incapacidad de competir con unidades productivas más amplias, con mejores métodos
de producción, producen contínuas olas de migración del campo a las ciudades. A
menudo esta migración comienza con los hombres de la familia, que dejan a la
mujer, los ninos y los ancianos con una carga aún más pesada, al tratar de
arrancar una miserable existencia de su propia tierra.
La búsqueda
desesperada de trabajo conduce eventualmente a millones de trabajadores a abandonar
su país de nacimiento y emigrar a
los países industriales avanzados
donde, si tienen la suerte suficiente de encontrar trabajo, será en
condiciones miserables de sobreexplotación.
El aislamiento y las tradiciones atrasadas de las
áreas rurales tienden a ser
puestas en cuestión y rotas no
sólo por la migración a las ciudades, sino también por la difusión de
los medios de comunicación de masas, como la radio y / o la televisión .
4. Con la migración a las ciudades, las nuevas
condiciones de vida y de trabajo comienzan a poner en cuestión las normas y
mitos tradicionales sobre el pa pel de la mujer.
En las ciudades, la familia pequeño-burguesa como unidad
productiva desaparece rápidamente. Cada miembro de la familia se ve obligado a
vender su fuerza de trabajo en el mercado como individuo. Sin embargo, dada la
situación extremadamente precaria del empleo, y las responsabilidades
económicas que los habitantes de las ciudades tienen a menudo respecto de sus
parientes en el campo, la familia inmediata a menudo incluye tías, tíos, primos,
hermanos y hermanas y sus hijos, además del padre, la madre y los hijos.
Entre la clase media y los sectores más estables del proletariado, sin embargo, la unidad familiar
comienza a volverse cada vez más
restringida.
Con la emigración a las ciudades, las mujeres tienen
mayores oportunidades de educación, de contactos sociales más amplios, y de
independencia económica. Las necesidades del capitalismo, que arrastran cada vez
más a mujeres fuera del aislamiento familiar, entran en conflicto con las
viejas ideas sobre el papel de la mujer en la sociedad. Tomando empleos como
trabajadoras industriales o de servicios, las mujeres comienzan a ocupar
posiciones que anteriormente les estaban prohibidas por prejuicios y
tradiciones atrasados. Las que pueden asegurarse una educación que les permite
irrumpir en profesiones como la enseñanza y la enfermeria también sirven como
ejemplos que contradicen las actitudes tradicionales, incluso a los ojos de las
mujeres que no trabajan, la subordinación milenaria de la mujer se resquebraja
por efecto de esta realidad, que pone en cuestión el mito de la inferioridad
femenina.
Las condiciones de la ciudad contribuyen a dar
posibilidad de escape a la prisión mental que el aislamiento de la familia
rural les impone, incluso a las mujeres que no pueden conseguir educación ni
trabajar fuera de la casa. Esto se produce a través del mayor impacto de los
medios de comunicación de masas, la proximidad de la vida y las luchas políticas,
la existencia de los electrodomésticos modernos, lavanderias, etc.
5. En los países coloniales y semicoloniales, las mujeres
generalmente constituyen un porcentaje mucho más bajo de la fuerza de trabajo
que en los paises imperialistas. Tiende a variar entre el 8 y el 15 por ciento,
a diferencia de los países capitalistas avanzados, en que las mujeres constituyen
aproximadamente del 30 al 40 por ciento.
Como puede esperarse, las mujeres se concentran en los
trabajos menos cualificados, peor pagados y menos protegidos por la ley en lo que se refiere a condiciones de seguridad,
salarios mínimos, etc. Esto es especialmente
cierto para el trabajador agrícola, el trabajo a destajo en la casa, y
el trabajo como empleadas domésticas, en que una gran proporción de mujeres
están empleadas. El salario promedio de las mujeres trabajadoras suele ser de
un tercio a la mitad del de los hombres trabajadores. Cuando las mujeres pueden conseguir una
educación y adquirir algunas capacidades, están confinadas más estrictamente
que en los países capitalistas avanzados a ciertas ocupaciones "femeninas",
como la enfermería y la enseñanza.
Pero las mujeres también están concentradas en industrias
como las textiles, de confección, de alimentación, y partes de la industria
eléctrica y a menudo constituyen la mayoría de la fuerza de trabajo empleada en
estos sectores. Dado el predominio aplastante de este tipo de industria ligera
en los países coloniales más industrializados, esto significa que, aunque sean
un porcentaje bajo de la fuerza de trabajo en su conjunto, las mujeres
trabajadoras pueden ocupar un lugar estratégicamente importante. En Puerto
Rico, por ejemplo, las mujeres son la mayoría de la fuerza de trabajo en las
industrias eléctricas y farmacéuticas, que son las principales industrias del
país.
El empleo de mujeres en estas industrias es crucial para las superganancias
de los imperialistas, tanto porque son una fuente de trabajo más barato, como
porque el empleo de mujeres con salarios más bajos en trabajos menos pagados
permite a los capitalistas dividir y debilitar a la clase obrera y mantener
baja la escala general de salarios. El proceso de acumulación imperialista no
puede comprenderse claramente sino se explica el papel que juega la
sobreexplotación de los trabajadores en los países semicoloniales.
En todo el mundo colonial, el desempleo y el subempleo tienen proporciones
críticas, y la mayor parte de esta carga cae sobre las mujeres. Para ayudar a
que su familia sobreviva, las mujeres se ven a menudo obligadas a recurrir a
fuentes de ingreso precarias y desesperadas como la venta en la ca1le de artesanía
o de comida hecha en su casa o lavando ropa a domicilio. La prostitución es
frecuentemente el único recurso. El desempleo endémico también aumenta el
alcoholismo y la adicción a las drogas, lo que tiene como resultado mayor
violencia contra las mujeres, así como una pobreza aún más desesperada.
6. En muchos países coloniales y semicoloniales, las
mujeres aún no han conquistado algunos de los derechos democráticos más
elementales que ganan las mujeres en los países capitalistas avanzados a
finales del siglo XIX y principios del XX. Numerosos países aún mantienen leyes
que ponen a las mujeres bajo el control legal de los hombres. Entre ellas hay,
por ejemplo leyes que exigen el permiso del marido para que una mujer trabaje,
leyes que dan al marido el control sobre el salario de su mujer, y leyes que
dan al marido la custodia automática de los niños y control sobre la residencia
de su esposa. En algunos países aún se venden las mujeres para el matri- monio.
Pueden ser asesinadas impunemente por violar el "honor" de sus maridos.
En los países donde se han hecho reformas del código legal, dando más
derechos a las mujeres, a menudo estas reformas se mantienen en un plano
puramente formal. Las mujeres no pueden ejercer estos derechos en la práctica
debido al peso aplastante de la pobreza, el analfabetismo, la desnutrición, la
dependencia económica y las tradiciones arcaicas que limitan sus vidas. Así, el
imperialismo agonizante representa un obstáculo para los derechos democráticos
más elementales de las mujeres en el mundo colonial.
7. El poder y la influencia de la religión es especialmente fuerte en los
países coloniales y semicoloniales, debido al atraso económico dominante y
debido al refuerzo y la protección que da el imperialismo a las jerarquías
religiosas.
En muchos países no hay ninguna separación entre las
instituciones religiosas y el estado. Incluso donde existe una separación
oficial, los dogmas y costumbres religiosos conservan un gran peso. Por ejemplo,
muchas de las leyes antimujer más bárbaras se basan en los códigos religiosos.
En
8. La violencia contra las mujeres, que ha sido inherente
a su degradación económica, social y sexual a lo largo de todas las etapas del
desarrollo de la sociedad de clases, se acentua por las contradicciones que
alimenta la dominación imperialista. El mayor acceso de las mujeres a la
educación, y al trabajo, junto con su participación más amplia en la sociedad
en general, les da la oportunidad de llevar una vida menos confinada y más pública,
en ruptura con las viejas tradiciones y valores. Pero los intentos de las
mujeres por aprovechar estas oportunidades y romper los viejos moldes, a menudo
producen reacciones de sus parientes hombres o de otros que pueden tomar la
forma de ostracismo, mutilaciones o incluso asesinato. Esta bárbara violencia
en contra de las mujeres está frecuentemente sancionada por la ley. Incluso en
los lugares en que es ilegal, a menudo es tan ampliamente aceptada en la
práctica, que queda impune.
9. Las oportunidades educativas de las mujeres en los países
coloniales y semicoloniales, siguen siendo extremadamente limitadas en
comparación con los países capitalistas avanzados. Esto se refleja en la alta
tasa de analfabetismo femenino.
Del nivel de la escuela primaria al nivel universitario,
la matrícula de mujeres es menor que la de hombres, y el desnivel generalmente,
crece conforme aumenta el nivel educativo.
El sistema educativo en los países coloniales y semicoloniales
está organizado -a menudo rnás flagrantemente en los países imperialistas- para reforzar la exclusión de la mujer de la
vida social y para reforzar la imposición del papel madre-ama de casa-esposa en
todas las niñas. La coeducación es mucho menos frecuente e invariablemente las
escuelas de niñas reciben menos presupuesto, rnenos profesores y peores
instalaciones. Donde existe la coeducación, aún se les exige a las niñas que
sigan cursos de estudio separados, como cocina, costura, y trabajos
dornésticos.
A pesar de estas discriminaciones, la presión del mercado
rnundial ha producido algunos cambios en las oportunidades educativas que se
les abren a las mujeres. Los avances del capitalismo hacen necesaria también
una rnano de obra más calificada, y esto ha implicado un mayor acceso de las mujeres
a la educación, aunque esto solamente ha afectado capas relativamente pequeñas.
10. Las mujeres en el mundo colonial tienen incluso menos
control sobre sus funciones reproductivas que las mujeres en los países
imperialistas. Las escasas oportunidades educativas que se les ofrecen a las
mujeres, combinadas con la fuerte influencia de la religión sobre el contenido
de la educación, implican que las mujeres tienen poco o ningún acceso a la
información cientifica acerca de la reproducción o el sexo. Económica y
socialmente, están bajo presión personal para producir más y no menos hijos.
Donde existe acceso a la información y dispositivos de control de la natalidad,
es casi siempre en el contexto de programas racistas de control de población
impuestos por el imperialismo. En algunos países el gobierno ha realizado la
esterilización forzosa de masas de mujeres. En Puerto Rico, se estima que un
tercio de las mujeres en edad de reproducirse han sido esterilizadas. Los
planes de esterilización forzosa se aplican también a los grupos oprimidos
dentro de esos países como la población india de Bolivia.
Incluso en los países donde la esterilización forzosa no
es la política oficial, la propaganda racista de control de población impregna
la sociedad y constituye un obstáculo en la lucha de las mujeres para
conquistar el control de sus propios cuerpos.
Las mujeres en los países
coloniales y semicoloniales
han sido ampliamente utilizadas como conejillos de indias, sin saberlo, para
probar instrumentos y medicamentos
de control de la natalidad. Y también
el acceso al aborto está unido a la
coerción, no a la libertad de
elección. Todos los años, millones de mujeres en el mundo colonial se ven
obligadas a recurrir a los abortos ilegales en las condiciones menos higiénicas y más degradantes posibles, que producen un número
no determinado de muertes.
De todas estas maneras, se les niega a las mujeres el derecho a elegir
si tienen hijos y cuándo.
En condiciones de crisis económica, los planes de control
de población se extienden más y habrá más casos como el de Puerto Rico. Se
culpará a la lIamada "explosión demográfica" de las dificultades
económicas de los países coloniales para desviar la atención de la
responsabilidad del imperialismo en causar y mantener esta miseria.
El racismo y el sexismo también le son impuestos al mundo
colonial por medio de la propagación de criterios culturales ajenos. Si los
criterios de "belleza" de los comerciantes de cosméticos para Europa
y Norteamérica son opresivos para las mujeres en esos países, lo son tanto más
cuando imponen los mismos criterios a las mujeres de los países coloniales y
semicoloniales por medio de los anuncios, las películas y otras formas de
propaganda de masas.
11. La fuerte
influencia de la religión refuerza un extremado atraso respecto de la
sexualidad, que tiene como resultado una privación y degradación especial de
las mujeres. El supuesto general de que las mujeres sean asexuales, y al mismo
tiempo, esclavas sexuales satisfactorias para sus maridos, se impone más
brutalmente a las mujeres de los países coloniales y semicoloniales que en los
países imperialistas, por medio de tradiciones, leyes y el uso de la violencia,
que incluye las mutilaciones sexuales de las niñas. Las mujeres deben conservar
su virginidad para un solo hombre, su marido. En muchos casos, si las mujeres
no les dan satisfacción sexual a sus maridos, o si se les acusa de no ser vírgenes
en el momento del matrimonio, esto es base para el divorcio. El doble patrón de
conducta sexual para el hombre y la mujer está más estrictamente reforzado que
en los países imperialistas. La práctica de la poligamia es simplemente un
ejemplo extremo.
Otro reflejo del extremado atraso respecto de la
sexualidad es la brutal represión contra los homosexuales, tanto hombres como
mujeres.
12. El hecho de que el desarrollo capitalista en el mundo
colonial se superpusiera a relaciones económicas y sociales precapitalistas,
muchas de las cuales sobreviven en formas distorsionadas, significa que para
conquistar su liberación, las mujeres así como los oprimidos y los explotados,
se enfrentan a tareas combinadas. La lucha contra la dominación imperialista y
la explotación capitalista a menudo comienza con los problemas no resueltos de
la reforma agraria y otras tareas democráticas.
Reivindicaciones democráticas
elementales, como las que dan a las mujeres derechos como individuos independientes
del control de su marido, tendrán un gran peso en la lucha por la liberación de
la mujer en los países coloniales y semicoloniales. Al mismo tiempo,
plantearán inmediatamente y se combinarán con problemas económicos y sociales
cuya solución requiere la reorganización de toda la sociedad sobre líneas
socialistas. Entre estos problemas se encuentran el aumento de los precios, el
desempleo, las instalaciones inadecuadas de salud y educación, y la vivienda.
También incluyen las demandas generales que ha levantado el movimiento
feminista en los países capitalistas avanzados, como guarderras, derechos y
facilidades médicas que aseguren a las mujeres la capacidad de controlar su
vida reproductiva, el acceso al trabajo y a la educación. Pero ninguna de estas
demandas, ni siquiera las más elementales, se pueden conquistar sin la
movilización y la organización de la clase obrera, que constituye la única
fuerza social capaz de dirigir estas luchas hasta el triunfo.
13. Debido a la debilidad del capitalismo y de las clases capitalistas dominantes en los
países coloniales y semicoloniales,
las libertades civiles, donde existen, son en el mejor de los casos débiles y
de corta vida. La represión política
está generalizada. Cuando las mujeres comienzan a luchar -como cuando otros sectores de la
población comienzan a rebelarse-
a menudo se enfrentan rápidamente con la represión y
con la necesidad de luchar por
libertades políticas como el derecho de reunión, de organización, de tener un
periódico u otras publicaciones,
de manifestarse.
La lucha por la liberación de la mujer no se puede separar de la lucha más
general por las libertades politicas.
La creciente participación de las mujeres en las luchas
políticas y sociales ha tenido como consecuencia que las mujeres sean una
proporción creciente de los prisioneros políticos en los países coloniales y
semicoloniales. En las cárceles, las mujeres se enfrentan a formas de tortura
particularmente brutales y humillantes. La lucha por la liberación de todos los
presos políticos, denunciando la difícil situación de las mujeres en
particular, ha sido y será una parte importante de la lucha por la liberación
de la mujer en esos países.
Esta lucha tiene una dimensión internacional
particularmente clara. Los presos politicos no existen solamente en el mundo
colonial, sino también en los países imperialistas. Las demandas por su
liberación continuarán siendo un punto de unión pora la solidaridad
internacional del movimiento feminista .
14. La lucha por la liberación de la mujer siempre ha
estado entrelazada con la lucha de la liberación nacional. Cualquier cosa que
hagan las mujeres, las coloca contra la fuerza del control imperialista y la
necesidad de deshacerse de las cadenas de esta dominación es una tarea urgente
para todos los oprimidos en estos países, como los ejemplos de Iran y Nicaragua
han demostrado una vez más. Gran número de mujeres participan en política
por primera vez en movimientos de liberación nacional. En el proceso de
desarrollo de la lucha, se hace evidente que las mujeres pueden y deben tener
un papel aún mayor para po der triunfar. Las mujeres se transforman al hacer
cosas que les estaban prohibidas por las viejas tradiciones y costumbres. Se
vuelven combatientes, dirigentes, organizadoras y pensadoras políticas. Las
profundas contradicciones en que viven las estimula a rebelarse contra su
opresión como sexo, así como a exigir mayor igualdad dentro del movimiento
revolucionario. En Vietnam, Argelia, Cuba, Palestina, Sudáfrica, el Sahara y
otros lugares, las luchas de las mujeres para terminar con las formas más
brutales de la opresión que sufren han estado estrechamente vinculadas con el
desarrollo de las luchas antiimperialistas.
En Nicaragua las mujeres organizadas en AMPRONAC han
jugado un papel decisivo en la preparación de la insurrección final contra la
dictadura de Somoza. El 30%
de las fuerzas del FSLN estaban compuestas de mujeres.
En Irán, la participación de las mujeres en la lucha por
derrocar al Sha las llevó por millones a participar por primera vez en la vida
política y social, lo que despertó su deseo de cambiar su status. A pesar del
peso de las ideas religiosas reaccionarias y de las medidas tomadas contra las
mujeres, el avance de la conciencia y de la lucha anti- imperialista de las
masas iraníes mejorarán las condiciones de lucha de las mujeres por una mayor
igualdad y libertad.
La participación de las mujeres en las luchas de
liberación nacional, también comienza a transformar la conciencia de los
hombres sobre las capacidades y el papel de las mujeres. En el proceso de la
lucha contra su propia explotación y opresión, los hombre pueden sensibilizarse
más hacia la opresión de las mujeres, hacerse más conscientes de la necesidad
de combatirla, y de la importancia de las mujeres como fuerza combatiente
aliada.
15. También existen minorías nacionales oprimidas dentro
de los países coloniales y semicoloniales. En Irán, por ejemplo, las
nacionalidades oprimidas constituyen el 60 por ciento de la población. En
América Latina, la población india nativa es una minoría oprimida. Las mujeres
de estas minorías se enfrentan a una doble dimensión de opresión nacional. Una
vez que comiencen a moverse, su lucha se puede desarrollar de manera explosiva.
Las demandas de las mujeres y de las minorías oprimidas a
menudo van a ir emparejadas y se van a reforzar mutuamente. Por ejemplo, la reivindicación de todas las mujeres
del derecho a la educación se
combinará con la demanda de los hombres y mujeres de las nacionalidades oprimidas por el derecho a la educación en s li propio idioma.
16. Desde el au ge de la revolución colonial a comienzos
de siglo, las mujeres han participado en los levantamientos antiimperialistas,
pero no ha habido ninguna tradición de organización de las mujeres como tales,
alrededor de sus demandas específicas, como un componente diferenciado de estas
luchas. Sin embargo, el desarrollo del sisterna capitalista mundial desde
a. En el período posterior a
b. Las mejoras tecnológicas en el terreno de las tareas
domésticas y el control de la reproducción -aunque menos accesibles que en los países
desarrollados - comenzaron a conocese y mostraron la posibilidad de liberar a
las mujeres de las tareas domésticas y permitirles controlar uno de los
elementos más importantes de su vida, su función reproductora.
c. La crisis económica del capitalismo mundial que señaló
la depresión internacional de 1974-
d. El impacto de esta contradicción sobre la conciencia
de las mujeres se refuerza en la actualidad por el impacto del movimiento
internacional de liberación de la mujer , que ha inspirado a las mujeres de
todo el mundo y ha popularizado y legitimado sus demandas.
Estos factores llevan a la conclusión de que las luchas
de las mujeres tienen que llegar a ser el componente más importante de las luchas revolucionarias que se
avecinan en los países coloniales y semicoloniales.
Estas luchas de las mujeres pueden tomar dimensiones
explosivas dada la brecha que existe entre las normas y valores y las
posibilidades para la liberación de la mujer que abren los avances tecnológicos
del capitalismo. Al mismo tiempo, las normas y valores religiosos y
tradicionales que mantienen los imperialistas y sus servidores están en
contradicción constante con las vidas de un número cada vez mayor de
mujeres. Esto implica, que una vez que las mujeres comiencen a
cuestionar su opresión, aún a nivel elemental, esto puede combinarse con otras
formas de explosión social y llevar muy rápidamente a la movilización de masas
de mujeres en lucha que tomen una dirección radical anticapitalista.
17. Las actitudes y la politica respecto de las demandas
y necesidades de las mujeres en los países coloniales y semicoloniales son uno
de los test decisivos del carácter revolucionario, de la perspectiva y el
programa de cualquier organización que aspire a dirigir la lucha contra el
imperialismo. El papel y la importancia que le damos a la lucha por la
liberación de la mujer en estos países, y el programa que planteamos para
terminar con ella, nos separa de las fuerzas no proletarias que luchan por la
dirección de la lucha de liberación nacional.
Desde largo tiempo, este ha sido un rasgo distintivo del
programa del marxismo revolucionario, como se refleja en las resoluciones del
III Congreso de
Si el partido marxista revolucionario no ve la
importancia de la organización y la movilización de las mujeres y de ganar la
dirección de la lucha por la liberación de ésta, quedará el campo libre para
que fuerzas burguesas y pequeiño-burguesas ganen la dirección de los
movimientos de mujeres y los desvíen por cauces reformistas o incluso en
movimientos contra la clase obrera.
18. Solo la vía de la revolución socialista puede llevar a una
transformación cualitativa en la vida de las mujeres en los países
semicoloniales. Los ejemplos de Cuba, Vietnam y China son referencias
importantes para las mujeres de Asia, Africa y América Latina. Estas
revoluciones socialistas ofrecen la prueba evidente de que cambios rápidos son
posibles cuando la clase obrera aliada al campesinado, rompe las cadenas de la
dominación imperialista. Cuando las leyes de la acumulación capitalista se
reemplazan por las de la economía planificada basada sobre la nacionalización
de los sectores claves de la producción, es posible incluso en los países
pobres del mundo semicolonial dedicar recursos masivos al desarrollo de la
educación, de guarderías, de servicios médicos y de la vivienda.
Con la eliminación del capitalisrno, desaparecen el paro
y el sub-empleo. Se desarrolla una reducción del tiempo de trabajo que permite
a las mujeres salir del hogar e integrarse a todos los sectores del trabajo
productivo. Las costumbres y las tradicciones sociales enraizadas en los modos
de producción capitalista y precapitalista, desaparecerán progresivamente a medida
que se cumpla esta transforrnación .
19. Debido a la extrema opresión a que se enfrentan, y al
hecho de que no existe la posibilidad de mejorar sus vidas bajo el capitalismo,
las mujeres de los países coloniales y semicoloniales se verán empujadas a la
vanguardia de la lucha por el cambio social. Por medio de escuelas internas y
actividades educativas, las secciones de
1. La revolución de octubre de 1917 en Rusia, y todas las
subsiguientes victorias socialistas produjeron conquistas significativas para
las mujeres, incluyendo derechos democráticos e integración dentro de la fuerza
productiva. Las medidas que tomaron los bolcheviques bajo la dirección de Lenin
y Trotsky mostraron claramente que la revolución proletaria significaba pasos
adelante inmediatos para las mujeres.
Entre 1917 y 1927 el gobierno soviético aprobó una serie de leyes que por
primera vez daban a las mujeres la igualdad legal respecto de los hombres. El
matrimonio se convirtió en un simple proceso de registro que tenía que basarse
en el mutuo consentimiento. Se abolió el concepto de ilegitimidad de los hijos.
Se hizo del aborto legal y gratuito un derecho de toda mujer. En 1927, los
matrimonios no se tenían que registrar y el divorcio se conseguía a simple
petición de cualquiera de los cónyuges. Se eliminaron las leyes contra los
homosexuales.
Se estableció para todos los niños de ambos sexos la
educación gratuita y obligatoria hasta los 16 años. La legislación daba
beneficio especiales de maternidad a las mujeres trabajadoras.
El programa de 1919 del Partido Comunista declaraba:
"La tarea del partido en el momento actual es principalmente trabajar en
el terreno de las ideas y de la educación con el fin de destruir hasta el fondo
todas las huellas de la desigualdad y los prejuicios anteriores,
particularmente entre las capas atrasadas del proletariado y el campesinado.
Sin limitarse a conseguir la igualdad formal de las mujeres, el partido lucha
por liberarlas de las cargas materiales del trabajo doméstico obsoleto
sustituyéndolo por casas comunales, comedores públicos, lavanderías centrales,
guarderías, etc.". Este programa se realizó en la medida de lo posible,
dado el atraso económico y la pobreza de la nueva república soviética, ya la
devastación producida por casi una década de guerra imperialista y guerra
civil.
Se hizo un esfuerzo consciente por comenzar a combatir
las normas y actitudes sociales reaccionarias hacia las mujeres, que reflejaban
la realidad de un país cuya población aún era aplastantemente campesina, en que
las mujeres eran un porcentaje relativamente pequeño de la fuerza de trabajo.
yen que el peso muerto de las tradiciones y costumbres feudales se ejercía
sobre todas las relaciones sociales. En semejantes condiciones, como podría
esperarse, las actitudes atrasadas hacia la mujer se reflejaban también en el
seno del Partido Bolchevique, sin exceptuar a su dirección. El Partido no era
homogéneo en ningún sentido en su comprensión de la importancia de llevar a
cabo las medidas concretas y profundas necesarias para realizar el programa de
1919.
2. La masacre y el agotamiento de la vanguardia proletaria,
y el aplastamiento de los levantamientos revolucionarios de la postguerra en
Europa Occidental, pusieron las bases para el triunfo de la casta burocrática
contrarrevolucionaria, encabezada por Stalin, en los años 20. Aunque no se
destruyeron las bases económicas del estado obrero, una capa social privilegiada
que se apropió para sí misma de muchos de los beneficios que trajo consigo el
nuevo orden, creció rápidamente en el suelo fértil de la pobreza de Rusia. Para
proteger y ampliar sus nuevos privilegios, la burocracia eliminó la política de
Lenin y Trotsky en practicamen te todas las esferas, desde el gobierno basado
en la democracia soviética hasta el control de los trabajadores sobre la
planificación de la economía, el derecho de las nacionalidades oprimidas a la
autodeterminación, y la politica exterior internacionalista proletaria.
A finales de los años 30, la contrarrevolución habia
aniquilado físicamente todo lo que sobrevivía de la dirección bolchevique y había
establecido una dictadura que hasta hoy rnantiene a cientos de miles de
personas en campos de concentración, hospitales psiquiátricos, y en el exilio,
y que aplasta sin piedad todo murmullo de oposición.
Respecto de las mujeres, la contrarrevolución estalinista
cumplió una politica de resucitar y fortalecer el sistema familiar.
Trotsky describió ese proceso como sigue: "la
verdadera emancipación de la mujer es inconcebible sin un florecimiento general
de la economía y la cultura, sin la destrucción de la unidad económica familiar
pequeño-burguesa, sin la introducción de la preparación de comidas y la
educación socializadas. Mientras tanto, guíada por su instinto conservador la
burocracia ha dado la alarma sobre la "desintegración" de la familia.
Comenzó cantando panegíricos a la comida en familia y a la lavandería familiar,
es decir, a la esclavitud doméstica de la mujer. Para completar, la burocracia
ha restaurado el castigo criminal por el aborto, devolviendo oficialmente a las
mujeres a la situación de animales de carga. En completa contradicción con el
ABC del comunismo, la casta dominante ha restaurado de este modo el núcleo más
reaccionario y trasnochado del régimen de clases, es decir, la familia pequeñoburguesa".
(Escritos de León Trotsky.1937-38).
3. El factor más importante que facilitó esta regresión
fue el atraso cultural y material de la sociedad rusa, que no contaba con los
recursos necesarios para construir guarderías adecuadas, suficientes casas,
lavanderías públicas e instalaciones y servicios de comidas y limpieza de las
casas como para eliminar la base material de la opresión de la mujer. Este
atraso también contibuyó a perpetuar la división general social del trabajo
entre hombres y mujeres heredada del periodo zarista.
Pero a pesar de estas limitaciones objetivas, la
burocracia estalinista reaccionaria abandonó conscientemente la perspectiva de
avanzar de forma sistemática en la socialización de las cargas que soportan las
mujeres, y en vez de ello comenzó a glorificar el sistema tamiliar, tratando de
unir a las familias por medio de restricciones legales y
obligaciones económicas.
Coma señalaba Trotsky en "
La burocracia reforzó el sistema familiar por una
de las mismas razones que hacen que lo mantenga la sociedad capitalista:
como un medio de inculcar actitudes de sumisión a la autoridad y de perpetuar
los privilegios de una minoría. Trotsky explicó que "el motivo más acuciante
del actual culto a la familia es indudablemente la necesidad de la burocracia
de una jerarquía estable de relaciones, y del disciplinamiento de la juventud
por medio de cuarenta millones de puntos de apoyo de la autoridad y el
poder".
Como parte de esta
contrarrevolución, se desempolvaron y se
pusieron de nuevo en vigor las antiguas leyes zaristas contra la homosexualidad.
El mantenimiento de la familia permitió a la burocracria
perpetuar una importante división en el seno de la clase obrera: la división
entre el hombre "cabeza de familia y ganador del sustento" y la mujer
como responsabie de las tareas de la casa, y de la compra, además de cualquier
otra cosa que pudiera hacer. A un nivel más general, esto implicaba mantener la
división entre la vida privada y la vida pública con el aislamiento resultante
que afecta tanto a los hombres como a las mujeres. El mantenimiento del núcleo
familiar también reforzó a la burocracia al impulsar la actitud de "cada
familia para sí misma" y, dentro del contexto de una politica de
planificación general que tiene poca relación con la satisfacción de las
necesidades de los trabajadores, permite a la burocracia reducir al mínimo los
costos de los servicios sociales.
Las condiciones que crearon la revolución proletaria y la
contrarrevolución estalinista en
4. Según el censo oficial de 1970 de
La perpetuación de la responsabilidad de las mujeres en
las tareas domésticas asociadas con la crianza de los niños, la cocina, la
limpieza, el lavado y la atención de las necesidades personales de los demás
miembros de la unidad familiar es la base social y económica de las desventajas
y perjuicios a que se enfrentan, y de la resultante discriminación en trabajos
y salarios. Esto afecta profundamente a la forma en que las mujeres se ven a sí
mismas, su papel en la sociedad, y los fines que tratan de alcanzar.
Una encuesta realizada en Checoslovaquia a finales de los
años 60 reveló que aproximadamente el 80 por ciento de todas las mujeres
entrevistadas aceptaban la idea de permanecer en la casa hasta que sus hijos
alcanzaran la edad de 3 años, si su marido estaba de acuerdo y si el ingreso
era suficiente para llenar las necesidades de la familia. Más nos podria
sorprender esto si consideramos que, en el mismo periodo, de 500 mujeres
entrevistadas que tenían puestos de supervisión en sus trabajos, la mitad
dijeron que tenían que realizar todo el trabajo doméstico en sus casas ( cuatro
o cinco horas al día) .
Aunque el 50 por ciento de la población asalariada en
En 1970, en los países de Europa Oriental en su conjunto,
el diferencial de salarios oscilaba entre el 27 y el 30 por ciento, a pesar de
las leyes sobre la igualdad de salarios que han estado en vigor durante décadas
en estos países. Esto refleja el hecho de que las mujeres no trabajan en los
mismos empleos que los hombres. No sólo continúan siendo empujadas hacia las
"ocupaciones femeninas" peor pagadas, estando frecuentemente sobre
cualiticadas para el trabajo que realizan, sino que muy pocas de las que
completan los programas de aprendizaje para puestos mejor pagados y de mayor
cualificación (sobre todo en la industria pesada} continúan trabajando en estos
sectores. Las responsabilidades domésticas hacen difícil seguir el ritmo de los
nuevos desarrollos en la especialidad de uno. También las leyes protectoras que
establecen condiciones especiales para permitir al trabajo de las mujeres a
menudo tienen efectos discriminatorios
que les impiden tener los mismos puestos que los hombres.
En
En
En la última década, estos resentimientos potencialmente
explosivos han obligado a la burocracia a planificar un aumento de la
producción de bienes de consumo y un aumento de los servicios sociales. Pero
las existencias de bienes d.e consumo continúan estando muy por debajo de las crecientes
necesidades y expectativas. Los servicios sociales también continúan siendo
penosamente insuficientes.. Por ejemplo. aunque las instalaciones de guarderías
están más extendidas que en los países capitalistas avanzados, según cifras oficiales a principios de 1978, las guarderías en
En Polonia y Checoslovaquia, a comienzos de los años 70, solamente el 10
por ciento de los niños de menos de tres años podían encontrar plaza en las
guarderías; de los niños entre 3 y 6 años, solamente había plazas para el 37 y 45 por ciento respectivamente. Y eso sucede a
pesar de que las mujeres constituyan entre el 40 y 45 por ciento de la fuerza
de trabajo en estos dos países. A pesar de todas las dificultades que crean
estas condiciones para las mujeres trabajadoras, algunos de los burócratas
estalinistas de estos países están resucitando la teoría de "división
natural del trabajo" entre los hombres y las mujeres. En Checoslovaquia y
Hungría, la solución que plantean para aliviar la falta de servicios sociales y
al mismo tiempo para tratar de revertir la tasa decreciente de natalidad, es en
esencia un "salario por el trabajo doméstico" que se les concede a
las madres de uno o dos niños hasta que tienen la edad de tres años. En
Checoslovaquia este sistema va acompañado de un aumento en las bonificaciones
familiares para el tercer y cuarto hijo, así como un aumento sustancial en los
bonos de natalidad por cada hijo (que es aproximadamente el equivalente de un
mes de salario). Obviamente, estas medidas sólo pueden tener el efecto de
presionar a las mujeres a quedarse en casa, dado el doble día de trabajo que
acompaña a un empleo fuera de la casa.
El numero de lavanderías públicas es insignificante en la
mayoría de los estados obreros (en Checoslovaquia, Polonia y
De forma parecida, el número de hombres y mujeres
trabajadores que comen en cafeterías públicas ha disminuído agudamente desde
los años 50. Debido a los altos precios y la mala calidad, solamente el 20 por
ciento de la población de Checoslovaquia come su comida principal fuera de la
casa, en constraste con el 50 por ciento de años anteriores.
Todas estas condiciones apuntan en la dirección de
enterrar a las mujeres en sus casas, tendencia que fortalece la propaganda de
la burocracia a favor del trabajo de medio tiempo para las mujeres. Esto se
expresa en Alemania del Este, por ejemplo, en el día libre extra que se le da
cada mes a las mujeres para que puedan realizar sus trabajos domésticos. Desde
luego, solamente a las mujeres se les da este "privilegio especial".
En octubre de 1977 la misma tendencia reaccionaria se
incorporó de hecho, a la constitución soviétiva revisada, como una enmienda al
artículo 35, que se supone garantiza iguales derechos a las mujeres. La
constitución enmendada prevee "el acortamiento general de la jornada de
trabajo para las mujeres con niños pequeños". Los dirigentes soviéticos
explicaron que esta nueva cláusula constitucional reflejaba la línea del
partido y del Estado soviético para mejorar la posición de las "mujeres
como trabajadoras, madres, criadoras de niños, y amas de casa".
Este refuerzo de la división social del trabajo entre hombres
y mujeres también se expresa en la politica del gobierno de estos países
dirigida a aumentar la tasa de natalidad para enfrentarse a la escasez de mano
de obra. (Alemania del Este es actualmente la única excepción). Al mismo tiempo
que el aborto se ha hecho accesible para las mujeres de los países
capitalistas, el intento de acelerar el crecimiento de la población ha
producido medidas restrictivas respecto del aborto en toda Europa Oriental.
De hecho, las burocracias estalinistas han dado la espalda
a la política que siguieron Lenin y otros dirigentes de la revolución rusa
sobre el aborto como un derecho democrático elemental al que todas las mujeres
deberían tener acceso sin ninguna limitación. Aunque el aborto legal es en
general accesible en
La educación sexual y la amplia información sobre los
métodos anticonceptivos se rechazaron explícitamente en la mayoría de los países
de Europa Oriental hasta hace muy poco tiempo, con la excepción de Polonia. Los
centros de planificación familiar no existían, y el acceso a los métodos
anticonceptivos, como la píldora o la esterilización estaba estrictamente
limitado (en Checoslovaquia a comienzos de los años 70, solamente el 5 por
ciento de las mujeres usaban estos métodos). Pero ninguna de estas medidas ha
conseguido alterar el estancamiento continuo de la tasa de natalidad, ni que
disminuya el número de abortos. Frente a este “problema", la burocracia
ejercita una gran imaginación en inventar métodos para animar a las mujeres a
tener más hijos. Lo toman todo en consideración excepto las medidas para la
socialización de las tareas domésticas. En Polonia, están considerando la
posibilidad de un "salario doméstico" o un impuesto sobre los
ingresos de las amas de casa que se niegan a tener hijos, o elevar la edad de
retiro de las mujeres de
En todos los países de Europa Oriental y en China, la
burocracia promueve políticas que refuerzan la represión sexual. La gran escasez
de vivienda, el tipo de educación que se les da a los niños desde la más tierna
infancia, la frecuente negativa a alquilar habitaciones de hoteles a parejas no
casadas, todo ello refleja las costumbres sociales dominantes y la oposición de
la burocracia a cualquier forma de liberación sexual. Dado su lugar en el seno
de la familia, desde luego que las mujeres son las primeras en sentir el peso
de estas normas y políticas represivas.
5. Las mujeres en los estados obreros deformados y
degenerados no conquistaran su completa liberación a no ser por medio de una
revolución política que elimine a la casta burocrática del poder y restablezca
la democracia obrera. Aunque hasta ahora hay pocos signos de aumento de
conciencia respecto de la opresión de la mujer, no existe ninguna barrera
impenetrable entre los países capitalistas avanzados y los estados obreros,
especialmente entre Europa Oriental y Occidental. Las mujeres en los estados
obreros se verán inevitablemente afectadas por la radicalización de las mujeres
y las reivindicaciones que levantan en otras partes del mundo.
La lucha de las mujeres por su liberación será un
componente significativo en el proceso de crisis y derrocamiento de los regímenes
burocráticos privilegiados para establecer la democracia socialista. La
reivindicación de la socialización del trabajo doméstico en particular es un
aspecto importante del Programa de Transición para la revolución política que
se avecina.
En algunos aspectos, en
comparación con los países capitalistas. el balance de la situación y la
independencia económica de la mujer en los estados obreros es positivo. Pero la
historia soviética también confirma claramente el hecho de que la institución
familiar es la piedra de toque de la opresión de la mujer. Mientras la política
oficial sea alimentarla y mantenerla, mientras sus funciones no se trasladen
completamente sobre instituciones sociales superiores, la auténtica igualdad de
la mujer en la vida productiva es imposible. La responsabilidad de las mujeres
en el trabajo doméstico es el origen de la discriminación a que se enfrentan en
la vida diaria, en la educación, en el trabajo y en la política.
6. Los efectos de la contrarrevolución estalinista en la
mujer y la familia, y el mantenimiento de la desigualdad de la mujer en los
Estados obreros, representa en la actualidad un obstáculo para ganar a mujeres
radicalizadas en el resto del mundo al marxismo revolucionario. Igual que en
otros problemas, la política del estalinismo se identifica frecuentemente con
el leninismo y no se reconoce como lo que es: la negación del leninismo. Las
mujeres que luchan por su liberación en otras partes del mundo miran a menudo
hacia los estados obreros y dicen: "Si esto es lo que hace el socialismo
por las mujeres, no lo necesitamos" .Muchos antimarxistas señalan la
situación de la mujer en los estados obreros como "prueba" de que el
camino de la liberación de la mujer no pasa por la lucha de clases. Así, la
lucha por ganar la dirección de las feministas en otras partes del mundo está
directamen te vinculada con el desarrollo de la revolución política en los
estados obreros deformados y degenerados, así como en nuestra capacidad de dar
una imagen diferente del socialismo por el que nosotros, como verdaderos
marxistas, luchamos.
NUESTRA PERSPECTIVA
1.
2. Esta perspectiva de
a. La opresión de la mujer apareció en una transición de
la sociedad preclasista a la sociedad de clases. Es indispensable para el mantenimiento
de la sociedad de clases en general y del capitalismo en particular. Por lo
tanto, la lucha de las masas de mujeres contra su opresión es una forma de la
lucha contra la dominación capitalista.
b. Las mujeres son un importante componente y un poderoso aliado
potencial de la clase obrera en la lucha por derribar al capitalismo. Sin la
revolución socialista, las mujeres no pueden establecer las precondiciones de
su liberación. Sin la movilización de las masas de mujeres en la lucha por su
propia liberación, la clase obrera no puede realizar sus tareas históricas. La
destrucción del Estado burgués, la consolidación de un nuevo poder del estado
basado en la organización democrática de la clase obrera y de sus aliados, la
transformación de las bases económicas y las prioridades de la sociedad, y la
lucha continua por eliminar todas las formas de relaciones sociales opresivas
heredadas de la sociedad de clases sólo se puede realizar con la participación
consciente y la dirección de un movimiento autónomo de la liberación de la
mujer .
Así, nuestro apoyo para la construcción de un movimiento
feminista autónomo forma parte de la estrategia del partido revolucionario de
la clase obrera. Surge del mismo carácter de las divisiones sociales que el
mismo capitalismo crea, de la forma en que éstas se utilizan para dividir y
debilitar a la clase obrera y a sus aliados en la lucha por terminar con la
sociedad de clases.
c. Todas las mujeres están oprimidas como tales. Las
luchas alrededor de aspectos específicos de la opresión de la mujer
necesariamente afecta a mujeres de diferentes clases y sectores sociales.
Incluso algunas mujeres burguesas, rebelándose contra su opresión como mujeres,
pueden romper con su clase y ser ganadas al lado del movimiento obrero revolucionario
por ser ésta la única forma de conquistar su liberación.
Como señalaba Lenin en sus discusiones Con Clara Zetkin,
"la acción alrededor de los aspectos de la opresión de la mujer, puede
alcanzar el corazón de la clase enemiga, fomentar y aumentar el descontento, la
incertidumbre, las contradicciones y los conflictos en el campo de la burguesía
y sus amigos reformistas... Todo debilitamiento del enemigo es lo mismo que un
aumento de nuestras fuerzas".
El hecho de que el resentimiento contra su opresión como
mujeres pueda ser a menudo el punto de partida de la radicalización de sectores
decisivos de mujeres pequeño burguesas, cuyo apoyo debe ganar la clase obrera,
es aún más importante desde el punto de vista del partido marxista
revolucionario.
d. Aunque todas las mujeres están oprimidas, los efectos de esta opresión
son diferentes para las mujeres de distintas clases. Las que sufren la mayor
explotación económica son también generalmente las que sufren más por su
opresión como mujeres. Así, el movimiento de la liberación de la mujer
proporciona una forma de llegar y movilizar a las mujeres más explotadas y
oprimidas, que de otra forma no se verían afectadas tan rápidamente por las
luchas de la clase obrera.
e. Aunque todas las mujeres sufren la opresión como mujeres, el movimiento
de masas de liberación de la mujer que aspiramos a construir tiene que ser
básicamente obrero en su composición,
en su orientación y en su dlrección. Solamente este movimiento podrá llevar sin
compromisos hasta el fin la lucha por la liberación de la mujer, aliándose con
las fuerzas sociales cuyos intereses son
paralelos o coinciden con los de la
mujer. Sólo este movimiento podrá tener un papel progresivo en situaciones en
que la polarización de clases se agudice.
f. Dentro de esta perspectiva a largo plazo, las luchas de
las mujeres en los sindicatos y en el
trabajo tienen una importancia especial, ya que reflejan la interrelación del movimiento
de la mujer y el movimiento obrero, el impacto que ejerce el uno sobre el otro.
Esto se ve reflejado en la radicalización creciente de las mujeres de la clase
obrera, en la comprensión cada vez más grande de las fuerzas del movimiento de
liberación de la mujer que deben orientarse hacia las luchas de las
trabajadoras y en la voluntad de ciertos sectores de la burocracia sindical de
muchos países de empezar a tornar iniciativas a propósito de las
reivindicaciones de las mujeres. Todos estos elementos indican el carácter y la
composición futura del movimiento de liberación de las mujeres, así como la
naturaleza de clase de las fuerzas que se pondrán a su frente para darle una
dirección.
g. Las luchas de las mujeres contra su opresión como sexo
tienen relación con las luchas de los trabajadores como clase, pero no son
totalmente dependientes o idénticas a ellas. Las mujeres no pueden conquistar
su liberación mas que en alianza con el poder organizado de la clase obrera.
Pero esta necesidad histórica no significa en modo alguno que las mujeres deban
posponer ninguna de sus luchas hasta que la actual burocracia obrera sea
sustituida por una dirección revolucionaria que recoja la bandera de la
liberación de la mujer. Ni tampoco deben esperar las mujeres hasta que la
revolución socialista haya creado la base material para terminar con su
opresión. Por el contrario, las mujeres en lucha por su liberación no tienen
que esperar que nadie les enseñe el camino. Deben tornar la iniciativa de
comenzar la lucha y de llevarla adelante. De este modo, pueden tener un papel
de dirección dentro del movimiento obrero en su conjunto, contribuyendo a crear
una dirección de lucha de clases indispensable para progresar sobre todos los
frentes.
h. El sexismo es una de las armas más poderosas que
utiliza la clase dominante para dividir y debilitar el movimiento obrero. Pero
no divide simplemente a los hombres contra las mujeres. Se enraiza en la
sociedad de clases, y en todo lo que la ideología burguesa inculca desde el nacimiento.
Los patrones enfrentan a diferentes sectores de la clase obrera, difunden la
idea de que la igualdad de las mujeres no puede obtenerse sino a expensas de
los hombres, quitándoles los empleos, bajando sus salarios, quitándoles confort
doméstico. Las burocracias animan estas divisiones para mantener su control. Es
un freno que afecta tanto a los hombres como a las mujeres. Educar a las masas
de trabajadores, hombres y mujeres, por medio de la propaganda, la agitación y
la acción alrededor de las necesidades de las mujeres, es parte esencial de la
lucha para romper el peso asfixiante de la ideología reaccionaria burguesa en
el seno de la clase obrera. Forma parte indispensable de la politización y la
educación revolucionaria del movimiento obrero.
i. Todo el poder y la fuerza unida de la clase obrera
sólo se podrá mostrar plenamente si el movimiento obrero comienza a superar sus
profundas divisiones internas. Esto solamente se conseguirá cuando los
trabajadores lleguen a comprender que sus intereses de clase coinciden con las
demandas y necesidades de los sectores más oprimidos yexplotados de la clase:
las mujeres, las nacionalidades oprimidas, los trabajadores inmigrantes, los
jóvenes, los desorganizados y los desempleados. El movimiento de la mujer tiene
especial importancia en la educación de la clase obrera para que comprenda esta
verdad.
j. Conseguir que el movimiento obrero organizado luche
por las demandas de las mujeres forma
parte de la educación de la clase obrera para pensar socialmente y actuar políticamente.
Es un eje central de la lucha por transformar los sindicatos en instrumentos
de lucha revolucionaria en interés de toda la clase obrera. Combatiendo los
esfuerzos de los patronos que quieren mantener la división en la clase obrera,
nos esforzamos en ganar la base de los sindicatos y en particular a los jóvenes
más combativos. Cuanto más adelante llevemos esta batalla, más veremos
dividirse a la burocracia sindical. Los que no quieren defender los intereses
de la gran mayoría de los más oprimidos y de los más explotados severán cada vez
más relegados.
La lucha del partido
revolucionario por ganar la hegemonía y la
dirección de los trabajadores es inseparable de la batalla por convencer a
la clase obrera y a sus organizaciones de que reconozcan y
defienzan las luchas de
las mujeres como suyas.
k. La lucha contra la opresión de la mujer no es un
problema secundario ni periférico. Es un problema de vida o muerte para el
movimiento obrero, especialmente en los periodos en que se agudiza la
polarización de clases.
Debido al lugar que la mujer ocupa en la sociedad de
clases y al peso de la ideología que fomenta su situación inferior, las mujeres
son uno de los blancos favoritos de todas las organizaciones clericales,
reaccionarias y fascistas. Ya sean los socialcristianos, la falange o los
opositores de aborto, la reacción busca apoyo haciendo llamada especial a las
mujeres diciendo que se dirigen a las necesidades particulares de la mujer,
apoyándose en su dependencia económica bajo el capitalismo y prometiendo
aliviar la carga desproporcionada que soportan las mujeres durante cualquier
período de crisis social.
Desde la propaganda de "kinder-kirche-kuche"
(niños-iglesia-cocinal del movimiento nazi, hasta la movilización de mujeres de
clase media que realizó la democracia cristiana en Chile para la "marcha
de las ollas vacías" en 1971, la historia ha mostrado una y otra vez que
la mística reaccionaria de maternidad y familia es una de las armas
conservadoras más poderosas con que cuenta la clase dominante.
Chile mostró una vez más de forma trágica que si el
movimiento de los trabajadores no levanta y lucha por un programa y una
perspectiva revolucionaria que responda a las necesidades de las masas de
mujeres, muchas mujeres pequeño-burguesas y hasta obreras pueden movilizarse
del lado de la reacción, o ser neutralizadas como aliadas potenciales del
proletariado.
Los cambios objetivos en el papel económico y social de
la mujer, y la nueva radicalización de las mujeres, junto con los cambios de
conciencia y actitudes que ésta ha producido, hacen más dificil que prevalezca
la reacción. Esta es una nueva fuente de optimismo revolucionario para la clase
obrera. La explosión masiva de conciencia feminista en España como uno de los componentes
más significativos el auge de la lucha de clases en la era posterior a Franco,
es también una muestra de la velocidad con que el peso ideológico de
l. Aunque el triunfo de la revolución proletaria puede
crear las bases materiales para la socialización del trabajo doméstico y poner
los fundamentos de la completa igualdad económica y social de la mujer, esta
reconstrucción socialista de la sociedad, que coloca sobre nuevas bases todas
las relaciones humanas, no se podrá realizar de forma inmediata y automática.
Durante el periodo de la transición al socialismo continuará la lucha por
erradicar todas las formas de opresión heredadas de la sociedad de clases. Por
ejemplo, la división social del trabajo entre tareas femeninas y masculinas
debe eliminarse de todas las esferas de la actividad, desde la vida diaria
hasta las fábricas. Habrá que tomar decisiones respecto de la distribución de
los escasos recursos. Habrá que desarrollar un plan económico que refleje las
necesidades sociales de las mujeres y permita la socialización más rápida
posible de las tareas domésticas. La existencia de una organización autónoma de
mujeres será una precondición para llegar democráticamente a las decisiones
económicas y sociales correctas. Así, incluso después de la revolución, el
movimiento autónomo de liberación de la mujer tendrá un papel indispensable
para asegurar que la clase obrera en su conjunto, hombres y mujeres, lleve este
proceso hasta un final victorioso.
Nuestra estrategia clasista, nuestra lucha contra la
opresión de las mujeres, nuestra respuesta de cómo movilizar a las masas de
mujeres junto a la clase obrera tiene tres facetas: nuestras reivindicaciones políticas,
nuestros métodos de lucha y nuestra independencia de clase.
NUESTRAS REIVINDICACIONES
A través de la totalidad
del sisterna de demandas que planteamos, que tratan de todos los problemas
desde la libertad de asociación política hasta el desempleo y la inflación, el
aborto y las guarderías, el control obrero y el arrnarnento del proletariado,
tratamos de construir un puente entre las necesidades y luchas actuales de las masas
trabajadoras y su nivel de conciencia hasta el punto culminante de la
revolución socialista. Como parte de un prograrna de transición, planteamos demandas
que tratan de la opresión especifica de la mujer .
Nuestro programa señala los problemas alrededor de los
cuales las mujeres pueden comenzar a luchar para aflojar los lazos de opresión
y amenazar las prerrogativas de la clase dominante. Reconoce y da da respuesta a todos los aspectos de la
opresión de la mujer: legal, económica, social y sexual.
Dirigimos nuestras demandas contra los responsables de
las condiciones económicas y sociales a partir de las que surge la opresión de
la mujer: la clase dominante, su gobierno y sus agentes. Crientamos el
movimiento de liberación de las mujeres hacia objetivos politicos claros.
Presentamos nuestras demandas y nuestra propaganda para mostrar que una
sociedad que ya no se base en la propiedad privada, en la explotación y en la
opresión, transformaría radicalmente en todos los aspectos las vidas de las
mujeres.
El conjunto interrelacionado de nuestras tareas y nuestras
consignas incluye demandas inmediatas, democráticas y transitorias. Algunas
pueden ser y serán arrancadas a la clase dominante en el curso de la lucha que lleve
hacia la revolución socialista.
Estas victorias elevarían el ánimo, la seguridad y la
confianza en las propias fuerzas. Otras demandas se cumplirán parcialmente. Los
que controlan la propiedad y la riqueza se opondrán hasta el final a las más
fundamentales. Estas podrán conquistarse sólo durante la toma del poder y la
reconstrucción socialista de la sociedad .
En la lucha por estas demandas -tanto las que dan soluciones
a la opresión específica de la mujer, como las que responden a otras
necesidades de las nacionalidades oprimidas y la clase en su conjunto- masas de
mujeres llegarán a comprender su opresión como una consecuencia de la
dominación de clase.
Entre nuestras demandas, las que se dirigen a eliminar la
opresión específica de la mujer se centran en los puntos siguientes:
1. PLENA
IGUALDAD POLITICA, LEGAL Y SOCIAL PARA LAS MUJERES
Ninguna discriminación en base al sexo. Igualdad de
derechos, para la mujer en el voto, en la participación en actividades públicas,
en formar o unirse a asociaciones políticas, en vivir y viajar donde quieran,
en emprender las ocupaciones que escojan. Fin de todas las leyes y regulaciones
que imponen castigos especiales a la mujer. Extensión a las mujeres de todos
los derechos democráticos conquistados por los hombres.
2. POR
EL DERECHO DE LAS MUJERES A CONTROLARSUS
FUNCIONES REPRODUCTIVAS
Solamente la mujer tiene el derecho a escoger si va a
evitar o terminar un embarazo, o si lo va a continuar. Esto implica la condena
de los planes de control de población, que son instrumentos del racismo o de los
prejuicios de clase y que tratan de culpar por los males de la sociedad de
clases, a las masas de trabajadores y campesinos.
a. Por el fin de todas las restricciones gubernamentales sobre el aborto y
la anticoncepción. incluida para las menores, las trabajadoras inmigrantes y
otras que no gozan de los derechos civiles.
b. Aborto libre y gratuito; alto a la esterilización forzosa y a cualquier otra interferencia gubernamental en
el derecho de las mujeres de elegir si tener hijos y cuándo. Por el derecho a escoger el método, que la mujer prefiera, el
aborto o anticoncepción .
c. Cue la información y los métodos de control de la natalidad sean libres,
gratuitos y estén ampliamente difundidos. Control de natalidad y centros de
educación sexual financiados por el estado en las escuelas, los barrios, los
hospitales y las fábricas.
d. Prioridad en la investigación médica al desarrollo de anticonceptivos
totalmente seguros, efectivos en un 100 por ciento para hombres y mujeres; por
el fin de toda la experimentación de medicamentos sobre las mujeres sin su
consentimiento pleno y bien informadas; nacionalización de la industria farmacéutica
.
3. POR
EL FIN DE
a. Separación de la iglesia y el estado.
b. Supresión de todos los matrimonios obligatorios, de la
venta y compra de mujeres. Derogación de todas las leyes contra el adulterio.
Abolición de las leyes que dan a los hombres “derechos conyugales" sobre
sus esposas. Supresión de todas las leyes seculares y religiosas que mantienen
los abusos la violencia física, o incluso el asesinato de las esposas, hermanas
e hijas culpables de pretendidos crímenes contra el "honor
masculino".
c. Abolición de todas las leyes que prohíben el matrimonio
entre hombres y mujeres de diferentes razas, religiones o nacionalidades.
d. Matrimonio por libre consentimiento y registro civil
e. Derecho al divorcio automático a petición de cualquiera
de los cónyuges. Financiación del estado para manutención y la capacitación
laboral de las mujeres divorciadas,
f. Abolición del concepto
de "ilegitimidad”. Alto a la discriminación contra las madres solteras y
sus hijos. Alto a las condiciones carcelarias de los centros especiales del
gobierno para cuidar de las madres solteras y otras mujeres que no tienen otro
lugar donde ir .
g. Que la crianza, el bienestar social y la educación de
los niños sea responsabilidad de la sociedad y no la carga individual de los
padres. Abolición de todas las leyes que conceden a los padres derechos de
propiedad y completo control sobre sus hijos. Por leyes estrictas contra el
maltrato a los niños.
h. Por el fin de todas las leyes que persiguen a las
prostitutas. Por el fin de todas las leyes que refuerzan un doble criterio moral
para hombres y mujeres en asuntos sexuales. Por el fin de todas las leyes que
persiguen a los jóvenes por sus actividades sexuales.
i. Abolición de las mutilaciones a
mujeres a través de la práctica de la infibulación o
de la clitorectomia.
j. Derogación de todas las leyes contra los homosexuales. Por el fin de
toda discriminación contra los homosexuales en el empleo, la vivienda y la
custodia de los hijos. Por el fin de tod os los estereotipos que insultan a los
homosexuales en los libros de texto y los medios de comunicación de masas, que
describen las relaciones homosexuales como perversas y contranatura.
k. La violencia contra las
mujeres -a menudo sancionada por las leyes familiares reaccionarias- es una
realidad diaria que experimentan las mujeres de una forma u otra. Si ésta no se
produce en el aspecto extremo de violaciones y palizas, la amenaza está siempre
presente de asalto sexual, implícita en los gestos y comentarios obscenos que
constantemente sufren las mujeres en el trabajo y en la calle.
Exigimos la eliminación de las leyes que se ejercen en la suposición de que
las mujeres que son víctimas de violación son las culpables; el establecimiento
de centros -independientes de la policia y los tribunales- destinados a acoger,
aconsejar y ayudar a las esposas golpeadas, a las víctimas de violaciones y
otras mujeres victimas de la violencia sexual; la mejora del transporte publico,
la iluminación de las calles, y otros servicios públicos que hagan más seguro
para las mujeres salir solas.
La violencia contra las mujeres es un producto maligno de
las condiciones sociales y económicas generales de la sociedad de clases.
Inevitablemente aumenta durante los periodos de crisis social. Pero nosotros
luchamos por educar a las mujeres y a los hombres en que la violencia sexual no
se podrá erradicar sin cambiar la base de la que surge la degradación
económica, social y sexual de la mujer. Denunciamos el uso racista de las leyes
contra la violación para perseguir a los hombres de las nacionalidades
oprimidas. Nos oponemos a las demandas que levantan algunas feministas de
imponer penas extremas a los violadores condenados o de fortalecer el aparato
represivo del estado, cuyos policías están entre los que maltratan a las
mujeres de forma más destacada .
Nos oponemos a toda censura literaria cluso cuando toma
como pretexto la necesidad de luchar contra la pornografia.
4. PLENA INDEPENDENCIA ECONOMICA DE
a. Garantia de emplea con salaria minimo sindical para todas
las mujeres que quieran trabajar, con escala móvil de salario y horas de
trabajo para combatir la inflación y el paro. Menos tiempo de trabajo para
todos.
b. Eliminación de las leyes que
discriminen a las mujeres en el derecho de recibir y disponer de sus propios salarios y propiedades.
c. Salario igual por trabajo igual. Por un salario minimo nacional basado
en una escala salarial de los sindicatos.
d. Contra toda discriminación de la mujer en cualquier
rama de la actividad económica, en cualquier profesión, categoria laboral,
programa de aprendizaje o entrenamiento.
e. Contratos, entrenamiento, acceso a puesto y pagos de
antigüedad con prioridad para las mujeres y otros sectores superexplotados de
la fuerza de trabajo, para superar los efectos de décadas de discriminación
sistemática en contra de ellos. No a medidas preferenciales para los hombres de
los sectores tradicionalmente masculinos del comercio y de la industria.
f. Ausencias por maternidad pagadas sin ninguna pérdida
del trabajo ni la antigüedad. Que el padre en vez de la madre tenga la
posibilidad, si así lo desea, de tener un permiso pagado para cuidar de un niño
recién nacido.
g. Permisos pagados para cuidar a los hiios enfermos y que se den por igual
a hombre y mujeres.
h. Extensión de las leyes especiales de
protección (que imponen condiciones especiales de trabajo a las mujeres) para
que cubran a los hombres, para que así mejoren las condiciones de trabaio de
hombres y mujeres, e impedir que la legislación protectora se utilice para
discriminar a las mujeres.
i. Edad de retiro uniforme para hombres y muieres, con la
libertad de cada individuo de pensionarse o no.
j. Que se garantice a los trabajadores de medio tiempo
los mismos salarios por hora y los
mismos beneficios que a los
trabajadores a tiempo completo.
k. Compensación en la proporción que determine el
sindicato durante los periodos de desempleo, para hombres y mujeres, incluyendo
a los jóvenes que no pueden encontrar un puesto de trabajo, independientemente
de su estado civil.
Que se proteja la compensación por desempleo contra la inflación por medio
de aumentos automáticos.
5. IGUALDAD DE OPORTUNIDADES EN
a. Admisión gratuita y libre para todas las mujeres en
todas las instittuciones educativas y en todos los programas de estudio,
incluyendo los programas de entrenamiento dentro del trabajo. Admisiones
especiales con preferencia para animar a las mujeres a entrar en los campos
tradicionalmente dominados por los hombres y para aprender profesion es y
especialidades de las que hasta ahora han sido excluidas.
b. Por el fin de todas las formas de presión sobre las
mujeres para que se preparen en un "trabajo de mujeres", como
decoración, trabajo secretarial, en fermeria y enseñanza.
c. Educación y cursos de repaso especiales para ayudar a las mujeres a
entrar de nuevo al mercado de trabajo.
d. Alto a las descripciones en los libros de texto y
los medios de comunicación de masas que
presentan a las mujeres como
objeto sexual y criaturas estúpidas.
débiles y emocionalmente
dependientes. Por cursos destinados a enseñar la verdadera historia de la lucha de las mujeres contra su
opresión. Cursos de educación fisica para enseñar a las mujeres a desarrollar su fuerza y a estar
orgullosas de sus capacidades atléticas.
e. Ninguna expulsión de estudiantes embarazadas o madres
solteras, ni segregación en los centros especiales.
6. REORGANIZACION DE
Contraponemos estas demandas a la propaganda y agitación
ultraizquierdista por la "abolición" de la familia. La familia como
unidad económica no se puede “abolir" por decreto. Sólo se puede sustituir
después de largo tiempo. El objetivo de la revolución socialista es crear
alternativas económicas y sociales superiores a la actual institución familiar
y más capaces de llenar las necesidades que actualmente, aunque de forma
extremadamente pobre y limitada, llena la familia, de modo que las relaciones
personales sean un asunto determinado por la libre elección y no por la
obligación económica.
a. Guarderías y escuelas gratuitas, financiadas por el
gobierno las 24 horas del día, en lugares cómodos y abiertos a todos los niños
desde el nacimiento hasta la adolescencia, independientemente de los ingresos
de la padres o de su situación civil; personal capacitado femenino y masculino;
eliminación de todas las prácticas sexistas en la educación, que la politica de
las guarderías sea decidida por los que utilizan los centros.
b. Atención médica gratuita para todos, e instalaciones
de guarderías especiales para los niños enfermos.
c. Desarrollo sistemático de servicios sociales de bajo
costo y buena calidad como cafeterías, restaurantes y centros de venta de
comida preparada accesibles para todos; instalaciones colectivas de lavanderías;
servicios de limpieza de las casas organizadas con métodos industriales. .
d. Un programa masivo y rápido, financiado por el
gobierno para el desarrollo de viviendas sanas y amplias para todos; que ningún
alquiler sea superior al 10 por
ciento de los ingresos; ninguna discriminación contra madres solteras o mujeres
con hijos.
Estas demandas indican los problemas alrededor de los
cuales las mujeres lucharán por su liberación, y mostrarán como esta lucha
tiene una estrecha relación con las demandas que levantan otros sectores
oprimidos de la sociedad y con las necesidades de la clase obrera en su
conjunto. Con ello se educará la clase obrera en la lucha a lo largo de estas líneas
para comprender y luchar contra el sexismo en todas sus formas y expresiones.
El movimiento de liberación de la mujer plantea muchos
problemas. El desarrollo del movimiento ya ha demostrado que no todos ellos
aparecerán en escena con la misma fuerza en un momento determinado. ¿Qué
demandas levantarán en el curso de una lucha particular, cuál es la mejor forma
de formular demandas específicas para que sean comprensibles a las masas y
capaces de movilizarlas en la acción, cuándo plantear nuevas demandas para
hacer avanzar la lucha? La respuesta a todos estos problemas tácticos es la
función del partido revolucionario, el arte mismo de la política.
NUESTROS METODOS DE LUCHA
1. Utilizamos métodos proletarios de rnovilización y
acción para conseguir estas dernandas. Todo cuanto está orientado a llevar a
las mismas masas a movilizarse, a luchar, cualquiera que sea su nivel de
conciencia en ese momento. Las masas no aprenden simplemente por la exposición
de ideas que se les haga o por la acción ejemplar de otros. Solarnente a través
de su propia experiencia millones de mujeres serán ganadas como aliadas de la
lucha revolucionaria y llegarán a comprender la necesidad de deshacerse de un
sistema económico basado en la explotación .
Nuestro objetivo es enseñar a las masas a confiar en su
propio poder unido. Contraponemos la acción extraparlamentaria de masas
-manifestaciones, mítines, huelgas, ocupaciones- a la confianza en las
elecciones, los organismos del estado, las legislaciones y los politicos burgueses
que pululan en ellos.
Nuestros métodos de lucha de clases tienen por fin
suscitar las iniciativas de la gran mayoría de mujeres, unirlas, romper su
aislamiento en la casa, combatir su falta de confianza en sus propias
capacidades, su inteligencia, su independencia y su fuerza. Luchando a su lado
intentamos mostrar que la explotación de clase es la raíz de la opresión de la
mujer y que su eliminación es la única vía para la emancipación.
Del mismo modo intentamos desarrollar la conciencia de
clase del movimiento de liberación de las mujeres esforzándonos para que el
movimiento obrero haga suya la lucha contra todos los aspectos de la opresión
de las mujeres.
En todas las luchas, hacemos los mayores
esfuerzos para educar a las mujeres en la comprensión de la desigualdad de
clases que agudiza la opresión de las más explotadas. Tratamos de conducir el
movimiento a que se dirija en primer lugar a la movilización de las mujeres de
la clase obrera y las nacionalidades oprimidas. A través del sistema de
demandas que avanzamos y la propaganda que realizamos, tratamos de mover la
lucha en una dirección anticapitalista. Destacamos las implicaciones sociales
de las demandas y denunciamos la lógica de las ganancias y las condiciones de
la sociedad de clases que limitan la capacidad de la clase dominante hasta para
poner en práctica las concesiones que se le arrancan en la lucha.
2. La opresión de la mujer como sexo constituye la base objetiva para la
movilización de las mujeres en lucha por medio de sus propias organizaciones.
Por esta razón,
Cuando hablamos del movimiento de la mujer, entendemos por esto todas las
mujeres que se organizan a cualquier nivel para luchar contra la opresión que
les impone esta sociedad: los grupos de liberación de la mujer, los grupos de
conciencia, los grupos de barrio, los grupos estudiantiles, los grupos que se
organizan en los lugares de trabajo, las fracciones sindicales, las organizaciones
de mujeres de las nacionalidades oprimidas, los grupos feministas de lesbianas,
las coaliciones para la acción alrededor de demandas específicas. El movimiento
de la mujer se caracteriza por su heterogeneidad, su penetración en todas las
capas de la sociedad, y por el hecho de que no está unido a ninguna
organización politica en particular, aunque diferentes corrientes realicen
actividades en su seno.
Además, algunos grupos y coaliciones para la acción, aunque
estén dirigidos por mujeres, están abiertos también a los hombres, como
Al decir independiente o autónomo no queremos decir que
sea independiente de las necesidades de la clase obrera o de la lucha de
clases. Al contrario, solo la fusión de los objetivos y de las reivindicaciones
del movimiento de mujeres con las luchas de la clase obrera permitirá unir las
fuerzas necesarias para conseguir los objetivos de las mujeres. Queremos decir
que el movimiento está organizado y dirigido por mujeres; que toma la lucha por
los derechos y necesidades de las mujeres como su primera prioridad, negándose
a subordinar esta lucha a cualquier otro interés; que no está subordinado a las
decisiones o las necesidades políticas de cualquier tendencia politica o de
cualquier otro grupo social, que quiere realizar la lucha por los medios que
sea, y junto con las fuerzas que demuestren ser necesarias.
Obviamente, no todos los grupos dentro del movimiento
entran en estos criterios de forma igual ni completa, pero este es el carácter
del movimiento de liberación de las mujeres que tratamos de construir.
3. La forma organizativa dominante en el movimiento
feminista ha sido la de grupos solamente de mujeres. Estos grupos han aparecido
en prácticamente todos los terrenos, desde las escuelas e iglesias hasta las
fábricas y los sindicatos. Esto es expresión de la determinación de las mujeres
de tomar la dirección de sus propias organizaciones, en las que pueden aprender,
desarrollar y dirigir sin temor de verse rebajadas o recibir órdenes de los
hombres, o teniendo que competir con ellos desde el principio.
Antes de que las mujeres puedan dirigir a otros, deben
desterrar todos sus sentimientos de inferioridad y auto-humillación. Tienen que
aprender a dirigirse a sí mismas. Los grupos feministas que conscientemente y
deliberadamente excluyan a los hombres contribuyen a que muchas mujeres den los
primeros pasos para descargar su propia mentalidad de esclavas, ganen confianza,
orgullo y valor para actuar como seres políticos.
Los pequeños grupos "de conciencia" que han
aparecido por todas partes como una de las formas más frecuentes de la nueva
radicalización, ayudan a muchas mujeres a darse cuenta de que sus problemas no
surgen de limitaciones personales, sina que san creados socialmente y son
comunes a las de otras mujeres.
A menudo ponen la base necesaria para que las mujeres
rompan su aislamiento, ganen confianza y avancen hacia la acción. Al mismo
tiempo estos grupos pueden convertirse en un obstáculo para el mayor desarrollo
político de las mujeres que se encuentran en ellos, si permanecen vueltos hacia
adentro y se limitan a los círculos de discusión como sustitutos de la unión a
otras mujeres para actuar .
El deseo de las mujeres de organizarse en grupos solo de
mujeres no tiene nada que ver con la práctica de muchos partidos estalinistas
de masas que organizan por separado a hombres y mujeres en las organizaciones
juveniles con el propósito de reprimir la actividad sexual y reforzar el
comportamiento estereotipado de los sexos, es decir, la inferioridad de la
mujer. Los grupos independientes solo de mujeres que han aparecido en la
actualidad expresan en parte la desconfianza que muchas mujeres radicalizadas
sienten hacia las organizaciones reformistas de masas de la clase obrera, que
tan miserablemente han evitado luchar por sus necesidades.
Nuestro apoyo y nuestro trabajo para contribuir al
movimiento independiente de liberación de la mujer distingue en la actualidad a
Apoyamos y construimos grupos de liberación de la mujer
organizados solamente con mujeres. A los "marxistas" que afirman que
estas organizaciones y reuniones solamente de mujeres dividen a la clase obrera
sobre líneas de sexo, les decimos que no son las que luchan contra su opresión
las responsables de crear o mantener las divisiones.
El capitalismo divide la clase obrera por la raza, por el
sexo, por la nacionalidad, por los niveles de capacitación y por todos los
medios posibles.
Nuestra tarea es organizar y apoyar las batallas de los
sectores más oprimidos, que levantan demandas que representan los intereses de
toda la clase y que dirigirán la lucha por el socialismo. Los que más sufren de
lo viejo serán loS que más enérgicamente luchen por lo nuevo.
4. Las formas por medio de las que trabajamos pueden
variar en gran medida, dependiendo de las circunstancias concretas en que
nuestras organizaciones se encuentran. Entre los factores que hay que tener en
cuenta se encuentran la amplitud de nuestras propias fuerzas; el tamaño,
carácter y nivel político de las fuerzas de liberación de la mujer; la fuerza
de los liberales, los estalinistas, los social-demócratas y otras fuerzas de
tipo centrista contra las que debemos luchar; y el contexto político general en
el que estamos trabajando. Determinar si debemos organizar grupos de liberación
de la mujer sobre un amplio programa socialista, trabajar en las organizaciones
existentes dentro del movimiento de liberación de la mujer, construir amplias
coaliciones de acción alrededor de problemas específicos, trabajar en las
fracciones femeninas sindicales, combinar varias de estas actividades o trabajos
por medio de formas completamente diferentes, son problemas tácticos.
No importa cuál sea la forma organizativa que adoptemos,
el problema fundamental que hay que decidir es el mismo: ¿Qué problemas y
demandas específicas debemos levantar en las circunstancias dadas para
movilizar de la forma más efectiva a las mujeres y sus aliados en la lucha?
5. No existe ninguna contradicción entre el apoyar y
construir organizaciones solamente de mujeres que luchen por la liberación de
la mujer, o luchar por demandas específicas relacionadas con la opresión de la
mujer, y la construcción simultánea de coaliciones de acción de masas que
envuelvan tanto a hombres como a mujeres para luchar por las mismas demandas.
Las campañas alrededor del derecho al aborto han dado un buen ejemplo de esto. Las
mujeres serán la columna vertebral de estas campañas, pero ya que la lucha está
dentro de los intereses de las masas trabajadoras en su conjunto, nuestra
perspectiva es ganar el apoyo para el movimiento de todas las organizaciones de
la clase obrera y oprimidos.
6. En el periodo actualla mejor forma de movilizar a las
masas de mujeres en la acción es a menudo la organización de campañas de acción
del tipo de frente único, que movilizan el apoyo más amplio posible alrededor
de demandas concretas. Esto es tanto más cierto, dada la relativa debilidad de
las secciones de
A través de estas acciones del tipo de frente único
podemos concentrar la mayor potencia contra el gobierno capitalista y educar a
las mujeres y a los trabajadores respecto de su propia fuerza. En la medida en
que los liberales "amigos" de la mujer, los estalinistas, los
socialdemócratas y los burócratas sindicales se nieguen a apoyar estas campañas
por las necesidades de las mujeres, se aislarán y denunciarán ellos mismos por
su propia inactividad, oposición o voluntad de subordinar las necesidades de las
mujeres a su busca de alianza con los sectores supuestamente
"progresistas" de la clase dominante. Y si la presión de masas
realmente les obliga a apoyar estas acciones, esto solamente puede ampliar el
atractivo de masas de las campañas y aumentar las contradicciones en el seno de
las fuerzas reformistas.
Estas campañas de acción del tipo frente único son de
particular importancia para profundizar la relación entre el movimiento
independiente de la mujer y el movimiento obrero, ya que ponen la mayor presión
sobre la burocracia obrera para que responda .
7. Porque nuestra orientación es construir un movimiento
feminista que sea básicamente obrero en su composición y en su dirección, y
debido a la interconexión entre la lucha por la liberación de la mujer y la
transformación de los sindicatos en instrumentos que defiendan efectivamente los
intereses de toda la clase, damos especial importancia a las luchas de las
mujeres en los sindicatos y en el trabajo.
Nuestro objetivo es que las mujeres participen activamente
en los sindicatos y en el movimiento de liberación de la mujer.
Aquí como en otros sectores de la sociedad capitalista,
las mujeres están sometidas a la dominación del hombre, a la discriminación
como un sexo inferior que está fuera de su "lugar natural". Pero el número
creciente de mujeres en la fuerza de trabajo y los cambios que se han producido
por la extensión de la conciencia feminista ya han comenzado a alterar las
actitudes de las mujeres trabajadoras, fortaleciendo su inclinación a organizarse,
a sindicalizarse y a luchar por sus derechos.
Las mujeres trabajadoras están implicadas en muchas
luchas por demandas generales de las necesidades económicas y las condiciones
de trabajo de todos los trabajadores. Estos frecuentemente luchan por las
necesidades especiales de las mujeres trabajadoras, como salario igual,
beneficios de maternidad, guarderías y contratación y entrenamiento preferente.
Ambas luchas son centrales tanto para la lucha de liberación
de la mujer, como para la clase obrera en general. Estas luchas y demandas de
las mujeres trabajadoras tendrán cada vez mayor peso con la profundización de
la lucha de clases bajo el impacto de la crisis económica . Tendrán un impacto
cada vez mayor en el movimiento de liberación de la mujer.
La mayoría de las mujeres que participan en estas luchas
no comienzan como feministas. Por el contrario, a menudo afirman vigorosamente
que no son feministas. Simplemente piensan que tienen derecho a que se les
pague lo mismo por hacer el mismo trabajo que un hombre, o creen que tienen el
derecho de ser empleadas en algunas áreas de trabajo tradicionalmente
"masculinas".
Las mujeres trabajadoras que participan en luchas en su
trabajo se enfrentan a los mismos problemas y condiciones que ha impulsado el
movimiento feminista. A menudo se enfrentan a agresiones sexistas y a abusos
organizados y provocados por sus jefes y encargados. Incluso cuando provienen
de compañeros de trabajo son producto del clima creado por el patrón. A veces
se confrontan a la difícil tarea de convencer al sindicato para que las
defienda contra las agresiones. Tienen que convencer a sus compañeros de
trabajo que cuando hacen la vida dificil a una mujer en su trabajo, están
haciéndole el juego al patrón y a su política de "divide y vencerás".
Conforme comienzan a tener un papel activo, a tomar responsabilidades de
dirección, a demostrar sus capacidades de dirección a sí mismas y a los demás,
a ganar confianza y a tener un papel independiente, desarrollan una comprensión
mayor de por qué está luchando el movimiento feminista. La presentación
correcta de demandas y objetivos claros y concretos por parte del movimiento
feminista es indispensable para llegar y com prometer a millones de mujeres
trabajadoras cuyo desarrollo político consciente comienza cuando tratan de
enfrentar sus problemas como mujeres que además necesitan trabajar para vivir .
8. El peso y el papel creciente de las mujeres en el
movimiento obrero tiene un importante impacto en la conciencia de muchos
hombres trabajadores que comienzan a ver a la mujer más como compañera igual
que lucha y menos como una criatura débil a la que hay que cuidar y proteger.
En este contexto las demandas por la contratación,
entrenamiento y promoción laboral preferente para las mujeres en los sectores
de la economía tradicionalmente dominados por hombres tienen una importancia
especial.
a. Ponen en cuestión la división en el seno de la clase
trabajadora sobre líneas de sexo, divisiones que los patrones alimentan y
mantienen para debilitar a la clase obrera y mantener bajos los salarios y las
condiciones de trabajo de toda la clase.
b. Contribuyen
a educar a
los trabajadores tano hombres como
mujeres en apreciar los efectos materiales de la discriminación contra las
mujeres, y la necesidad de medidas conscientes para superar los efectos de
siglos de subyugación forzosa.
c. Conforme
las mujeres comienzan a romper la división tradicional del trabajo sobre líneas de sexo y
establecen su igualdad de derechos en el empleo y su capacidad de realizar trabajos
“masculinos” igual que los
hombres, las actitudes y los prejuicios sexistas en el seno de clase obrera se
ven minados y se pone en cuestión la división del trabajo en todas las esferas.
Las luchas que abren a las mujeres la puerta para entrar
en los campos educativos, las ocupaciones y los puestos de dirección
anteriormente dominados por los hombres plantea de la forma más clara posible
la erradicación de la situación social inferior de la mujer. Esto, junto con
las demandas que se dirigen a la socialización del trabajo doméstico que
realizan las mujeres, como la expansión y la mejora de las instalaciones de
guarderías, tienen un poderoso impacto educativo en la clase obrera.
9. Estas demandas también
tienen una importancia especial como par1e de la lucha para transformar los
sindicatos en instrumentos revolucionarios de la lucha de clases y para romper
la actitud machista de la burocracia sindical. La burocracia sindical se basa
en los sectores más privilegiados de hombres trabajadores de más edad, que en
general ven las demandas que dan preferencia a las mujeres y otros sectores
oprimidos, como una amenaza a sus prerrogativas inmediatas. Así, los elementos
más conscientes de la burocracia se oponen firmemente a estas demandas que
levantan los sector es más oprimidos y más explotados de la clase obrera, que
se dirigen a destruir las profundas divisiones en el seno de la clase. Una
parte importante de nuestra orientación estratégica para desarrollar un ala
izquierda de clases en el movimiento sindical es utilizar el peso creciente de
fuerzas como el movimiento de liberación de la mujer para plantear los
problemas claves sociales y políticos en los que el movimiento obrero debería
tener un papel de dirección. La denuncia de la política reaccionaria anti-mujer,
y por lo tanto antiobrera, de la dirección del movimiento sindical, y la lucha
por cambiar esta política y la dirección que la defienda, es un eje crucial de
nuestra orientación en los sindicatos.
10. Existen muchas dificultades para organizar a las
mujeres trabajadoras. Precisamente debido a su opresión como mujeres, tienen
menos posibilidades de sindicalizarse o de tener una fuerte conciencia de
clase. Su participación en la fuerza de trabajo es frecuentemente más
esporádica. Su doble carga de responsabilidades y tareas en la casa es
agotadora, consume tiempo y les deja menos energía para la actividad política y
sindical. La tremenda insuficiencia de las instalaciones de guarderías hace
especialmente dificil la participación de las mujeres en reuniones.
Por estas razones, la lucha por convencer a los
sindicatos de que tomen las demandas especiales de las mujeres, quitando a los
dirigentes traidores que se nieguen a unirse a la orientación social y política
que conllevan estas demandas, es inseparable de la lucha por la democracia
sindical. La democracia sindical no solo incluye problemas como el derecho de
los miembros de votar sobre todos los problemas, a elegir todos los miembros de
dirección y el personal y a formar tendencias. También incluye medidas
especiales que permita a las mujeres participar con plena igualdad:
instalaciones de guarderías organiz,adas por el sindicato durante las
reuniones, derecho de reunirse en fracciones de mujeres, cláusulas especiales
para reunirse durante horas de trabajo, y medidas que aseguren la adecuada
representación de las mujeres en todos los organismos de dirección. Dentro del
movimiento obrero la lucha contra las actitudes y las prácticas machistas es
parte integral de la lucha por la democracia sindical y solidaridad de clase.
11. Si damos especial importancia a las luchas de las
mujeres que trabajan fuera de la casa no se debe a que despreciemos la opresión
que sufren las amas de casa. Por el contrario, lo comprendemos y adelantamos un
programa que responde a los profundos problemas a que se enfrentan las mujeres
en sus casas, la gran mayoría de las cuales son mujeres de la clase obrera, que
pasarán una parte de su vida en el mercado de trabajo además de realizar sus
responsabilidades domésticas. Ofrecemos una perspectiva para salir de la carga
embrutecedora del trabajo doméstico, del aislamiento que imponen sobre cada
mujer individual, de la dependencia económica de las amas de casa y el temor y
la inseguridad que ésta produce. Contraponemos nuestro programa de
socialización del trabajo doméstico y la integración de las mujeres a la fuerza
de trabajo productivo sobre una base igual, a la alternativa que ofrece la
reacción: la glorificación del trabajo doméstico y la maternidad. y las
propuestas para compensar a las mujeres por su esclavitud doméstica por medio
de salarios de trabajo doméstico, o esquemas de parecido encanto superficial.
Conforme el capitalismo en crisis pasa más cargas economicas
sobre la familia individual, son a menudo las amas de casa, responsables de
tratar de estirar los ingresos de la familiá para cubrir sus necesidades
básicas, quienes primero salen a la calle para protestar por los racionamientos
de comida y la inflación galopante. Estos movimientos pueden ser un primer paso
hacia la concien- cia política y la acción colectiva de miles de mujeres.
Ofrecen una apertura y desafían al movimiento obrero para que se una y
contribuya a dar dirección a estas protestas, que se pueden desarrollar con
rapidez explosiva. Las demandas de comités de vigilancia de precios conjuntos
de trabajadores y consumidores, dan una base común para el movimiento obrero,
las amas de casa en protesta y otros consumidores.
A diferencia de las amas de casa, sin embargo las mujeres
trabajadoras ya están semi-organizadas, por el mercado de trabajo. Su lugar en
la clase obrera, en el movimiento obrero y su situación económica las pone en
una posición en que pueden tener una dirección central en las luchas de las
mujeres y de la clase obrera en su conjunto.
12. No existe ninguna contradicción entre la construcción
del movimiento autónomo de liberación de la mujer , la construcción de
sindicatos y la construcción de un partido marxista revolucionario de hombres y
mujeres.
La lucha por el socialismo necesita a los tres. Cada uno
tiene diferentes funciones. El primero moviliza a las mujeres en la lucha alrededor
de sus necesidades y a través de sus propias formas independientes de
organización. Los sindicatos son las organizaciones elementales para la defensa
económica de la clase obrera en su conjunto.
El partido marxista-revolucionario
ofrece una dirección a través del programa y de
la acción a la clase obrera y
sus aliados, incluyendo a las mujeres, y orienta sin compromiso todas las facetas de la lucha de clases hacia un impulso
combinado para destruir el capitalismo, y establecer un gobierno obrero.
No existe ninguna base objetiva para una organización
marxista revolucionaria de mujeres por separado. El partido nunca podrá dirigir
a la clase obrera en el cumplimiento de sus tareas históricas a menos que los
hombres y las mujeres compartan en condiciones de igualdad los derechos y las
responsabilidades de la militancia y la dirección en un partido que desarrolle
un programa político y unas actividades que representen los intereses de todos
los oprimidos y los explotados.
Sostenemos que no existen problemas exclusivamente
femeninos. Todo problema que concierne a la mitad femenina de la humanidad es
asimismo un amplio problema social de vital interés para la clase obrera en su
conjunto. Si bien levantamos reivindicaciones referidas a la opresión específica
de las mujeres, no tenemos un programa especial para la liberación femenina.
Nuestras reivindicaciones son parte integrante de nuestro programa de
transición para la revolución socialista.
13. El programa del partido revolucionario sintetiza las
lecciones de las luchas contra todas las formas de explotación y opresión
económica y social. El partido expresa los intereses históricos del
proletariado por medio de su programa y su acción. De este modo, no sólo
aprende de la participación de sus militantes en el movimiento de la liberación
de la mujer. También tiene un papel indispensable que jugar. Por medio de
nuestro trabajo para construir el movimiento feminista independiente,
profundizamos la comprensión del partido de la opresión de la mujer y de la
lucha contra ella y también luchamos por ganar fuerzas aún mayores para una
estrategia efectiva para la liberación de la mujer, es decir, para una
perspectiva de lucha de clases.
No ponemos el acuerdo con nuestro programa como condición
para construir el movimiento autónomo de la mujer. Por el contrario, un
movimiento con una amplia base, en cuyo seno se puedan encontrar una amplia
gama de experiencias, personas y perspectivas políticas en el contexto de
debate y discusión democrática, solo puede fortalecer la confianza política y
la combatividad del movimiento feminista. Luchamos por la unidad más amplia
posible en la acción sobre la base de las demandas y las actividades que
reflejan verdaderamente las necesidades objetivas de las mujeres, que también
es el programa de los intereses de la clase obrera.
Tratamos de construir el ala más fuerte posible dentra
del movimiento de liberación de la mujer de quienes comparten nuestra perspectiva
de lucha de clases. Luchamos por reclutar a las más conscientes y combativas al
partida revolucionario. La lucha resuelta contra todas las formas de opresión
incluye combatir todo intento de desviar las luchas de las mujeres en los
impases reformistas, la gestión de la austeridad a las soluciones
individualistas.
Nuestro objetivo es ganar la dirección del movimiento de
liberación de la mujer mostrando en la práctica a las mujeres que tenemos el
programa y las perspectivas que pueden conducir a su liberación. Esta no es una
posición sectaria. Ni tampoco indica un intento manipulador para dominar o
controlar al movimiento de masas. Por el contrario, refleja nuestra convicción
de que la lucha contra la opresión de la mujer, solamente se puede ganar si el
movimiento feminista desarrolla una dirección anticapitalista. Esta evolución
no es automática. Depende de las demandas que se avancen, de las fuerzas de la
clase hacia las que se oriente el movimiento feminista, y las formas de acción
que emprenda. Solamente la acción consciente del partido revolucionario y su
capacidad de ganar la confianza y la dirección de las mujeres que luchan por su
liberación ofrece alguna garantia de que la lucha de las mujeres será
victoriosa.
14. Nos preocupan todos los aspectos de la opresión de la
mujer. Sin embargo, como partido político basado sobre un programa que
representa los intereses históricos de la clase trabajadora y todos los
oprimidos, nuestra tarea principal es contribuir a que el movimiento de
liberación de la mujer se dirija hacia la acción política que pueda
efectivamente llevar a la erradicación de la propiedad privada en la que tiene
sus raíces esta opresión. Alrededor de cada faceta de la opresión de la mujer
tratamos de desarrollar demandas y acciones que se enfrentan a la política
económica y social de la burguesía y apunten hacia las soluciones que serían
posibles si no fueran por el hecho de que todas las políticas sociales se
deciden con el criterio de aumentar al máximo las ganan- cias privadas.
Nuestra aproximación a la lucha por la liberación de la
mujer como un problema eminentemente político a menudo nos pone en conflicto con las corrientes feministas radicales
pequeño-burguesas, que contraponen el desarrollo de nuevos "estilos
de vida" individuales a la acción política dirigida contra el estado.
Culpan a los hombres en vez de al capitalismo. Contraponen la reforma de los
hombres como individuos tratando de hacerles menos machistas, a la organización
contra el gobierno burgués que defiende y mantiene las instituciones de la
sociedad de clases responsables de la supremacía del hombre y la opresión de la
mujer. Tratan de construir "contrainstituciones" utópicas en medio de
la sociedad de clases.
Como revolucionarios reconocemos que los problemas que muchas
mujeres tratan de resolver en esta forma son reales y preocupantes. Nuestra
critica no se dirige contra los individuos que tratan de encontrar una salida
personal a las intolerables presiones que la sociedad capitalista ejerce sobre
ellos. Pero señalamos que para las masas de trabajadores no existe solución
"individual". Tienen que luchar colectivamente para cambiar la
sociedad antes de que su "estilo de vida" se altere de forma
significativa. En último término, no existen las soluciones puramente privadas
para ninguno de nosotros. El escapismo individual es una forma de utopismo que
sólo puede terminar en la desmoralización y la dispersión de las fuerzas
revolucionarias.
NUESTRA INDEPENDENCIA DE CLASE
1. La independencia política es la tercera faceta de
nuestra estrategia de lucha de clases en la lucha contra la opresión de la
mujer. No diferimos ni subordinamos ninguna demanda, acción ni lucha de las
mujeres a las necesidades y preocupaciones políticas de las fuerzas burguesas o reformistas en sus
comedias parlamentarjas y sus manjobras electorales.
2. Luchamos por mantener las luchas y organizaciones de
liberación de la mujer independiente de todas las fuerzas y partidos burgueses.
Nos oponemos a los intentos de desviar las luchas de las mujeres hacia la
construcción de fracciones de mujeres dentro de, u orientadas hacia los
partidos capitalistas o los políticos burgueses, tal y como ha ocurrido en los
EE.UU., Canadá y Australia. Nos oponemos a la formación de un partido político
de mujeres, como los que surgieron en Bélgica y han defendido algunos grupos
feministas en España y otras partes del mundo. La elección de más mujeres a
cargos oficiales en base a un programa liberal o radical pequeño burgués, aunque refleje un cambio de
actitudes, no puede hacer nada por avanzar en la conquista de los intereses de
las mujeres.
La liberación de la mujer forma parte de la lucha histórica
de la clase obrera contra el capitalismo. Luchamos por hacer consciente este vínculo
entre las mujeres y la clase obrera. Pero no rechazamos el apoyo de figuras o
políticos burgueses. si declaran su acuerdo con cualquiera de nuestras demandas
u objetivos. Esto fortalece a nuestro lado, no el suyo. Es su contradicción, no
la nuestra.
3. Intentamos crear unidades de acción sobre puntos específicos
con las fuerzas más amplias posibles, principalmente con los partidos de masas
de la clase obrera, pero rechazamos las perpectivas reformistas de los partidos
estalinistas y socialdemócratas. La politica y la conducta de estas corrientes
en el seno de la clase obrera se basan en la preservación de las instituciones
del sistema capitalista, incluyendo la familia, independientemente de cualquier
palabrería que puedan dedicar a las luchas de las mujeres contra su opresión.
Ambos están dispuestos a subordinar las necesidades de las mujeres a cualquier
pacto de colaboración de clases que estén tratando de negociar en el momento, ya
sea con la monarquía como en España, con los democratacristianos en Italia, o
con los partidos burgueses de oposición, en Alemania Occidental o Inglaterra.
Los estalinistas nunca se cansan de decirle a las mujeres que el camino de la
felicidad pasa por la “democracia avanzada" o la “coalición
antimonopolista". Aconsejan a las mujeres que no pidan más de lo que la democracia
(es decir, el capitalismo) puede dar. Los socialdemócratas, especialmente
cuando están administrando programas de “austeridad” para la burguesía, nunca
se niegan a los cortes de presupuestos en los servicios sociales que exige la
clase dominante, medidas que con frecuencia golpean a las mujeres más duro que
a nadie.
4. Solamente por medio de una ruptura sin compromisos,
tanto programática como organizátiva con la burguesía y con todas las formas de
colaboración de clase conseguirán la clase obrera y sus aliados, incluyendo a
las mujeres, que luchan por su liberación, movilizarse como una fuerza poderosa
y con confianza en sí misma, capaz de realizar la revolución socialista hasta
el fin. La tarea del partido marxista revolucionario es dar la dirección que
eduque a las masas trabajadoras, incluyendo el movimiento de la mujer, por
medio de la acción y la propaganda en esta perspectiva de lucha de clases.
LAS TAREAS DELA IV
INTERNACIONAL
1 .EI nuevo auge del movimiento de liberación de la mujer
se ha desarrollado desigualmente a escala mundial, y la conciencia feminista ha
tenido diferentes grados de impacto. Pero la velocidad con que las ideas
revolucionarias y las lecciones de las luchas se transmiten de un país a otro,
y de un sector a otro de la revolución mundial, aseguran que las luchas de
liberación de la mujer continuarán extendiéndose. Una oposición cada vez más
extendida al papel tradicional de la mujer crea una atmósfera que es buen
conductor para la educación y la propaganda marxista, así como para la acción
concreta en apoyo de la liberación de la mujer. Por medio de nuestra prensa y
nuestra propaganda
2. La participación de nuestras secciones y grupos
simpatizantes en el movimiento de liberación de la mujer en numerosos países ha
mostrado que existen grandes posibilidades de contribuir a organizar y dirigir
las campañas de acción alrededor de problemas que aparecen en la lucha contra
la opresión de la mujer. Estas campañas a menudo dan oportunidades para que
nuestras camaradas mujeres adquieran una valiosa experiencia y tengan un papel
de dirección en el movimiento de masas. Son frecuentemente un camino a través
del cual incluso números relativamente pequeños de camaradas pueden tener un
papel político significativo, ganar influencia entre fuerzas mucho más amplias.
Nuestro apoyo y nuestra participación activa en el
movimiento de liberación de la mujer, ya nos ha ganado muchos nuevos miembros.
La orientación de las secciones y las organizaciones simpatizantes
de
También alentamos la solidaridad internacional en el
movimiento de la mujer, y donde es posible, la coordinación internacional de
campañas de acción alrededor de problemas comunes.
3. Además de participar en todas las diferentes formas
organizativas independientes que han aparecido como parte de la radicalización
de las mujeres, tenemos que integrar la propaganda y la actividad sobre la
liberación de la mujer en todas nuestras áreas de trabajo, desde los sindicatos
al medio estudiantil. Especialmente sobre la juventud -estudiantes, jóvenes
trabajadores, jóvenes amas de casa- encontramos la mayor receptividad hacia
nuestras ideas y nuestro programa y la mayor disposición para la acción.
El trabajo de liberación de la mujer no es la
responsabilidad sólo de las camaradas mujeres, aunque sean ellas quienes lo
tienen que dirigir. Como en cualquier otro problema, toda la militancia y la
dirección del partido tiene que tener conocimiento de nuestro trabajo,
participar colectivamente en la determinación de nuestra línea política, y tomar
la responsabilidad para realizar nuestras campañas y nuestra propaganda en
todas las áreas de la lucha de clases donde intervenimos, los camaradas hombres
y mujeres ayudaran a hacer progresar este objetivo.
4. Para organizar y realizar un trabajo sistemático de
liberación de la mujer, las secciones de
5. Se debe organizar dentro de las
secciones de
Esta educación no se debe limitar a escuelas especiales
de vez en cuando, sino que tiene que llegar a formar parte de la vida diaria de
la organización. Tiene que formar parte de la educación política básica de
todos los miembros, conforme van adquiriendo, profundizando su compresión de
las posiciones fundamentales del marxismo revolucionario.
No tenemos ninguna ilusión en que las secciones puedan
ser islas de la futura sociedad socialista flotando en la charca capitalista,
ni en que los camaradas individuales puedan escapar plenamente a la educación y
el condicionamiento que supone el esfuerzo diario de sobrevivir en la sociedad
de clases. Actitudes sexistas se expresan a veces en
6. Los miembros mujeres de nuestras organizaciones se
enfrentan a problemas especiales, tanto materiales como sicológicos, que surgen
de su opresión en la sociedad de clases. A menudo se enfrentan a
responsabilidades domésticas, que les consumen tanto tiempo como las demás
mujeres, especialmente si tienen hijos. Están señaladas por la misma falta de
confianza en sí mismas, timidez y temor de dirección en que se educa a tod as
las mujeres desde su nacimiento para que los consideren "naturales".
Estos obstáculos para el reclutamiento, la integración, y el desarrollo de
dirección de las camaradas mujeres se tienen que discutir y enfrentar
conscientemente en el seno del partido.
Como en todos los demás problemas, la dirección tiene la responsabilidad de
dirigir:
a) Se tiene que
dar atención consciente a la educación, el desarrollo político y el acceso a la
dirección de las camaradas mujeres. Esto debe ser una preocupación constante de
todos los organismos de dirección a todos los niveles de las secciones y de
Dentro de este contexta general de desarrallo de una
dirección consciente, luchamos por tener el máximo numero de mujeres en los organismos
centrales de dirección internacional y en los de nuestras secciones y organizaciones
simpatizantes. Este proceso será facilitado porque muchas camaradas se encontrarán
en la vanguardia de las trabajadoras que luchan por tener acceso a las empleos
de las que se les ha excluido tradicionalmente en la industria. La confianza en
ellas mismas que ganan al formar parte de los sectores más poderosos y mejor organizados
de la clase obrera; el respeto hacia ellas que esta conlleva; la experiencia
que adquieren como dirigentes obreras, son elementos decisivos para transformar
la conciencia del partido y para formar a las camaradas como dirigentes del
partido.
b) Especialmente
para las camaradas mujeres, las dificultades creadas por la completa
insuficiencia de las guarderías que instala el estado son a menudo una barrera
para su plena participación en reuniones y actividades.
A medida que las secciones crecen y que su composición es
más obrera, habrán más camaradas que tienen hijos.
En nuestras actividades públicas
y en nuestra
intervención en el movimiento intentamos concienciar a amplias fuerzas sociales de la necesidad de
las guarderías. Intentamos ganar el apoyo del movimiento obrero y priorizamos la lucha por equipamientos
colectivos (guarderías ...)
organizados y subvencionados por el Estado.
Luchamos porque organizaciones como los sindicatos hagan
las reuniones a horas que faciliten la participación de las mujeres y que
utilicen recursos para organizar guarderías.
Internamente tenemos que ser conscientes de las cargas y
obstáculos adicionales que surgen de la desigualdad económica y social,
especialmente para los camaradas de las nacionalidades oprimidas y las mujeres.
Tenemos que tener en cuenta todos estos problemas. En este sentido, las
direcciones deben buscar, con las camaradas que tienen responsabilidades
familiares, soluciones colectivas que les permitan salvar los obstáculos a los
que se confrontan en su actividad política.
Por ejemplo, cuando pedimos a un/a camarada que sea
permanente, la dirección es responsable de intentar resolver los problemas que
se plantean, sean o no financieros. Reconocemos que hay límites en lo que el
partido puede hacer. El partido no puede hacerse materialmente responsable de
tratar de eliminar las desigualdades económicas y sociales que crea el
capitalismo.
No es la responsabilidad del partido como política general organizar el
cuidado de los niños de las camaradas, ni puede el partido imponer tareas de
cuidado de los niños a los/as camaradas.
Lo que nos une es nuestra determinación comun de destruír
el sistema que perpetúa la desigualdad, nuestro acuerdo sobre el programa para
realizar este objetivo y nuestra lealtad al partido que se base en ese
programa. El mismo partido no puede volverse el vehículo para tratar de
asegurar los servicios sociales que el capitalismo no puede proporcionar, sin
cambiar el propósito y el carácter del partido como organización política. El
proceso de educación de los militantes será facilitado por la cre ciente
implantación de las secciones en la lucha por la liberación de la mujer. El
impacto de estas luchas sobre las conciencias de los camaradas es bastante
profundo. El lugar que ocupa la cuestión de la opresión de la mujer en
El auge de las luchas de mujeres y el surgimiento de un
poderoso movimiento de liberación de la mujer que precede a las luchas
revolucionarias por el poder, es un acontecimiento de primera magnitud para el
partido mundial. La potencia política de la clase obrera se acentua, y también
las probabilidades de éxito de la revolución internacional en el cumplimiento
final de sus tareas de reconstrucción socialista. El auge del movimiento de
liberación de la mujer es una garantía suplementaria contra posibles
desviaciones burocráticas en próximas revoluciones.
La lucha por liberar a la mujer de la servidumbre en que
la coloca la sociedad de clases es una lucha para liberar a todas las
relaciones humanas de las trabas de las contra dicciones económicas, para hacer
avanzar a la humanidad en la vía de un orden social superior .
RESOLUCION SOBRE LAS REUNIONES INTERNAS DE MUJERES
En los últimos años, algunas secciones han adoptado resoluciones
autorizando que se celebren reuniones nomixtas, es decir, reuniones internas
abiertas solamente a las camaradas.
Defendemos el derecho de las mujeres a tener estas reuniones en las
organizaciones no-leninistas, pero nos oponemos a estos agrupamientos en el
partido revolucionario.
La aparición de estas reuniones en varias secciones reflejaba la existencia
de problemas políticos muy reales y también carencias de la dirección .
Esto se expresaba por una falta de sensibilidad frente a
amplitud de los problemas específicos que tienen las camaradas; por una
incapacidad para comprender la importancia del movimiento de liberación de la
mujer y el lugar que tenga en la lucha de clases; porque ha habido lentitud a
responder al auge del movimiento o resistencia a dar tareas a las camaradas en
el movimiento y a integrar nuestra intervención en él al conjunto de nuestra
actividad. Por estos errores hemos perdido valiosos cuadros y oportunidades políticas.
Estas situaciones han preocupado amargamente a bastantes camaradas, mujeres
particularmente, que eran conscientes de que muchas veces eran actitudes
sexistas las que hacían cometer estos errores, lo que complicaba las tareas
para corregirlos.
Otro resultado ha sido que las camaradas mujeres en
muchas secciones han pedido el derecho de reunirse en fracciones de donde estén
excluídos los camaradas hombres para discutir la situación interna del partido.
En el movimiento de masas apoyamos y luchamos por el derecho
de las mujeres a formar este tipo de fracciones. Nuestra posición surge del
hecho de que otras organizaciones no están basadas en el programa marxista
revolucionario que representa los intereses históricos de las mujeres y la
clase trabajadora. Sus direcciones no se eligen democráticamente para defender
este programa. Existe una contradicción, por ejemplo, entre los intereses de la
burocracia sindical y las necesidades de los miembros del sindicato y las
mujeres. En esta situación, el derecho de organizar fracciones de mujeres se
vuelve una cuestión de democracia elemental y forma parte de la lucha para dar
a los sindicatos una línea política de lucha de clases.
El partido marxista revolucionario puede realizar las
tareas históricas que se ha planteado solamente si es capaz de unir en sus
filas yen su dirección a los representantes más conscientes y combativos de la
clase obrera y especialmente de sus sectores más explotados y oprimidos. Para
hacer esto, tiene que superar las profundas divisiones que alimenta el
capitalismo y forjar cuadros que tengan una profunda confianza en su compromiso
común y en la comprensión de las tareas. Esto se concretiza en el programa del
partido marxista revolucionario que sintetiza las experiencias, demandas y la
interrelación de las luchas de todos los explotados y los oprimidos y las
integra en una línea estratégica que se dirige hacia la revolución proletaria.
A partir de este programa derivamos nuestras normas
organizativas. El partido tiene solamente un programa y una clase de
militancia, con iguales derechos y responsa- bilidades para cada camarada,
hombre o mujer, blanco o negro, obrero o pequeño burgués, joven o viejo, culto o
analfabeto. El programa político del partido y su línea de intervención se
tiene que discutir y definir democráticamente con las participación de todos los
miembros y la toma de responsabilidades en su puesta en práctica de parte de
todos. Todas las comisiones, tendencias o fracciones internas, u otras
formaciones, se tienen que organizar democráticamente, es decir, deben estar
abiertas a todos los miembros destinados a un aspecto particular del trabajo o
a todos los militantes que están de acuerdo con la plataforma de una tendencia,
independientemente de su sexo, raza, edad, idioma, origen de clase, o lo que
sea.
Pero en un partido marxista revolucionario, cualesquiera
que sean sus insuficiencias y debilidades, no existe ninguna contradicción
inherente entre el programa, la dirección y la base. Por tanto, la organización
de fracciones solamente de mujeres se encuentra en contradicción con el
carácter político del partido y con nuestros principios organizativos
centralistas democráticos, que surgen de nuestro programa.
En la
medida que se crean con el objetivo explícito de discutir únicamente problemas
internos, las reuniones nomixtas son incapaces de impulsar un proceso que
permita resolver las contradicciones internas. Esto solo es posible a través de
adoptar una línea correcta y una intervención en el movimiento de masas para
construir el partido. Solo esto permitirá educar a los militantes.
Pero repetidas experiencias
han mostrado en la práctica yen la teoría, que estas formaciones no contribuyen
a resolver los problemas que llevaron a su formación; en vez de ello, crean una
dinámica centrifuga, alimentando la impresión de que el partido es una
federación de grupos de inter és en conflicto. A menudo profundiza las
frustraciones de las camaradas mujeres que participan en ellos, y pueden
apresurar más bien que evitar su salida de la organización. Refuerzan la
actitud que afirma que incumbe solo a las camaradas la resolución de los
problemas. Empujan a las camaradas a replegarse en sí mismas de manera
negativa. Como no están basadas en la democracia interna, las reuniones no-mixtas
se confrontan con el centralismo en la acción. Están en contradicción con nuestro
prograrna y con nuestras normas organizativas.
Una fuerte presión para organizar estas fracciones es un
signo de peligro que muestra que la dirección
no ha sabido enfrentarse al reto político de educar al partido en todos los
aspectos de la lucha por la liberación de la mujer, dando a este problema el
lugar que debe tener en el trabajo del partido. Los problemas no se resolverán
condenando a las camaradas mujeres que buscan una solución. La respuesta debe
ser fundamentalmente política, no organizativa, y la dirección debe tomar la
responsabilidad de educar y dirigir .
Los problemas que existen se pueden resolver solamen te
por medio de una completa discusión politica que lleve: a) La puesta en
práctica de un trabajo coherente de liberación de la mujer, integrado en el
conjunto de las áreas de actividad y b) Medidas conscientes para el desarrollo
de cuadros que puedan integrar a las camaradas mujeres y superar los hábitos y
actitudes sexistas.
NOVIEMBRE 1979