La revolución socialista y la lucha por la liberación de la mujer

 

 

Resolución adoptada por el Congreso mundial. Esta resoIución obtuvo 100 votos a favor, 0,5 votos en contra, 6 abstenciones y 6,5 NPV.

 

Las posiciones marxistas básicas sobre la opresión de las mujeres foiman parte de los fundamentos programáticos de la IV Internacional. Sin embargo es la primera vez en la historia de la IV Internacional que discutimos y adoptamos una resolución completa sobre la liberación de la mujer. Su objetivo es precisar nuestro analisis sobre la opresión de la mujer, vez lugar que ocupa la lucha contra esa opresión en nuestras perspectivas para los tres sectores de la revolución mundial: los países capitalistas avanzados, el mundo colonial, y semicolonial y los estados obreros.

 

EL CARACTER DE LA OPRESION DE LAS MUJERES

 

EL NUEVO AUGE DE LAS LUCHAS DE LAS MUJERES

 

1. Desde finales de los años 60 se ha producido una creciente rebelión de las mujeres contra la opresión que sufren como sexo. En todo el mundo, millones de mujeres, especialmente mujeres jóvenes, estudiantes, trabajadoras, amas de casa, comienzan a poner en cuestión algunos de los aspectos más fundamentales de su opresión secular.

 

El primer pais en que apareció esta radicalización de las mujeres como un fenómeno de masas fueron los Estados Unidos. Esta radicalización se manifestó por la aparición de miles de grupos de liberacion de 1a mujer y por las manifestaciones de decenas de miles de mujeres el 26 de agosto de 1970, en conmemoración del 50 aniversario del triunfo de la lucha de las mujeres norteamericanas por el derecho al voto.

 

 

Pero la nueva ola de luchas de las mujeres en EE.UU. no fue un proceso excepcional y aislado, ya que pronto surgió el movimiento de liberación de la mujer en todos los países capitalistas avanzados.

 

EI nuevo movimiento de liberación de la mujer apareció en la escena histórica formando parte de un ascenso má s general de la clase obrera y de todos las capas y sectores oprimidos y explotados de la población mundial. Este ascenso ha tomado muchas formas, desde huelgas económicas hasta luchas contra la opresión nacional, manifestaciones estudiantiles, reivindicaciones de protección del medio ambiente y movimiento internacional contra la guerra imperialista en Vietnam. Aunque el movimiento feminista surgió entre estudiantes y mujeres profesionales, las reivindicaciones que levantó, combinadas con las contradicciones crecientes del sistema capitalista cornenzaron a movilizar a sectores mucho má s amplios. Comenzó a influir es la conciencia, las aspiraciones y las acciones de sectores significativos de la clase obrera, tanto hombres como mujeres.

 

En muchos países, el nuevo ascenso de la lucha de las mujeres precedió a todos los amplios cambios en la combatividad del movimiento obrero organizado. En otros, como en España, se mezcló con el auge explosivo de las luchas de la clase obrera en todos los frentes. Pero prácticamente en todos los casos, el movimiento surgió fuera e independientemente de las organizaciones de masas del movimiento obrero, que se vieron entonces obligadas a responder a ese nuevo fenómeno. El desarrol1o del movimiento feminista se ha convertido de ese modo en un factor importante dentro de la batalla política e ideológica para debilitar la influencia de la burguesía y de sus agentes dentro de la clase obrera.

 

El rápido crecimiento del movimiento feminista, y el papel que ha tenido en la profundización de la lucha de clases, tanto a nivez internacional, como en los distintos países, confirma que hay que considerar la lucha por la liberación de la mujer como un componente fundamental del nuevo ascenso de la revolución mundial.

 

2.  Esta radicalización de las mujeres no tiene precedentes tanto por la profundidad de la crisis económica, politica y social que expresa, como por las implicaciones que tiene en la lucha contra la opresión y explotación capitalista.

 

País tras pais, un numero cada vez mayor de mujeres participa en campañas de masas contra las leyes reaccionarias, contra el aborto y los anticonceptivos, contra las opresivas legislaciones de matrimonio, por instalaciones

 

suficientes de guarderías, contra toda restricción legal a la igualdad. Denuncian y resisten las formas en las que se expresa el sexismo en todas las esferas, desde la política, el empleo y la educación, hasta los aspectos más íntimos de la vida cotidiana, incluyendo el peso de las tareas domésticas y la violencia y la intimidación a que se ven sometidas las mujeres en su casa yen la calle.

 

Las mujeres levantan reivindicaciones que ponen en cuestión las formas específicas que toma su opresión bajo el capitalismo en la actualidad y ponen también en cuestión la arraigada división tradicional del trabajo entre hombres y mujeres, desde la casa hasta la fábrica. Cada vez más exigen medidas preferenciales que abran a las mujeres las puertas que les han sido cerradas en todos los terrenos para poder acabar con una discriminación institucionalizada desde hace siglos.

 

Insisten en el derecho a participar con completa igualdad en todas las formas de actividad social, económica y cultural: igualdad en la educación, en el acceso a trabajos, igual salario para igual trabajo.

 

Para hacer posible esta igualdad, las mujeres buscan los medios para poner fin a su servidumbre doméstica. Exigen la socialización de las tareas domésticas y que éstas no sean consideradas como un "trabajo de mujeres". Las más conscientes reconocen que es la sociedad y no la unidad familiar individual quien debe tornar la res- ponsabilidad de los jóvenes, los viejos y los enfermos.

 

En el mismo centro del naciente movimiento por la liberación de la mujer ha estado la lucha porque el aborto deje de ser considerado como un crimen, y por hacerlo accesible a todas las mujeres. Millones de mujeres reconocen el derecho a controlar sus propios cuerpos, a decidir si van a tener hijos, cuándo y cuántos, como una precondición elemental para su liberación.

 

Estas exigencias llegan al corazón mismo de la opresión especifica de la mujer, que se ejerce a través de la familia y golpean los pilares de la sociedad de clases. Muestran hasta qué punto la lucha por la liberación de la mujer es una lucha por la transformación de todas las relaciones sociales y humanas, en la medida en que las situa a un nivez diferente, más elevado.

 

3. El hecho de que el movimiento de liberación de la mujer apareciera como un fenómeno internacional, incluso antes de la agudización de las contradicciones económicas mundiales del capitalismo a mediados de los años 70, demuestra las profundas raices sociales de esta rebelión. Es uno de los síntomas más claros de la profundidad de la crisis social del orden burgués en la actualidad.

 

Estas luchas ilustran el grado en que las anacrónicas relaciones e instituciones capitalistas generan contradicciones cada vez mayores en todos los sectores de la sociedad y precipitan nuevas expresiones de la lucha de clases. La agonía del capitalismo hace que nuevos sectores, entren en conflicto directo con las necesidades y prerrogativas fundamentales de la burguesía, aportando nuevos aliados y fortaleciendo a la clase obrera en su lucha para derribar el sistema capitalista. EI desarrollo de la lucha de las mujeres contra su opresión ya ha comenzado a privar a la clase dominante de una de las armas principales que durante largo tiempo ha utilizado para dividir y debilitar a los explotados y a los oprimidos.

 

4. La opresión de la mujer ha si do una de las principales características de la sociedad de clases a lo largo de la historia. Pero las tareas prácticas para destruir radicalmente sus causas y para combatir sus efectos, no se pudieron plantear a escala de masas antes de la era de la transición del capitalismo al socialismo. La lucha por la liberación de las mujeres es inseparable de la lucha de los obreros para abolir el capitalismo. Constituye una parte integrante de la revolución socialista y de la perspectiva comunista de una sociedad sin clases.

 

La sustitución del sistema de familia patriarcal, basado en la propiedad privada, por una organizaci6n superior de las relaciones humanas es un objetivo fundamental de la revolución socialista. Este proceso se acelerará y se profundizará conforme surjan las bases materiales e ideologicas del nuevo orden comunista.

 

El desarrollo del movimiento de liberación de las mujeres, en la actualidad, hace avanzar la luha de clases, aumenta sus fuerzas y favorece las perspectivas del socialismo.

 

5. Las mujeres pueden lograr su liberación solamente con el triunfo de la revolución socialista mundial. Este objetivo sólo se puede realizar con la organización y las movilizaciones de masas de las mujeres formando parte de la lucha de clases. Aquí reside la dinámica anticapitalista objetiva de la lucha de las mujeres por su liberación, así como la razón fundamental por la cual la IV Internacional debe estar presente en estas luchas y contribuir a ofrecer una dirección revolucionaria a la lucha de las mujeres para lograr su liberación.

 

ORIGEN Y NATURALEZA DE LA OPRESION DE LAS MUJERES

 

1.Contrariamente a lo que muchos piensan la opresión de las mujeres no ha estado determinada por su biología. Su origen tiene un carácter social y económico. A lo largo de la evolución de la sociedad pre-clasista y de clases, la función de reproducción de las mujeres siempre ha sido la misma. Pero su situación social no ha sido siempre el status degradante de una esclava doméstica sometida al control y las órdenes del hombre.

 

2. Antes del desarrollo de la sociedad de clases, durante el periodo histórico al que los marxistas tradicionalmente se han referido como comunismo primitivo {sociedades de subsistencia) , la producción social se organizaba de forma comunitaria y su producto se repartía equitativamente. Por tanto, no existía ningún tipo de explotación, de opresión de un grupo o sexo por otro, porque no existía la base material para tales relaciones. Ambos sexos participaban en la producción social, contribuyendo a asegurar el mantenimiento y la supervivencia de todos. La situación social de los hombres y las mujeres reflejaba los papeles esenciales que cada uno de ellos tenía en este proceso productivo.

 

 

3. El origen de la opresión de las mujeres está ligado a la transición de la sociedad preclasista a la sociedad de clases. El proceso exacto a través del que tuvo lugar esta compleja transición es todavía objeto permanente de investigación y discusión, incluso entre quienes mantienen posiciones materialistas de la historia. Sin embargo, las líneas fundamentales de la aparición de la opresión de la mujer están claras. El cambio en la situación de las mujeres se desarrolló junto a la creciente productividad del trabajo humano basado en la agricultura, la ganadería y la constitución de stocks, desarrollo de nuevas divisiones del trabajo, artesanía y comercio; a la apropiación privada de un excedente social cada vez mayor y al incremento para algunos hombres de la posibilidad de prosperar a partir de la explotación del trabajo de otros. En estas condiciones socio-económicas específicas, al mismo tiempo que la explotación de seres humanos se volvió provechosa para un pequeňo numero de privilegiados, las mujeres debido a su papel biológico en la reproducción, se convierten en una propiedad rentable. Al igual que las esclavas y el ganado eran fuente de riqueza. Sólo ellas podían producir nuevos seres humanos cuya fuerza de trabajo pudiera ser explotada enseguida. Así, la compra de mujeres por hombres, junto con los derechos sobre su futura descendencia apareció como una de las instituciones económicas y sociales del nuevo orden basado en la propiedad privada. El papel social de las mujeres se definió cada vez más como la de una esclava doméstica y como productora de hijos.

 

Junto con la acumulación privada de la riqueza se desarrolló la familia patriarcal como la institución a través de la cual la responsabilidad por los miembros improductivos de la sociedad especialmente los jóvenes se transfirió de la sociedad en su conjunto a un individuo o a un pequeňo grupo de individuos. Esta fue la primera institución socio-económica que aseguró la perpetuidad de una generación a otra de la división de clases, divisiones entre los que poseen riquezas y viven del trabajo de otros, y los que, al no tener propiedades, tenían que trabajar para otro para poder vivir. La destrucción de las tradiciones y estructuras igualitarias y comunitarias del comunismo primitivo fue esencial para el nacimiento de una clase explotadora y acelerará la acumulación primitiva de riquezas.

 

Este fue el origen de la familia patriarcal. En realidad, la misma palabra familia que en la actualidad aún se utiliza en lenguas de origen latinas, viene de la palabra latina "famulus", que significa esclavo de la casa y "familia" que designa a la totalidad de los esclavos pertenecientes a un hombre.

 

Las mujeres dejaron de ten er un puesto independiente en la producción social. Su papel productivo estaba de- terminado por la familia a la que pertenecían, por el hombre al que estaban subordinadas. Esta dependencia económica determinó la situación social de las mujeres como personas de segunda categoría de la que siempre ha dependido la cohesión y la continuidad de la familia patriarcal. Si las mujeres pudieran simplemente coger sus hijos e irse, sin que esto supusiera ningún problema económico o social, la familia patriarcal no habría podido mantenerse durante milenios.

 

Así la familia patriarcal y la subyugación de las mujeres, surgieron al mismo tiempo que las demás instituciones de la naciente sociedad de clases para reafirmar las recién aparecidas divisiones de clase y para perpetuar la acumulación privada de la riqueza. El estado, con su policía y sus ejércitos, sus leyes y sus tribunales, reforzaron estas relaciones. La ideología de la clase dominante, incluyendo la religión, surgió sobre esta base y tuvo un paper vital en la justificación de la degradación a la que someter al sexo femenino.

 

4. La familia es la institución fundamental de la sociedad de clases que determina y mantiene el carácter específico de la opresión de la mujer como sexo. A lo largo de la historia de la sociedad de clases, el sistema familiar ha demostrado su valor como institución de la dominación de clase. La forma de la familia ha evolucionado y se ha adaptado a las necesidades cambiantes de las clases dominantes conforme los modos de producción y las formas de propiedad privada han atravesado diferentes etapas de su desarrollo. El sistema familiar en el esclavismo clásico era distinto del sistema familiar durante el feudalismo (no existía en realidad la familia esclava). Ambos eran completamente distintos de lo que a menudo se llama el "nucleo familiar" urbano de hoy en dia.

 

Además la institución familiar responde al mismo tiempo a necesidades económicas y sociales diferentes, frente a clases con diferentes papeles en la producción y distintos derechos de propiedad, con intereses diametralmente opuestos. Por ejemplo, la "familia del siervo" y la "familia" del seňor feudal eran formaciones socio-económicas completamente distintas. Sin embargo, ambas formaban pafte del sistema familiar, una institución de dominación de clase que ha jugado un papel indispensable en todas las etapas de desarrollo de la sociedad de clase.

 

En la sociedad de clases, la familia es el único lugar al que la mayoría de las personas se puede volver para intentar satisfacer algunas necesidades humanas básicas, como amor y compaňa. A pesar de lo pobremente que pueda la familia llenar estas necesidades para rnuchos, no hay ninguna alternativa real mientras exista la propiedad privada. La desintegración de la familia bajo el capitalismo arrastra desgracia y sufrimiento precisamente porque todavía no puede aparecer ninguna forma superior de relaciones humanas en este sisterna.

 

Pero lo que define la naturaleza del sisterna familiar no es el que proporcione amor y compaňía. El sistema familiar es una institución económica y social, cuyas funciones se pueden resumir de la forma siguiente:

 

a) La familia es el mecanismo básico por el que las clases dominantes se eximen de la responsabilidad social del bienestar económico de aquellos cuya fuerza de trabajo explotan: la mayoría del género humano. La clase dominante trata, en la medida de lo posible, de obligar a cada familia a ser responsable de sí misma, institucionalizando de esta manera la distribución desigual de los ingresos, y de la riqueza.

 

b) La institución familiar proporciona los medios para transmitir las riquezas de una generación a otra. Es el mecanismo social fundamental para la perpetuación de la división de la sociedad en clases.

 

c) El sistema familiar le proporciona a la clase dominante el mecanismo más barato e ideológicamente más aceptable para la reproducción de fuerza de trabajo. El hacer a la familia responsable del cuidado de los jóvones significa que se reduce al mínimo la parte de riqueza social acumulada -apropiada como propiedad privada- que se utiliza para asegurar la reproducción de las clases trabajadoras. Además, el hecho de que cada familia sea una unidad atomizada, que lucha para asegurar su propia supervivencia, hace más difícil para los más oprimidos y explotados unirse en la acción común.

 

d) La institución familiar refuerza una división social del trabajo en que las mujeres están definidas fundamentalmente por su papel de productores de hijos y se les en carga de tareas ligadas directamente con esta función reproductiva: las relacionadas con el cuidado de los demás miembros de la familia. Así, la institución familiar refuerza y descansa sobre una división social del trabajo que implica la subyugación y la dependencia económica de la mujer.

 

e) El sistema familiar es una institución conservadora y represiva que reproduce en su interior las relaciones jerárquicas y autoritarias necesarias para el mantenimiento de la sociedad de clases en su conjunto. Fortalece las actitudes agresivas, posesivas y competitivas necesarias a la perpetuación de las divisiones de clase .

 

Moldea la estructura del carácter y comportamiento de los niňos desde la infancia hasta la adolescencia. Les entrena, les disciplina y les vigila, educándoles en la sumi- sión a la autoridad establecida. De ese modo, desvía los impulsos rebeldes e inconformistas. Reprime y desvía toda sexualidad, la canaliza en los comportamientos sexuales masculinos o femeninos socialmente establecidos y aceptados que corresponden a sus objetivos en cuanto a la reproducción, diferentes papeles socio-economicos de los hombres y las mujeres. Inculca todos los valores sociales y normas de comportamiento que los individuos deben adquirir para sobrevivir en la sociedad de clases y someterse a su dominación. Distorsiona todas las relaciones humanas imponiéndoles el marco de la obligación económica, la dependencia personal y la represión sexual.

 

5. Bajo el capitalismo, como en épocas históricas anteriores, la familia ha evolucionado. Pero el sistema familiar continúa siendo una institución indispensable para la dominación de clase, al cumplir todas las funciones económicas y sociales que hernos descrito .

 

Entre la burguesía, la familia asegura la transmisión de la propiedad privada de una generación a otra. Los matrimonios, frecuentemente, garantizan alianzas provechosas o fusiones de amplios bloques de capital, especialmente en las primeras etapas de la acumulación capitalista.

 

Entre la pequeňa burguesía clásica, como los campesinos, artesanos o pequeňos comerciantes, la familia es también una unidad de producción basada en el trabajo de sus miembros.

 

Para la clase obrera, aunque la familia proporciona algún grado de protección mutua para sus miembros, es una institución de clase ajena, en el sentido más básico, que se le impone a la clase obrera y sirve a los intereses económicos de la burguesía y no de los trabajadores. Y sin embargo, los trabajadores se ven adoctrinados desde la infancia, a verla (igual que al trabajo asalariado, la propiedad privada y el estado) como la más natural e imperecedera de las relaciones humanas.

a) Con el ascenso del capitalismo y el crecimiento de la clase obrera, la unidad familiar entre los trabajadores deja de ser una unidad pequeňo burguesa de producción, aunque permanece como la unidad básica a través de la que se organiza el consumo y la reproducción de la fuerza de trabajo. Cada miembro de la familia vende su fuerza de trabajo individualmente en el mercado. El lazo económico básico que anteriormente mantenia unida a la familia de los explotados y los oprimidos -por ejemplo, el hecho de que tuvieran que trabajar conjuntamente para sobrevivir-- comienza a disolverse. Conforme las mujeres son empujadas al mercado de trabajo consiguen por primera vez, desde la aparición de la sociedad de clases, algún grado de independencia económica. Esto comienza a socavar la aceptación de su subyugación doméstica por parte de la mujer. En consecuencia es la misma institución familiar que se pone en cuestión.

 

b) Así, hay una contradicción entre la creciente integración de las mujeres en el mercado de trabajo y la independencia económica y la igualdad, la familia tenderá cada vez más a desaparecer, pero el sistema familiar es un pilar indispensable de la dominación de clase. Su mantenimiento es esencial para la supervivencia del capitalismo.

 

c) El número creciente de mujeres en el mercado de trabajo crea una profunda contradicción para la clase capitalista, especialmente durante los períodos de expansión acelerada. Tienen que emplear más mujeres para sacar ganancias de su sobreexplotación. Pero el empleo de las mujeres les quita la posibilidad de perpetuar el sistema, según el cual las mujeres son responsables de 1o fundamental del trabajo doméstico gratuito, que consiste en ocuparse de los niňos. Así, el estado tiene que comenzar a ayudar a la familia contribuyendo a asegurar y pagar algunas de las funciones sociales y económicas que esta tradicionalmente llenaba, como la educación, el cuidado de los niňos, etc.

Pero los servicios sociales son más caros que el trabajo doméstico no pagado de las mujeres. Absorben una parte de la plusvalía que de otra forma se apropiarían los dueňos del capital. Disminuyen sus ganancias. Además, los programas sociales de este tipo fortalecen la idea de que es la sociedad y no la familia quien debe responsabilizarse del bienestar de sus miembros improductivos. Elevan las expectativas sociales de la clase obrera .

 

d) El trabajo doméstico efectuado gratuitamente por las mujeres -cocina, limpieza, lavado, cuidado de los niňos - tiene un pa pel específico bajo el capitalismo. Este trabajo doméstico es un elemento necesario de la reproducción de la fuerza de trabajo que se vende a los capitalistas (tanto la propia fuerza de trabajo de la mujer, como la de su marido, la de sus hijos o de cualquier otro miembro de la familia).

 

Si todo 1o demás se mantuviera igual y las mujeres no realizaran su trabajo gratuito en el interior de las familias obreras, el nivel general de salarios tendría que ser 1o suficientemente altos como para comprar los bienes y servicios que en la actualidad se producen dentro de la familia. (Desde luego, el nivel general de vida necesario para la reproducción de la fuerza de trabajo esta históricamente determinado en cada sociedad y en cada época. No se puede reducir drásticamente sin una derrota aplastante de la clase obrera). Cualquier disminución generalizada del trabajo doméstico no pagado que realizan las mujeres, reduciría las ganancias totales, alterando la proporción entre ganancias y salarios a tavor del proletariado.

 

A pesar de lo útil que pueda ser, el trabajo doméstico de una mujer no produce bienes de cambio para el mercado, y por lo tanto no produce valor ni plusvalía. Tampoco entra en el proceso de explotación capitalista. En términos de valor, el trabajo doméstico efectuado gratuitamente en el seno de la familia afecta a la tasa de plusvalía. Indirectamente, aumenta la masa total de plusvalía social. Esto es cierto, independientemente de que este trabajo sea desempeňado por las mujeres, o compartido por los hombres.

 

Es la clase capitalista, no los hombres en general, y desde luego, no los asalariados de sexo masculino, quien se beneficia del trabajo gratuito de la mujer en casa. Esta "explotación" de la familia de trabajadores, cuya carga cae abrumadoramente sobre los hombros de las mujeres, solamente se puede eliminar con la destrucción del capitalismo y la socialización de las tareas domésticas en el proceso de construcción de la sociedad socialista.

 

e) El papel indispensable de la familia y el dilema que crea el creciente empleo de la mujer para la clase capitalista se hace completamente claro en períodos de crisis económica. La clase dominante necesita realizar dos objetivos: tiene que secar a un número significativo de mujeres de la fuerza de trabajo para restablecer el ejército de reserva, y para bajar los niveles de salarios. Tiene que reducir los costos crecientes de los servicios sociales que proporciona el estado y transferir la responsabilidad y el peso económico de estos servicios de nuevo sobre la familia individual del trabajador.

 

Para realizar estos dos objetivos, necesita emprender una ofensiva ideológica contra el mismo concepto de la igualdad y la independencia de 1as mujeres, y reforzar la responsabilidad de cada familiar individual sobre el cuidado de sus hijos, sus ancianos, y sus enfermos. Tiene que reforzar la imagen de la familia como la única forma “natural” de las relaciones humanas y convencer a las mujeres que han comenzado a rebelarse contra su situación subordinada de que la verdadera felicidad solamen te se consigue al cumplir su papel “natural” y primario de esposa-madre-ama de casa .Los capitalistas empiezan a descubrir que pese a sus palabras y gritos sobre la crisis y la austeridad que se impone, muchas mujeres están integradas en el mundo del trabajo y es más difícil empujar de nuevo a la casa a un número suficiente de ellas.

 

f) En las primeras etapas de la acumulación capitalista, la explotación brutal, desatada y sin regulación alguna de las mujeres y los niňos a menudo llega a erosionar la estructura farniliar en el seno de la clase obrera y amenaza su utilidad como sistema de organización, control y reproducción de la fuerza de trabajo.

 

Esta era la tendencia sobre la que Marx y Engels llamaron la atención en la Inglaterra del siglo XIX. Predijeron la rápida desaparición de la familia en la clase obrera. Estaban en lo correcto en su visión y comprensión básicas del papel de la familia en la sociedad capitalista, pero subestimaron la capacidad latente del capitalismo de atenuar el ritmo de desarrollo de sus contradicciones internas. Subestimaron la capacidad de la clase dominante de intervenir para regular el empleo de las mujeres y los niňos y apuntalar la familia para preservar el mismo sistema capitalista. Bajo la fuerte presión del movimiento obrero para atenuar la explotación brutal de las mujeres y los niňos, el estado intervino a tavor de los intereses a largo plazo de la clase capitalista incluso aunque esto se enfrentara a la aspiración de cada capitalista individual de exprimir hasta la última gota de sangre de todos los trabajadores durante 16 horas diarias, haciéndoles morir a los 30 aňos.

 

g) Los políticos capitalistas responsables de elaborar las políticas sociales para proteger y defender los interesas de la clase dominante son extremadamente conscientes del papel económico indispensable que tiene la familia y de la necesidad de mantenerla como el núcleo social básico en el capitalismo. La "defensa de la familia" no es solamente un estribillo demagógico de la ultra derecha. El mantenimiento del sistema familiar es la política básica de todo estado capitalista, dictada por las necesidades sociales y económicas del mismo capitalismo.

 

6. Bajo el capitalismo, la institución familiar también constituye el mecanismo para la sobreexplotación de las mujeres como trabajadoras asalariadas.

 

a. Le da al capitalismo una reserva excepcionalmente flexible de fuerza de trabajo, que puede llevarse a trabajar, o ser devuelta a la casa con consecuencias sociales menores que las de cualquier otro componente del ejército de reserva.

 

Como toda la superestructura ideológica refuerza la ficción de que el puesto de la mujer es en su casa, las altas tasas de desempleo en las mujeres producen relativamente menos protesta social. Después de todo, se dice las mujeres solamen te trabajan para aportar un suplemento a los ingresos que ya existen en la familia. Cuando están desempleadas, se ocupan de las tareas domésticas, y no están tan obviamente "sin trabajo" .La indignación y el resentimiento que sufren, a menudo desaparece como amenaza social seria debido al aislamiento y la atomización de las mujeres en casas separadas e individuales. El que en periodos de crisis económica, las medidas de austeridad tomadas por la clase dominante implican siempre ataques contra el derecho de las mujeres al trabajo, se traduce en presiones.

 

b. Como el puesto "natura!" de la mujer se supone que está en la casa, el capitalismo tiene una racionalización ampliamente aceptada para perpetuar:

 

1. El empleo de mujeres en trabajos no cualificados y de baja remuneración. "No merece la pena enseňarles, porque se quedan embarazadas o se casan y dejan el trabajo".

 

2. La desigualdad salarial y los bajos salarios. "De todos modos solo trabajan para comprar tonterias y objetos de lujo".

 

3. Profundas divisiones en el seno de la misma clase obrera. "Está ocupando un puesto que debería tener un hombre".

 

4. El hecho de que las mujeres trabajadoras no estén proporcionalmente integradas en los sindicatos y otras organizaciones de la clase obrera. "Ella no debería estar corriendo de un lado a otro y yendo a reuniones. Debería estar en su casa cuidando a los niňos".

 

c. Como todo el sistema salarial está estructurado a partir de los salarios más bajos, esta sobreexplotación de la mujer como mano de obra de reserva juega un papel insustituible para mantener bajos también los salarios de los hombres.

 

d. La subyugación de la rnujer dentro del sistema familiar proporciona las bases económicas, sociales e ideológicas que hacen posible su sobreexplotación. Las mujeres trabajadoras no sólo están explotadas como trabajadoras asalariadas, sino también como una reserva de trabajo de parias definidas por el sexo.

 

7. La opresión de la mujer está históricamente entremezclada con la división de la sociedad en clases, y con el papel de la familia como la unidad básica de la sociedad de clases. Por eso esta opresión sólo puede ser erradicada con la abolición de la propiedad privada de los medios de producción. Hoy, es el carácter de clase de estas relaciones de producción, y no la capacidad productiva de la humanidad 1o que constituye el obstáculo para que las funciones económicas y sociales atribuidas a la familia bajo el capitalismo no sean transferidas a la sociedad en su conjunto.

 

8. El análisis materialista del origen histórico y las raices económicas de la opresión de las mujeres es esencial para desarrollar un programa y una perspectiva capaces de conquistar la liberación de la mujer. Rechazar esta explicación científica conduce inevitablemente a uno de estos dos errores:

 

a. Un error, que cometen muchos que dicen seguir el método marxista, es negar, o por 1o menos minimizar, la opresión de la mujer como sexo en toda la historia de la sociedad de clases. Ven la opresión de la mujer pura y simplemente como un aspecto de la explotación de la clase obrera. Este punto de vista, de la importancia a las luchas de las mujeres solamente en su calidad de trabajador as asalariadas en sus empleos. Piensan que las mujeres serán liberadas, de paso, por la revolución socialista, por 1o que no hay ninguna necesidad de que se organicen como mujeres luchando por sus propias reivindicaciones. Niegan la necesidad de que las mujeres se organicen para luchar contra su opresión, no hacen sino reforzar las divisiones en el seno de la clase obrera y retardan el desarrollo de la conciencia de clase entre las mujeres que empiezan a luchar contra su estatus de inferioridad .

 

b. Un error simétrico 1o cometen aquellos que argumentan que la dominación de la mujer por el hombre existía antes de que la sociedad de clases comenzara a aparecer. Defienden que esto se concretó por medio de una división del trabajo en base al sexo. Así, la opresión patriarcal se debe explicar por razones diferentes del desarrollo de la propiedad privada y la sociedad de clases . Ven el patriarcado como un conjunto de relaciones opresivas paralelo pero independiente a las relaciones de clase.

 

Quienes han desarrollado este análisis de forma sistemática, generalmente aislan el hecho de la reproducción y se concentran solamente en él. Pasan generalmente por alto el predominio del trabajo cooperativo, la esencia de la sociedad humana, y dan muy poca importancia al lugar que ocupan las mujeres en el proceso de producción en cada etapa histórica. Algunos llegan hasta teorizar sobre un modo patriarcal de reproducción atemporal, definido por el control del hombre sobre los medios de reproducción (las mujeres). A menudo adelantan explicaciones psicoanalíticas que rápidamente caen en un idealismo ahistórico, colocando las raices de la opresión en aspectos biológicos y / o psicológicos al margen del contexto materialista de las relaciones sociales.

 

Esta corriente, muchas veces organizada bajo el nombre de "feministas radicales", agrupa tanto antimarxistas conscientes como otros que consideran que están haciendo una "redefinición feminista del marxismo". Pero la posición de que la opresión de la mujer es paralela, y no tiene sus raices en la explotación de clase lleva incluso a los más coherentes, a plantear la necesidad de un partido politico de mujeres basado en un programa feminista que trata de ser independiente de la lucha de clases. Rechazan y son hostiles a la necesidad de que las mujeres y los hombres se organicen conjuntamente sobre la base de un programa revolucionario de la clase obrera para terminar tanto con la explotación de clase como con la opresión sexual. No ven la necesidad de aliarse en la lucha con otros que estén oprimidos y explotados.

 

Estas dos aproximaciones unilaterales niegan la dinámica revolucionaria de la lucha por la liberación de la mujer como una forma de la lucha de clases. Ninguna de las dos reconoce que la lucha por la liberación de las mujeres, para triunfar. tiene que ir más allá de los límites de las relaciones de propiedad capitalista. Ambas posiciones niegan las implicaciones que tiene este hecho para la clase obrera y su dirección marxista revolucionaria.

 

RAICES DE LA NUEVA RADICALIZACION DE LAS MUJERES

 

1. El movimiento actual de liberación de la mujer se levanta sobre la base de las luchas anteriores de las mujeres, a finales del último siglo.

Con la consolidación del capitalismo industrial durante el siglo XIX, un número creciente de mujeres se integró al mercado del trabajo. La brecha entre la situación social y legal ,je la mujer heredada del feudalismo y su nueva situación económica como trabajadora asalariada que vende su fuerza de trabajo en el mercado, produjo enormes contradicciones. EI capitalismo también abrió la puerta para la independencia económica de las mujeres de la clase dominante. A partir de estas contradicciones apareció la primera ola de luchas de las mujeres, dirigida a conquistar la complete igualdad legal con los hombres.

 

Entre las que luchaban por los derechos de las mujeres se encontraban diferentes corrientes políticas. Muchas de las dirigentes sufragistas eran mujeres que creian que el voto se debía conquistar mostrando la clase dominante que eran defensores leales del sistema capitalista. Algunas unieron la lucha sufragista a un apoyo al imperialismo en la l Guerra Mundial y a menudo se opusieron al derecho de voto para los hombres y mujeres sin propiedades, los inmigrantes y los negros.

Pero también existía en muchos países una fuerte corriente de mujeres socialistas que veian la lucha por los derechos de la mujer como parte de la lucha de la clase obrera y movilizaron el apoyo de hombres y mujeres trabajadoras sobre esta base. Lucharon por el derecho al voto y tuvieron un papel decisivo en la lucha sufragista en países como EE.UU. También plantearon y lucharon por otras reivindicaciones, como igualdad de salarios y el derecho a la contracepción.

 

A través de la lucha, las mujeres de los países capitalistas más avanzados conquistaron, en diferentes grados, varios importantes derechos democráticos: el derecho a la educación superior, el derecho o trabajar en los negocios y las profesiones liberales, el derecho a recibir y disponer de sus propios salarios (que se había considerado como el derecho del morido o el padre) el derecho o ser propietorias, el derecho al divorcio, el derecho o participar en organizociones políticas. En varios países este primer auge de lucho culminó con luchos de masas por el derecho al voto.

 

2. El sufragio femenino, conseguido justo después o al mismo tiempo que el sufragio universal por los hombres, fue una conquista objetiva importante para la clase obrera. Reflejó y a su vez contribuyó a hacer avanzar la situación social de la mujer en proceso de cambio. Por primera vez en la sociedad de clases se consideraba legalmente a las mujeres como ciudadanos capaces de participar en los asuntos públicos, con derecho a expresarse sobre los problemas políticos principales y no simplemente sobre los problemas de orden privado y doméstico.

 

Aunque la causa profunda de la situación subordinada de la mujer se encuentra en los mismos fundamentos de la sociedad de clases y en el papel especial de la mujer dentro de la familia, no en la negativa formal de igualdad ante la ley, la extensión de los derechos democráticos a las mujeres les dió mayor amplitud de acción y contribuyó a que las generaciones posteriores comprendieran que las fuentes de la opresión de la mujer eran más profundas.

 

3. Las raíces de la nueva radicalización de las mujeres se encuentran en los cambios económicos y sociales de los aňos posteriores a la II Guerra Mundial, que han hecho aparecer contradicciones cada vez más profundas en la economía capitalista, en la situación de la mujer y en el sistema familiar patriarcal. En diferente grado, los mismos factores intervinieron en todos los países que permanecieron dentro del mercado mundial capitalista. Pero no es sorprendente que el resurgimiento del movimiento feminista actual apareciera primero en los países capitalistas más avanzados, como EE.UU., Canadá e Inglaterra, donde estos cambios y contradicciones se habían desarrollado más profundamente.

 

a) Los avances en la ciencia médica y la tecnologia en el campo del control de la natalidad y el aborto han creado los medios por los que 1as mujeres pueden tener un mayor control sobre sus funciones reproductivas. El control de las mujeres sobre sus propios cuerpos es una precondición para la liberación de la mujer.

 

A la vez que estas técnicas médicas son más ampliamente accesibles, leyes reaccionarias, reforzadas por las costumbres burguesas, el fanatismo religioso, y toda la superestructura ideológica de la sociedad de clases, son rnuchas veces un obstáculo para el control de la rnujeres sobre sus propias funciones reproductivas. Se ponen barreras económicas, legales, sicológicas y "morales" para tratar de impedir que las mujeres ejerzan su derecho a escoger si van a tener hijos y cuándo. Además, los criterios capitalistas basados en la ganancia y el desprecio sexista por las vidas de las mujeres ha producido peligros continuos para la salud de las mujeres que utilizan los métodos anticonceptivos. Esta contradicción entre lo que es posible y 1o que realmente existe afecta las vidas de todas las mujeres. Ha dado lugar a poderosas luchas por el derecho al aborto, que han estado en el centro del rnovimiento de las mujeres a escala internacional.

 

b) Las prolongadas condiciones de "boom" de la expansión económica de la postguerra han aumentado de forma significativa el porcentaje de mujeres en el mercado de trabajo.

 

Tomando como ejemplo, los EE.UU. en 1959, el  33.9 por ciento de todas las mujeres de 18 a 64 aňos de edad se encontraban en la fuerza de trabajo. En 1975, había subido hasta el 54 por ciento. Entre 1960 y 1975, alrededor de 2/3 de todos los empleos creados fueron tomados por mujeres. Las mujeres trabajadoras constituían el 29.1 por ciento de toda la fuerza de trabajo en 1950: 43 por ciento en 1978.

 

Igualmente importante, el porcentaje de mujeres con hijos aumentó drásticamente, así como el porcentaje de mujeres trabajadoras que eran cabezas de familia.

 

En Espaňa trabajan en la actualidad el triple de mujeres que en 1930.

 

El Inglaterra, entre 1881 y 1951 la proporción de mujeres empleadas era muy estable, manteniéndose alrededor del 25 ó el 27 por ciento. En 1965 el 34 por ciento de todas las mujeres entre 16 y 64 aňos de edad estaban empleadas a tiempo completo, 17.9 por ciento a tiempo parcial, y un total del 54.3 por ciento entraba en la categoría de "económicamente activas". Alrededor de 2/3 de las mujeres trabajadoras estaban casadas.

 

Solamente algunos países que aún tenían un alto porcentaje de trabajadores agrícolas después de la II Guerra Mundial han experimentado un descenso en el empleo de la mujer en el periodo de la postguerra. Esto se debió al hecho de que, con la migración a las ciudades, muchas mujeres no se reintegraron a la llamada población activa. En ltalia, por ejemplo, donde este factor se combina con el desarrollo del desempleo masivo en las pequeňas empresas del sector "tipicamente femenino", se ha producido un descenso en el porcentaje de mujeres en la fuerza de trabajo.

 

En regiones extremadamente atrasadas como el sur de Italia y el norte de Portugal esta regresión se ha emparejado realmente con el resurgimiento a escala significativa del trabajo a domicilio. Las mujeres se ven presjonadas para trabajar a destajo en la casa con sus máquinas de coser, ahorrándoles a los empresarios los costos de mantenimiento de fábricas, pagos de servicio médico y seguri- dad social, huelgas y otros "problemas" que produce la fuerza de trabajo organizada.

 

Mientras se ha producido la afluencia de las mujeres a la fuerza de trabajo, no se ha producido ningún cambio sustancial en el grado de discriminación salarial contra las mujeres. En muchos países, esta diferencia entre los sexos de hecho ha aumentado.

 

Esto se debe fundamentalmente a que el aumento del empleo femenino no se ha extendido igualmente en todas las categorías de trabajo. Prácticamente en todos los países, las mujeres representan del 70 al 90 por ciento de la fuerza de trabajo empleada en la industria textil, de calzado, ropa confeccionada, tabaco y otras industrias ligeras; es decir, los sectores en que los salarios son los más bajos. Las mujeres también representan el 70 por ciento o más de los empleados en el sector de servicios, donde la gran mayoría de las mujeres ocupan los puestos peor remunerados: secretarias, oficinistas, enfermeras, maestras.

 

La discriminación en los sectores de empleo -exacerbada por el pago desigual por el mismo trabajo en muchos casos - es la razón fundamental de por qué incluso en los países en que el movimiento obrero ha luchado más duramente alrededor de este problema, el salario medio de las mujeres apenas excede el 75 por ciento del salario medio de los hombres. Esto también explica por qué esta diferencia puede incluso ampliarse con la entrada masiva de las mujeres en los sectores de la economía peor pagados. Este es el caso en los EE.UU., donde el ingreso medio de todo un aňo de trabajo a tiempo completo de las mujeres trabajadoras, era el 64 por ciento del de los hombres en 1955, y bajó hasta el 57 por ciento en 1975.

 

A pesar de su lugar creciente en la fuerza de trabajo, las mujeres aún se ven obligadas a asumir la mayoría, si no la totalidad, de las tareas domésticas además de su trabajo asalariado. En consecuencia, frecuentemente dejan temporalmente de trabajar cuando tienen hijos, y después les resulta difícil encontrar trabajo de nuevo. Si continúan trabajando, se ven obligadas a quedarse en casa cuando un niňo está enfermo.

 

Esto ha llevado a un aumento significativo del trabajo a tiempo parcial de las mujeres -a veces porque no pueden encontrar un trabajo de tiempo completo, pero mucho más frecuente porque de otra manera no pueden cumplir con sus tareas domésticas. Pero el trabajo a tiempo parcial invariablemente implica salarios más bajos, menor seguridad en el trabajo, pocos beneficios de seguridad social y más dificultades para sindicarse.

 

El mayor porcentaje de mujeres en la mano de obra ha tenido un importante impacto en la actitud de sus compaňeros de trabajo. Es especialmente importante allí donde las mujeres han empezado a luchar para conseguir trabajos en los sectores industriales de base, de los que hasta ahora estaban excluidas.

 

Pero las mujeres continuan soportando numerosas formas de discriminación y agresiones sexistas provocadas, organizadas y sostenidas por los patronos. A menudo sus compaňeros de trabajo no tienen conciencia y dan a veces prueba de esta misma actitud reaccionaria. La burocracia sindical se opone a que el peso de los sindicatos sirva de palanca para superar los obstáculos específicos a los que se enfrentan las mujeres, como el rechazo a concederles guarderías gratuitas, las condiciones de trabajo que son doblemente peligrosas para las mujeres embarazadas o las agresiones de cuadros medios y capataces que utilizan su puesto para intentar obligarlas a tener relaciones sexuales con ellos.

 

c) El aumento en el nivez educativo medio de las mujeres ha aumentado aún más estas contradicciones. Con el crecimiento de la productividad del trabajo y la elevación del nivel cultural general de la clase obrera, son más numerosas las mujeres que acaban su educación secundaria y que acceden a las instituciones de educación superior a una escala cuantitativamente más amplia que anteriormente.

 

Y, sin embargo, según indican las estadísticas, el porcentaje de mujeres empleadas no guarda relación con su nivel educativo.

 

En todos los sectores del mercado de trabajo, desde la industria hasta las profesiones liberales, las mujeres con mayores cualificaciones profesionales, en general se ven superadas por los hombres con menos nivel de estudios. Además, en la escuela primaria y secundaria, las niňas continúan siendo empujadas - por medio de cursos obligatorios de estudio o por medio de presiones más indirectas - hacia los trabajos que guardan relación con el papel de la mujer.

Conforme reciben mayor educación y conforme las luchas sociales hacen aumentar sus expectativas individuales, los trabajos asfixiantes y embrutecedores de las tareas domésticas y las limitaciones de la vida familiar se vuelven cada vez más insoportables. De este modo, el aumento del nivel educativo de las mujeres, combinado con una intensificación de la lucha de clases, ha profundizado la contradicción entre las capacidades demostradas y las aspiraciones más amplias de las mujeres y su situación social y económica real.

 

d) Las funciones de la unidad familiar en la sociedad capitalista avanzada se han reducido continuamente. Cada vez es menos una unidad de producción en pequeňa escala sea agrícola o doméstica (enlatado, hilado, costura, repostería, etc.). El núcleo familiar urbano de hoy tiene poco que ver con la familia campesina productiva de anteriores siglos. Al mismo tiempo, en su búsque da de ganancias, la industria capitalista de bienes de consumo y la publicidad, tratan de llevar al máximo la atomización y la multiplicación del trabajo doméstico para vender a cada casa su propia lavadora, secadora, lavaplatos, aspiradoras, etc.

 

Conforme aumenta el nivel de vida, el número medio de niňos por familia desciende enormemente. Las comidas industrialmente preparadas y otras comodidades son cada vez más accesibles. Por 1o tanto, a pesar de los avances técnicos, las encuestas en gran número de países imperialistas han mostrado que las mujeres que tienen más de un niňo y un trabajo a tiempo completo tienen que dedicar entre 80 y 100 horas de trabajo a la semana a sus tareas domésticas -más horas que las que resultaron en encuestas similares realizadas en 1926 y 1952. Aunque los electrodomésticos han facilitado algunas tareas domésticas, el tamaňo cada vez menor de la unidad familiar promedio ha significado que las mujeres puedan recurrir cada vez menos a los abuelos, tías y hermanas para que les ayuden.

Con todos estos cambios, la base objetiva para la confinación de las mujeres en el hogar se vuelve cada vez menos obligatoria. Y, sin embargo, las necesidades de la clase dominante exigen el mantenimiento del sistema familiar. La ideología burguesa y el condicionamiento social continuan reforzando la ficción reaccionaria de que la identidad y la plenitud de una mujer tienen que venir de su papel de esposa-ama de casa-madre. La contradicción entre la realidad y el mito es cada vez más obvia e intolerable para grupos de mujeres cada vez mayores.

 

Este estado de cosas a la que se llama frecuentemente "crisis de la familia" se refleja en las tasas disparadas de divorcio, el aumento en el número de niňos que se escapan y la extensión de la violencia doméstica .

 

4. La extensión de los derechos democráticos más amplios y las mayores oportunidades sociales no han "satisfecho" a las mujeres, ni las han inclinado a una aceptación pasiva de su situación social inferior y su dependencia económica. Por el contrario han estimulado nuevas luchas y reivindicaciones más avanzadas.

 

Generalmente fueron las mujeres jóvenes con educación secundaria, que disfrutaban de una libertad de elección relativamente mayor, y las más afectadas por la radicalización de la juventud de los años 60, quienes expresaron primero los "resentimientos" de las mujeres de una forma organizada y abierta. Esto llevó a algunas que se consideran marxistas a concluir que el movimiento de la liberación de la mujer es un movimiento de protesta básicamente burgués o de clase media, que no tiene ningún interés serio para los revolucionarios, y las masas de mujeres de la clase obrera. No podian estar más equivocados.

 

El desarrollo inicial del movimiento de liberación de la mujer sirvió sobre todo para destacar la profundidad y la amplitud de la opresión de las mujeres. Incluso las mujeres que disfrutaban de numerosas ventajas en términos de educación y otras oportunidades se vieron y continúan viéndose impulsadas a la acción. Los más oprimidos y explotados no son necesariamente los primeros en expresar su descontento.

 

5. La tendencia de los países capitalistas más avanzados a reducir los gastos en servicios sociales ha contribuido al crecimiento del movimiento de las mujeres en los últimos años y ha aumentado la participación en este movimiento de las mujeres de la clase obrera. Tras la II Guerra Mundial, en un contexto de demandas crecientes de parte de la clase obrera de que el estado se encargue de cada vez más servicios sociales, la burguesía, especialmente en Europa, se vio obligada a ampliar los complejos de vivienda, los servicios de salud y los programas de beneficios familiares. Más tarde, conforme el "boom" de los años 50 y 60 generaba una creciente necesidad de mano de obra femenina, se extendieron las guarderías y las lavanderías automáticas para animar a las mujeres a buscar trabajo.

 

Hoy, la clase dominante, frente a problemas económicos cada vez más graves, recorta los gastos sociales y trata de pasar de nuevo la carga a la familia individual, con todas las consecuencias que esto tiene para las mujeres. Pero la resistencia a verse echadas de sus puestos recientemente adquiridos en el terreno del trabajo, y una amplia oposición de mujeres a las cortes en los gastos sociales, como el cierre de guarderías han creado problemas inesperadamente dificiles para la clase dominante en muchos países. Al tener una conciencia feminista cada vez mayor, las mujeres han estado más combativas y menos dispuestas que nunca a soportar la mayor parte de la carga en la actval crisis económica.

 

6. Aunque la radicalización de las mujeres tiene una dinámica propia determinada por el carácter específico de la opresión de la mujer y por los cambios objetivos que hemos descrito, no está aislada del ascensa general de la lucha de clases. No depende directamente de otras fuerzas sociales, no está subordinada a su dirección ni sujeta a su iniciativa. Al mismo tiempo el movimiento de las mujeres ha estado y continúa estando profundamente relacionada can el auge de otras luchas sociales, que igual que ella han influenciado la conciencia del conjunto de la clase abrera.

 

a. Desde el comienzo, el nuevo auge de las luchas de las mujeres se ha visto fuertemente marcado por la radicalización internacional de la juventud y el creciente cuestionamiento de los valores burgueses y las instituciones que los acompañan. Los jóvenes -hombres y mujeres- comenzaron a cuestionar la religión; a rechazar el patriotismo; a rebelarse contra la represión: a desafiar las jerarquías autoritarias; desde la familia a la escuela, la fábrica y el ejército, a rechazar la inevitabilidad de toda una vida de trabajo alienado. La juventud radicalizada comenzó a rebelarse contra la represión sexual y a cuestionar la moral tradicional, que iguala el sexo con la reproducción. Para las mujeres, esto implicaba un desafío a la educación tradicional que trata de hacerlas pasivas sexualmente, sentimentales y tímidas. Los jóvenes, entre ellos jóvenes mujeres, se volvieron más conscientes de su desgracia sexual y trataron de buscar formas más satisfactorias de relaciones afectivas y personales.

 

b. Uno de los factores que contribuyó la radicalización internacional de la juventud ha sido el papel que jugaron las luchas de liberación de las nacionalidades oprimidas y minorías oprimidas, tanto en el mundo co1onial, como en los países capitalistas avanzados. Además, estas luchas han tenido un impacto poderoso en la conciencia respecto de la opresión de la mujer en general. Por ejemplo, la lucha de los negros en los EE.UU., tuvo un papel crucial para despertar una conciencia y un rechazo generalizado de loS esquemas racistas. Las semejanzas obvias entre las actitudes racistas y los esquemas sexistas, que representan a las mujeres como criaturas inferiores, emocionales, dependientes, tontas - pero felices -, produjo una sensibilidad y un rechazo cada vez mayor hacia semejantes caricaturas.

 

Conforme se ha desarrollado el movimiento feminista en los países capitalistas avanzados, las mujeres de las nacionalidades oprimidas han comenzado a tener un papel cada vez más destacado.  Como nacionalidades oprimidas, como mujeres  y frecuentemente como trabajadoras superexplotadas, estas mujeres sufren una doble y a menudo triple opresión.  Su lugar objetivo en la sociedad les coloca en la situación de jugar un papel estratégicamente importante en la clase obrera y entre sus aliados.

 

Pero generalmente ha habido un retraso en el ritmo en que las mujeres de las nacionalidades oprimidas han tomado conciencia de so opresión específica como mujeres.  Existen varias razones para ello.  Para muchas, la profundidad de su opresión nacional a menudo oscurece su opresión específica como mujeres. Muchos movimientos nacionalistas se han negado a considerar las reivindicaciones de las mujeres, calificándolas de divisionistas para la lucha por la liberación nacional.  El movimiento organizado de las mujeres a menudo no ha cumplido su obligación de dirigirse a las necesidades de las capas de mujeres más oprimidas y explotadas, y no han comprendido las dificultades especiales a que se enfrentan.  Además el peso de la familia es a menudo particularmente fuerte entre las mujeres de las nacionalidades oprimidas, ya que a veces la familia parece dar una protección parcial contra las presiones devastadoras del racismo y la aniquilación cultural.

 

De la forma que sea, una vez que comienza la radicalización, la experiencia ya ha demostrado que toma un carácter explosivo, empujando a las mujeres de las nacionalidades oprimidas a la cabeza de muchas luchas políticas y sociales, incluidas luchas en centros de trabajo, en los sindicatos, en la universidad y en los barrios y a la cabeza de las luchas del movimiento feminista. Rápidamente, llegan a comprender que la lucha contra su opresión como mujeres no debilita, sino que fortalece la lucha contra su opresión nacional.

c. La crisis de las religiones tradicionales, especialmente de la Iglesia Católica ha contribuido el auge del movimiento feminista. El peso cada vez menor de la Iglesia (acompañado por un desarrollo del misticismo y del ocultismo) es una manifestación dramática de la profundidad de la crisis ideológica de la sociedad burguesa. Toda religión organizada, que es parte de la superestructura de la sociedad de clases, predica y refuerza la idea de que las mujeres son inferiores, sino la auténtica encarnación del mal y la animalidad. EI cristianismo vez judaísmo, que caracterizan a las culturas de los países capitalistas avanzados, siempre han defendido la desigualdad de las mujeres y les han negado el derecho de separar la sexualidad de la maternidad.

 

En países donde la Iglesia Católica ha tenido una fuerza particularmente grande, son a menudo las mujeres en proceso de radicalización quienes son la punta de lanza del desafio al poder y al peso ideológico de la Iglesia, como se demostró en las manifestaciones de decenas de miles por el derecho al aborto en Italia. Y las manifestaciones en 1976 contra las leyes anti-adulterio en España.

 

En Israel la lucha por el derecho al aborto ha desestabilizado el gobierno Beguin desde sus cimientos en 1979.

 

En muchas nacionalidades oprimidas, como en Quebec, Irlanda y Euskadi (País Vasco) y entre el pueblo chicano, la ideología represiva de la Iglesia Católica se ha combinado de una forma particularmente opresiva con el mito de la "mujer-madre", como centro de la familia, como único polo de estabilidad social, emocional y política, el único refugio contra las devastaciones de la opresión nacional. En Quebéc, esta amalgama se expresó durante años en el concepto de la "venganza de la cuna", sugiriendo que las mujeres del Quebec debían salvar a la nación de la asimilación teniendo muchos hijos.

 

d. El movimiento de lesbianas surge como un aspecto relacionado pero específico, de la radicalización de las mujeres. Las lesbianas se organizan como corriente del movimiento por los derechos homosexuales, comprobando, en general, la necesidad de luchar en el seno del movimiento homosexual para hacer valer sus reivindicaciones como mujeres homosexuales. Muchas de ellas se han radicalizado antes, como mujeres, y han descubierto que las discriminaciones de las que eran victimas en función de su sexualidad sólo era un aspecto de los (obstáculos económicos y sociales a los que se enfrentaban cuando querían decidir sobre sus cuerpos y sus vidas. De esta forma muchas de las lesbianas se encuentran a la cabeza del movimiento de mujeres desde su origen. Han formado parte de todas las corrientes políticas del movimiento de liberación de la mujer, desde la corriente radical a la marxista revolucionaria y han contribuido a que este movimiento en su conjunto adquiera más conciencia de los aspectos específicos de la opresión de las lesbianas.

 

Debido a la insistencia del movimiento de lesbianas en el derecho de la mujer de vivir independientemente de los hombres, a menudo son el objetivo preferido de los ataques de la reacción. Desde la propaganda del odio hasta la violencia, los ataques contra las lesbianas y el movimiento lesbiano se dirige en la mayoría de las veces contra el movimiento feminista en su conjunto. Los intentos de dividir al movimiento de las mujeres desatando la persecución contra las lesbianas se tienen que rechazar de forma clara e incondicional para que la lucha por la liberación de la mujer pueda avanzar.

 

e) En muchos países capitalistas avanzados, las mujeres trabajadoras inmigrantes también han tenido un papel esencial. No sólo son sobreexplotadas como parte de la fuerza de trabajo. Son víctimas de leyes discriminatorias especiales. Como mujeres, a menudo no tienen el derecho de acompañar a sus maridos a ningún país dado, a menos que hayan podido asegurarse un empleo para ellas antes de emigrar. Si encuentran trabajo, a menudo se ven obligadas a dejarlo para seguir a sus maridos a otro lugar. Las medidas tomadas por los gobiernos en los últimos años para reducir el número de trabajadores en muchos países capitalistas avanzados han hecho aún más discriminatorias estas leyes.

 

En un país como Suiza, donde los trabajadores inmigrantes representan cerca del 30% de la fuerza de trabajo, y en otros países europeos donde las mujeres inmigrantes son mayoría en algunos sectores como hospitales, han tenido un papel decisivo en elevar la conciencia politica del movimiento de mujeres. Han contribuido a dirigir luchas en las industrias que emplean mano de obra predominantemente femenina. Aún más importante, han contribuido a estimular la discusión en el movimiento feminista respecto de la politica económica y social de la clase dominante. Las leyes discriminatorias en relación con la inmigración en general, xenofobia y racismo; las divisiones resultantes en el seno de la clase obrera; las formas en que las mujeres inmigrantes son particularmente afectadas por estas divisiones; la necesidad de que los sindicatos y el movimiento feminista luchen por los intereses de los sectores más explotados; los problemas a que se enfrentan las mujeres que están aisladas tanto en sus casas como por el medio hostil en que viven, todos estos problemas surgieron en el movimiento feminista, contribuyendo a plantear algunos de los aspectos más importantes en una perspectiva de lucha de clases.

 

7. Al fin del “boom” económico de la postguerra, los problemas económicos, sociales y políticos que ha vuelto a encontrar el imperialismo a escala mundial, problemas puestos en primer plano por la recesión internacional de 1974-75, han supuesto una intensificación de los ataques a todos los niveles a los derechos de las mujeres. Esto no ha supuesto una discriminación de la lucha de las mujeres, ni les ha quitado su papel central al aparecer en escena otras fuerzas sociales; lejos de disminuir, conforme aumentaban las luchas de la clase obrera organizada en los años recientes, la conciencia feminista y las luchas de las mujeres continúan extendiéndose, y cada vez están más entrelaladas con el desarrollo de la conciencia social y la combatividad política de los hombres y mujeres de la clase trabajadora. La resistencia de las mujeres a la ofensiva económica, politica e ideológica de la clase dominante ha sido consolidada por el aumento de la conciencia feminista. Estas luchas han sido una fuerza motriz de la contestación social y de la radicalización política.

 

RESPUESTAS DE LA BURGUESIA

Y DE LAS DISTINTAS CORRIENTES EN EL MOVIMIENTO OBRERO

 

1) Rápidamente aparecieron las divisiones dentro de la clase capitalista sobre cómo responder mejor al nuevo auge de las luchas de las mujeres para amortiguar su impacto y desviarlas de su objetivo. Después de intentos iniciales de despreciar al movimiento de las mujeres con el ridiculo y la burla, sin embargo, la posición que prevaleció dentro de la clase dominante ha sido un reconocimiento formal de la idea de que las mujeres tienen al menos algunos motivos justos de descontento. Se ha producido un intento de aparecer preocupados estableciendo algunos departamentos, comisiones o proyectos especiales del gobierno para captar la atención de las mujeres, a la vez que trabajan asiduamente para integrar la dirección del movimiento feminista a los patrones aceptados de la colaboración de clases. En la mayoría de los países, la clase dominante se vio obligada a hacer algunas concesiones, las que parecían menos perjudiciales económica y e ideológicamente y después trató sistemáticamente de retirarlas.

 

En todos los casos, la finalidad era la misma, cualquiera que fuera la táctica empleada: contener la naciente radicalización dentro del marco de reformas minimas del sistema capitalista.

 

En muchos países europeos se han producido movimientos para liberalizar los beneficios de la maternidad extendiendo las incapacidades, aumentando el porcentaje de paga que reciben las mujeres mientras están "incapacitadas", o para garantizar el puesto de trabajo después de una ausencia por maternidad sin paga. En otros países, los gobiernos han discutido ostentosarnente la justicia de las promesas de leyes de igualdad de salarios, o han liberalizado las leyes de divorcio. En los EE.UU., los dos partidos políticos capitalistas han dejado la constancia de una aprobación de una enmienda a la constitución por la igualdad de derechos mientras que en la práctica sabotean todos los intentos de movilizar suficientes votos para hacer la ley.

 

Pero cuando llegamos a los programas sociales que tendrían un impacto económico inmediato y significativo - como la expansión de las instalaciones de guarderías - los avances han sido prácticamente inexistentes.

 

La conquista más seria que ha conseguido el movimiento internacional de las mujeres en la década transcurrida desde su aparición ha sido la expansión significativa del acceso al aborto legal. En más de 20 países se ha producido una notable liberalización de las leyes de aborto.

 

En todos los países donde las mujeres han realizado un progreso apreciable hacia el establecimiento del aborto como un derecho, se ha hecho claro rápidamente que este derecho jamás está garantizado bajo el capitalismo. En cualquier lugar que las mujeres han comenzado a luchar por el derecho de controlar sus propias funciones reproductivas, los defensores más reaccionarios del sisterna capitalista se han movilizado rápidamente para impedir que se establezca esta precondición elemental de la liberación de la mujer. EI derecho a elegir es un desafio demasiado grande a las bases ideológicas de la opresión de la mujer.

 

Sin embargo, es políticamente importante ver claramente que las organizaciones de extrema derecha, tales como "Laissez-les vivre", "Sí a la vida", "Righto Life" y "Society for the Protection of the Unborn Child" ligadas a corrientes xenófobas, clericales, racistas o abiertamente fascistas se alimentan de la política oficial del Gobierno. Funcionan como protectores fanáticos del status quo, tratando de resaltar los prejuicios más atrasados que están profundamente arraigados en la clase obrera y la pequeña burguesía y hacen un valioso servicio a la clase dominante. Pero sin el apoyo encubierto - y a veces abierto - de los sectores más influyentes de la clase dominante, su papel sería de una relevancia mucho menor.

 

2. La aparición del movimiento de liberación de la mujer ha planteado grandes problemas a todas las corrientes políticas que dicen representar los intereses de la clase obrera.

 

Los stalinistas y los socialdemócratas, especialmente, se vieron al margen por el rápido desarrollo de una radicalización significativa que no se volvía hacia ellos en busca de dirección.

 

Las respuestas de las dos corrientes reformistas de masas en la clase obrera han variado de un país a otro, según su fuerza numérica, la base con que cuentan en la clase obrera y la burocracia sindical, y la proximidad en responsabilidades del gobierno. Pero en todos los casos, las reacciones de los estalinistas y los socialdemócratas han estado determinadas por dos objetivos a veces contradictorios: su compromiso con las instituciones básicas de la dominación de clase, incluyendo la familia; y su necesidad de mantener o fortalecer su influencia en la clase trabajadora si quieren contener las luchas obreras dentro de los límites de las relaciones de propiedad capitalistas.

 

EI auge del movimiento teminista obligó a los estalinistas y a los socialdemócratas a adaptarse a la situación politica en proceso de cambio. En particular, en el año 1975 se produjo una ola de apresuradas tomas de posición, en parte como respuesta a las iniciativas tomadas por la burguesía en el contexto del Año Internacional de la Mujer.

 

3. Bajo la presión de su propia base, los partidos socialdemócratas han respondido en general al auge del movimiento feminista más rápidamente que los partidos comunistas. Incluso aunque los burócratas de los PS oficialmente se han resistido a reconocer la existencia del movimiento autónomo de mujeres, las mujeres militantes de los PS a menudo han participado activamente en las nuevas organizaciones que han aparecido.

 

Las posiciones formales que han tomado los PS, frecuentemente han sido más progresistas que las de los partidos estalinistas, especialmente en relación al aborto como un derecho de la mujer. Dondequiera que los partidos socialistas han tenido la oportunidad de mejorar su imagen declarándose a favor de la liberación de las leyes sobre el aborto, no han dudado en hacerlo. Kreisky en Austria y Brandt en Alemania tuvieron inicialmente esta posición. El Partido Laborista australiano, frente a un creciente movimiento feminista en Australia, trató de ganar apoyo político dando financiación a numerosos pequeños proyectos iniciados por el movimiento feminista, como centros de salud y refugios para mujeres. Estos movimientos les suponían poco a los socialdemócratas en términos económicos, y a la vez servían para desviar temporalmente la atención de las mujeres de la completa insuficiencia de su política general (sobre el aborto y las guarderías por ejemplo), y contribuyó a que el PLA (Partido Laborista Australiano) presentara su gobierno como un gobierno favorable a las mujeres.

 

Pero cuando vieron los primeros signos de reacción de parte de sectores de la burguesía, los partidos socialdemócratas han retrocedido rápidamente.

 

Este ha sido el caso con el gobierno laborista en Inglaterra. Aunque la conferencia del Partido Laborista votó por el derecho al aborto por simple petición, el Partido Laborista se ha callado ante las propuestas reaccionarias del parlamento dirigidas a hacer retroceder los derechos de aborto a su situación de antes de 1967. Introducidas inicialmente por un miembro laborista del parlamento en 1965, las nuevas propuestas restringirán el período de tiempo en que se permite a las mujeres acceder al aborto, limitan el acceso al aborto de las mujeres inmigrantes e impondrían fuertes multas por las infracciones de la ley. No es hasta 1975, después de una campaña de masas impulsada por el movimiento autónomo de mujeres a través del NAC "National Abortion Campaign" y bajo la presión de su propia base que en Congreso del Partido Laborista adopta una resolución en defensa de la ley de 1967.

 

Los socialdemócratas han demostrado ser especialmente útiles a los patrones cuando llega el momento de imponer medidas de austeridad, para reducir el nivel de vida de la clase trabajadora. A pesar de sus ruidosas protestas de compromiso para aliviar las cargas de la mujer trabajadora, los gobiernos socialdemócratas no han dudado en hacer los cortes presupuestarios en los servicios sociales que pedía la burguesía. De un plumazo, en Dinamarca, recientemente eliminaron de las plantillas de funcionarios del Estado a 5,000 trabajadores de guarderías.

 

4. A partir de los años 30, después de que la burocracia estalinista consolidara su control en la URSS y transformara a los partidos de la III Internacional en apologistas de la politica contrarrevolucionaria del Kremlin, la defensa de la familia como el contexto ideal de las relaciones humanas ha si do la línea de los partidos estalinistas en todo el mundo. Esto no sólo servía a las necesidades de la casta burocrática en la misma Unión Soviética, sino que además coincide con la necesidad de defender el status quo capitalista en el resto del mundo. Las teorías abiertamente reaccionarias del PC francés sobre la familia, aparecieron por primera vez cuando se introdujo el nuevo código familiar en la URSS y se prohibió el aborto en 1936.

 

Independientemente de 1o demagógico que puedan resultar a veces respecto de la doble jornada de trabajo de las mujeres, la intención de las reivindicaciones que levanta el PC es generalmente reacomodar las cosas de forma que a las mujeres les resulta más fácil cumplir con las tareas que tienen que realizar en la casa. Desde mejores condiciones laborales para la maternidad, hasta mejores condiciones de trabajo para la mujer, la lucha se justifica generalmente por la necesidad de liberar a las mujeres para sus tareas domésticas, y no de ellas, socializando las cargas domésticas que soportan las mujeres, La única solución distinta que a veces proponen es pedir que los hombres compartan más equitativamente la carga del trabajo en casa.

 

Pero el auge del movimiento de la mujer, los intentos de la burguesía de capitalizarlo y las respuestas de otras corrientes en el movimiento obrero, la presión dentro de sus propias filas han obligado a los partidos comunistas a modificar y ajustar su línea. Hasta los más limitados y rígidos seguidores del Kremlin, como el Partido Comunista de EE.UU., se han visto finalmente obligados a abandonar algunas de sus posiciones más reaccionarias, como la oposición a una enmienda a la constitución por la igualdad de derechos.

Cuando más se profundizaba la radicalización más hábilmente tenía que maniobrar el PC formando él mismo dentro del movimiento y adoptando una palabrería más radical.

Los PC han permitido a sus militantes entrar en discusiones públicas y desarrollar ardientes condenas  de la responsabilidad del capitalismo en la lamentable situación de la mujer.  Pero cuando llegan al programa y la acción, la oposición de los PC a la liberación de la mujer reproduce su oposición a toda lucha desde posiciones de clase por las reivindicaciones del conjunto de la clase obrera.  Están dispuestos a desviar cualquier reivindicación, cualquier lucha en aras de consolidar o preservar cualquier alianza de colaboración de clase para la que están trabajando.  Así, a pesar del giro formal del PC italiano y su decisión de apoyar la liberalización de las leyes respecto del aborto en 1976, los disputados del PC en el parlamento hacen bloque con los demócratas cristianos para impedir la reforma a la ley del aborto, porque constituía un obstáculo en el avance hacia el “compromiso histórico”.

Además existe a menudo un conflicto entre las posiciones de los PCs a nivel local – donde han apoyado a veces luchas por la puesta en funcionamiento de guarderías y centros de aborto y contracepción – y la política estatal de los PCs que apoyan las medidas de austeridad tendentes a recortar los presupuestos de los servicios sociales.

Las discrepancia entre las posiciones formales de los partidos comunistas y sus traiciones a la lucha de clases ya han hecho aparecer algunas fuertes tensiones en el seno de estos partidos, y en los sindicatos que controlan.  Esto es especialmente cierto porque la ausencia de democracia interna profundiza las frustraciones de muchas mujeres que comienzan a ver las contradicciones entre su propio compromiso personal con la liberación de la mujer y la línea de su partido.  No tienen ningún medio para influir en las posiciones de su organización.  Así cuando el PC español firmó el pacto de colaboración de clases, de la Moncloa, las mujeres formaron un grupo de oposición en el PC de Madrid para luchar por la democracia interna.

En Francia, cuando se empezaron a formar núcleos de oposición en el PC en 1978, militantes de este partido se reagruparon alrededor del periódico “Ellas ven en rojo”.  Con esto intentaron defender sus puntos de vista y luchar contra la política sectaria del partido que rechazaba toda unidad de acción con otras fuerzas políticas, tanto con respecto al aborto como sobre otros objetivos de lucha. 

Organizativamente, también  los estalinistas se han visto obligados a ajustarse.  En muchos países, los estalinistas formaron sus propias organizaciones de  mujeres después de la II Guerra Mundial.  Frente a la nueva radicalización de las mujeres, invariablemente han tratado de hacer pasar estas organizaciones a los ojos de la clase trabajadora como los únicos verdaderos movimientos de la mujer.  El movimiento autónomo ha puesto en cuestión su pretensión de ser el partido que habla en nombre de las mujeres trabajadoras, y su reacción inicial ha sido la de profundizar su actitud sectaria.

En España, por ejemplo, el MDM (Movimiento Democrático de la Mujer) controlado por el PC declaró que solamente él era el movimiento de la mujer y el PC se autoproclamaba que era el partido de la liberación de la mujer.  Pero a pesar de la fuerza del PC, el MDM no pudo dominar en el surgimiento de grupos de mujeres a todos los niveles en todo el estado español.  Incapaz de establecer el MDM como el único movimiento de mujeres, el PC se vio obligado a reconocer la existencia de otros grupos y a trabajar con ellos.

5.  El compromiso en el movimiento de la mujer ha producido también contradicciones similares en los partidos socialdemócratas.  Pero al mismo tiempo, la capacidad tanto de los estalinistas como de los socialdemócratas de adaptarse a algunos de los problemas planteados por las mujeres radicalizadas ha aumentado sus posibilidades de influir al movimiento.  Cuando estos partidos deciden apoyar las movilizaciones de masas como han hecho recientemente en numerosos países en relación al aborto, sus posiciones reformistas han logrado un mayor impacto en el movimiento de las mujeres.  Sería un error subestimar su peso político.

6.  Las organizaciones maoístas y centristas han adoptado generalmente posiciones sectarias y economistas sobre el movimiento de liberación de la mujer, considerando como pequeño-burgués y en contradicción con su concepto del movimiento obrero.  Entre estas organizaciones sin embargo, ha habido básicamente, dos tipos de respuesta.  Algunas han negado a participar en las organizaciones y actividades independientes el movimiento de liberación de la mujer.  Muchas de estas sectas han levantado sus propios  grupos de mujeres subordinadas a ellos y que oponen al verdadero movimiento de mujeres, planteado que esta linea es la única estrategia auténticamente revolucionaria.

Otros grupos maoístas y centristas se han orientado hacia la participación en el movimiento de mujeres.  Pero les falta un análisis marxista claro del carácter que la opresión de la mujer ocupa en la revolución socialista.  Rechazan toda  política de frente único y son seguidistas en relación al movimiento de mujeres.  Este ha siglo un factor importante en las crisis que han hecho estallar a muchos de estos grupos a finales de los años 70.

7.  El movimiento sindical también ha sentido el impacto de la radicalización de las mujeres y sus burocracias se han visto obligadas a responder a las presiones de las mujeres dentro y fuera del movimiento obrero organizado.

Como los estalinistas y los socialdemócratas, incluso en el mejor de los casos las direcciones sindicales tratan de limitar la responsabilidad del sindicato en las reivindicaciones de las mujeres a problemas puramente económicos, como salario igual o permisos de maternidad, se resisten a comprometer al movimiento obrero organizado en la lucha por problemas como el aborto.  Sin embargo, el carácter de masas de los sindicatos, el número creciente de mujeres en los sindicatos, muchas de las cuales son cada vez más activas en comisiones de mujeres, dificultan esta actitud de las burocracias sindicales.  Esto ha aparecido claramente en octubre de 1979 cuando el TUC (Confederación nacional de sindicatos) de Gran Bretaña, bajo la presión creciente de su propia base, llamó a una manifestación nacional en defensa del derecho al aborto.  Participaron más de 50,000 personas – hombres y mujeres.

Problemas como el cuidado de los niños y la socialización del trabajo doméstico, el aborto y el derecho de la mujer a controlar su propio cuerpo mejores condiciones para quienes trabajan a tiempo parcial, y  programas de admisión preferente en el trabajo para las mujeres plantean con mucha frecuencia hoy en el movimiento sindical.  En algunos casos las mujeres plantean específicamente estas demandas en el contexto general de la necesidad de romper la división tradicional del trabajo entre los hombres y las mujeres.

Al imponer la consideración de estos problemas, las mujeres trabajadores ponen en cuestión los intentos de los reformistas para mantener una división entre las luchas económicas y políticas, y de limitar toda lucha susceptible de desarrollarse.  Contribuyen a que la clase obrera situe los problemas en términos colectivos y no individuales, y movilizar a la base del sindicato volviéndose ellas mismas hacia sus organizaciones de clase y apoyándose en ellas para desarrollar la lucha por todas las reivindicaciones sociales.

Conforme las mujeres tratan de ganar apoyo para sus demandas, en los sindicatos se ven obligados a plantear el problema de la democracia sindical también.  Tienen que luchar por el derecho de expresarse libremente, de organizar sus propias reuniones, de estar representadas en la dirección del sindicato y para que el sindicato dé ciertas facilidades, como guarderías durante las reuniones, que permitan a las mujeres participar plenamente en las organizaciones obreras.

 

Algunos sindicatos han sacado publicaciones especiales, han reactivado las moribundas comisiones de mujeres, han organizado reuniones intersindicales de mujeres, y han establecido cursos especiales para entrenar a mujeres como dirigentes sindicales.

 

En muchos países las direcciones sindicales han organizado comités intersindicales especiales de mujeres a nivel nacional regional o local. Estos se han creado bajo la presión de la base. La radicalización de las mujeres y la profundización de la crisis económica también han traducido un aumento en la sindicalización de las mujeres trabajadoras en algunos países capitalistas avanzados.

 

En la mayoría de los casos la creación de comisiones de mujeres dentro de los sindicatos se ha producido con la bendición de las burocracias sindicales. Esperaban contener la radicalización de las mujeres en los sindicatos y desviar sus energías de forma que no amenacen el cómodo status en ningún nivel del sindicato, desde el monopolio masculino de los puestos de dirección sindical hasta el entendimiento entre la burocracia y la patronal para dar la espalda a las necesidades especiales de las mujeres trabajadoras. Pero esto refleja el impacto enorme que ya ha tenido el movimiento de liberación de la mujer sobre el movimiento obrero.

 

Estas comisiones de mujeres en los sindicatos son producto del movimiento de las mujeres en la misma medida en que forman parte del movimiento obrero. Están en la inserción de ambos, y con una dirección adecuada pueden abrir el camino a los dos.

 

LA LlBERACION DE LA MUJER EN EL MUNDO COLONIAL Y SEMICOLONIAL

1. La liberación de la mujer no es un problema de interés sólo para las mujeres relativamente privilegiadas de los países capitalistas avanzados. Por el contrario, es de vital importancia para las masas de mujeres en todo el mundo. Los países coloniales y semicoloniales no son ninguna excepción.

 

Existe una gran diversidad en las condiciones sociales y económicas y en las tradiciones culturales en los países coloniales y semicoloniales. Van desde condiciones extremadamente primitivas en algunas áreas hasta una industrialización considerable en países como Puerto Rico y Argentina. Sin embargo, todos los países coloniales y semicoloniales, se definen por la dominación imperialista que sufren en común. Esto también tiene efectos específicos sobre las mujeres de estos países.

La dominación imperialista ha significado que en muchos sectores del mundo semicolonial las relaciones de producción capitalista se han superpuesto y combinado con modos de producción y relaciones sociales de producción arcaicos, precapitalistas. En Europa Occidental, el auge del capitalismo estuvo señalado en los países más avanzados por las revoluciones democráticoburguesas que rompieron el poder político y económico de las antiguas clases dominantes feudales. Pero en los países coloniales, la penetración imperialista reforzó en la mayor parte de los casos los privilegios, jerarquías, y tradiciones reaccionarias de las clases dominantes precapitalistas, que utilizaron donde les fue posible para mantener la estabilidad y aumentar la explotación imperialista.

 

Por medio de la tortura, el exterminio, la violación y otras formas de terror a escala masiva, yen Africa a través de la esclavización abierta de los pueblos nativos, el capitalismo europeo en expansión colonizó brutalmente América Latina y partes de Asia y Africa, y las empujó al mercado mundial.

 

Con los conquistadores también llegó el cristianismo, que constituia frecuentemente uno de los principales medios de dominación.

 

Para las mujeres en el mundo colonial y semicolonial la penetración de la economia capitalista de mercado tiene un impacto contradictorio: por una parte introduce nuevas relaciones económicas que comienzan a crear la base para que las mujeres superen su opresión de siglos; pero por otra parte toma y utiliza las tradiciones arcaicas, los códigos religiosos, y los prejuicios contra las mujeres reforzándolos inicialmente con nuevas formas de discriminación y sobreexplotación.

 

En general, la situación de las mujeres está directamente relacionada con el grado de industrialización. Pero el desarrollo desigual y combinado en algunas sociedades puede producir notables contradicciones, como la relativa independencia económica de las mujeres que dominan la agricultura muy primitiva en algunas partes de Africa.

 

2. En los píises coloniales, el desarrollo de la producción capitalista procede de acuerdo a las necesidades del imperialismo. Por esta razón la industrialización, cuando se produce 1o hace lentamente, de una forma desequilibrada y distorsionada. En la mayoría de los países semicoloniales, la mayor parte de la población aún vive en el campo y se ocupa en los cultivos de subsistencia con métodos extremadamente atrasados. La familia (que generalmente incluye varios tíos y tías, sobrinos, sobrinas y abuelos} es la unidad básica de la pequena producción agrícola.

 

Las mujeres cumplen un papel económico decisivo. No sólo porque trabajan en el campo muchas horas sino también, por la producción de ninos que más tarde compartirán la carga del trabajo y les den seguridad económica en la vejez.  Se casan en la adolescencia y a menudo tienen tantos hijos como fisicamente les es posible. Su valor se determina en general por el número de hijos que producen. Una mujer estéril es considerada como una desgracia social y un desastre económico. A menudo la esterilidad es base para el divorcio.

 

Debido a su papel productivo, el peso de la familia sobre todos sus miembros, y específicamente sobre las mujeres, es muy grande. Combinado con un nivel primitivo de desarrollo económico, esto produce una privación y degradación extremas para las mujeres campesinas en las áreas rurales. En la práctica no tienen ningún derecho legal ni social como individuos y frecuentemente apenas se las considera humanas. Viven virtualmente bajo la completa dominación y control de parte de los hombres de su familia. En muchos casos, los escasos recursos de la unidad familiar se distribuyen primero entre los miembros hombres; no es extraño que las niñas reciban menos comida y cuidado, 1o que produce desarrollo limitado, o la muerte prematura por desnutrición. El infanticidio de las mujeres, ya sea deliberado o por ne- gligencia aún se practica en muchos lugares. Frecuentemente el analfabetismo de las mujeres se acerca a1 100 por ciento.

 

3. La incorporación al mercado mundial capitalista inevitablemente tiene un impacto sobre las áreas rurales. La inflación y la incapacidad de competir con unidades productivas más amplias, con mejores métodos de producción, producen contínuas olas de migración del campo a las ciudades. A menudo esta migración comienza con los hombres de la familia, que dejan a la mujer, los ninos y los ancianos con una carga aún más pesada, al tratar de arrancar una miserable existencia de su propia tierra.

 

La búsqueda desesperada de trabajo conduce eventualmente a millones de trabajadores a abandonar su país de nacimiento y emigrar a los países industriales avanzados donde, si tienen la suerte suficiente de encontrar trabajo, será en condiciones miserables de sobreexplotación.

 

El aislamiento y las tradiciones atrasadas de las áreas rurales tienden a ser puestas en cuestión y rotas no sólo por la migración a las ciudades, sino también por la difusión de los medios de comunicación de masas, como la radio y / o la televisión .

 

4. Con la migración a las ciudades, las nuevas condiciones de vida y de trabajo comienzan a poner en cuestión las normas y mitos tradicionales sobre el pa pel de la mujer.

En las ciudades, la familia pequeño-burguesa como unidad productiva desaparece rápidamente. Cada miembro de la familia se ve obligado a vender su fuerza de trabajo en el mercado como individuo. Sin embargo, dada la situación extremadamente precaria del empleo, y las responsabilidades económicas que los habitantes de las ciudades tienen a menudo respecto de sus parientes en el campo, la familia inmediata a menudo incluye tías, tíos, primos, hermanos y hermanas y sus hijos, además del padre, la madre y los hijos.

 

Entre la clase media y los sectores más estables del proletariado, sin embargo, la unidad familiar comienza a volverse cada vez más restringida.

 

Con la emigración a las ciudades, las mujeres tienen mayores oportunidades de educación, de contactos sociales más amplios, y de independencia económica. Las necesidades del capitalismo, que arrastran cada vez más a mujeres fuera del aislamiento familiar, entran en conflicto con las viejas ideas sobre el papel de la mujer en la sociedad. Tomando empleos como trabajadoras industriales o de servicios, las mujeres comienzan a ocupar posiciones que anteriormente les estaban prohibidas por prejuicios y tradiciones atrasados. Las que pueden asegurarse una educación que les permite irrumpir en profesiones como la enseñanza y la enfermeria también sirven como ejemplos que contradicen las actitudes tradicionales, incluso a los ojos de las mujeres que no trabajan, la subordinación milenaria de la mujer se resquebraja por efecto de esta realidad, que pone en cuestión el mito de la inferioridad femenina.

 

Las condiciones de la ciudad contribuyen a dar posibilidad de escape a la prisión mental que el aislamiento de la familia rural les impone, incluso a las mujeres que no pueden conseguir educación ni trabajar fuera de la casa. Esto se produce a través del mayor impacto de los medios de comunicación de masas, la proximidad de la vida y las luchas políticas, la existencia de los electrodomésticos modernos, lavanderias, etc.

 

5. En los países coloniales y semicoloniales, las mujeres generalmente constituyen un porcentaje mucho más bajo de la fuerza de trabajo que en los paises imperialistas. Tiende a variar entre el 8 y el 15 por ciento, a diferencia de los países capitalistas avanzados, en que las mujeres constituyen aproximadamente del 30 al 40 por ciento.

 

Como puede esperarse, las mujeres se concentran en los trabajos menos cualificados, peor pagados y menos protegidos por la ley en lo  que se refiere a condiciones de seguridad, salarios mínimos, etc.  Esto es especialmente cierto para el trabajador agrícola, el trabajo a destajo en la casa, y el trabajo como empleadas domésticas, en que una gran proporción de mujeres están empleadas. El salario promedio de las mujeres trabajadoras suele ser de un tercio a la mitad del de los hombres trabajadores.  Cuando las mujeres pueden conseguir una educación y adquirir algunas capacidades, están confinadas más estrictamente que en los países capitalistas avanzados a  ciertas ocupaciones "femeninas", como la enfermería y la enseñanza.

 

Pero las mujeres también están concentradas en industrias como las textiles, de confección, de alimentación, y partes de la industria eléctrica y a menudo constituyen la mayoría de la fuerza de trabajo empleada en estos sectores. Dado el predominio aplastante de este tipo de industria ligera en los países coloniales más industrializados, esto significa que, aunque sean un porcentaje bajo de la fuerza de trabajo en su conjunto, las mujeres trabajadoras pueden ocupar un lugar estratégicamente importante. En Puerto Rico, por ejemplo, las mujeres son la mayoría de la fuerza de trabajo en las industrias eléctricas y farmacéuticas, que son las principales industrias del país.

El empleo de mujeres en estas industrias es crucial para las superganancias de los imperialistas, tanto porque son una fuente de trabajo más barato, como porque el empleo de mujeres con salarios más bajos en trabajos menos pagados permite a los capitalistas dividir y debilitar a la clase obrera y mantener baja la escala general de salarios. El proceso de acumulación imperialista no puede comprenderse claramente sino se explica el papel que juega la sobreexplotación de los trabajadores en los países semicoloniales.

 

En todo el mundo colonial, el desempleo y el subempleo tienen proporciones críticas, y la mayor parte de esta carga cae sobre las mujeres. Para ayudar a que su familia sobreviva, las mujeres se ven a menudo obligadas a recurrir a fuentes de ingreso precarias y desesperadas como la venta en la ca1le de artesanía o de comida hecha en su casa o lavando ropa a domicilio. La prostitución es frecuentemente el único recurso. El desempleo endémico también aumenta el alcoholismo y la adicción a las drogas, lo que tiene como resultado mayor violencia contra las mujeres, así como una pobreza aún más desesperada.

 

6. En muchos países coloniales y semicoloniales, las mujeres aún no han conquistado algunos de los derechos democráticos más elementales que ganan las mujeres en los países capitalistas avanzados a finales del siglo XIX y principios del XX. Numerosos países aún mantienen leyes que ponen a las mujeres bajo el control legal de los hombres. Entre ellas hay, por ejemplo leyes que exigen el permiso del marido para que una mujer trabaje, leyes que dan al marido el control sobre el salario de su mujer, y leyes que dan al marido la custodia automática de los niños y control sobre la residencia de su esposa. En algunos países aún se venden las mujeres para el matri- monio. Pueden ser asesinadas impunemente por violar el "honor" de sus maridos.

 

En los países donde se han hecho reformas del código legal, dando más derechos a las mujeres, a menudo estas reformas se mantienen en un plano puramente formal. Las mujeres no pueden ejercer estos derechos en la práctica debido al peso aplastante de la pobreza, el analfabetismo, la desnutrición, la dependencia económica y las tradiciones arcaicas que limitan sus vidas. Así, el imperialismo agonizante representa un obstáculo para los derechos democráticos más elementales de las mujeres en el mundo colonial.

 

7. El poder y la influencia de la religión es especialmente fuerte en los países coloniales y semicoloniales, debido al atraso económico dominante y debido al refuerzo y la protección que da el imperialismo a las jerarquías religiosas.

 

En muchos países no hay ninguna separación entre las instituciones religiosas y el estado. Incluso donde existe una separación oficial, los dogmas y costumbres religiosos conservan un gran peso. Por ejemplo, muchas de las leyes antimujer más bárbaras se basan en los códigos religiosos. En la India, la miseria de millones de mujeres se ve acentuada por el sisterna de castas que, aunque ya no esté sancionado por ley, se basa en la religión hindu. En los países musulmanes, la tradición de velar a las mujeres, que aún se practica ampliamente, está destinada a prohibir totalmente a las mujeres la vida pública y negarles toda individualidad. En los países católicos, el derecho al divorcio es frecuentemente muy limitado o no existe en lo  absoluto.

 

8. La violencia contra las mujeres, que ha sido inherente a su degradación económica, social y sexual a lo largo de todas las etapas del desarrollo de la sociedad de clases, se acentua por las contradicciones que alimenta la dominación imperialista. El mayor acceso de las mujeres a la educación, y al trabajo, junto con su participación más amplia en la sociedad en general, les da la oportunidad de llevar una vida menos confinada y más pública, en ruptura con las viejas tradiciones y valores. Pero los intentos de las mujeres por aprovechar estas oportunidades y romper los viejos moldes, a menudo producen reacciones de sus parientes hombres o de otros que pueden tomar la forma de ostracismo, mutilaciones o incluso asesinato. Esta bárbara violencia en contra de las mujeres está frecuentemente sancionada por la ley. Incluso en los lugares en que es ilegal, a menudo es tan ampliamente aceptada en la práctica, que queda impune.

 

9. Las oportunidades educativas de las mujeres en los países coloniales y semicoloniales, siguen siendo extremadamente limitadas en comparación con los países capitalistas avanzados. Esto se refleja en la alta tasa de analfabetismo femenino.

 

Del nivel de la escuela primaria al nivel universitario, la matrícula de mujeres es menor que la de hombres, y el desnivel generalmente, crece conforme aumenta el nivel educativo.

 

El sistema educativo en los países coloniales y semicoloniales está organizado -a menudo rnás flagrantemente en los países imperialistas-  para reforzar la exclusión de la mujer de la vida social y para reforzar la imposición del papel madre-ama de casa-esposa en todas las niñas. La coeducación es mucho menos frecuente e invariablemente las escuelas de niñas reciben menos presupuesto, rnenos profesores y peores instalaciones. Donde existe la coeducación, aún se les exige a las niñas que sigan cursos de estudio separados, como cocina, costura, y trabajos dornésticos.

A pesar de estas discriminaciones, la presión del mercado rnundial ha producido algunos cambios en las oportunidades educativas que se les abren a las mujeres. Los avances del capitalismo hacen necesaria también una rnano de obra más calificada, y esto ha implicado un mayor acceso de las mujeres a la educación, aunque esto solamente ha afectado capas relativamente pequeñas.

 

10. Las mujeres en el mundo colonial tienen incluso menos control sobre sus funciones reproductivas que las mujeres en los países imperialistas. Las escasas oportunidades educativas que se les ofrecen a las mujeres, combinadas con la fuerte influencia de la religión sobre el contenido de la educación, implican que las mujeres tienen poco o ningún acceso a la información cientifica acerca de la reproducción o el sexo. Económica y socialmente, están bajo presión personal para producir más y no menos hijos. Donde existe acceso a la información y dispositivos de control de la natalidad, es casi siempre en el contexto de programas racistas de control de población impuestos por el imperialismo. En algunos países el gobierno ha realizado la esterilización forzosa de masas de mujeres. En Puerto Rico, se estima que un tercio de las mujeres en edad de reproducirse han sido esterilizadas. Los planes de esterilización forzosa se aplican también a los grupos oprimidos dentro de esos países como la población india de Bolivia.

 

Incluso en los países donde la esterilización forzosa no es la política oficial, la propaganda racista de control de población impregna la sociedad y constituye un obstáculo en la lucha de las mujeres para conquistar el control de sus propios cuerpos.

 

Las mujeres en los países coloniales y semicoloniales han sido ampliamente utilizadas como conejillos de indias, sin saberlo, para probar instrumentos y medicamentos de control de la natalidad. Y también el acceso al aborto está unido a la coerción, no a la libertad de elección. Todos los años, millones de mujeres en el mundo colonial se ven obligadas a recurrir a los abortos ilegales en las condiciones menos higiénicas y más degradantes posibles, que producen un número no determinado de muertes.

De todas estas maneras, se les niega a las mujeres el derecho a elegir si tienen hijos y cuándo.

 

En condiciones de crisis económica, los planes de control de población se extienden más y habrá más casos como el de Puerto Rico. Se culpará a la lIamada "explosión demográfica" de las dificultades económicas de los países coloniales para desviar la atención de la responsabilidad del imperialismo en causar y mantener esta miseria.

 

El racismo y el sexismo también le son impuestos al mundo colonial por medio de la propagación de criterios culturales ajenos. Si los criterios de "belleza" de los comerciantes de cosméticos para Europa y Norteamérica son opresivos para las mujeres en esos países, lo son tanto más cuando imponen los mismos criterios a las mujeres de los países coloniales y semicoloniales por medio de los anuncios, las películas y otras formas de propaganda de masas.

11.  La fuerte influencia de la religión refuerza un extremado atraso respecto de la sexualidad, que tiene como resultado una privación y degradación especial de las mujeres. El supuesto general de que las mujeres sean asexuales, y al mismo tiempo, esclavas sexuales satisfactorias para sus maridos, se impone más brutalmente a las mujeres de los países coloniales y semicoloniales que en los países imperialistas, por medio de tradiciones, leyes y el uso de la violencia, que incluye las mutilaciones sexuales de las niñas. Las mujeres deben conservar su virginidad para un solo hombre, su marido. En muchos casos, si las mujeres no les dan satisfacción sexual a sus maridos, o si se les acusa de no ser vírgenes en el momento del matrimonio, esto es base para el divorcio. El doble patrón de conducta sexual para el hombre y la mujer está más estrictamente reforzado que en los países imperialistas. La práctica de la poligamia es simplemente un ejemplo extremo.

Otro reflejo del extremado atraso respecto de la sexualidad es la brutal represión contra los homosexuales, tanto hombres como mujeres.

 

12. El hecho de que el desarrollo capitalista en el mundo colonial se superpusiera a relaciones económicas y sociales precapitalistas, muchas de las cuales sobreviven en formas distorsionadas, significa que para conquistar su liberación, las mujeres así como los oprimidos y los explotados, se enfrentan a tareas combinadas. La lucha contra la dominación imperialista y la explotación capitalista a menudo comienza con los problemas no resueltos de la reforma agraria y otras tareas democráticas.

Reivindicaciones democráticas elementales, como las que dan a las mujeres derechos como individuos independientes del control de su marido, tendrán un gran peso en la lucha por la liberación de la mujer en los países coloniales y semicoloniales. Al mismo tiempo, plantearán inmediatamente y se combinarán con problemas económicos y sociales cuya solución requiere la reorganización de toda la sociedad sobre líneas socialistas. Entre estos problemas se encuentran el aumento de los precios, el desempleo, las instalaciones inadecuadas de salud y educación, y la vivienda. También incluyen las demandas generales que ha levantado el movimiento feminista en los países capitalistas avanzados, como guarderras, derechos y facilidades médicas que aseguren a las mujeres la capacidad de controlar su vida reproductiva, el acceso al trabajo y a la educación. Pero ninguna de estas demandas, ni siquiera las más elementales, se pueden conquistar sin la movilización y la organización de la clase obrera, que constituye la única fuerza social capaz de dirigir estas luchas hasta el triunfo.

 

13.  Debido a la debilidad del capitalismo y de las clases capitalistas dominantes en los países coloniales y semicoloniales, las libertades civiles, donde existen, son en el mejor de los casos débiles y de corta vida. La represión política está generalizada. Cuando las mujeres comienzan a luchar -como cuando otros sectores de la población comienzan a rebelarse- a menudo se enfrentan rápidamente con la represión y con la necesidad de luchar por libertades políticas como el derecho de reunión, de organización, de tener un periódico u otras publicaciones, de manifestarse.

 

La lucha por la liberación de la mujer no se puede separar de la lucha más general por las libertades politicas.

La creciente participación de las mujeres en las luchas políticas y sociales ha tenido como consecuencia que las mujeres sean una proporción creciente de los prisioneros políticos en los países coloniales y semicoloniales. En las cárceles, las mujeres se enfrentan a formas de tortura particularmente brutales y humillantes. La lucha por la liberación de todos los presos políticos, denunciando la difícil situación de las mujeres en particular, ha sido y será una parte importante de la lucha por la liberación de la mujer en esos países.

 

Esta lucha tiene una dimensión internacional particularmente clara. Los presos politicos no existen solamente en el mundo colonial, sino también en los países imperialistas. Las demandas por su liberación continuarán siendo un punto de unión pora la solidaridad internacional del movimiento feminista .

 

14. La lucha por la liberación de la mujer siempre ha estado entrelazada con la lucha de la liberación nacional. Cualquier cosa que hagan las mujeres, las coloca contra la fuerza del control imperialista y la necesidad de deshacerse de las cadenas de esta dominación es una tarea urgente para todos los oprimidos en estos países, como los ejemplos de Iran y Nicaragua han demostrado una vez más. Gran número de mujeres participan en política por primera vez en movimientos de liberación nacional. En el proceso de desarrollo de la lucha, se hace evidente que las mujeres pueden y deben tener un papel aún mayor para po der triunfar. Las mujeres se transforman al hacer cosas que les estaban prohibidas por las viejas tradiciones y costumbres. Se vuelven combatientes, dirigentes, organizadoras y pensadoras políticas. Las profundas contradicciones en que viven las estimula a rebelarse contra su opresión como sexo, así como a exigir mayor igualdad dentro del movimiento revolucionario. En Vietnam, Argelia, Cuba, Palestina, Sudáfrica, el Sahara y otros lugares, las luchas de las mujeres para terminar con las formas más brutales de la opresión que sufren han estado estrechamente vinculadas con el desarrollo de las luchas antiimperialistas.

 

En Nicaragua las mujeres organizadas en AMPRONAC han jugado un papel decisivo en la preparación de la insurrección final contra la dictadura de Somoza. El 30% de las fuerzas del FSLN estaban compuestas de mujeres.

 

En Irán, la participación de las mujeres en la lucha por derrocar al Sha las llevó por millones a participar por primera vez en la vida política y social, lo que despertó su deseo de cambiar su status. A pesar del peso de las ideas religiosas reaccionarias y de las medidas tomadas contra las mujeres, el avance de la conciencia y de la lucha anti- imperialista de las masas iraníes mejorarán las condiciones de lucha de las mujeres por una mayor igualdad y libertad.

 

La participación de las mujeres en las luchas de liberación nacional, también comienza a transformar la conciencia de los hombres sobre las capacidades y el papel de las mujeres. En el proceso de la lucha contra su propia explotación y opresión, los hombre pueden sensibilizarse más hacia la opresión de las mujeres, hacerse más conscientes de la necesidad de combatirla, y de la importancia de las mujeres como fuerza combatiente aliada.

 

15. También existen minorías nacionales oprimidas dentro de los países coloniales y semicoloniales. En Irán, por ejemplo, las nacionalidades oprimidas constituyen el 60 por ciento de la población. En América Latina, la población india nativa es una minoría oprimida. Las mujeres de estas minorías se enfrentan a una doble dimensión de opresión nacional. Una vez que comiencen a moverse, su lucha se puede desarrollar de manera explosiva.

 

Las demandas de las mujeres y de las minorías oprimidas a menudo van a ir emparejadas y se van a reforzar mutuamente. Por ejemplo, la reivindicación de todas las mujeres del derecho a la educación se combinará con la demanda de los hombres y mujeres de las nacionalidades oprimidas por el derecho a la educación en s li propio idioma.

 

16. Desde el au ge de la revolución colonial a comienzos de siglo, las mujeres han participado en los levantamientos antiimperialistas, pero no ha habido ninguna tradición de organización de las mujeres como tales, alrededor de sus demandas específicas, como un componente diferenciado de estas luchas. Sin embargo, el desarrollo del sisterna capitalista mundial desde la II Guerra Mundial ha agudizado las contradicciones sociales, políticas y económicas en los países coloniales y semicoloniales, 1o que con el tiempo ernpujará a las mujeres a luchar por sus propias demandas.

 

a. En el período posterior a la II Guerra Mundiual hubo un aumento de la industrialización en los países coloniales y semicoloniales, aunque la amplitud de esta industrialización varió mucho de un país a otro en función de las necesidades de las potencias imperialistas. Esto produjo un mayor acceso de las mujeres a la educación y al trabajo.

 

b. Las mejoras tecnológicas en el terreno de las tareas domésticas y el control de la reproducción  -aunque menos accesibles que en los países desarrollados - comenzaron a conocese y mostraron la posibilidad de liberar a las mujeres de las tareas domésticas y permitirles controlar uno de los elementos más importantes de su vida, su función reproductora.

 

c. La crisis económica del capitalismo mundial que señaló la depresión internacional de 1974-75 ha tenido un efecto ampliado en el mundo colonial, ya que los imperialistas trataron de transferir el peso de la crisis sobre las espaldas de las masas de estos países. Un peso desproporcionado de la crisis económica cae sobre las mujeres, en la forma de aumentos de precios, cortes en los presupuestos de las instalaciones rudimentarias de salud y educación que existen, y aumento de la miseria en el campo. Así, la brecha entre lo que es posible para las mujeres y lo que existe se ensancha.

 

d. El impacto de esta contradicción sobre la conciencia de las mujeres se refuerza en la actualidad por el impacto del movimiento internacional de liberación de la mujer , que ha inspirado a las mujeres de todo el mundo y ha popularizado y legitimado sus demandas.

 

Estos factores llevan a la conclusión de que las luchas de las mujeres tienen que llegar a ser el componente más importante de las luchas revolucionarias que se avecinan en los países coloniales y semicoloniales.

 

Estas luchas de las mujeres pueden tomar dimensiones explosivas dada la brecha que existe entre las normas y valores y las posibilidades para la liberación de la mujer que abren los avances tecnológicos del capitalismo. Al mismo tiempo, las normas y valores religiosos y tradicionales que mantienen los imperialistas y sus servidores están en contradicción constante con las vidas de un número cada vez mayor de mujeres. Esto implica, que una vez que las mujeres comiencen a cuestionar su opresión, aún a nivel elemental, esto puede combinarse con otras formas de explosión social y llevar muy rápidamente a la movilización de masas de mujeres en lucha que tomen una dirección radical anticapitalista.

 

17. Las actitudes y la politica respecto de las demandas y necesidades de las mujeres en los países coloniales y semicoloniales son uno de los test decisivos del carácter revolucionario, de la perspectiva y el programa de cualquier organización que aspire a dirigir la lucha contra el imperialismo. El papel y la importancia que le damos a la lucha por la liberación de la mujer en estos países, y el programa que planteamos para terminar con ella, nos separa de las fuerzas no proletarias que luchan por la dirección de la lucha de liberación nacional.

 

Desde largo tiempo, este ha sido un rasgo distintivo del programa del marxismo revolucionario, como se refleja en las resoluciones del III Congreso de la Internacional Comunista. Estas resoluciones llaman especialmente la atención sobre el trabajo ejemplar de los comunistas chinos en organizar y dirigir las movilizaciones de mujeres que precedieron a la segunda revolución china de 1925- 27.

 

Si el partido marxista revolucionario no ve la importancia de la organización y la movilización de las mujeres y de ganar la dirección de la lucha por la liberación de ésta, quedará el campo libre para que fuerzas burguesas y pequeiño-burguesas ganen la dirección de los movimientos de mujeres y los desvíen por cauces reformistas o incluso en movimientos contra la clase obrera.

 

18. Solo la vía de la revolución socialista puede llevar a una transformación cualitativa en la vida de las mujeres en los países semicoloniales. Los ejemplos de Cuba, Vietnam y China son referencias importantes para las mujeres de Asia, Africa y América Latina. Estas revoluciones socialistas ofrecen la prueba evidente de que cambios rápidos son posibles cuando la clase obrera aliada al campesinado, rompe las cadenas de la dominación imperialista. Cuando las leyes de la acumulación capitalista se reemplazan por las de la economía planificada basada sobre la nacionalización de los sectores claves de la producción, es posible incluso en los países pobres del mundo semicolonial dedicar recursos masivos al desarrollo de la educación, de guarderías, de servicios médicos y de la vivienda.

 

Con la eliminación del capitalisrno, desaparecen el paro y el sub-empleo. Se desarrolla una reducción del tiempo de trabajo que permite a las mujeres salir del hogar e integrarse a todos los sectores del trabajo productivo. Las costumbres y las tradicciones sociales enraizadas en los modos de producción capitalista y precapitalista, desaparecerán progresivamente a medida que se cumpla esta transforrnación .

 

19. Debido a la extrema opresión a que se enfrentan, y al hecho de que no existe la posibilidad de mejorar sus vidas bajo el capitalismo, las mujeres de los países coloniales y semicoloniales se verán empujadas a la vanguardia de la lucha por el cambio social. Por medio de escuelas internas y actividades educativas, las secciones de la IV Internacional tienen que preparar sistemáticamente a sus miembros para comprender la importancia de la lucha por la liberación de la mujer, aunque todavía no aparezcan luchas de masas en el horizonte político. Debemos tener una actitud consciente para ganar mujeres al socialismo y educar e integrar a las más decididas como dirigentes de nuestro movimiento.

 

 

LA MUJER EN LOS ESTADOS OBREROS Y LA REVOLUCION TRAICIONADA

 

1. La revolución de octubre de 1917 en Rusia, y todas las subsiguientes victorias socialistas produjeron conquistas significativas para las mujeres, incluyendo derechos democráticos e integración dentro de la fuerza productiva. Las medidas que tomaron los bolcheviques bajo la dirección de Lenin y Trotsky mostraron claramente que la revolución proletaria significaba pasos adelante inmediatos para las mujeres.

 

Entre 1917 y 1927 el gobierno soviético aprobó una serie de leyes que por primera vez daban a las mujeres la igualdad legal respecto de los hombres. El matrimonio se convirtió en un simple proceso de registro que tenía que basarse en el mutuo consentimiento. Se abolió el concepto de ilegitimidad de los hijos. Se hizo del aborto legal y gratuito un derecho de toda mujer. En 1927, los matrimonios no se tenían que registrar y el divorcio se conseguía a simple petición de cualquiera de los cónyuges. Se eliminaron las leyes contra los homosexuales.

 

Se estableció para todos los niños de ambos sexos la educación gratuita y obligatoria hasta los 16 años. La legislación daba beneficio especiales de maternidad a las mujeres trabajadoras.

 

El programa de 1919 del Partido Comunista declaraba: "La tarea del partido en el momento actual es principalmente trabajar en el terreno de las ideas y de la educación con el fin de destruir hasta el fondo todas las huellas de la desigualdad y los prejuicios anteriores, particularmente entre las capas atrasadas del proletariado y el campesinado. Sin limitarse a conseguir la igualdad formal de las mujeres, el partido lucha por liberarlas de las cargas materiales del trabajo doméstico obsoleto sustituyéndolo por casas comunales, comedores públicos, lavanderías centrales, guarderías, etc.". Este programa se realizó en la medida de lo posible, dado el atraso económico y la pobreza de la nueva república soviética, ya la devastación producida por casi una década de guerra imperialista y guerra civil.

 

Se hizo un esfuerzo consciente por comenzar a combatir las normas y actitudes sociales reaccionarias hacia las mujeres, que reflejaban la realidad de un país cuya población aún era aplastantemente campesina, en que las mujeres eran un porcentaje relativamente pequeño de la fuerza de trabajo. yen que el peso muerto de las tradiciones y costumbres feudales se ejercía sobre todas las relaciones sociales. En semejantes condiciones, como podría esperarse, las actitudes atrasadas hacia la mujer se reflejaban también en el seno del Partido Bolchevique, sin exceptuar a su dirección. El Partido no era homogéneo en ningún sentido en su comprensión de la importancia de llevar a cabo las medidas concretas y profundas necesarias para realizar el programa de 1919.

 

2. La masacre y el agotamiento de la vanguardia proletaria, y el aplastamiento de los levantamientos revolucionarios de la postguerra en Europa Occidental, pusieron las bases para el triunfo de la casta burocrática contrarrevolucionaria, encabezada por Stalin, en los años 20. Aunque no se destruyeron las bases económicas del estado obrero, una capa social privilegiada que se apropió para sí misma de muchos de los beneficios que trajo consigo el nuevo orden, creció rápidamente en el suelo fértil de la pobreza de Rusia. Para proteger y ampliar sus nuevos privilegios, la burocracia eliminó la política de Lenin y Trotsky en practicamen te todas las esferas, desde el gobierno basado en la democracia soviética hasta el control de los trabajadores sobre la planificación de la economía, el derecho de las nacionalidades oprimidas a la autodeterminación, y la politica exterior internacionalista proletaria.

 

A finales de los años 30, la contrarrevolución habia aniquilado físicamente todo lo que sobrevivía de la dirección bolchevique y había establecido una dictadura que hasta hoy rnantiene a cientos de miles de personas en campos de concentración, hospitales psiquiátricos, y en el exilio, y que aplasta sin piedad todo murmullo de oposición.

Respecto de las mujeres, la contrarrevolución estalinista cumplió una politica de resucitar y fortalecer el sistema familiar.

 

Trotsky describió ese proceso como sigue: "la verdadera emancipación de la mujer es inconcebible sin un florecimiento general de la economía y la cultura, sin la destrucción de la unidad económica familiar pequeño-burguesa, sin la introducción de la preparación de comidas y la educación socializadas. Mientras tanto, guíada por su instinto conservador la burocracia ha dado la alarma sobre la "desintegración" de la familia. Comenzó cantando panegíricos a la comida en familia y a la lavandería familiar, es decir, a la esclavitud doméstica de la mujer. Para completar, la burocracia ha restaurado el castigo criminal por el aborto, devolviendo oficialmente a las mujeres a la situación de animales de carga. En completa contradicción con el ABC del comunismo, la casta dominante ha restaurado de este modo el núcleo más reaccionario y trasnochado del régimen de clases, es decir, la familia pequeñoburguesa". (Escritos de León Trotsky.1937-38).

 

 

3. El factor más importante que facilitó esta regresión fue el atraso cultural y material de la sociedad rusa, que no contaba con los recursos necesarios para construir guarderías adecuadas, suficientes casas, lavanderías públicas e instalaciones y servicios de comidas y limpieza de las casas como para eliminar la base material de la opresión de la mujer. Este atraso también contibuyó a perpetuar la división general social del trabajo entre hombres y mujeres heredada del periodo zarista.

 

Pero a pesar de estas limitaciones objetivas, la burocracia estalinista reaccionaria abandonó conscientemente la perspectiva de avanzar de forma sistemática en la socialización de las cargas que soportan las mujeres, y en vez de ello comenzó a glorificar el sistema tamiliar, tratando de unir a las familias por medio de restricciones legales y

obligaciones económicas.

 

Coma señalaba Trotsky en "La Revolución Traicionada", "... el retroceso no sólo toma formas de hipocresía repugnante, sino que también está yendo infinitamente más lejos de lo que requieren las férreas necesidades económicas".

 

La burocracia reforzó el sistema familiar por una de las mismas razones que hacen que lo mantenga la sociedad capitalista: como un medio de inculcar actitudes de sumisión a la autoridad y de perpetuar los privilegios de una minoría. Trotsky explicó que "el motivo más acuciante del actual culto a la familia es indudablemente la necesidad de la burocracia de una jerarquía estable de relaciones, y del disciplinamiento de la juventud por medio de cuarenta millones de puntos de apoyo de la autoridad y el poder".

 

Como parte de esta contrarrevolución, se desempolvaron y se pusieron de nuevo en vigor las antiguas leyes zaristas contra la homosexualidad.

 

El mantenimiento de la familia permitió a la burocracria perpetuar una importante división en el seno de la clase obrera: la división entre el hombre "cabeza de familia y ganador del sustento" y la mujer como responsabie de las tareas de la casa, y de la compra, además de cualquier otra cosa que pudiera hacer. A un nivel más general, esto implicaba mantener la división entre la vida privada y la vida pública con el aislamiento resultante que afecta tanto a los hombres como a las mujeres. El mantenimiento del núcleo familiar también reforzó a la burocracia al impulsar la actitud de "cada familia para sí misma" y, dentro del contexto de una politica de planificación general que tiene poca relación con la satisfacción de las necesidades de los trabajadores, permite a la burocracia reducir al mínimo los costos de los servicios sociales.

Las condiciones que crearon la revolución proletaria y la contrarrevolución estalinista en la Unión Soviética no se han reproducido mecánicamente en cada estado obrero que se formó desde 1917. Existen importantes diferencias, reflejo de variaciones históricas, culturales, económicas y sociales de un país a otro, incluso de una región a otra. Sin embargo, a pesar de las diferencias en el grado de participación de las mujeres en el proceso de producción, o de la extensión de guarderías y servicios sociales similares, el mantenimiento de la inferioridad económica y social de la mujer y el fortalecimiento de la institución familiar como norma de relaciones sociales de la política oficial existe en todos los Estados obreros deformados.

 

4. Según el censo oficial de 1970 de la Unión Soviética, el 90 por ciento de todas las mujeres de las ciudades entre las edades de 16 y 54 años tenían trabajo fuera de la casa. Y sin embargo, la mujer soviética promedio emplea de cuatro a siete horas diarias en el trabajo doméstico, además de las ocho horas en un trabajo fuera de la casa.

 

La perpetuación de la responsabilidad de las mujeres en las tareas domésticas asociadas con la crianza de los niños, la cocina, la limpieza, el lavado y la atención de las necesidades personales de los demás miembros de la unidad familiar es la base social y económica de las desventajas y perjuicios a que se enfrentan, y de la resultante discriminación en trabajos y salarios. Esto afecta profundamente a la forma en que las mujeres se ven a sí mismas, su papel en la sociedad, y los fines que tratan de alcanzar.

 

Una encuesta realizada en Checoslovaquia a finales de los años 60 reveló que aproximadamente el 80 por ciento de todas las mujeres entrevistadas aceptaban la idea de permanecer en la casa hasta que sus hijos alcanzaran la edad de 3 años, si su marido estaba de acuerdo y si el ingreso era suficiente para llenar las necesidades de la familia. Más nos podria sorprender esto si consideramos que, en el mismo periodo, de 500 mujeres entrevistadas que tenían puestos de supervisión en sus trabajos, la mitad dijeron que tenían que realizar todo el trabajo doméstico en sus casas ( cuatro o cinco horas al día) .

 

Aunque el 50 por ciento de la población asalariada en la Unión Soviética son mujeres, se concentran de una forma desproporcionada en los trabajos menos cualificados, peor pagados y de menos responsabilidad, y en los sectores tradicionalmente femeninos de la producción y los servicios. Por ejemplo, el 43.6 por ciento de todas las mujeres aún trabajan en la agricultura, mientras otra cuarta parte está empleada en la industria textil. El 80 por ciento de todos los maestros de escuela primaria y secundaria y el 100 por ciento de todos los maestros de preescolar son mujeres. En 1970 solamente el 6.6 por ciento de todas las empresas industriales estaban dirigidas por mujeres. Según las estadísticas de 1966, el salario promedio de la mujer en la Unión Soviética era el 69.3 por ciento del de los hombres, eso desde el 64.4 porciento que era en 1924.

 

En 1970, en los países de Europa Oriental en su conjunto, el diferencial de salarios oscilaba entre el 27 y el 30 por ciento, a pesar de las leyes sobre la igualdad de salarios que han estado en vigor durante décadas en estos países. Esto refleja el hecho de que las mujeres no trabajan en los mismos empleos que los hombres. No sólo continúan siendo empujadas hacia las "ocupaciones femeninas" peor pagadas, estando frecuentemente sobre cualiticadas para el trabajo que realizan, sino que muy pocas de las que completan los programas de aprendizaje para puestos mejor pagados y de mayor cualificación (sobre todo en la industria pesada} continúan trabajando en estos sectores. Las responsabilidades domésticas hacen difícil seguir el ritmo de los nuevos desarrollos en la especialidad de uno. También las leyes protectoras que establecen condiciones especiales para permitir al trabajo de las mujeres a menudo tienen efectos discriminatorios que les impiden tener los mismos puestos que los hombres.

 

En la Unión Soviética en 1976, más del 40 por ciento de todos los cientificos eran mujeres, pero solamente 3 de 243 miembros plenos de la Academia Soviética de la Ciencia eran mujeres. En el terreno de la politica nacional, solamente 8 de los 287 miembros plenos del Comité Central del Partido Comunista eran mujeres. No hay mujeres en el Buró politico.

 

En la Unión Soviética y Europa Oriental, así como en los países capitalistas avanzados existe en la actualidad suficiente riqueza material y tecnológica como para aliviar de manera significativa la doble carga de las mujeres. Y sin embargo, las distorsiones introducidas en la planificación de la economia y el proceso productivo debido a la ausencia de control democrático sobre la producción de parte de los trabajadores y la dominación de la casta burocrática privilegiada son una fuente de resentimientos. Las mujeres sienten aún más que los hombres el peso muerto de la burocracia, porque ellas se ven obligadas a compensar las distorsiones de la economia por medio de a doble jornada de trabajo que realizan .

 

En la última década, estos resentimientos potencialmente explosivos han obligado a la burocracia a planificar un aumento de la producción de bienes de consumo y un aumento de los servicios sociales. Pero las existencias de bienes d.e consumo continúan estando muy por debajo de las crecientes necesidades y expectativas. Los servicios sociales también continúan siendo penosamente insuficientes.. Por ejemplo. aunque las instalaciones de guarderías están más extendidas que en los países capitalistas avanzados, según cifras oficiales a principios de 1978, las guarderías en la Unión Soviética tenían la capacidad para solamente 13 de los 35 millones de niños de edad preescolar.

 

En Polonia y Checoslovaquia, a comienzos de los años 70, solamente el 10 por ciento de los niños de menos de tres años podían encontrar plaza en las guarderías; de los niños entre 3 y 6 años, solamente había plazas para el 37 y  45 por ciento respectivamente. Y eso sucede a pesar de que las mujeres constituyan entre el 40 y 45 por ciento de la fuerza de trabajo en estos dos países. A pesar de todas las dificultades que crean estas condiciones para las mujeres trabajadoras, algunos de los burócratas estalinistas de estos países están resucitando la teoría de "división natural del trabajo" entre los hombres y las mujeres. En Checoslovaquia y Hungría, la solución que plantean para aliviar la falta de servicios sociales y al mismo tiempo para tratar de revertir la tasa decreciente de natalidad, es en esencia un "salario por el trabajo doméstico" que se les concede a las madres de uno o dos niños hasta que tienen la edad de tres años. En Checoslovaquia este sistema va acompañado de un aumento en las bonificaciones familiares para el tercer y cuarto hijo, así como un aumento sustancial en los bonos de natalidad por cada hijo (que es aproximadamente el equivalente de un mes de salario). Obviamente, estas medidas sólo pueden tener el efecto de presionar a las mujeres a quedarse en casa, dado el doble día de trabajo que acompaña a un empleo fuera de la casa.

 

El numero de lavanderías públicas es insignificante en la mayoría de los estados obreros (en Checoslovaquia, Polonia y la URSS las lavanderías existentes sólo satisfacen entre el 5 y el 10 por ciento de las necesidades) .

 

De forma parecida, el número de hombres y mujeres trabajadores que comen en cafeterías públicas ha disminuído agudamente desde los años 50. Debido a los altos precios y la mala calidad, solamente el 20 por ciento de la población de Checoslovaquia come su comida principal fuera de la casa, en constraste con el 50 por ciento de años anteriores.

Todas estas condiciones apuntan en la dirección de enterrar a las mujeres en sus casas, tendencia que fortalece la propaganda de la burocracia a favor del trabajo de medio tiempo para las mujeres. Esto se expresa en Alemania del Este, por ejemplo, en el día libre extra que se le da cada mes a las mujeres para que puedan realizar sus trabajos domésticos. Desde luego, solamente a las mujeres se les da este "privilegio especial".

En octubre de 1977 la misma tendencia reaccionaria se incorporó de hecho, a la constitución soviétiva revisada, como una enmienda al artículo 35, que se supone garantiza iguales derechos a las mujeres. La constitución enmendada prevee "el acortamiento general de la jornada de trabajo para las mujeres con niños pequeños". Los dirigentes soviéticos explicaron que esta nueva cláusula constitucional reflejaba la línea del partido y del Estado soviético para mejorar la posición de las "mujeres como trabajadoras, madres, criadoras de niños, y amas de casa".

 

Este refuerzo de la división social del trabajo entre hombres y mujeres también se expresa en la politica del gobierno de estos países dirigida a aumentar la tasa de natalidad para enfrentarse a la escasez de mano de obra. (Alemania del Este es actualmente la única excepción). Al mismo tiempo que el aborto se ha hecho accesible para las mujeres de los países capitalistas, el intento de acelerar el crecimiento de la población ha producido medidas restrictivas respecto del aborto en toda Europa Oriental.

 

De hecho, las burocracias estalinistas han dado la espalda a la política que siguieron Lenin y otros dirigentes de la revolución rusa sobre el aborto como un derecho democrático elemental al que todas las mujeres deberían tener acceso sin ninguna limitación. Aunque el aborto legal es en general accesible en la Unión Soviética y Europa Oriental, las castas dominantes han amenazado muchas veces este derecho, imponiendo con frecuencia condiciones humillantes y multas económicas a las mujeres que recurren al aborto (como por ejemplo no pagar la ausencia por enfermedad cuando se aborta, o no incluir el aborto en los procedimientos médicos gratuitos).

 

La educación sexual y la amplia información sobre los métodos anticonceptivos se rechazaron explícitamente en la mayoría de los países de Europa Oriental hasta hace muy poco tiempo, con la excepción de Polonia. Los centros de planificación familiar no existían, y el acceso a los métodos anticonceptivos, como la píldora o la esterilización estaba estrictamente limitado (en Checoslovaquia a comienzos de los años 70, solamente el 5 por ciento de las mujeres usaban estos métodos). Pero ninguna de estas medidas ha conseguido alterar el estancamiento continuo de la tasa de natalidad, ni que disminuya el número de abortos. Frente a este “problema", la burocracia ejercita una gran imaginación en inventar métodos para animar a las mujeres a tener más hijos. Lo toman todo en consideración excepto las medidas para la socialización de las tareas domésticas. En Polonia, están considerando la posibilidad de un "salario doméstico" o un impuesto sobre los ingresos de las amas de casa que se niegan a tener hijos, o elevar la edad de retiro de las mujeres de 60 a 65 años para conseguir dinero para un fondo de maternidad, posiblemente rebajando la edad de retiro de la mujer hasta los 55 años para que así puedan ayudar a cuidar a los niños pequeños. En China, la burocracia estalinista ha introducido medidas económicas especiales que penalizan a las parejas que tengan más de dos hijos, intentando impedir el crecimiento de la población. El derecho a escoger está subordinado a las decisiones económicas de la burocracia.

 

En todos los países de Europa Oriental y en China, la burocracia promueve políticas que refuerzan la represión sexual. La gran escasez de vivienda, el tipo de educación que se les da a los niños desde la más tierna infancia, la frecuente negativa a alquilar habitaciones de hoteles a parejas no casadas, todo ello refleja las costumbres sociales dominantes y la oposición de la burocracia a cualquier forma de liberación sexual. Dado su lugar en el seno de la familia, desde luego que las mujeres son las primeras en sentir el peso de estas normas y políticas represivas.

 

5. Las mujeres en los estados obreros deformados y degenerados no conquistaran su completa liberación a no ser por medio de una revolución política que elimine a la casta burocrática del poder y restablezca la democracia obrera. Aunque hasta ahora hay pocos signos de aumento de conciencia respecto de la opresión de la mujer, no existe ninguna barrera impenetrable entre los países capitalistas avanzados y los estados obreros, especialmente entre Europa Oriental y Occidental. Las mujeres en los estados obreros se verán inevitablemente afectadas por la radicalización de las mujeres y las reivindicaciones que levantan en otras partes del mundo.

 

La lucha de las mujeres por su liberación será un componente significativo en el proceso de crisis y derrocamiento de los regímenes burocráticos privilegiados para establecer la democracia socialista. La reivindicación de la socialización del trabajo doméstico en particular es un aspecto importante del Programa de Transición para la revolución política que se avecina.

 

En algunos aspectos, en comparación con los países capitalistas. el balance de la situación y la independencia económica de la mujer en los estados obreros es positivo. Pero la historia soviética también confirma claramente el hecho de que la institución familiar es la piedra de toque de la opresión de la mujer. Mientras la política oficial sea alimentarla y mantenerla, mientras sus funciones no se trasladen completamente sobre instituciones sociales superiores, la auténtica igualdad de la mujer en la vida productiva es imposible. La responsabilidad de las mujeres en el trabajo doméstico es el origen de la discriminación a que se enfrentan en la vida diaria, en la educación, en el trabajo y en la política.

 

6. Los efectos de la contrarrevolución estalinista en la mujer y la familia, y el mantenimiento de la desigualdad de la mujer en los Estados obreros, representa en la actualidad un obstáculo para ganar a mujeres radicalizadas en el resto del mundo al marxismo revolucionario. Igual que en otros problemas, la política del estalinismo se identifica frecuentemente con el leninismo y no se reconoce como lo que es: la negación del leninismo. Las mujeres que luchan por su liberación en otras partes del mundo miran a menudo hacia los estados obreros y dicen: "Si esto es lo que hace el socialismo por las mujeres, no lo necesitamos" .Muchos antimarxistas señalan la situación de la mujer en los estados obreros como "prueba" de que el camino de la liberación de la mujer no pasa por la lucha de clases. Así, la lucha por ganar la dirección de las feministas en otras partes del mundo está directamen te vinculada con el desarrollo de la revolución política en los estados obreros deformados y degenerados, así como en nuestra capacidad de dar una imagen diferente del socialismo por el que nosotros, como verdaderos marxistas, luchamos.

 

 

LA IV INTERNACIONAL Y LA LUCHA POR LA LIBERACION DE LAS MUJERES

 

 

NUESTRA  PERSPECTIVA

 

1. La IV Internacional saluda la aparición de una nueva ola de luchas de las mujeres para terminar con su opresión de siglos y se pone a la cabeza de estas luchas. Al luchar en primera línea en todas estas batallas, demostramos que el Partido Mundial de la Revolución Socialista puede dar una dirección capaz de llevar la lucha de liberación de la mujer hasta el triunfo. Nuestro objetivo es ganar la confianza y la dirección de las masas de mujeres mostrando que nuestro programa y nuestra política de lucha de clases llevará a la eliminación de la opresión de la mujer en el camino de la revolución proletaria y de la reconstrucción socialista de la sociedad .

 

2. Esta perspectiva de la IV Internacional forma parte de la larga tradición del marxismo revolucionario. Se basa en las siguientes consideraciones:

 

a. La opresión de la mujer apareció en una transición de la sociedad preclasista a la sociedad de clases. Es indispensable para el mantenimiento de la sociedad de clases en general y del capitalismo en particular. Por lo tanto, la lucha de las masas de mujeres contra su opresión es una forma de la lucha contra la dominación capitalista.

 

b. Las mujeres son un importante componente y un poderoso aliado potencial de la clase obrera en la lucha por derribar al capitalismo. Sin la revolución socialista, las mujeres no pueden establecer las precondiciones de su liberación. Sin la movilización de las masas de mujeres en la lucha por su propia liberación, la clase obrera no puede realizar sus tareas históricas. La destrucción del Estado burgués, la consolidación de un nuevo poder del estado basado en la organización democrática de la clase obrera y de sus aliados, la transformación de las bases económicas y las prioridades de la sociedad, y la lucha continua por eliminar todas las formas de relaciones sociales opresivas heredadas de la sociedad de clases sólo se puede realizar con la participación consciente y la dirección de un movimiento autónomo de la liberación de la mujer .

 

Así, nuestro apoyo para la construcción de un movimiento feminista autónomo forma parte de la estrategia del partido revolucionario de la clase obrera. Surge del mismo carácter de las divisiones sociales que el mismo capitalismo crea, de la forma en que éstas se utilizan para dividir y debilitar a la clase obrera y a sus aliados en la lucha por terminar con la sociedad de clases.

 

c. Todas las mujeres están oprimidas como tales. Las luchas alrededor de aspectos específicos de la opresión de la mujer necesariamente afecta a mujeres de diferentes clases y sectores sociales. Incluso algunas mujeres burguesas, rebelándose contra su opresión como mujeres, pueden romper con su clase y ser ganadas al lado del movimiento obrero revolucionario por ser ésta la única forma de conquistar su liberación.

 

Como señalaba Lenin en sus discusiones Con Clara Zetkin, "la acción alrededor de los aspectos de la opresión de la mujer, puede alcanzar el corazón de la clase enemiga, fomentar y aumentar el descontento, la incertidumbre, las contradicciones y los conflictos en el campo de la burguesía y sus amigos reformistas... Todo debilitamiento del enemigo es lo mismo que un aumento de nuestras fuerzas".

 

El hecho de que el resentimiento contra su opresión como mujeres pueda ser a menudo el punto de partida de la radicalización de sectores decisivos de mujeres pequeño burguesas, cuyo apoyo debe ganar la clase obrera, es aún más importante desde el punto de vista del partido marxista revolucionario.

 

d. Aunque todas las mujeres están oprimidas, los efectos de esta opresión son diferentes para las mujeres de distintas clases. Las que sufren la mayor explotación económica son también generalmente las que sufren más por su opresión como mujeres. Así, el movimiento de la liberación de la mujer proporciona una forma de llegar y movilizar a las mujeres más explotadas y oprimidas, que de otra forma no se verían afectadas tan rápidamente por las luchas de la clase obrera.

 

e. Aunque todas las mujeres sufren la opresión como mujeres, el movimiento de masas de liberación de la mujer que aspiramos a construir tiene que ser básicamente obrero   en su composición, en su orientación y en su dlrección. Solamente este movimiento podrá llevar sin compromisos hasta el fin la lucha por la liberación de la mujer, aliándose con las fuerzas sociales cuyos intereses  son  paralelos o coinciden con los de la mujer. Sólo este movimiento podrá tener un papel progresivo en situaciones en que la polarización de clases se agudice.

 

f. Dentro de esta perspectiva a largo plazo, las luchas de  las mujeres en los sindicatos y en el trabajo tienen una importancia especial, ya que reflejan la interrelación del movimiento de la mujer y el movimiento obrero, el impacto que ejerce el uno sobre el otro. Esto se ve reflejado en la radicalización creciente de las mujeres de la clase obrera, en la comprensión cada vez más grande de las fuerzas del movimiento de liberación de la mujer que deben orientarse hacia las luchas de las trabajadoras y en la voluntad de ciertos sectores de la burocracia sindical de muchos países de empezar a tornar iniciativas a propósito de las reivindicaciones de las mujeres. Todos estos elementos indican el carácter y la composición futura del movimiento de liberación de las mujeres, así como la naturaleza de clase de las fuerzas que se pondrán a su frente para darle una dirección.

 

g. Las luchas de las mujeres contra su opresión como sexo tienen relación con las luchas de los trabajadores como clase, pero no son totalmente dependientes o idénticas a ellas. Las mujeres no pueden conquistar su liberación mas que en alianza con el poder organizado de la clase obrera. Pero esta necesidad histórica no significa en modo alguno que las mujeres deban posponer ninguna de sus luchas hasta que la actual burocracia obrera sea sustituida por una dirección revolucionaria que recoja la bandera de la liberación de la mujer. Ni tampoco deben esperar las mujeres hasta que la revolución socialista haya creado la base material para terminar con su opresión. Por el contrario, las mujeres en lucha por su liberación no tienen que esperar que nadie les enseñe el camino. Deben tornar la iniciativa de comenzar la lucha y de llevarla adelante. De este modo, pueden tener un papel de dirección dentro del movimiento obrero en su conjunto, contribuyendo a crear una dirección de lucha de clases indispensable para progresar sobre todos los frentes.

 

h. El sexismo es una de las armas más poderosas que utiliza la clase dominante para dividir y debilitar el movimiento obrero. Pero no divide simplemente a los hombres contra las mujeres. Se enraiza en la sociedad de clases, y en todo lo que la ideología burguesa inculca desde el nacimiento. Los patrones enfrentan a diferentes sectores de la clase obrera, difunden la idea de que la igualdad de las mujeres no puede obtenerse sino a expensas de los hombres, quitándoles los empleos, bajando sus salarios, quitándoles confort doméstico. Las burocracias animan estas divisiones para mantener su control. Es un freno que afecta tanto a los hombres como a las mujeres. Educar a las masas de trabajadores, hombres y mujeres, por medio de la propaganda, la agitación y la acción alrededor de las necesidades de las mujeres, es parte esencial de la lucha para romper el peso asfixiante de la ideología reaccionaria burguesa en el seno de la clase obrera. Forma parte indispensable de la politización y la educación revolucionaria del movimiento obrero.

 

i. Todo el poder y la fuerza unida de la clase obrera sólo se podrá mostrar plenamente si el movimiento obrero comienza a superar sus profundas divisiones internas. Esto solamente se conseguirá cuando los trabajadores lleguen a comprender que sus intereses de clase coinciden con las demandas y necesidades de los sectores más oprimidos yexplotados de la clase: las mujeres, las nacionalidades oprimidas, los trabajadores inmigrantes, los jóvenes, los desorganizados y los desempleados. El movimiento de la mujer tiene especial importancia en la educación de la clase obrera para que comprenda esta verdad.

 

j. Conseguir que el movimiento obrero organizado luche por las demandas de las mujeres forma parte de la educación de la clase obrera para pensar socialmente y actuar políticamente. Es un eje central de la lucha por transformar los sindicatos en instrumentos de lucha revolucionaria en interés de toda la clase obrera. Combatiendo los esfuerzos de los patronos que quieren mantener la división en la clase obrera, nos esforzamos en ganar la base de los sindicatos y en particular a los jóvenes más combativos. Cuanto más adelante llevemos esta batalla, más veremos dividirse a la burocracia sindical. Los que no quieren defender los intereses de la gran mayoría de los más oprimidos y de los más explotados severán cada vez más relegados.

 

La lucha del partido revolucionario por ganar la hegemonía y la dirección de los trabajadores es inseparable de la batalla por convencer a la clase obrera y a sus organizaciones de que reconozcan y defienzan las luchas de las mujeres como suyas.

 

k. La lucha contra la opresión de la mujer no es un problema secundario ni periférico. Es un problema de vida o muerte para el movimiento obrero, especialmente en los periodos en que se agudiza la polarización de clases.

 

Debido al lugar que la mujer ocupa en la sociedad de clases y al peso de la ideología que fomenta su situación inferior, las mujeres son uno de los blancos favoritos de todas las organizaciones clericales, reaccionarias y fascistas. Ya sean los socialcristianos, la falange o los opositores de aborto, la reacción busca apoyo haciendo llamada especial a las mujeres diciendo que se dirigen a las necesidades particulares de la mujer, apoyándose en su dependencia económica bajo el capitalismo y prometiendo aliviar la carga desproporcionada que soportan las mujeres durante cualquier período de crisis social.

 

Desde la propaganda de "kinder-kirche-kuche" (niños-iglesia-cocinal del movimiento nazi, hasta la movilización de mujeres de clase media que realizó la democracia cristiana en Chile para la "marcha de las ollas vacías" en 1971, la historia ha mostrado una y otra vez que la mística reaccionaria de maternidad y familia es una de las armas conservadoras más poderosas con que cuenta la clase dominante.

 

Chile mostró una vez más de forma trágica que si el movimiento de los trabajadores no levanta y lucha por un programa y una perspectiva revolucionaria que responda a las necesidades de las masas de mujeres, muchas mujeres pequeño-burguesas y hasta obreras pueden movilizarse del lado de la reacción, o ser neutralizadas como aliadas potenciales del proletariado.

 

Los cambios objetivos en el papel económico y social de la mujer, y la nueva radicalización de las mujeres, junto con los cambios de conciencia y actitudes que ésta ha producido, hacen más dificil que prevalezca la reacción. Esta es una nueva fuente de optimismo revolucionario para la clase obrera. La explosión masiva de conciencia feminista en España como uno de los componentes más significativos el auge de la lucha de clases en la era posterior a Franco, es también una muestra de la velocidad con que el peso ideológico de la Iglesia y el estado pueden comenzar a derrumbarse en un período de ascenso revolucionario, incluso en los sectores de la población donde habia sido más fuerte.

 

l. Aunque el triunfo de la revolución proletaria puede crear las bases materiales para la socialización del trabajo doméstico y poner los fundamentos de la completa igualdad económica y social de la mujer, esta reconstrucción socialista de la sociedad, que coloca sobre nuevas bases todas las relaciones humanas, no se podrá realizar de forma inmediata y automática. Durante el periodo de la transición al socialismo continuará la lucha por erradicar todas las formas de opresión heredadas de la sociedad de clases. Por ejemplo, la división social del trabajo entre tareas femeninas y masculinas debe eliminarse de todas las esferas de la actividad, desde la vida diaria hasta las fábricas. Habrá que tomar decisiones respecto de la distribución de los escasos recursos. Habrá que desarrollar un plan económico que refleje las necesidades sociales de las mujeres y permita la socialización más rápida posible de las tareas domésticas. La existencia de una organización autónoma de mujeres será una precondición para llegar democráticamente a las decisiones económicas y sociales correctas. Así, incluso después de la revolución, el movimiento autónomo de liberación de la mujer tendrá un papel indispensable para asegurar que la clase obrera en su conjunto, hombres y mujeres, lleve este proceso hasta un final victorioso.

 

Nuestra estrategia clasista, nuestra lucha contra la opresión de las mujeres, nuestra respuesta de cómo movilizar a las masas de mujeres junto a la clase obrera tiene tres facetas: nuestras reivindicaciones políticas, nuestros métodos de lucha y nuestra independencia de clase.

 

NUESTRAS REIVINDICACIONES

 

A través de la totalidad del sisterna de demandas que planteamos, que tratan de todos los problemas desde la libertad de asociación política hasta el desempleo y la inflación, el aborto y las guarderías, el control obrero y el arrnarnento del proletariado, tratamos de construir un puente entre las necesidades y luchas actuales de las masas trabajadoras y su nivel de conciencia hasta el punto culminante de la revolución socialista. Como parte de un prograrna de transición, planteamos demandas que tratan de la opresión especifica de la mujer .

Nuestro programa señala los problemas alrededor de los cuales las mujeres pueden comenzar a luchar para aflojar los lazos de opresión y amenazar las prerrogativas de la clase dominante. Reconoce y  da da respuesta a todos los aspectos de la opresión de la mujer: legal, económica, social y sexual.

Dirigimos nuestras demandas contra los responsables de las condiciones económicas y sociales a partir de las que surge la opresión de la mujer: la clase dominante, su gobierno y sus agentes. Crientamos el movimiento de liberación de las mujeres hacia objetivos politicos claros. Presentamos nuestras demandas y nuestra propaganda para mostrar que una sociedad que ya no se base en la propiedad privada, en la explotación y en la opresión, transformaría radicalmente en todos los aspectos las vidas de las mujeres.

El conjunto interrelacionado de nuestras tareas y nuestras consignas incluye demandas inmediatas, democráticas y transitorias. Algunas pueden ser y serán arrancadas a la clase dominante en el curso de la lucha que lleve hacia la revolución socialista.

 

Estas victorias elevarían el ánimo, la seguridad y la confianza en las propias fuerzas. Otras demandas se cumplirán parcialmente. Los que controlan la propiedad y la riqueza se opondrán hasta el final a las más fundamentales. Estas podrán conquistarse sólo durante la toma del poder y la reconstrucción socialista de la sociedad .

 

En la lucha por estas demandas -tanto las que dan soluciones a la opresión específica de la mujer, como las que responden a otras necesidades de las nacionalidades oprimidas y la clase en su conjunto- masas de mujeres llegarán a comprender su opresión como una consecuencia de la dominación de clase.

 

Entre nuestras demandas, las que se dirigen a eliminar la opresión específica de la mujer se centran en los puntos siguientes:

 

1. PLENA IGUALDAD POLITICA, LEGAL Y SOCIAL PARA LAS MUJERES

 

Ninguna discriminación en base al sexo. Igualdad de derechos, para la mujer en el voto, en la participación en actividades públicas, en formar o unirse a asociaciones políticas, en vivir y viajar donde quieran, en emprender las ocupaciones que escojan. Fin de todas las leyes y regulaciones que imponen castigos especiales a la mujer. Extensión a las mujeres de todos los derechos democráticos conquistados por los hombres.

 

2. POR EL DERECHO DE LAS MUJERES A CONTROLARSUS FUNCIONES REPRODUCTIVAS

 

Solamente la mujer tiene el derecho a escoger si va a evitar o terminar un embarazo, o si lo va a continuar. Esto implica la condena de los planes de control de población, que son instrumentos del racismo o de los prejuicios de clase y que tratan de culpar por los males de la sociedad de clases, a las masas de trabajadores y campesinos.

 

a. Por el fin de todas las restricciones gubernamentales sobre el aborto y la anticoncepción. incluida para las menores, las trabajadoras inmigrantes y otras que no gozan de los derechos civiles.

 

b. Aborto libre y gratuito; alto a la esterilización forzosa y a cualquier otra interferencia gubernamental en el derecho de las mujeres de elegir si tener hijos y cuándo. Por el derecho a escoger el método, que la mujer prefiera, el aborto o anticoncepción .

 

c. Cue la información y los métodos de control de la natalidad sean libres, gratuitos y estén ampliamente difundidos. Control de natalidad y centros de educación sexual financiados por el estado en las escuelas, los barrios, los hospitales y las fábricas.

 

d. Prioridad en la investigación médica al desarrollo de anticonceptivos totalmente seguros, efectivos en un 100 por ciento para hombres y mujeres; por el fin de toda la experimentación de medicamentos sobre las mujeres sin su consentimiento pleno y bien informadas; nacionalización de la industria farmacéutica .

 

3. POR EL FIN DE LA HIPOCRESIA, LA HUMILLACION Y LA COERCION DE LAS LEYES FAMILIARES FEUDALES Y BURGUESAS

 

a. Separación de la iglesia y el estado.

 

b. Supresión de todos los matrimonios obligatorios, de la venta y compra de mujeres. Derogación de todas las leyes contra el adulterio. Abolición de las leyes que dan a los hombres “derechos conyugales" sobre sus esposas. Supresión de todas las leyes seculares y religiosas que mantienen los abusos la violencia física, o incluso el asesinato de las esposas, hermanas e hijas culpables de pretendidos crímenes contra el "honor masculino".

 

c. Abolición de todas las leyes que prohíben el matrimonio entre hombres y mujeres de diferentes razas, religiones o nacionalidades.

 

d. Matrimonio por libre consentimiento y registro civil

 

e. Derecho al divorcio automático a petición de cualquiera de los cónyuges. Financiación del estado para manutención y la capacitación laboral de las mujeres divorciadas,

 

f. Abolición del concepto de "ilegitimidad”. Alto a la discriminación contra las madres solteras y sus hijos. Alto a las condiciones carcelarias de los centros especiales del gobierno para cuidar de las madres solteras y otras mujeres que no tienen otro lugar donde ir .

 

g. Que la crianza, el bienestar social y la educación de los niños sea responsabilidad de la sociedad y no la carga individual de los padres. Abolición de todas las leyes que conceden a los padres derechos de propiedad y completo control sobre sus hijos. Por leyes estrictas contra el maltrato a los niños.

 

h. Por el fin de todas las leyes que persiguen a las prostitutas. Por el fin de todas las leyes que refuerzan un doble criterio moral para hombres y mujeres en asuntos sexuales. Por el fin de todas las leyes que persiguen a los jóvenes por sus actividades sexuales.

 

i. Abolición de las mutilaciones a mujeres a través de la práctica de la infibulación o de la clitorectomia.

 

j. Derogación de todas las leyes contra los homosexuales. Por el fin de toda discriminación contra los homosexuales en el empleo, la vivienda y la custodia de los hijos. Por el fin de tod os los estereotipos que insultan a los homosexuales en los libros de texto y los medios de comunicación de masas, que describen las relaciones homosexuales como perversas y contranatura.

 

k. La violencia contra las mujeres -a menudo sancionada por las leyes familiares reaccionarias- es una realidad diaria que experimentan las mujeres de una forma u otra. Si ésta no se produce en el aspecto extremo de violaciones y palizas, la amenaza está siempre presente de asalto sexual, implícita en los gestos y comentarios obscenos que constantemente sufren las mujeres en el trabajo y en la calle.

 

Exigimos la eliminación de las leyes que se ejercen en la suposición de que las mujeres que son víctimas de violación son las culpables; el establecimiento de centros -independientes de la policia y los tribunales- destinados a acoger, aconsejar y ayudar a las esposas golpeadas, a las víctimas de violaciones y otras mujeres victimas de la violencia sexual; la mejora del transporte publico, la iluminación de las calles, y otros servicios públicos que hagan más seguro para las mujeres salir solas.

La violencia contra las mujeres es un producto maligno de las condiciones sociales y económicas generales de la sociedad de clases. Inevitablemente aumenta durante los periodos de crisis social. Pero nosotros luchamos por educar a las mujeres y a los hombres en que la violencia sexual no se podrá erradicar sin cambiar la base de la que surge la degradación económica, social y sexual de la mujer. Denunciamos el uso racista de las leyes contra la violación para perseguir a los hombres de las nacionalidades oprimidas. Nos oponemos a las demandas que levantan algunas feministas de imponer penas extremas a los violadores condenados o de fortalecer el aparato represivo del estado, cuyos policías están entre los que maltratan a las mujeres de forma más destacada .

 

Nos oponemos a toda censura literaria cluso cuando toma como pretexto la necesidad de luchar contra la pornografia.

 

4. PLENA INDEPENDENCIA ECONOMICA DE LA MUJER

 

a. Garantia de emplea con salaria minimo sindical para todas las mujeres que quieran trabajar, con escala móvil de salario y horas de trabajo para combatir la inflación y el paro. Menos tiempo de trabajo para todos.

 

b. Eliminación de las leyes que discriminen a las mujeres en el derecho de recibir y disponer de sus propios salarios y propiedades.

 

c. Salario igual por trabajo igual. Por un salario minimo nacional basado en una escala salarial de los sindicatos.

 

d. Contra toda discriminación de la mujer en cualquier rama de la actividad económica, en cualquier profesión, categoria laboral, programa de aprendizaje o entrenamiento.

 

e. Contratos, entrenamiento, acceso a puesto y pagos de antigüedad con prioridad para las mujeres y otros sectores superexplotados de la fuerza de trabajo, para superar los efectos de décadas de discriminación sistemática en contra de ellos. No a medidas preferenciales para los hombres de los sectores tradicionalmente masculinos del comercio y de la industria.

 

f. Ausencias por maternidad pagadas sin ninguna pérdida del trabajo ni la antigüedad. Que el padre en vez de la madre tenga la posibilidad, si así lo desea, de tener un permiso pagado para cuidar de un niño recién nacido.

 

g. Permisos pagados para cuidar a los hiios enfermos y que se den por igual a hombre y mujeres.

h. Extensión de las leyes especiales de protección (que imponen condiciones especiales de trabajo a las mujeres) para que cubran a los hombres, para que así mejoren las condiciones de trabaio de hombres y mujeres, e impedir que la legislación protectora se utilice para discriminar a las mujeres.

i. Edad de retiro uniforme para hombres y muieres, con la libertad de cada individuo de pensionarse o no.

 

j. Que se garantice a los trabajadores de medio tiempo los mismos salarios por hora y los mismos beneficios que a los trabajadores a tiempo completo.

 

k. Compensación en la proporción que determine el sindicato durante los periodos de desempleo, para hombres y mujeres, incluyendo a los jóvenes que no pueden encontrar un puesto de trabajo, independientemente de su estado civil.

 

Que se proteja la compensación por desempleo contra la inflación por medio de aumentos automáticos.

 

5. IGUALDAD DE OPORTUNIDADES EN LA EDUCACION

 

a. Admisión gratuita y libre para todas las mujeres en todas las instittuciones educativas y en todos los programas de estudio, incluyendo los programas de entrenamiento dentro del trabajo. Admisiones especiales con preferencia para animar a las mujeres a entrar en los campos tradicionalmente dominados por los hombres y para aprender profesion es y especialidades de las que hasta ahora han sido excluidas.

 

b. Por el fin de todas las formas de presión sobre las mujeres para que se preparen en un "trabajo de mujeres", como decoración, trabajo secretarial, en fermeria y enseñanza.

 

c. Educación y cursos de repaso especiales para ayudar a las mujeres a entrar de nuevo al mercado de trabajo.

 

d. Alto a las descripciones en los libros de texto y los medios de comunicación de masas que presentan a las mujeres como objeto sexual y criaturas estúpidas. débiles y emocionalmente dependientes. Por cursos destinados a enseñar la verdadera historia de la lucha de las mujeres contra su opresión. Cursos de educación fisica para enseñar a las mujeres a desarrollar su fuerza y a estar orgullosas de sus capacidades atléticas.

 

e. Ninguna expulsión de estudiantes embarazadas o madres solteras, ni segregación en los centros especiales.

 

6. REORGANIZACION DE LA SOCIEDAD PARA ELIMINAR  ESCLAVITUD DOMESTICA DE LA MUJER

 

Contraponemos estas demandas a la propaganda y agitación ultraizquierdista por la "abolición" de la familia. La familia como unidad económica no se puede “abolir" por decreto. Sólo se puede sustituir después de largo tiempo. El objetivo de la revolución socialista es crear alternativas económicas y sociales superiores a la actual institución familiar y más capaces de llenar las necesidades que actualmente, aunque de forma extremadamente pobre y limitada, llena la familia, de modo que las relaciones personales sean un asunto determinado por la libre elección y no por la obligación económica.

 

a. Guarderías y escuelas gratuitas, financiadas por el gobierno las 24 horas del día, en lugares cómodos y abiertos a todos los niños desde el nacimiento hasta la adolescencia, independientemente de los ingresos de la padres o de su situación civil; personal capacitado femenino y masculino; eliminación de todas las prácticas sexistas en la educación, que la politica de las guarderías sea decidida por los que utilizan los centros.

b. Atención médica gratuita para todos, e instalaciones de guarderías especiales para los niños enfermos.

 

c. Desarrollo sistemático de servicios sociales de bajo costo y buena calidad como cafeterías, restaurantes y centros de venta de comida preparada accesibles para todos; instalaciones colectivas de lavanderías; servicios de limpieza de las casas organizadas con métodos industriales. .

 

d. Un programa masivo y rápido, financiado por el gobierno para el desarrollo de viviendas sanas y amplias para todos; que ningún alquiler sea superior al 10 por ciento de los ingresos; ninguna discriminación contra madres solteras o mujeres con hijos.

 

Estas demandas indican los problemas alrededor de los cuales las mujeres lucharán por su liberación, y mostrarán como esta lucha tiene una estrecha relación con las demandas que levantan otros sectores oprimidos de la sociedad y con las necesidades de la clase obrera en su conjunto. Con ello se educará la clase obrera en la lucha a lo largo de estas líneas para comprender y luchar contra el sexismo en todas sus formas y expresiones.

 

El movimiento de liberación de la mujer plantea muchos problemas. El desarrollo del movimiento ya ha demostrado que no todos ellos aparecerán en escena con la misma fuerza en un momento determinado. ¿Qué demandas levantarán en el curso de una lucha particular, cuál es la mejor forma de formular demandas específicas para que sean comprensibles a las masas y capaces de movilizarlas en la acción, cuándo plantear nuevas demandas para hacer avanzar la lucha? La respuesta a todos estos problemas tácticos es la función del partido revolucionario, el arte mismo de la política.

 

NUESTROS METODOS DE LUCHA

 

1. Utilizamos métodos proletarios de rnovilización y acción para conseguir estas dernandas. Todo cuanto está orientado a llevar a las mismas masas a movilizarse, a luchar, cualquiera que sea su nivel de conciencia en ese momento. Las masas no aprenden simplemente por la exposición de ideas que se les haga o por la acción ejemplar de otros. Solarnente a través de su propia experiencia millones de mujeres serán ganadas como aliadas de la lucha revolucionaria y llegarán a comprender la necesidad de deshacerse de un sistema económico basado en la explotación .

 

Nuestro objetivo es enseñar a las masas a confiar en su propio poder unido. Contraponemos la acción extraparlamentaria de masas -manifestaciones, mítines, huelgas, ocupaciones- a la confianza en las elecciones, los organismos del estado, las legislaciones y los politicos burgueses que pululan en ellos.

 

Nuestros métodos de lucha de clases tienen por fin suscitar las iniciativas de la gran mayoría de mujeres, unirlas, romper su aislamiento en la casa, combatir su falta de confianza en sus propias capacidades, su inteligencia, su independencia y su fuerza. Luchando a su lado intentamos mostrar que la explotación de clase es la raíz de la opresión de la mujer y que su eliminación es la única vía para la emancipación.

 

Del mismo modo intentamos desarrollar la conciencia de clase del movimiento de liberación de las mujeres esforzándonos para que el movimiento obrero haga suya la lucha contra todos los aspectos de la opresión de las mujeres.

En todas las luchas, hacemos los mayores esfuerzos para educar a las mujeres en la comprensión de la desigualdad de clases que agudiza la opresión de las más explotadas. Tratamos de conducir el movimiento a que se dirija en primer lugar a la movilización de las mujeres de la clase obrera y las nacionalidades oprimidas. A través del sistema de demandas que avanzamos y la propaganda que realizamos, tratamos de mover la lucha en una dirección anticapitalista. Destacamos las implicaciones sociales de las demandas y denunciamos la lógica de las ganancias y las condiciones de la sociedad de clases que limitan la capacidad de la clase dominante hasta para poner en práctica las concesiones que se le arrancan en la lucha.

 

2. La opresión de la mujer como sexo constituye la base objetiva para la movilización de las mujeres en lucha por medio de sus propias organizaciones. Por esta razón, la IV Internacional apoya y contribuye a construir el movimiento de liberación de la mujer .

 

Cuando hablamos del movimiento de la mujer, entendemos por esto todas las mujeres que se organizan a cualquier nivel para luchar contra la opresión que les impone esta sociedad: los grupos de liberación de la mujer, los grupos de conciencia, los grupos de barrio, los grupos estudiantiles, los grupos que se organizan en los lugares de trabajo, las fracciones sindicales, las organizaciones de mujeres de las nacionalidades oprimidas, los grupos feministas de lesbianas, las coaliciones para la acción alrededor de demandas específicas. El movimiento de la mujer se caracteriza por su heterogeneidad, su penetración en todas las capas de la sociedad, y por el hecho de que no está unido a ninguna organización politica en particular, aunque diferentes corrientes realicen actividades en su seno.

 

Además, algunos grupos y coaliciones para la acción, aunque estén dirigidos por mujeres, están abiertos también a los hombres, como la National Organization for Women (Organización Nacional de Mujeres) en los Estados Unidos y la Campaña Nacional por el Aborto en Inglaterra. Al principío los grupos de mujeres aparecieron mayoritariamente al margen de las organizaciones de masas de la clase obrera. La creciente radicalización de las trabajadoras ha llevado a un número cada día mayor en las organizaciones de clase. En el Estado Español muchas mujeres se han afiliado a las CC.OO. impulsando comisiones de trabajo mujer. En Francia, millones de mujeres participan en comisiones sindicales femeninas y en los grupos del Planing familiar, y también en grupos de mujeres en general. En Bolivia las mujeres de los mineros han formado comités de amas de casa afiliados a la COB. Se trata de formas de una realidad cambiante y poco estructurada aún que se llama el movimiento independiente o autónomo de las mujeres.

 

Al decir independiente o autónomo no queremos decir que sea independiente de las necesidades de la clase obrera o de la lucha de clases. Al contrario, solo la fusión de los objetivos y de las reivindicaciones del movimiento de mujeres con las luchas de la clase obrera permitirá unir las fuerzas necesarias para conseguir los objetivos de las mujeres. Queremos decir que el movimiento está organizado y dirigido por mujeres; que toma la lucha por los derechos y necesidades de las mujeres como su primera prioridad, negándose a subordinar esta lucha a cualquier otro interés; que no está subordinado a las decisiones o las necesidades políticas de cualquier tendencia politica o de cualquier otro grupo social, que quiere realizar la lucha por los medios que sea, y junto con las fuerzas que demuestren ser necesarias.

 

Obviamente, no todos los grupos dentro del movimiento entran en estos criterios de forma igual ni completa, pero este es el carácter del movimiento de liberación de las mujeres que tratamos de construir.

 

3. La forma organizativa dominante en el movimiento feminista ha sido la de grupos solamente de mujeres. Estos grupos han aparecido en prácticamente todos los terrenos, desde las escuelas e iglesias hasta las fábricas y los sindicatos. Esto es expresión de la determinación de las mujeres de tomar la dirección de sus propias organizaciones, en las que pueden aprender, desarrollar y dirigir sin temor de verse rebajadas o recibir órdenes de los hombres, o teniendo que competir con ellos desde el principio.

Antes de que las mujeres puedan dirigir a otros, deben desterrar todos sus sentimientos de inferioridad y auto-humillación. Tienen que aprender a dirigirse a sí mismas. Los grupos feministas que conscientemente y deliberadamente excluyan a los hombres contribuyen a que muchas mujeres den los primeros pasos para descargar su propia mentalidad de esclavas, ganen confianza, orgullo y valor para actuar como seres políticos.

 

Los pequeños grupos "de conciencia" que han aparecido por todas partes como una de las formas más frecuentes de la nueva radicalización, ayudan a muchas mujeres a darse cuenta de que sus problemas no surgen de limitaciones personales, sina que san creados socialmente y son comunes a las de otras mujeres.

 

A menudo ponen la base necesaria para que las mujeres rompan su aislamiento, ganen confianza y avancen hacia la acción. Al mismo tiempo estos grupos pueden convertirse en un obstáculo para el mayor desarrollo político de las mujeres que se encuentran en ellos, si permanecen vueltos hacia adentro y se limitan a los círculos de discusión como sustitutos de la unión a otras mujeres para actuar .

 

El deseo de las mujeres de organizarse en grupos solo de mujeres no tiene nada que ver con la práctica de muchos partidos estalinistas de masas que organizan por separado a hombres y mujeres en las organizaciones juveniles con el propósito de reprimir la actividad sexual y reforzar el comportamiento estereotipado de los sexos, es decir, la inferioridad de la mujer. Los grupos independientes solo de mujeres que han aparecido en la actualidad expresan en parte la desconfianza que muchas mujeres radicalizadas sienten hacia las organizaciones reformistas de masas de la clase obrera, que tan miserablemente han evitado luchar por sus necesidades.

 

Nuestro apoyo y nuestro trabajo para contribuir al movimiento independiente de liberación de la mujer distingue en la actualidad a la IV Internacional de muchos grupos sectarios que se reclaman de la ortodoxia marxista tal y como la representan sus interpretaciones de las resoluciones de los cuatro primero congresos de la Internacional Comunista. Estos grupos rechazan la construcción de organizaciones de mujeres, excepto las que están ligadas directamente y bajo el control politico de su partido.

Apoyamos y construimos grupos de liberación de la mujer organizados solamente con mujeres. A los "marxistas" que afirman que estas organizaciones y reuniones solamente de mujeres dividen a la clase obrera sobre líneas de sexo, les decimos que no son las que luchan contra su opresión las responsables de crear o mantener las divisiones.

 

El capitalismo divide la clase obrera por la raza, por el sexo, por la nacionalidad, por los niveles de capacitación y por todos los medios posibles.

Nuestra tarea es organizar y apoyar las batallas de los sectores más oprimidos, que levantan demandas que representan los intereses de toda la clase y que dirigirán la lucha por el socialismo. Los que más sufren de lo viejo serán loS que más enérgicamente luchen por lo nuevo.

 

4. Las formas por medio de las que trabajamos pueden variar en gran medida, dependiendo de las circunstancias concretas en que nuestras organizaciones se encuentran. Entre los factores que hay que tener en cuenta se encuentran la amplitud de nuestras propias fuerzas; el tamaño, carácter y nivel político de las fuerzas de liberación de la mujer; la fuerza de los liberales, los estalinistas, los social-demócratas y otras fuerzas de tipo centrista contra las que debemos luchar; y el contexto político general en el que estamos trabajando. Determinar si debemos organizar grupos de liberación de la mujer sobre un amplio programa socialista, trabajar en las organizaciones existentes dentro del movimiento de liberación de la mujer, construir amplias coaliciones de acción alrededor de problemas específicos, trabajar en las fracciones femeninas sindicales, combinar varias de estas actividades o trabajos por medio de formas completamente diferentes, son problemas tácticos.

 

No importa cuál sea la forma organizativa que adoptemos, el problema fundamental que hay que decidir es el mismo: ¿Qué problemas y demandas específicas debemos levantar en las circunstancias dadas para movilizar de la forma más efectiva a las mujeres y sus aliados en la lucha?

 

5. No existe ninguna contradicción entre el apoyar y construir organizaciones solamente de mujeres que luchen por la liberación de la mujer, o luchar por demandas específicas relacionadas con la opresión de la mujer, y la construcción simultánea de coaliciones de acción de masas que envuelvan tanto a hombres como a mujeres para luchar por las mismas demandas. Las campañas alrededor del derecho al aborto han dado un buen ejemplo de esto. Las mujeres serán la columna vertebral de estas campañas, pero ya que la lucha está dentro de los intereses de las masas trabajadoras en su conjunto, nuestra perspectiva es ganar el apoyo para el movimiento de todas las organizaciones de la clase obrera y oprimidos.

 

6. En el periodo actualla mejor forma de movilizar a las masas de mujeres en la acción es a menudo la organización de campañas de acción del tipo de frente único, que movilizan el apoyo más amplio posible alrededor de demandas concretas. Esto es tanto más cierto, dada la relativa debilidad de las secciones de la IV Internacional y la relativa fuerza de los liberales y de nuestros oponentes reformistas. Para muchos hombres y mujeres la participación en las acciones organizadas por estas campañas ha sido su primer paso hacia el apoyo de los objetivos políticos del movimiento de liberación de la mujer. Las campañas por el aborto de tipo de frente único en Francia, EE.UU. e Inglaterra, dan un ejemplo de este tipo de acciones.

 

A través de estas acciones del tipo de frente único podemos concentrar la mayor potencia contra el gobierno capitalista y educar a las mujeres y a los trabajadores respecto de su propia fuerza. En la medida en que los liberales "amigos" de la mujer, los estalinistas, los socialdemócratas y los burócratas sindicales se nieguen a apoyar estas campañas por las necesidades de las mujeres, se aislarán y denunciarán ellos mismos por su propia inactividad, oposición o voluntad de subordinar las necesidades de las mujeres a su busca de alianza con los sectores supuestamente "progresistas" de la clase dominante. Y si la presión de masas realmente les obliga a apoyar estas acciones, esto solamente puede ampliar el atractivo de masas de las campañas y aumentar las contradicciones en el seno de las fuerzas reformistas.

 

Estas campañas de acción del tipo frente único son de particular importancia para profundizar la relación entre el movimiento independiente de la mujer y el movimiento obrero, ya que ponen la mayor presión sobre la burocracia obrera para que responda .

 

7. Porque nuestra orientación es construir un movimiento feminista que sea básicamente obrero en su composición y en su dirección, y debido a la interconexión entre la lucha por la liberación de la mujer y la transformación de los sindicatos en instrumentos que defiendan efectivamente los intereses de toda la clase, damos especial importancia a las luchas de las mujeres en los sindicatos y en el trabajo.

 

Nuestro objetivo es que las mujeres participen activamente en los sindicatos y en el movimiento de liberación de la mujer.

 

Aquí como en otros sectores de la sociedad capitalista, las mujeres están sometidas a la dominación del hombre, a la discriminación como un sexo inferior que está fuera de su "lugar natural". Pero el número creciente de mujeres en la fuerza de trabajo y los cambios que se han producido por la extensión de la conciencia feminista ya han comenzado a alterar las actitudes de las mujeres trabajadoras, fortaleciendo su inclinación a organizarse, a sindicalizarse y a luchar por sus derechos.

 

Las mujeres trabajadoras están implicadas en muchas luchas por demandas generales de las necesidades económicas y las condiciones de trabajo de todos los trabajadores. Estos frecuentemente luchan por las necesidades especiales de las mujeres trabajadoras, como salario igual, beneficios de maternidad, guarderías y contratación y entrenamiento preferente.

 

Ambas luchas son centrales tanto para la lucha de liberación de la mujer, como para la clase obrera en general. Estas luchas y demandas de las mujeres trabajadoras tendrán cada vez mayor peso con la profundización de la lucha de clases bajo el impacto de la crisis económica . Tendrán un impacto cada vez mayor en el movimiento de liberación de la mujer.

 

La mayoría de las mujeres que participan en estas luchas no comienzan como feministas. Por el contrario, a menudo afirman vigorosamente que no son feministas. Simplemente piensan que tienen derecho a que se les pague lo mismo por hacer el mismo trabajo que un hombre, o creen que tienen el derecho de ser empleadas en algunas áreas de trabajo tradicionalmente "masculinas".

 

Las mujeres trabajadoras que participan en luchas en su trabajo se enfrentan a los mismos problemas y condiciones que ha impulsado el movimiento feminista. A menudo se enfrentan a agresiones sexistas y a abusos organizados y provocados por sus jefes y encargados. Incluso cuando provienen de compañeros de trabajo son producto del clima creado por el patrón. A veces se confrontan a la difícil tarea de convencer al sindicato para que las defienda contra las agresiones. Tienen que convencer a sus compañeros de trabajo que cuando hacen la vida dificil a una mujer en su trabajo, están haciéndole el juego al patrón y a su política de "divide y vencerás". Conforme comienzan a tener un papel activo, a tomar responsabilidades de dirección, a demostrar sus capacidades de dirección a sí mismas y a los demás, a ganar confianza y a tener un papel independiente, desarrollan una comprensión mayor de por qué está luchando el movimiento feminista. La presentación correcta de demandas y objetivos claros y concretos por parte del movimiento feminista es indispensable para llegar y com prometer a millones de mujeres trabajadoras cuyo desarrollo político consciente comienza cuando tratan de enfrentar sus problemas como mujeres que además necesitan trabajar para vivir .

 

8. El peso y el papel creciente de las mujeres en el movimiento obrero tiene un importante impacto en la conciencia de muchos hombres trabajadores que comienzan a ver a la mujer más como compañera igual que lucha y menos como una criatura débil a la que hay que cuidar y proteger.

 

En este contexto las demandas por la contratación, entrenamiento y promoción laboral preferente para las mujeres en los sectores de la economía tradicionalmente dominados por hombres tienen una importancia especial.

a. Ponen en cuestión la división en el seno de la clase trabajadora sobre líneas de sexo, divisiones que los patrones alimentan y mantienen para debilitar a la clase obrera y mantener bajos los salarios y las condiciones de trabajo de toda la clase.

 

b.  Contribuyen a educar a los trabajadores tano hombres como mujeres en apreciar los efectos materiales de la discriminación contra las mujeres, y la necesidad de medidas conscientes para superar los efectos de siglos de subyugación forzosa.

 

c.  Conforme las mujeres comienzan a romper la división tradicional del trabajo sobre líneas de sexo y establecen su igualdad de derechos en el empleo y su capacidad de realizar trabajos “masculinos” igual  que los hombres, las actitudes y los prejuicios sexistas en el seno de clase obrera se ven minados y se pone en cuestión la división del trabajo en todas las esferas.

 

Las luchas que abren a las mujeres la puerta para entrar en los campos educativos, las ocupaciones y los puestos de dirección anteriormente dominados por los hombres plantea de la forma más clara posible la erradicación de la situación social inferior de la mujer. Esto, junto con las demandas que se dirigen a la socialización del trabajo doméstico que realizan las mujeres, como la expansión y la mejora de las instalaciones de guarderías, tienen un poderoso impacto educativo en la clase obrera.

9. Estas demandas también tienen una importancia especial como par1e de la lucha para transformar los sindicatos en instrumentos revolucionarios de la lucha de clases y para romper la actitud machista de la burocracia sindical. La burocracia sindical se basa en los sectores más privilegiados de hombres trabajadores de más edad, que en general ven las demandas que dan preferencia a las mujeres y otros sectores oprimidos, como una amenaza a sus prerrogativas inmediatas. Así, los elementos más conscientes de la burocracia se oponen firmemente a estas demandas que levantan los sector es más oprimidos y más explotados de la clase obrera, que se dirigen a destruir las profundas divisiones en el seno de la clase. Una parte importante de nuestra orientación estratégica para desarrollar un ala izquierda de clases en el movimiento sindical es utilizar el peso creciente de fuerzas como el movimiento de liberación de la mujer para plantear los problemas claves sociales y políticos en los que el movimiento obrero debería tener un papel de dirección. La denuncia de la política reaccionaria anti-mujer, y por lo tanto antiobrera, de la dirección del movimiento sindical, y la lucha por cambiar esta política y la dirección que la defienda, es un eje crucial de nuestra orientación en los sindicatos.

 

10. Existen muchas dificultades para organizar a las mujeres trabajadoras. Precisamente debido a su opresión como mujeres, tienen menos posibilidades de sindicalizarse o de tener una fuerte conciencia de clase. Su participación en la fuerza de trabajo es frecuentemente más esporádica. Su doble carga de responsabilidades y tareas en la casa es agotadora, consume tiempo y les deja menos energía para la actividad política y sindical. La tremenda insuficiencia de las instalaciones de guarderías hace especialmente dificil la participación de las mujeres en reuniones.

 

Por estas razones, la lucha por convencer a los sindicatos de que tomen las demandas especiales de las mujeres, quitando a los dirigentes traidores que se nieguen a unirse a la orientación social y política que conllevan estas demandas, es inseparable de la lucha por la democracia sindical. La democracia sindical no solo incluye problemas como el derecho de los miembros de votar sobre todos los problemas, a elegir todos los miembros de dirección y el personal y a formar tendencias. También incluye medidas especiales que permita a las mujeres participar con plena igualdad: instalaciones de guarderías organiz,adas por el sindicato durante las reuniones, derecho de reunirse en fracciones de mujeres, cláusulas especiales para reunirse durante horas de trabajo, y medidas que aseguren la adecuada representación de las mujeres en todos los organismos de dirección. Dentro del movimiento obrero la lucha contra las actitudes y las prácticas machistas es parte integral de la lucha por la democracia sindical y solidaridad de clase.

 

11. Si damos especial importancia a las luchas de las mujeres que trabajan fuera de la casa no se debe a que despreciemos la opresión que sufren las amas de casa. Por el contrario, lo comprendemos y adelantamos un programa que responde a los profundos problemas a que se enfrentan las mujeres en sus casas, la gran mayoría de las cuales son mujeres de la clase obrera, que pasarán una parte de su vida en el mercado de trabajo además de realizar sus responsabilidades domésticas. Ofrecemos una perspectiva para salir de la carga embrutecedora del trabajo doméstico, del aislamiento que imponen sobre cada mujer individual, de la dependencia económica de las amas de casa y el temor y la inseguridad que ésta produce. Contraponemos nuestro programa de socialización del trabajo doméstico y la integración de las mujeres a la fuerza de trabajo productivo sobre una base igual, a la alternativa que ofrece la reacción: la glorificación del trabajo doméstico y la maternidad. y las propuestas para compensar a las mujeres por su esclavitud doméstica por medio de salarios de trabajo doméstico, o esquemas de parecido encanto superficial.

 

Conforme el capitalismo en crisis pasa más cargas economicas sobre la familia individual, son a menudo las amas de casa, responsables de tratar de estirar los ingresos de la familiá para cubrir sus necesidades básicas, quienes primero salen a la calle para protestar por los racionamientos de comida y la inflación galopante. Estos movimientos pueden ser un primer paso hacia la concien- cia política y la acción colectiva de miles de mujeres. Ofrecen una apertura y desafían al movimiento obrero para que se una y contribuya a dar dirección a estas protestas, que se pueden desarrollar con rapidez explosiva. Las demandas de comités de vigilancia de precios conjuntos de trabajadores y consumidores, dan una base común para el movimiento obrero, las amas de casa en protesta y otros consumidores.

 

A diferencia de las amas de casa, sin embargo las mujeres trabajadoras ya están semi-organizadas, por el mercado de trabajo. Su lugar en la clase obrera, en el movimiento obrero y su situación económica las pone en una posición en que pueden tener una dirección central en las luchas de las mujeres y de la clase obrera en su conjunto.

12. No existe ninguna contradicción entre la construcción del movimiento autónomo de liberación de la mujer , la construcción de sindicatos y la construcción de un partido marxista revolucionario de hombres y mujeres.

 

La lucha por el socialismo necesita a los tres. Cada uno tiene diferentes funciones. El primero moviliza a las mujeres en la lucha alrededor de sus necesidades y a través de sus propias formas independientes de organización. Los sindicatos son las organizaciones elementales para la defensa económica de la clase obrera en su conjunto.

 

El partido marxista-revolucionario ofrece una dirección a través del programa y de la acción a la clase obrera y sus aliados, incluyendo a las mujeres, y orienta sin compromiso todas las facetas de la lucha de clases hacia un impulso combinado para destruir el capitalismo, y establecer un gobierno obrero.

 

No existe ninguna base objetiva para una organización marxista revolucionaria de mujeres por separado. El partido nunca podrá dirigir a la clase obrera en el cumplimiento de sus tareas históricas a menos que los hombres y las mujeres compartan en condiciones de igualdad los derechos y las responsabilidades de la militancia y la dirección en un partido que desarrolle un programa político y unas actividades que representen los intereses de todos los oprimidos y los explotados.

 

Sostenemos que no existen problemas exclusivamente femeninos. Todo problema que concierne a la mitad femenina de la humanidad es asimismo un amplio problema social de vital interés para la clase obrera en su conjunto. Si bien levantamos reivindicaciones referidas a la opresión específica de las mujeres, no tenemos un programa especial para la liberación femenina. Nuestras reivindicaciones son parte integrante de nuestro programa de transición para la revolución socialista.

 

13. El programa del partido revolucionario sintetiza las lecciones de las luchas contra todas las formas de explotación y opresión económica y social. El partido expresa los intereses históricos del proletariado por medio de su programa y su acción. De este modo, no sólo aprende de la participación de sus militantes en el movimiento de la liberación de la mujer. También tiene un papel indispensable que jugar. Por medio de nuestro trabajo para construir el movimiento feminista independiente, profundizamos la comprensión del partido de la opresión de la mujer y de la lucha contra ella y también luchamos por ganar fuerzas aún mayores para una estrategia efectiva para la liberación de la mujer, es decir, para una perspectiva de lucha de clases.

No ponemos el acuerdo con nuestro programa como condición para construir el movimiento autónomo de la mujer. Por el contrario, un movimiento con una amplia base, en cuyo seno se puedan encontrar una amplia gama de experiencias, personas y perspectivas políticas en el contexto de debate y discusión democrática, solo puede fortalecer la confianza política y la combatividad del movimiento feminista. Luchamos por la unidad más amplia posible en la acción sobre la base de las demandas y las actividades que reflejan verdaderamente las necesidades objetivas de las mujeres, que también es el programa de los intereses de la clase obrera.

 

Tratamos de construir el ala más fuerte posible dentra del movimiento de liberación de la mujer de quienes comparten nuestra perspectiva de lucha de clases. Luchamos por reclutar a las más conscientes y combativas al partida revolucionario. La lucha resuelta contra todas las formas de opresión incluye combatir todo intento de desviar las luchas de las mujeres en los impases reformistas, la gestión de la austeridad a las soluciones individualistas.

 

Nuestro objetivo es ganar la dirección del movimiento de liberación de la mujer mostrando en la práctica a las mujeres que tenemos el programa y las perspectivas que pueden conducir a su liberación. Esta no es una posición sectaria. Ni tampoco indica un intento manipulador para dominar o controlar al movimiento de masas. Por el contrario, refleja nuestra convicción de que la lucha contra la opresión de la mujer, solamente se puede ganar si el movimiento feminista desarrolla una dirección anticapitalista. Esta evolución no es automática. Depende de las demandas que se avancen, de las fuerzas de la clase hacia las que se oriente el movimiento feminista, y las formas de acción que emprenda. Solamente la acción consciente del partido revolucionario y su capacidad de ganar la confianza y la dirección de las mujeres que luchan por su liberación ofrece alguna garantia de que la lucha de las mujeres será victoriosa.

 

14. Nos preocupan todos los aspectos de la opresión de la mujer. Sin embargo, como partido político basado sobre un programa que representa los intereses históricos de la clase trabajadora y todos los oprimidos, nuestra tarea principal es contribuir a que el movimiento de liberación de la mujer se dirija hacia la acción política que pueda efectivamente llevar a la erradicación de la propiedad privada en la que tiene sus raíces esta opresión. Alrededor de cada faceta de la opresión de la mujer tratamos de desarrollar demandas y acciones que se enfrentan a la política económica y social de la burguesía y apunten hacia las soluciones que serían posibles si no fueran por el hecho de que todas las políticas sociales se deciden con el criterio de aumentar al máximo las ganan- cias privadas.

 

Nuestra aproximación a la lucha por la liberación de la mujer como un problema eminentemente político a menudo nos pone en conflicto con las corrientes feministas radicales pequeño-burguesas, que contraponen el desarrollo de nuevos "estilos de vida" individuales a la acción política dirigida contra el estado. Culpan a los hombres en vez de al capitalismo. Contraponen la reforma de los hombres como individuos tratando de hacerles menos machistas, a la organización contra el gobierno burgués que defiende y mantiene las instituciones de la sociedad de clases responsables de la supremacía del hombre y la opresión de la mujer. Tratan de construir "contrainstituciones" utópicas en medio de la sociedad de clases.

 

Como revolucionarios reconocemos que los problemas que muchas mujeres tratan de resolver en esta forma son reales y preocupantes. Nuestra critica no se dirige contra los individuos que tratan de encontrar una salida personal a las intolerables presiones que la sociedad capitalista ejerce sobre ellos. Pero señalamos que para las masas de trabajadores no existe solución "individual". Tienen que luchar colectivamente para cambiar la sociedad antes de que su "estilo de vida" se altere de forma significativa. En último término, no existen las soluciones puramente privadas para ninguno de nosotros. El escapismo individual es una forma de utopismo que sólo puede terminar en la desmoralización y la dispersión de las fuerzas revolucionarias.

 

NUESTRA INDEPENDENCIA DE CLASE

 

1. La independencia política es la tercera faceta de nuestra estrategia de lucha de clases en la lucha contra la opresión de la mujer. No diferimos ni subordinamos ninguna demanda, acción ni lucha de las mujeres a las necesidades y preocupaciones políticas de las fuerzas burguesas o reformistas en sus comedias parlamentarjas y sus manjobras electorales.

 

2. Luchamos por mantener las luchas y organizaciones de liberación de la mujer independiente de todas las fuerzas y partidos burgueses. Nos oponemos a los intentos de desviar las luchas de las mujeres hacia la construcción de fracciones de mujeres dentro de, u orientadas hacia los partidos capitalistas o los políticos burgueses, tal y como ha ocurrido en los EE.UU., Canadá y Australia. Nos oponemos a la formación de un partido político de mujeres, como los que surgieron en Bélgica y han defendido algunos grupos feministas en España y otras partes del mundo. La elección de más mujeres a cargos oficiales en base a un programa liberal o radical pequeño burgués, aunque refleje un cambio de actitudes, no puede hacer nada por avanzar en la conquista de los intereses de las mujeres.

 

La liberación de la mujer forma parte de la lucha histórica de la clase obrera contra el capitalismo. Luchamos por hacer consciente este vínculo entre las mujeres y la clase obrera. Pero no rechazamos el apoyo de figuras o políticos burgueses. si declaran su acuerdo con cualquiera de nuestras demandas u objetivos. Esto fortalece a nuestro lado, no el suyo. Es su contradicción, no la nuestra.

 

3. Intentamos crear unidades de acción sobre puntos específicos con las fuerzas más amplias posibles, principalmente con los partidos de masas de la clase obrera, pero rechazamos las perpectivas reformistas de los partidos estalinistas y socialdemócratas. La politica y la conducta de estas corrientes en el seno de la clase obrera se basan en la preservación de las instituciones del sistema capitalista, incluyendo la familia, independientemente de cualquier palabrería que puedan dedicar a las luchas de las mujeres contra su opresión. Ambos están dispuestos a subordinar las necesidades de las mujeres a cualquier pacto de colaboración de clases que estén tratando de negociar en el momento, ya sea con la monarquía como en España, con los democratacristianos en Italia, o con los partidos burgueses de oposición, en Alemania Occidental o Inglaterra. Los estalinistas nunca se cansan de decirle a las mujeres que el camino de la felicidad pasa por la “democracia avanzada" o la “coalición antimonopolista". Aconsejan a las mujeres que no pidan más de lo que la democracia (es decir, el capitalismo) puede dar. Los socialdemócratas, especialmente cuando están administrando programas de “austeridad” para la burguesía, nunca se niegan a los cortes de presupuestos en los servicios sociales que exige la clase dominante, medidas que con frecuencia golpean a las mujeres más duro que a nadie.

 

4. Solamente por medio de una ruptura sin compromisos, tanto programática como organizátiva con la burguesía y con todas las formas de colaboración de clase conseguirán la clase obrera y sus aliados, incluyendo a las mujeres, que luchan por su liberación, movilizarse como una fuerza poderosa y con confianza en sí misma, capaz de realizar la revolución socialista hasta el fin. La tarea del partido marxista revolucionario es dar la dirección que eduque a las masas trabajadoras, incluyendo el movimiento de la mujer, por medio de la acción y la propaganda en esta perspectiva de lucha de clases.

 

LAS TAREAS DELA IV INTERNACIONAL

 

1 .EI nuevo auge del movimiento de liberación de la mujer se ha desarrollado desigualmente a escala mundial, y la conciencia feminista ha tenido diferentes grados de impacto. Pero la velocidad con que las ideas revolucionarias y las lecciones de las luchas se transmiten de un país a otro, y de un sector a otro de la revolución mundial, aseguran que las luchas de liberación de la mujer continuarán extendiéndose. Una oposición cada vez más extendida al papel tradicional de la mujer crea una atmósfera que es buen conductor para la educación y la propaganda marxista, así como para la acción concreta en apoyo de la liberación de la mujer. Por medio de nuestra prensa y nuestra propaganda la IV Internacional tiene oportunidades cada vez mayores de explicar el origen y la naturaleza de la opresión de la mujer, nuestro programa para erradicar esta opresión, junto con la sociedad de clases en la que se basa, y la dinámica revolucionaria de las luchas de las mujeres por su liberación.

 

2. La participación de nuestras secciones y grupos simpatizantes en el movimiento de liberación de la mujer en numerosos países ha mostrado que existen grandes posibilidades de contribuir a organizar y dirigir las campañas de acción alrededor de problemas que aparecen en la lucha contra la opresión de la mujer. Estas campañas a menudo dan oportunidades para que nuestras camaradas mujeres adquieran una valiosa experiencia y tengan un papel de dirección en el movimiento de masas. Son frecuentemente un camino a través del cual incluso números relativamente pequeños de camaradas pueden tener un papel político significativo, ganar influencia entre fuerzas mucho más amplias.

Nuestro apoyo y nuestra participación activa en el movimiento de liberación de la mujer, ya nos ha ganado muchos nuevos miembros.

 

La orientación de las secciones y las organizaciones simpatizantes de la IV Internacional es dedicar nuestras fuerzas a construir el movimiento de liberación de la mujer en campañas de acción alrededor de problemas específicos como el aborto, guarderías y otros aspectos de nuestro programa .

 

También alentamos la solidaridad internacional en el movimiento de la mujer, y donde es posible, la coordinación internacional de campañas de acción alrededor de problemas comunes.

 

3. Además de participar en todas las diferentes formas organizativas independientes que han aparecido como parte de la radicalización de las mujeres, tenemos que integrar la propaganda y la actividad sobre la liberación de la mujer en todas nuestras áreas de trabajo, desde los sindicatos al medio estudiantil. Especialmente sobre la juventud -estudiantes, jóvenes trabajadores, jóvenes amas de casa- encontramos la mayor receptividad hacia nuestras ideas y nuestro programa y la mayor disposición para la acción.

 

El trabajo de liberación de la mujer no es la responsabilidad sólo de las camaradas mujeres, aunque sean ellas quienes lo tienen que dirigir. Como en cualquier otro problema, toda la militancia y la dirección del partido tiene que tener conocimiento de nuestro trabajo, participar colectivamente en la determinación de nuestra línea política, y tomar la responsabilidad para realizar nuestras campañas y nuestra propaganda en todas las áreas de la lucha de clases donde intervenimos, los camaradas hombres y mujeres ayudaran a hacer progresar este objetivo.

 

4. Para organizar y realizar un trabajo sistemático de liberación de la mujer, las secciones de la IV Internacional deben establecer comisiones o fracciones formadas por los que están comprometidos en ese trabajo. Esas fracciones incluirán tanto camaradas hombres como mujeres. dependiendo de las actividades en las que participen.

5. Se debe organizar dentro de las secciones de la IV Internacional la educación sistemática sobre la historia de la opresión de la mujer y sus luchas, y los problemas teóricos y politicos implicados.

 

Esta educación no se debe limitar a escuelas especiales de vez en cuando, sino que tiene que llegar a formar parte de la vida diaria de la organización. Tiene que formar parte de la educación política básica de todos los miembros, conforme van adquiriendo, profundizando su compresión de las posiciones fundamentales del marxismo revolucionario.

 

No tenemos ninguna ilusión en que las secciones puedan ser islas de la futura sociedad socialista flotando en la charca capitalista, ni en que los camaradas individuales puedan escapar plenamente a la educación y el condicionamiento que supone el esfuerzo diario de sobrevivir en la sociedad de clases. Actitudes sexistas se expresan a veces en la IV Internacional. Pero es una condición para la pertenencia a la IV Internacional el que la conducta de los camaradas y las secciones esté en armonía con los principios que defendemos. Educamos a los miembros de la IV Internacional en una plena comprensión del carácter de la opresión de la mujer y de todas las formas perniciosas en que se expresa. Luchamos por crear una organización en la que el lenguaje, los chistes, la violencia personal y otros actos que expresan un fanatismo machista hacia las mujeres no sean tolerados, de igual modo que no se permitiría que pasaran las expresiones de fanatismo racista sin oponerse a ellas .

6. Los miembros mujeres de nuestras organizaciones se enfrentan a problemas especiales, tanto materiales como sicológicos, que surgen de su opresión en la sociedad de clases. A menudo se enfrentan a responsabilidades domésticas, que les consumen tanto tiempo como las demás mujeres, especialmente si tienen hijos. Están señaladas por la misma falta de confianza en sí mismas, timidez y temor de dirección en que se educa a tod as las mujeres desde su nacimiento para que los consideren "naturales". Estos obstáculos para el reclutamiento, la integración, y el desarrollo de dirección de las camaradas mujeres se tienen que discutir y enfrentar conscientemente en el seno del partido.

 

Como en todos los demás problemas, la dirección tiene la responsabilidad de dirigir:

 

a)  Se tiene que dar atención consciente a la educación, el desarrollo político y el acceso a la dirección de las camaradas mujeres. Esto debe ser una preocupación constante de todos los organismos de dirección a todos los niveles de las secciones y de la Internacional. Hay que dar la seguridad de que se anime a las mujeres, y más importante, que se les ayude a tornar responsabilidades que las estimulen a desarrollar sus capacidades; dar clases, escribir articulos, dar informes políticos, ser personajes públicos del partido y candidatos de la organización, dirigir áreas de trabajo. Sólo tomando estas medidas conscientes y deliberadas podemos conseguir el máximo desarrollo de nuestros cuadros mujeres y asegurar que cuando sean elegidas a organismos de dirección a todos los niveles, esto refleje una verdadera expansión de un cuadro de dirección fuerte y con confianza en sí mismo, y no una medida artificial, que puede resultar destructiva, tanto para las camaradas individuales como para la organización en su conjunto.

 

Dentro de este contexta general de desarrallo de una dirección consciente, luchamos por tener el máximo numero de mujeres en los organismos centrales de dirección internacional y en los de nuestras secciones y organizaciones simpatizantes. Este proceso será facilitado porque muchas camaradas se encontrarán en la vanguardia de las trabajadoras que luchan por tener acceso a las empleos de las que se les ha excluido tradicionalmente en la industria. La confianza en ellas mismas que ganan al formar parte de los sectores más poderosos y mejor organizados de la clase obrera; el respeto hacia ellas que esta conlleva; la experiencia que adquieren como dirigentes obreras, son elementos decisivos para transformar la conciencia del partido y para formar a las camaradas como dirigentes del partido.

 

b) Especialmente para las camaradas mujeres, las dificultades creadas por la completa insuficiencia de las guarderías que instala el estado son a menudo una barrera para su plena participación en reuniones y actividades.

 

A medida que las secciones crecen y que su composición es más obrera, habrán más camaradas que tienen hijos.

 

En nuestras actividades públicas y en nuestra intervención en el movimiento intentamos concienciar a amplias fuerzas sociales de la necesidad de las guarderías. Intentamos ganar el apoyo del movimiento obrero y priorizamos la lucha por equipamientos colectivos (guarderías ...) organizados y subvencionados por el Estado.

 

Luchamos porque organizaciones como los sindicatos hagan las reuniones a horas que faciliten la participación de las mujeres y que utilicen recursos para organizar guarderías.

 

Internamente tenemos que ser conscientes de las cargas y obstáculos adicionales que surgen de la desigualdad económica y social, especialmente para los camaradas de las nacionalidades oprimidas y las mujeres. Tenemos que tener en cuenta todos estos problemas. En este sentido, las direcciones deben buscar, con las camaradas que tienen responsabilidades familiares, soluciones colectivas que les permitan salvar los obstáculos a los que se confrontan en su actividad política.

 

Por ejemplo, cuando pedimos a un/a camarada que sea permanente, la dirección es responsable de intentar resolver los problemas que se plantean, sean o no financieros. Reconocemos que hay límites en lo que el partido puede hacer. El partido no puede hacerse materialmente responsable de tratar de eliminar las desigualdades económicas y sociales que crea el capitalismo.

 

No es la responsabilidad del partido como política general organizar el cuidado de los niños de las camaradas, ni puede el partido imponer tareas de cuidado de los niños a los/as camaradas.

 

Lo que nos une es nuestra determinación comun de destruír el sistema que perpetúa la desigualdad, nuestro acuerdo sobre el programa para realizar este objetivo y nuestra lealtad al partido que se base en ese programa. El mismo partido no puede volverse el vehículo para tratar de asegurar los servicios sociales que el capitalismo no puede proporcionar, sin cambiar el propósito y el carácter del partido como organización política. El proceso de educación de los militantes será facilitado por la cre ciente implantación de las secciones en la lucha por la liberación de la mujer. El impacto de estas luchas sobre las conciencias de los camaradas es bastante profundo. El lugar que ocupa la cuestión de la opresión de la mujer en la Internacional tiene importancia histórica. La seguridad, la madurez política y las crecientes capacidades de dirección de las camaradas de la IV Internacional representan un importante avance de las fuerzas efectivas de la dirección revolucionaria a escala mundial.

 

El auge de las luchas de mujeres y el surgimiento de un poderoso movimiento de liberación de la mujer que precede a las luchas revolucionarias por el poder, es un acontecimiento de primera magnitud para el partido mundial. La potencia política de la clase obrera se acentua, y también las probabilidades de éxito de la revolución internacional en el cumplimiento final de sus tareas de reconstrucción socialista. El auge del movimiento de liberación de la mujer es una garantía suplementaria contra posibles desviaciones burocráticas en próximas revoluciones.

 

La lucha por liberar a la mujer de la servidumbre en que la coloca la sociedad de clases es una lucha para liberar a todas las relaciones humanas de las trabas de las contra dicciones económicas, para hacer avanzar a la humanidad en la vía de un orden social superior .

 

RESOLUCION SOBRE LAS REUNIONES INTERNAS DE MUJERES

 

En los últimos años, algunas secciones han adoptado resoluciones autorizando que se celebren reuniones nomixtas, es decir, reuniones internas abiertas solamente a las camaradas.

 

Defendemos el derecho de las mujeres a tener estas reuniones en las organizaciones no-leninistas, pero nos oponemos a estos agrupamientos en el partido revolucionario.

 

La aparición de estas reuniones en varias secciones reflejaba la existencia de problemas políticos muy reales y también carencias de la dirección .

 

Esto se expresaba por una falta de sensibilidad frente a amplitud de los problemas específicos que tienen las camaradas; por una incapacidad para comprender la importancia del movimiento de liberación de la mujer y el lugar que tenga en la lucha de clases; porque ha habido lentitud a responder al auge del movimiento o resistencia a dar tareas a las camaradas en el movimiento y a integrar nuestra intervención en él al conjunto de nuestra actividad. Por estos errores hemos perdido valiosos cuadros y oportunidades políticas. Estas situaciones han preocupado amargamente a bastantes camaradas, mujeres particularmente, que eran conscientes de que muchas veces eran actitudes sexistas las que hacían cometer estos errores, lo que complicaba las tareas para corregirlos.

 

Otro resultado ha sido que las camaradas mujeres en muchas secciones han pedido el derecho de reunirse en fracciones de donde estén excluídos los camaradas hombres para discutir la situación interna del partido.

 

En el movimiento de masas apoyamos y luchamos por el derecho de las mujeres a formar este tipo de fracciones. Nuestra posición surge del hecho de que otras organizaciones no están basadas en el programa marxista revolucionario que representa los intereses históricos de las mujeres y la clase trabajadora. Sus direcciones no se eligen democráticamente para defender este programa. Existe una contradicción, por ejemplo, entre los intereses de la burocracia sindical y las necesidades de los miembros del sindicato y las mujeres. En esta situación, el derecho de organizar fracciones de mujeres se vuelve una cuestión de democracia elemental y forma parte de la lucha para dar a los sindicatos una línea política de lucha de clases.

 

El partido marxista revolucionario puede realizar las tareas históricas que se ha planteado solamente si es capaz de unir en sus filas yen su dirección a los representantes más conscientes y combativos de la clase obrera y especialmente de sus sectores más explotados y oprimidos. Para hacer esto, tiene que superar las profundas divisiones que alimenta el capitalismo y forjar cuadros que tengan una profunda confianza en su compromiso común y en la comprensión de las tareas. Esto se concretiza en el programa del partido marxista revolucionario que sintetiza las experiencias, demandas y la interrelación de las luchas de todos los explotados y los oprimidos y las integra en una línea estratégica que se dirige hacia la revolución proletaria.

 

A partir de este programa derivamos nuestras normas organizativas. El partido tiene solamente un programa y una clase de militancia, con iguales derechos y responsa- bilidades para cada camarada, hombre o mujer, blanco o negro, obrero o pequeño burgués, joven o viejo, culto o analfabeto. El programa político del partido y su línea de intervención se tiene que discutir y definir democráticamente con las participación de todos los miembros y la toma de responsabilidades en su puesta en práctica de parte de todos. Todas las comisiones, tendencias o fracciones internas, u otras formaciones, se tienen que organizar democráticamente, es decir, deben estar abiertas a todos los miembros destinados a un aspecto particular del trabajo o a todos los militantes que están de acuerdo con la plataforma de una tendencia, independientemente de su sexo, raza, edad, idioma, origen de clase, o lo que sea.

 

Pero en un partido marxista revolucionario, cualesquiera que sean sus insuficiencias y debilidades, no existe ninguna contradicción inherente entre el programa, la dirección y la base. Por tanto, la organización de fracciones solamente de mujeres se encuentra en contradicción con el carácter político del partido y con nuestros principios organizativos centralistas democráticos, que surgen de nuestro programa.

 

En la medida que se crean con el objetivo explícito de discutir únicamente problemas internos, las reuniones nomixtas son incapaces de impulsar un proceso que permita resolver las contradicciones internas. Esto solo es posible a través de adoptar una línea correcta y una intervención en el movimiento de masas para construir el partido. Solo esto permitirá educar a los militantes.

Pero repetidas experiencias han mostrado en la práctica yen la teoría, que estas formaciones no contribuyen a resolver los problemas que llevaron a su formación; en vez de ello, crean una dinámica centrifuga, alimentando la impresión de que el partido es una federación de grupos de inter és en conflicto. A menudo profundiza las frustraciones de las camaradas mujeres que participan en ellos, y pueden apresurar más bien que evitar su salida de la organización. Refuerzan la actitud que afirma que incumbe solo a las camaradas la resolución de los problemas. Empujan a las camaradas a replegarse en sí mismas de manera negativa. Como no están basadas en la democracia interna, las reuniones no-mixtas se confrontan con el centralismo en la acción. Están en contradicción con nuestro prograrna y con nuestras normas organizativas.

Una fuerte presión para organizar estas fracciones es un signo de peligro que muestra que la dirección no ha sabido enfrentarse al reto político de educar al partido en todos los aspectos de la lucha por la liberación de la mujer, dando a este problema el lugar que debe tener en el trabajo del partido. Los problemas no se resolverán condenando a las camaradas mujeres que buscan una solución. La respuesta debe ser fundamentalmente política, no organizativa, y la dirección debe tomar la responsabilidad de educar y dirigir .

 

Los problemas que existen se pueden resolver solamen te por medio de una completa discusión politica que lleve: a) La puesta en práctica de un trabajo coherente de liberación de la mujer, integrado en el conjunto de las áreas de actividad y b) Medidas conscientes para el desarrollo de cuadros que puedan integrar a las camaradas mujeres y superar los hábitos y actitudes sexistas.

 

NOVIEMBRE 1979