El fragmento de Karl Marx, El Capital, Tomo I, Sección 6,
El propietario de la
fuerza de trabajo es mortal. Por tanto, debiendo ser continua su presencia en
el mercado --tal como lo presupone la continua transformación de dinero en
capital--, el vendedor de la fuerza de trabajo habrá de perpetuarse, "del
modo en que se perpetúa todo individuo vivo, por medio de la procreación"
[54]. Será
necesario [209] reponer constantemente con un número por lo menos igual
de nuevas fuerzas de trabajo, las que se retiran del mercado por desgaste y
muerte. La suma de los medios de subsistencia necesarios para la producción de
la fuerza de trabajo, pues, incluye los medios de subsistencia de los sustitutos,
esto es, de los hijos de los obreros, de tal modo que pueda perpetuarse en el
mercado esa raza de peculiares poseedores de mercancías [55].
Para modificar la
naturaleza humana general de manera que adquiera habilidad y destreza en un
ramo laboral determinado, que se convierta en una fuerza de trabajo
desarrollada y específica, se requiere determinada formación o educación, la
que a su vez insume una suma mayor o menor de equivalentes de mercancías. Según
que el carácter de la fuerza de trabajo sea más o menos mediato, serán mayores
o menores los costos de su formación. Esos costos de aprendizaje,
extremadamente bajos en el caso de la fuerza de trabajo corriente, entran pues
en el monto de los valores gastados para la producción de ésta.